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  • ¿Cuál son los mejores proyectos de los actores de ‘Stranger Things’?

    ¿Cuál son los mejores proyectos de los actores de ‘Stranger Things’?

    Héctor Llanos Martínez

    Héctor Llanos Martínez

    Editor de JustWatch

    Ya sé que en Twitter se dice de todo, pero hace poco me indignó un post que decía que los actores que forman el reparto joven de Strangers Things no habían hecho nada más allá de la serie y que su carrera estaría acabada cuando finalice la quinta y última temporada de uno de los grandes éxitos en la historia de Netflix.

    Nada más lejos de la realidad. Varios de ellos han aprovechado el tirón de Stranger Things y no han parado de encadenar proyectos de lo más interesantes. Si vas a echar de menos al reparto de la serie, te cuento en esta lista en qué otros títulos puedes encontrarlos.

    Millie Bobby Brown

    Nuestra querida Eleven es una estrella de Netflix. Millie Bobby Brown, nacida en Málaga, ya tiene su propia saga de películas en la plataforma roja. Interpreta a Enola Holmes, la hermana pequeña de Sherlock y Mycroft Holmes. Tanto por el misterio como por la acción, Enola Holmes 2 me parece más entretenida que la primera parte. Lo más importante es que la actriz logra de que te olvides de que es el personaje de Stranger Things y así puedes entrar en la historia de la familia de detectives. Otro de sus trabajos ha sido el blockbuster Godzilla vs. Kong, que es una película lo suficientemente sólida en cuanto a construcción de tramas y personajes como para ser apta para todos los públicos, no en el sentido de su edad sino de si aman o no el género de ciencia ficción, como ocurre con las nuevas entregas de El planeta de los simios.

    Finn Wolfhard

    La carrera de Finn Wolfhard al margen de Stranger Things es envidiable. Y ni siquiera ha necesitado salir del género de la serie de Netflix. Primero fue IT, la revisión del libro de Stephen King en la que interpreta a uno de los niños que se enfrentan al terrorífico Pennywise. La historia ha resurgido claramente a la sombra del éxito de Stranger Things, pero a mí me resulta actual y terrorífica, así que no voy a quejarme. La secuela, It: Capítulo 2, recurre al manido salto entre dos líneas del tiempo con los mismos personajes y ya no me parece tan sorprendente. Cazafantasmas: Más allá le permitió a Finn Wolfhard formar parte de otra franquicia legendaria. Es una película que sabe reconstruir el sabor retro de las primera entregas ochenteras. Bastante menos interesante resulta la siguiente entrega, Cazafantasmas: Imperio helado. Intenta ser cómica pero solo lo consigue a ratos y no es tan memorable como la saga original.

    Gaten Matarazzo

    El entrañable Dustin se ha prodigado más a menudo como actor de voz que en producciones de acción real. Suena por ejemplo en Angry Birds 2: la película y en la miniserie de Lego Star Wars: reconstruye la galaxia. Y lo hará también en 2026 en una serie de animación sobre Cazafantasmas.

    Caleb McLaughlin

    Caleb McLaughlin forma parte de uno de los proyectos más stranger de las últimas temporadas: Ultra City Smiths. Dos detectives investigan la desaparición de un multimillonario. La cosa que hace que sea una marcianada es que todos los personajes son muñecos animados por stop-motion. Combinar la gravedad del cine negro y el aspecto de las muñecas barriguitas da un resultado bastante lisérgico, pero si le das tiempo a la historia, terminas entrando en ella. Otro de sus proyectos destacados es la película American Dream: The 21 Savage Story, biografía del rapero británico radicado en Estados Unidos al que Caleb McLaughlin interpreta en su juventud. Comparte personaje con Donald Glover. Es un proyecto muy centrado en el público estadounidense, que lo disfrutará si lo hizo con 8 Millas.

    Noah Schnapp

    Justo antes de Stranger Things, Noah Schnapp apareció en El puente de los espías, un sólido drama histórico de Steven Spielberg ambientado en la Guerra Fría y que es uno de los mejores títulos de esta lista. Luego ha formado parte del reparto de El Halloween de Hubie, una de las comedias de Adam Sandler para Netflix que parece una reunión de amigos más que una comedia familiar, porque en ella también están Kevin James y Rob Schneider, como ocurría en Os declaro marido y marido.

    Sadie Sink

    Sadie Sink, la pelirroja Max en Stranger Things, triunfa en el cine independiente. Es parte del reparto de The Whale, la película que dio el Oscar a Brendan Fraser y el relato más accesible del siempre raruno cineasta Darren Aronofsky, en la órbita de Mother. Pero lo grande para Sadie Sink está a punto de llegar, cuando esté junto a Zendaya y Tom Holland en Spider-Man: Un nuevo día.

    Natalia Dyer

    A Natalia Duyer, las verdaderas oportunidades profesionales le han llegado después de Stranger Things. Por ejemplo, fichó durante un par de capítulos por la serie Basado en una historia real, junto a Kaley Cuoco y Chris Messina. Como American Crime Story, esta sátira juega muy buen un doble juego: ironiza sobre la obsesión de los medios de comunicación por los crímenes y a su vez explota esa historia para enganchar a la audiencia. También aparece en uno de esos estrenos cinematográficos de Netflix que pasan desapercibidos: La apariencia de las cosas, un olvidable thriller sobrenatural con Amanda Seyfried.

    Charlie Heaton

    Dos títulos destacan en la filmografía de Charlie Heaton. Uno de ellos es El secreto de Marrowbone, rodada en inglés por dirigida por un español, Sergio G. Sánchez. Si eres fan como yo de la novela Otra vuelta de tuerca, de Henry James, te convencerá. Además, recuerda a otro hito de Netflix, la serie de terror La maldición de Hill House. Y forma parte de The Souvenir: Part II, una sólida secuela en la que destaca su reparto lleno de estrellas británicas, con Tilda Swinton, Harris Dickinson y Joe Alwyn a la cabeza. De algún modo, resulta más cercana que la primera parte, ambas una biografía parcial de su directora Joanna Hogg, que se muestra mucho más explícita en esta segunda película.

    Joe Keery

    Además de Stranger Things, Joe Keery brilla en la temporada cinco de Fargo, en la que interpreta al despreciable hijo del despreciable villano al que da vida John Hamm. Sórdida, cruel y magnética tanto por su trama como por sus personajes, es una de las temporadas más logradas de la serie. Y eso es mucho decir. También es secundario en una comedia, Free Guy,  que hereda la trama de El show de Truman y que dirige Shawn Levy, el responsable de Deadpool y Lobezno. Aunque Free Guy, sobre un hombre que descubre que habita en un videojuego, resulta menos existencial que la película en la que se mira.

    Maya Hawke

    Puede que Maya Hawke sea una nepobaby, pero eso a veces tiene sus cosas buenas. Convenció a su padre Ethan Hawke para que dirigiera un biopic sobre su escritora favorita, Flannery O’Connor. La película se llama Wildcat y es un gran ejemplo de cine independiente estadounidense actual, al estilo sobrio de Nomadland. Además de destacar por la interpretación de Maya Hawke de su ídolo personal, es un filme arriesgado en su temática, que no busca simplemente entretener, sino ahondar en un personaje y su contexto y que resulta bastante imaginativo. La actriz también aparece en Asteorid City, una de las películas de la etapa más reciente (e irregular) de Wes Anderson. Tan estético y absurdo como La trama fenicia.

    Winona Ryder

    Si, por cuestión de edad o porque vivías en una cueva, no conocías a Winona Ryder antes de Stranger Things, te recomiendo que veas Drácula de Bram Stoker que dirigió Francis Ford Coppola. Es todo un logro en cuanto a su ambientación gótica, un filme bastante poético a pesar de ser comercial y con un terrorífico Gary Oldman. Y, por supuesto, deberías ver Bocados de realidad, porque es una película que define en sí misma en qué pensaba, cómo se expresaba y qué le preocupaba a la generación X.

    David Harbour

    David Harbour había tenido un papel secundario bastante interesante en la serie de Aaron Sorkin The Newsroom. En sus dos temporadas le da tiempo a ir mucho más allá de hablar de periodismo. Avanza con muy buen ojo y sus habituales grandes diçalogos problemáticas sociales en las que ahora estamos metidos hasta el cuello, como el infoentretenimiento y su forma de abrazar los discursos de extrema derecha. Como The Morning Show, pero más intenso. Tras Stranger Things se ha inclinado por el cine de superhéroes (como Hellboy y Thunderbolts*), pero justo antes participó en un interesante drama criminal, Black Mass, que analiza la mafia con un estilo similar al de The Irishman, pero no tan grandilocuente.

  • 5 series de animación para amantes del humor endiablado de ‘Hazbin Hotel’

    5 series de animación para amantes del humor endiablado de ‘Hazbin Hotel’

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    La animación para adultos ha sido terreno perfecto para experimentar con ideas realmente locas, como da fe Hazbin Hotel: El hotel de las viejas glorias (2024), una serie de premisa volada y que, sin ningún pelo en la lengua, ha sabido levantar –a la vez– el humor y el vértigo existencial de un público espiritualmente hundido.

    Vivienne Medrano cuenta un chiste y nos echa pimentón en la cara: que riamos o lloremos dependerá de cada cual. Como una gloria de la factoría Henry Selick+Tim Burton+Danny Elfman, artífices de Pesadilla antes de Navidad (1993), la comedia de Medrano no deja títere (o pecador) con cabeza, ni sin corazón.

    Cuando esperamos el estreno de la tercera temporada de Hazbin Hotel, muy pronto en Prime Video, queremos proponeros algunas series que también tiran del chascarrillo en clave musical para dar una (graciosa) vuelta a todo lo que creíamos saber sobre nuestras acciones y el Más Allá.

    Helluva Boss (2019)

    La mejor forma de que la pausa antes de la siguiente temporada de Hazbin Hotel se acorte pasa por una buena maratón de Helluva Boss (2019), disponible en YouTube. De entrada, porque fue la anterior serie de Medrano y porque también sucede en el Infierno, ahora siguiendo a Blitzø (Brandon Rogers) junto a su empresa de sicarios, quienes pueden acceder al mundo de los vivos para vengar a los pecadores; en fin, como en Hazbin Hotel, para tener la última palabra sobre la última palabra de sus clientes.

    Helluva Boss gira alrededor de las aventuras cotidianas de los Imps, pero mantiene el mismo humor sarcástico y la gran química entre personajes. La diferencia principal es que Helluva Boss, más autoconclusiva, se crece sobre las dinámicas cómicas entre los personajes del Infierno, mientras que Hazbin Hotel gira en torno a la redención. Dos temporadas, 18 episodios, y ya se está trabajando en una tercera; tienes material de sobras mientras esperas el regreso de Hazbin Hotel.

    Invasor Zim (2001)

    Medrano ha mencionado muy a menudo la influencia de Invasor Zim (2001) en Hazbin Hotel. Era una de las series animadas que veía de niña, y con la educación audiovisual que ha recibido no nos extraña que tenga una perla como Hazbin Hotel entre manos… Bruce Timm, creador de Invasor Zim estaba detrás también de la mítica Batman: La Serie Animada (1992) y, de hecho, tiene en Netflix la continuación de la saga de Zim, Invasor Zim y el poder del Florpus (2019).

    Es fácil ver cómo los fondos en rojo y magenta, junto con ese humor descarado sobre chistes que no se avergüenzan de serlo, han acabado influyendo en Hazbin Hotel. Además, el actor que da voz a Zim, Richard Steven Horvitz (veteranísimo, fue el robot Alpha 5 en los Power Rangers originales), fue quien acabó por interpretar a Moxxie en Helluva Boss, la otra serie de Medrano. Todo se conecta.

    The Tatami Time Machine Blues (2022)

    Esta es mi recomendación más arriesgada, pero también más personal. Pondría las manos en el fuego al afirmar que quien haya amado Hazbin Hotel también disfrutará de una de las mejores franquicias del estudio japonés Science Saru. Yo recomendaría empezar por Yojouhan Shinwa Taikei (2010), popularmente conocida como Tatami Galaxy, y luego ir con el spin-off de The Tatami Time Machine Blues (2022).

    Ambas las protagoniza un estudiante universitario que viaja a través de líneas temporales paralelas tratando de enamorar a una chica que no está muy por la labor. Pero, al contrario del común de las ficciones sobre romances inverosímiles, aquí la realidad se doblega en un Kioto nocturno, surrealista y completamente divertido. Como Hazbin Hotel o como El tren infinito, pero en versión anime: un mundillo repleto de rincones y en el que vale la pena perderse.

    El tren infinito (2019)

    El tren infinito (2019) podría describirse como una mezcla entre Hazbin Hotel y Rompenieves (2013), al estar ambientada en el misterioso universo (o mundos encadenados) de un tren en constante movimiento, donde los pasajeros se ven atrapados y obligados a enfrentarse todo aquello que en su vida han preferido pasar por alto. Cada vagón es un plano de realidad distinto, con criaturas y dinámicas sorprendentes, y cada temporada se centra en una persona diferente que debe encontrar la forma de salir del tren.

    Quizás no obedezca exactamente al mismo tipo de humor –disparatado, musical– de Hazbin Hotel, pero Infinity Train resultará fascinante a quien ame el world-building y la construcción de fantasías de Medrano. Y si habéis llegado hasta aquí, es porque el mundo de Medrano os tira.

    Casa Búho (2020)

    Si visteis Hazbin Hotel y buscáis una alternativa similar pero compartible a toda la familia, Casa Búho (2020) es la serie. Aunque rebaje el tono de chistes y referencias, Casa Búho también ofrece un mundo fantástico y personajes sarcásticos a mansalva. Luz Noceda es una aprendiz de bruja que, al igual que Charlie y Vaggie, se valora a sí misma según lo que puede hacer por los demás. Eda y King, los dos “esbirros” malvados que la acompañan, no dejan de completar un trío protagonista adorablísimo y bastante divertido; por eso figura en nuestra guía.

    En conjunto, Casa Búho comparte con Hazbin Hotel el acercamiento a la fantasía por la puerta de atrás y el interés por la familia encontrada, aunque con un tono más cercano al estilo Disney. Yo diría que es genial para quienes disfrutaron de grandes éxitos de Cartoon Network, como Gravity Falls (2012).

  • “Ahora me ves” y otras 6 películas sobre magia que no te puedes perder

    “Ahora me ves” y otras 6 películas sobre magia que no te puedes perder

    Alejandra Bekerman

    Alejandra Bekerman

    Editor de JustWatch

    Las películas sobre magia e ilusionismo tienen algo que siempre nos atrapa: esa mezcla entre truco, desafío y espectáculo que juega con la mirada del espectador igual que un mago lo hace con su público. El reciente estreno de Ahora me ves 3 me dio la excusa perfecta para mirar atrás y repasar cómo el cine ha explorado el ilusionismo desde distintos ángulos: desde lo inquietante y psicológico hasta lo romántico, lo trágico y lo directamente cómico.

    Lo más llamativo es que cada década ha reinterpretado la magia a su manera, reflejando las obsesiones de su tiempo. Por eso reuní aquí siete películas sobre magia e ilusionismo, ordenadas de peor a mejor, que muestran diferentes formas de engañar y de fascinar a la audiencia.

    Magic (1978)

    La primera de esta lista es la típica película que, más que hablar de magia, habla del lado oscuro que puede esconderse detrás del ilusionismo. Magic sigue a un ventrílocuo cuya conexión con su muñeco empieza a salirse de control de forma inquietante, creando una tensión que va más por lo psicológico que por el truco en sí. Dentro de este ranking es, sin duda, la más turbia y la menos espectacular, pero parte de eso es su encanto ya que abre el recorrido desde el lugar más incómodo. Si te gustaron películas como Black Swan o Joker, es un punto de partida perfecto. Además cuenta con la brillante actuación de un jóven Anthony Hopkins, ya demostrando su potencial para el séptimo arte.

    El último gran mago (2007)

    Como era de esperar, en esta lista no podía faltar una película sobre el gran Houdini. Con El último gran mago entramos en un terreno donde la magia se mezcla con el romance y la mitología personal. La película narra un episodio ficticio en la vida de Harry Houdini, centrado en una médium que promete contactar con su madre fallecida. Más que un relato sobre trucos, es una historia sobre el deseo de creer. Si te interesa verla es importante que sepas que no tiene el tono adrenalínico de Ahora me ves, en cambio tiene más similitud con The Prestige por ese interés en los mecanismos del engaño. Apuesta por una sensibilidad más íntima y por eso se convierte en la más suave y emocional de esta lista.

    El charlatan (1992)

    Siempre es un placer ver a Steve Martin en pantalla, y en El charlatán se aleja de sus papeles más cómicos para encarnar a un mago venido a menos que intenta recuperar algo de dignidad en un mundo que ya no se deja engañar tan fácilmente. Esta película no tiene el brillo coreografiado de Ahora me ves ni el romanticismo elegante de El ilusionista, pero ofrece algo igual de valioso: el retrato de un artista que se aferra a su oficio cuando la ilusión ya apenas deslumbra. Me recuerda a Ed Wood con un humor triste que roza la ternura, la recomiendo a quienes disfrutan de historias con de perdedores adorables y pequeños trucos que todavía conservan un poco de magia.

    El ilusionista (2006)

    Dentro de esta lista llegamos a  la más elegante y melancólica. El ilusionista es de esas películas que envuelven al espectador desde el primer plano, combinando romance, misterio y un uso de la magia que se siente más como hipnosis emocional que como truco escénico. Ambientada en una Viena cargada de sombras y tensiones, la historia sigue a un ilusionista decidido a desafiar al poder establecido para recuperar a la mujer que ama. Aquí la magia es más sugerida que explícita, como una versión adulta y enigmática de La princesa prometida. La recomiendo a quienes buscan ilusión combinada con un relato romántico y toques de suspenso

    El increíble Burt Wonderstone (2013)

    ¿Alguien pidió magia y risas? El increíble Burt Wonderstone es ilusionismo en modo comedia pura. La película sigue a un mago de Las Vegas que, después de años viviendo del mismo número, ve cómo su carrera se derrumba frente a la llegada de un nuevo tipo de magia extrema. Me encanta no solo por su reparto que incluye a Steve Carell, Jim Carrey y Steve Buscemi, sino también porque muestra lo absurdo, competitivo y cambiante que puede ser el universo de los magos modernos. Su humor es del estilo de Zoolander mezclado con el absurdo de El reportero, perfecta para quienes buscan una comedia desenfadada sobre el mundo del showbiz.

    El truco final (El prestigio) (2006)

    Llegamos a la más intensa y retorcida de la lista (además de mi favorita). El truco final convierte la magia en una obsesión casi enfermiza con dos ilusionistas enfrentados, dispuestos a sacrificarlo todo por lograr el truco perfecto. Su historia es original, adictiva y está sostenida por un reparto impecable: Hugh Jackman, Christian Bale, Michael Caine y Scarlett Johansson en papeles que encajan a la perfección.

    Pero lo que realmente la destaca es la dirección de Christopher Nolan, que convierte cada engaño en un rompecabezas emocional donde la rivalidad importa tanto como la ilusión misma. Por momentos roza el thriller psicológico, así que si buscas una película donde la magia no deslumbra sino que inquieta, esta es la elección ideal.

    Ahora me ves (2013)

    Cerramos esta lista con la más moderna y explosiva del grupo. Ahora me ves tiene muchos puntos flojos pero no se puede negar que lleva muy bien la magia al terreno del espectáculo contemporáneo mostrando shows gigantes, trucos imposibles y un variado grupo de ilusionistas convertidos en celebridades. Es la película más adrenalínica de todas, pensada para sorprenderte minuto a minuto. En comparación con títulos más sobrios como El ilusionista o más oscuros como El truco final, aquí todo es pirotecnia visual. Ideal para quienes buscan un thriller ligero y muy entretenido, y perfecta para hacer doble función con Ahora me ves 2 antes de lanzarse de cabeza a Ahora me ves 3.

  • ‘Die My Love’ y 5 otras películas de las que huir si vas a ser madre

    ‘Die My Love’ y 5 otras películas de las que huir si vas a ser madre

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Dos datos completamente aleatorios que maridan bien juntos: uno, el cerebro no distingue entre lo que imagina y lo que sucede en realidad, lo cual explica en parte que nos asustemos al ver cine de terror. Dos, cuanto más en contacto estamos con la idea de una posible tragedia, más se adapta el cerebro para que ocurra; es decir, los fans de las películas apocalípticas seguramente vivan mejor preparados para el posible fin del mundo.

    En fin: todo indica que si vas a ser madre, ver películas con bebés sufriendo accidentes domésticos tremendos puede no irte tan mal para evitar desgracias. Vamos, ponte La Mesita del Comedor (2024) después de la clase de preparto, o Babadook (2014) tras una pataleta especialmente gore… Ahora bien, ¿acaso no tiene una madre (y un padre, pero dejamos debates a parte) suficientes razones para preocuparse? En un sistema que responsabiliza a las personas de las criaturas que gestan, a veces es mejor huir de los constantes recordatorios sobre el dolor y las cargas del embarazo y la primera maternidad. O escapar de las brujas, como es el caso de La semilla del diablo (1968). Porque ni Gaspar Noé resistió a la tentación de poner torturas infantiles en la discotequera Climax (2018): sin spoilers, pero es mítica la frase de “¡Tito está frito!”.

    De hecho, resulta interesante comprobar cómo han sido las madres las más proclives a hacer películas sobre los monstruos de la maternidad, los reales y los que sólo viven en la pantalla. La más reciente es Die My Love (2025), que en Why To Watch califiqué de “monstruosa voladura de cabeza” en la línea de la ansiedad que nos sobrecoge un domingo por la tarde. En la nueva película de Lynne Ramsay (En realidad, nunca estuviste aquí), Jennifer Lawrence –que acababa de ser madre– sufre una depresión posparto que, ante la inutilidad de su esposo (Robert Pattinson, más bobo que nunca), la lleva a entregarse a sus impulsos más animales. Algunos dan miedo, otros los deseamos, pero todos los relacionamos con las maternidades monstruosas.

    Así que hoy en JustWatch ponemos a tu disposición, madre, una guía de películas recientes que pueden acompañarte en estos momentos difíciles de por sí, aunque seguramente quieras evitarlas. La decisión es tuya. Sólo te advierto: la mayoría de ellas son de puro género de terror o bordean el humor y el horror. La maternidad asusta.

    Salve Maria (2024)

    La mejor y más infraconocida por el público español del año pasado. En Salve Maria (2024), Mar Coll se propone indagar en cómo resuena el fuero interior de una madre reciente que, ante los lloros incesantes de su bebé, empieza a obsesionarse con la idea de acabar –de una vez por todas– con el berrinche. Un auténtico estudio de las dinámicas mentales tras el matricidio, protagonizado por una Laura Weissmahr que perfecciona el patetismo sufrido de las voces de Ottessa Moshfegh o de la fantástica madre desquiciada de Prevenge.

    Si vas sensible y buscas algo un poco más ligero, no querrás acercarte a ella: en este caso, te recomiendo Cinco lobitos (2022), donde partimos del estrés y la ansiedad maternas pero nos dirigimos a un final de posible reconciliación con la familia, la que viene y de la que venimos.

    Prevenge (2017)

    La versión informada y ya un poco cansadita del bebé demoníaco en ¡Estoy vivo! de Larry Cohen (1974). Prevenge (2017) también plantea una madre-monstruo, pero aquí actúa empujada por los dictámenes de la criatura no-nacida que vive dentro de su panza. Y es que sí, Alice Lowe decidió ponerse delante y detrás de la cámara, gestando de verdad, para imaginar cómo sería una embarazada asesina dominada por la voluntad de su feto malo.

    El resultado, un chiste de bajona entre hombres insalvables y fluidos de todo tipo (sangre y otras viscosidades), nada tiene que ver con la gravedad body horror de Huesera, pero la tenia que Lowe lleva en su vientre da tanta risa como pavor.

    Buenas noches, mamá (2015)

    Ahora cambiemos de perspectiva, porque no hay nada más angustiante –supongo– que augurar qué traumas puedes estar infligiendo sobre tu prole. Y en cultivar nuestras paranoias brilla la película que nos descubrió al tándem creativo tras El baño del Diablo (2024), Veronika Franz y Severin Fiala. Básicamente: Buenas noches, mamá, la original de 2025 que no el remake de 2022, también llamado Buenas noches, mamá, trata sobre dos niños cuya madre vuelve a casa tras una operación estética que la deja irreconocible y que la convierte en un ser cruel y negligente.

    Aquí el dilema: sabemos que podría ser culpa de una depresión, pero la película juguetea con una idea cada día más factible en la cabeza de los chicos… Quizás la mujer que tienen en casa no es su madre. De la espesura y crueldad de Salve Maria, con un final que no se olvida.

    Huesera (2023)

    ¡Fiesta! Michelle Garza organiza un divertido matadero de tripas y borbotones de sangre para explicar que llevar a una criatura en tu interior es definitivamente un horror de dimensiones cósmico-corporales. Huesera (2023) es la Frágiles (2005) “versión embarazo monstruoso”. Un fenómeno absoluto en el Festival de Sitges, mezcla la columna vertebral partida y las patadas revienta-tejidos de Titane para confirmarte, en el fondo, que lo peor no va a ser el Alien que va a nacer, sino el hombre (incapaz) que debería acompañarte.

    Idea para poner a prueba de forma definitiva tu maternidad en ciernes y la fortaleza de tu matrimonio: un programa doble entre Huesera y Sleep (2023), sobre las demoníacas consecuencias del insomnio sobre una pareja.

    Titane (2021)

    La más evidente para el final. Titane (2021) ganó la Palma de Oro en Cannes con una relectura en clave posmoderna de la Nueva Carne de David Cronenberg. Eso significa: mismo horror corporal, pero ahora invirtiendo los viejos cánones del género, de la belleza y de las relaciones de poder. Eso significa que este gran tour de Agathe Rousselle (como Isabelle Adjani y Sam Neill en La posesión de Zulawski) no descubrirá nada nuevo a los amantes del género, pero sí actualiza las bases del juego y, sobre todo, va a fondo con todo. Lo cual, en una época convulsa emocional y físicamente, es rendir buen tributo a la experiencia (horrorosa) de ser madre. Ánimos, amiga.

  • De ‘El caballero de los siete reinos’ a la nueva ’Buffy cazavampiros’: las 10 nuevas series más esperadas de 2026

    De ‘El caballero de los siete reinos’ a la nueva ’Buffy cazavampiros’: las 10 nuevas series más esperadas de 2026

    Héctor Llanos Martínez

    Héctor Llanos Martínez

    Editor de JustWatch

    Se acerca un nuevo año y ya tenemos marcado algunas de las series de estreno que los fans están esperando con mayor interés. Hay spin-offs, precuelas, secuelas, adaptaciones y reboots de grandes sagas como Juego de tronos, Blade Runner, Spider-Man, además de nuevos proyectos de reyes midas como Ryan Murphy y Taylor Sheridan.

    En esta lista selecciono 10 de esos títulos y te explico por qué son proyectos tan atractivos para la audiencia antes de su emisión. Si estás interesado en enterarte de lo que viene en el inminente 2026 en cuestión de series, lee hasta el final.

    El caballero de los siete reinos

    El año pasado estuve en el rodaje de El caballero de los siete reinos en Belfast y puedo decir que a los verdaderos amantes de Juego de tronos, su serie matriz, les va a gustar. Es cierto que no hay dragones y que por tanto las escenas de acción serán muy distintas, pero cuenta con la misma ambientación de las tramas más cotidianas de la saga. Un siglo antes de los eventos protagonizados por Jon Nieve, dos héroes improbables vagaban por Poniente: un ingenuo pero valiente caballero, Ser Duncan el Alto, y su pequeño escudero, Egg. Los personajes principales son carismáticos y el material original, aunque más mundano que la épica de la serie original y que La casa del dragón, cuenta con el mismo potencial dramático que George R. R. Martin sabe dar a sus escritos y sus escenarios nos van a resultar muy familiares. Que sea una novela de caballerías más minimalista es una ventaja, porque no es más de lo mismo. Título imprescindible que llega el 19 de enero de 2026 a HBO Max.

    Buffy cazavampiros: New Sunnydale 

    Sarah Michelle Gellar, la intérprete de la mítica Buffy televisiva, ha dicho hace poco que no hace falta haber visto la Buffy cazavampiros original para entender este reboot. Pero, ¿quién no quiere ver Buffy cazavampiros? Es una de las series más audaces de la historia reciente de la televisión, dedicada a un público juvenil aunque sin miedo a resultar oscura, trágica y existencialista sin abandonar el humor. La joven Ryan Kiera Armstrong de tan solo 15 añitos es la nueva protagonista en Buffy cazavampiros: New Sunnydale, pero Sarah Michelle Gellar va a aparecer como personaje recurrente a lo largo de toda la temporada, algo que ha aliviado a los seguidores de la serie original. Que la ganadora del Oscar por Nomadland, Chloé Zhao, se encargue de lanzar el proyecto convenció a la actriz para darle una oportunidad al proyecto y de seguro que también a muchos espectadores. Por eso, es un título que tiene que aparecer entre los más esperados de 2026.

    Al este del Edén

    La próxima adaptación en forma de miniserie de la novela clásica del premio Nobel estadounidense John Steinbeck, con cuya adaptación al cine debutó James Dean, está llamando la atención de los espectadores adultos. El nuevo Al este del Edén cuenta con una de las actrices de moda: Florence Pugh. Os recomiendo que la veáis en la película The Wonder, porque está fantástica. Solo por su presencia, interpretando a la pérfida Cathy, centro de todos los conflictos de esta epopeya a lo Caín y Abel, ya merece la pena echarle un vistazo. Pero es que además se encarga de la miniserie la actriz, directora y guionista Zoe Kazan, nieta del mítico (y polémico) Elia Kazan que se encargó de hacer de esta historia un hito del cine mundial. La película de los años 50 solo adaptaba una fracción del libro, así que la serie cuenta con otro aliciente extra que está atrayendo a los seguidores del libro.

    Blade Runner 2099

    Una saga que puede tomar todo mi dinero y lanzar todos los reboots, secuelas, precuelas y spin-offs que quiera es la de Blade Runner. Yo soy de los que disfruté viendo a Harrison Ford regresar al papel de Rick Deckard en Blade Runner 2049 y que considera que Denis Villeneuve hizo un gran trabajo recreando el muy particular universo visual que creó Ridley Scott décadas antes. Así que la serie Blade Runner 2099, que evidentemente transcurre 50 años después de la última película, pero poco más se sabe, salvo que Michelle Yeoh es su protagonista como Olwen, una replicante en el final de su vida.

    Spider-Noir

    La saga de Spider-Man lleva muchos años en un momento álgido. Y este proyecto televisivo promete mantener el listón. Nicolas Cage es garantía de éxito en este tipo de proyectos, porque él es el primer fan de las historietas de superhéroes. Interpreta al mismo personaje al que dió voz en la película animada Spider-man: Into The Spiderverse. Que la historia esté ambientada en el Nueva York de los años 30 y la Gran Depresión hace que la adaptación en acción real de este cómic tenga un gran potencial. Que Oren Uziel y Steve Lightfoot, los showrunners de The Punisher, lo sean de Spider-Noir ha convencido a los seguidores del superhéroe arácnido. Hasta yo, que no soy fan de la saga, me muero por verla.

    The Madison

    Y otro universo que se expande es el de Taylor Sheridan. The Madison es un nuevo spin-off de Yellowstone. La serie neo-western seguirá a la familia McIntosh, que se muda de la ciudad de Nueva York al valle del río Madison en Montana después de vivir una tragedia. Una de las cosas que más está llamando la atención de los fans es que el showrunner haya conseguido fichar a Michelle Pfeiffer como una de las protagonistas. Matthew Fox y Kurt Russel también aparecen en ella. Parece que Paramount está contenta con el resultado, porque ya ha renovado la serie para una segunda temporada cuando todavía no se ha emitido ni uno solo de los 10 capítulos de la primera.

    Carrie

    Ahora que el acoso escolar es un tema habitual de conversación, es más que oportuna una nueva versión de Carrie. El clásico de Stephen King llega está vez con ocho episodios que forman una miniserie. El metraje más extenso tiene muy esperanzados a los fans del libro. Aunque adoran la película de Brian De Palma de 1976, quieren ver en pantalla una versión más fiel al texto, sin tantos recortes. Pinta bien para sus seguidores que el showrunner sea Mike Flanagan, todo un experto en adaptar a King, recientemente con The Life of Chuck en el cine, y que se marcó dos tantos en Netflix, primero con la terrorífica The Haunting of Hill House y luego con The Haunting of Bly Manor.

    Crystal Lake

    Y los fans del género de terror estamos de suerte porque hay otra precuela en marcha para este 2026. Esta vez, se trata de un slasher, género que no funciona igual en película como en series, como pudimos comprobar con las series de Scream y Sé lo que hicisteis el último verano. Crystal Lake funciona como relato previo a lo que ocurrió en Viernes 13, la película de 1980. Al estilo de Bates Motel, conoceremos a Pamela Voorhees, madre del asesino en serie, y a un joven Jason Voorhees. Los admiradores de la saga están emocionados porque detrás del proyecto esté A24, la productora de moda.

    American Love Story

    ¿Necesitamos otra serie antológica de Ryan Murphy? Sí. Es justo y necesario. Esta vez, la miniserie basada en hechos reales se centra en el amor, de ahí el título de la nueva saga. American Love Story se centra en el trágico romance entre John John Kennedy, el hijo de JFK, y Carolyn Bessette, uno de los más seguidos de los años 90. Habrá uno de esos guiños pop que tanto le gustan a Murphy y a sus seguidores, con Alessandro Nivola interpretando al diseñador de moda Calvin Klein. Y Naomi Watts, que empieza a ser una habitual de los proyectos de Ryan Murphy, será nada menos que Jackie O. Al menos en Estados Unidos, la serie se lanzará en la semana de San Valentín, en febrero de 2026.

    Half Man 

    Por fin Richard Gadd regresa al mundo de las series después de la revolución que supuso la dura y autobiográfica Mi reno de peluche. Además de creador, él vuelve a ser el protagonista de Half Man, junto a un actor muy sólido como Jamie Bell. Ambos interpretan a dos hermanos que se reúnen tras una etapa distanciados y, de nuevo, Richard Gadd promete analizar las nuevas (y viejas) masculinidades. Durante seis episodios, la serie recorre casi 40 años de la historia común de los dos hermanos.

  • Las mejores adaptaciones divertidas de Shakespeare para ver antes de que ‘Hamnet’ te rompa el corazón

    Las mejores adaptaciones divertidas de Shakespeare para ver antes de que ‘Hamnet’ te rompa el corazón

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    ¿Has preparado los pañuelos? Porque tenemos la historia de Romeo y de Julieta ya muy resabida, pero la tragedia de Hamnet seguramente nos pille con la guardia demasiado baja. Con la película basada en la novela de Maggie O'Farrell, Chloé Zhao busca contar la historia de cómo nació Hamlet y, de paso, derramar algunas lágrimas genuinas. 

    Y así viene consiguiéndolo desde su estreno en el Festival de Toronto. Hoy la incluimos muy alta en la guía de candidatas a los Oscars y tanto Jessie Buckley como Paul Mescal suenan fuerte para llevarse algún galardón en la noche de la Academia.

    Así que, como en JustWatch creemos en el necesario equilibrio universal (llámalo Ying y Yang cinéfilo), hemos decidido escribir toda una lista de películas basadas en argumentos de Shakespeare, pero que fueran genuinamente divertidas. Algunas, te aseguro, no las esperas.

    10 razones para odiarte (1999)

    10 razones para odiarte (1999) es una adaptación moderna y libre de La fierecilla domada de William Shakespeare, sólo que el pique entre Catalina y Petruchio aquí sucede en un instituto californiano del cambio de siglo en la línea de Chicas malas (2004). Verás cómo el británico entendió perfectamente que la imagen y las reglas implícitas son absolutamente universales, y ya trascienden el orden del tiempo bien subidas a las ráfagas verbales ingeniosas de gente de buen ver.

    Además, la figura de Kat dialoga con la complejidad de la heroína shakesperiana, pero desde una clave moderna, feminista. Tiene tanto desparpajo y fe en la comedia del error como Todas contra él, y representa todo lo opuesto que la gravísima Hamnet. La humanidad en sus extremos.

    Planeta prohibido (1956)

    ¿A que no relacionabas la joya de la serie B Planeta prohibido (1956) con una obra de Shakespeare? Aquí hemos venido a sorprenderte, porque te encuentras delante de una versión muy libre de La tempestad. Claro que en lugar de una isla mágica, la historia tiene lugar en un planeta lejano y Dr. Morbius encarna una versión futurista de Próspero. Los elementos sobrenaturales de la obra original también se transforman aquí en avances científico-tecnológicos, pero por lo demás la estructura (y más importante: el carácter) se mantienen intocados.

    En realidad, igual que con El rey león, puede que la auténtica gracia de localizar sus antecedentes isabelinos sea imaginar nuevas lecturas para una obra que creíamos archiconocida. Si no la has visto, la recomiendo mucho a fans de las locuras low-cost de Plan 9 del espacio exterior (1959).

    Todas contra él (2006)

    En la línea screwball rom-com de 10 razones para odiarte, o de Así es el amor, corre Todas contra él (2006). Aunque no supone una adaptación directa del Mucho ruido y pocas nueces original, retoma su espíritu de conspiración cómica, en el que un grupo de personajes se alía para exponer a un seductor manipulador. La cosa acaba en mascaradas escondidamente emotivas y en planes tan perfectos que sólo pueden salir extremadamente mal.

    En el potaje, pues, humor adolescente, mucho enredo y un espíritu de los años 2000 que hoy día resulta tan nostálgico y congelado en el tiempo como las lechuguitas que Shakespeare y los suyos llevaban en el cuello. Ideal para refrescarnos antes del arrebato sentimental de Hamnet.

    El rey león (1994)

    Se ha escrito tanto sobre cómo El rey león (1994) es una copia de Kimba, el león blanco (1965) –y sí, lo es– que podemos haber pasado por alto la procedencia anterior del argumento original, el Hamlet de William Shakespeare. Probablemente pensarás que esta versión suaviza los elementos de aquella venganza matricida y trágica a matar, pero considera lo siguiente: mientras que Hamlet es un vengador vago, al que el espíritu de su padre tiene que perseguir para que imparta justicia, Simba alarga tanto la vida de Hakuna Matata porque se siente culpable. Y ahí las canciones y la luz y color toman otro cariz.

    Quizás ahora la fórmula te parezca menos dicharachera que antes. No obstante, no puedes negarme que tanto la de Disney como la de Baz Luhrmann (a continuación) dan nuevo aire y textura musical a sus materiales de base. Absolutamente icónicas.

    Mucho ruido y pocas nueces (2013)

    Deberíamos situarla a las antípodas de Romeo + Julieta de William Shakespeare, pero no es tanto lo que la separa Mucho ruido y pocas nueces (2013). De hecho, la versión indie de Mucho ruido y pocas nueces, escrita y dirigida por Joss Whedon e interpretada por todo el tropel de actores que conocimos en sus series para Warner (Buffy, Angel), conserva mejor que ninguna lo que hizo de las mascaradas shakespearianas obras inacabables.

    Beatrice y Benedick se atacan con una chispa inteligente, propia de gente guapa y talentosa, y toda la película, como la mejor de las rom-coms, se fundamenta en la expresividad del texto para existir. Encantará a quienes disfrutaran de 10 razones para odiarte y quieran más (y mejor). Además, una boda. ¿No es la receta perfecta?

    Romeo + Julieta de William Shakespeare (1996)

    De todas las relecturas de Romeo y Julieta, incluyendo las adaptaciones de West Side Story (la original, la mejor aún a día de hoy), la más despampanante sigue siendo la Romeo + Julieta de William Shakespeare de 1996. No sólo porque Leonardo DiCaprio y Claire Danes estaban jóvenes y guapos hasta el insulto. 

    Como su hermana menor Moulin Rouge (2001), Luhrmann nos zambulle en un aquí y ahora urbano dominado por la violencia callejera, los paparazzis y el pop. Para fans de la declamación shakespeariana: aquí encontraréis poesía a vuestros oídos, sin renunciar a una pizca de intensidad juvenil. Algo nuevo, algo viejo, algo prestado, y algo divertido. Sobra decir que la gracia de este clásico universal pasa por ser eternamente revisitable.

    Así es el amor (2001)

    Así es el amor (2001) es la versión mumblecore de Otello, y con Ella es el chico (2006), con la que comparte el espíritu desvergonzado de la época, nos reafirman en que Shakespeare escribía adolescentes patéticos como el que más. La High School Musical para interesados en la literatura, trasladamos el corazón trágico de la obra (los celos, la manipulación y la vulnerabilidad del macho protagonista) a un instituto, con su correspondiente y testosterónico equipo de básquet.

    Ya vale la pena sólo por el reparto (Kirsten Dunst, Mila Kunis, Zoe Saldana, digo), digno de viaje en el tiempo. Además, un detalle anecdótico y divertido –que no como Hamnet–: matamos dos pájaros de un tiro, pues en el instituto se está preparando una versión musical de El sueño de la noche de verano, dirigida por… Martin Short.

  • “El show de Truman” y otras 5 películas noventeras que anticiparon el mundo actual

    “El show de Truman” y otras 5 películas noventeras que anticiparon el mundo actual

    Alejandra Bekerman

    Alejandra Bekerman

    Editor de JustWatch

    La idea salió casi de pasada: Zoey Deutch comentó en una entrevista que le gustaría protagonizar un remake en versión femenina de The Truman Show, y de pronto la película volvió a estar en boca de todos. Al verla de nuevo tantos años después, pensé: ¿cómo pudo una cinta de 1998 capturar con tanta claridad esa exposición pública que hoy vivimos como nuestra nueva normalidad?

    Mirando atrás, el cine de los 90 tuvo un extraño talento para anticipar nuestro presente. Por eso reuní aquí seis películas que, cada una a su manera, hicieron predicciones inquietantemente certeras. No solo fueron visionarias: también siguen siendo historias estupendas, capaces de entretener y sorprender a partes iguales. ¡No te pierdas ninguna de ellas!

    El show de Truman (1998)

    Truman Burbank vive sin saberlo dentro de un programa de televisión, y cada pequeño fallo en su rutina le acerca a una verdad que nadie quiere que descubra. El Show de Truman es la película que da pie a todo este artículo porque, más que ninguna otra de los 90, entendió antes que nadie el mundo de exposición constante en el que vivimos. Hoy, con realities que siguen la vida de influencers al segundo y formatos donde la intimidad se convierte en contenido, su premisa deja de sonar exagerada y se siente peligrosamente cotidiana.

    Lo que siempre me atrapa es su tono cálido, casi de cuento, que la vuelve aún más inquietante: la pesadilla no nace de la tecnología futurista como en Gattaca o Matrix, sino de la vida diaria convertida en espectáculo. También es la cinta más premiada de esta lista y un infaltable en cualquier maratón de Jim Carrey, sobre todo si te interesa ver cómo la comedia puede rozar lo profético.

    El demoledor (1993)

    A veces las películas más ruidosas son las que hacen las observaciones más finas. El demoledor parecía, en su estreno, una comedia de acción disparatada: Stallone y Wesley Snipes congelados en el tiempo y despertando en una sociedad futurista obsesionada con la corrección absoluta. Pero vista hoy, sorprende lo mucho que anticipó debates como la vigilancia permanente y la tiranía del buen comportamiento. También adelantó detalles tecnológicos hoy cotidianos: videollamadas personales, hogares inteligentes, coches casi autónomos y un control sobre la vida diaria que ya no sorprende a nadie.

    Dentro de la lista es probablemente la más gamberra junto a Desafío total. Tiene una mirada casi del estilo satira de RoboCop o del humor negro de Brazil. Y aunque el tono es bastante exagerado, sigue ofreciendo esa mezcla tan rara entre entretenimiento y una lectura del futuro que, con los años, ha terminado sonando menos descabellada de lo que parecía.

    Enemigo público (1998)

    La historia arranca con un abogado común y corriente atrapado en una conspiración gigantesca: una agencia gubernamental lo convierte en objetivo después de que, por accidente, obtenga pruebas comprometedoras. Este thriller paranoico retrató muy bien el nivel de vigilancia digital y se adelantó de forma sorprendente a la era del GPS, los smartphones y el rastreo permanente.

    Dentro de esta lista es quizá la más frontal en su mirada sobre el control estatal, y conecta bien con la desconfianza tecnológica de films como La conversación. Con el estilo hiperactivo de Tony Scott y un reparto lleno de carisma, sigue siendo una opción ideal para quienes quieran un thriller que diga más de nuestro presente de lo que aparenta a simple vista.

    Tienes un e-mail (1998)

    Seguro no esperabas encontrarte con una comedia romántica en una lista sobre películas visionarias, pero Tienes un e-mail se gana su lugar por méritos propios. Lo que parece un romance dulce entre dos desconocidos que se enamoran por correo electrónico es, visto hoy, un retrato temprano de cómo empezamos a relacionarnos a través de pantallas, a crear versiones editadas de nosotros mismos y a construir intimidad sin presencia física.

    Dentro de esta selección es la más tierna y nostálgica, un respiro frente a los tonos más tensos o distópicos de otros títulos que aquí comparto. Y si te gustan las rom-coms con encanto atemporal, al estilo de Un lugar llamado Notting Hill o Algo para recordar, esta sigue siendo perfecta: cálida, ingeniosa y sorprendentemente adelantada en su mirada sobre el amor digital.

    Desafio total (1990)

    Puede que hoy recordemos Desafío total por su tono excesivo, sus mutantes y su imaginación desbordada, pero aún así sigue siendo mi favorita. Siempre me impactó cómo, entre persecuciones y humor negro, anticipó cosas muy reales como ese escáner de seguridad futurista que hoy se parece demasiado a los controles de aeropuertos, a los sistemas biométricos y a la vigilancia corporal que ya asumimos como parte del día a día. 

    Dentro de esta lista es la más delirante, casi lo completamente opuesto de la calidez inquietante de The Truman Show. Pero si disfrutas de la ciencia ficción sin frenos, sigue siendo una opción divertida y provocadora en partes iguales.

    Regreso al futuro: Parte II (1989)

    Si, es cierto: se cuela por un pelito en los 90, pero tenía que estar en esta lista. Regreso al futuro: Parte II no sólo amplía el universo de Marty y Doc, también imagina un futuro lleno de detalles que hoy resulta sorprendentemente familiar: videollamadas, drones, pantallas planas por todas partes y esa obsesión por la personalización que ahora damos por sentada. Pero lo más llamativo de todo es su predicción deportiva: la película apostaba a que los Chicago Cubs ganarían la Serie Mundial en 2015 tras 108 años de sequía. No lo acertó del todo, pero estuvo a un año de lograrlo. 

    Dentro de esta lista es la más entretenida y un clásico totalmente atemporal, ideal para quienes disfrutan viendo cómo una película que fantaseaba con el futuro terminó, sin querer, adelantándose a él.

  • Los 10 mejores episodios piloto que no puedes dejar de ver

    Los 10 mejores episodios piloto que no puedes dejar de ver

    Raquel Morales

    Raquel Morales

    Editor de JustWatch

    Hay series que te cambian la vida. Pones el piloto solo para ver de qué va y terminas viendo toda la temporada. Porque te atrapa. Con la nueva forma de ver TV, darle al play al primer episodio de un show y sentir que necesitas seguir viéndolo se convirtió en un lujo. 

    Si quieres volver a sentir esa sensación o descubrirla por primera vez, es el momento perfecto de adentrarte en nuestra guía de los 10 mejores episodios piloto que no puedes dejar de ver.

    Expediente X (1993-2018)

    Desde que conocimos a Mulder y Scully en Expediente X (1993-2018), supimos que eran distintos. Mulder vive convencido de lo imposible y ella no se fía de nada sin pruebas. Ese choque entre ellos es lo que engancha, como pasa en Twin Peaks (1990-1991). Me sigue pareciendo mágico cómo te mete en el caso sin avisar. Y te encantará. Si te gustó Fringe (2008-2013), seguro que sientes lo mismo con esta.

    Twin Peaks (1990-1991)

    El primer capítulo de Twin Peaks (1990-1991) es tranquilo. Pero algo está...mal. Todos sonríen demasiado. El café, el bosque, el pueblo entero, te dan escalofríos sin saber por qué. Te sientes observado. Y no puedes mirar a otro lado. Te atrapa con el ambiente más que con la historia, al igual que Stranger Things (2016-2025). Si te gusta este estilo, Heridas abiertas (2018) te encantará.

    Breaking Bad (2008-2013)

    Un profesor, una noticia que lo cambia todo y, de repente, la vida se va a la basura. El primer episodio de Breaking Bad (2008-2013) es brutal. Lo mejor es que entiendes —aunque no deberías— cada paso que da. Empatizas y te da rabia hacerlo. Hay una tensión que te deja con el corazón en la garganta. La forma en que las piezas van cayendo poco a poco... es una locura. Es imposible parar después del piloto. Como con The Wire (2002-2008): acabas viendo la serie sin darte cuenta. Y si esta te gusta, Ozark (2017-2022) te encantará.

    Los Soprano (1999-2007)

    Tony Soprano parece el jefe perfecto, pero desde el primer minuto sabes que no lo es. Ese hombre está roto, cansado, y aun así dirige la familia con mano dura. El piloto de Los Soprano (1999-2007) no intenta justificarlo, solo te deja verlo tal cual: un hombre que se desmorona y sigue adelante como puede, como sucede en Breaking Bad (2008-2013). Y sabes desde el principio que eso no puede acabar bien. Y sin embargo, no puedes dejar de mirar. Es muy cruda. Si te gustó Boardwalk Empire (2010-2014), aquí tienes algo muy parecido.

    Perdidos (2004-2010) 

    Ese primer plano del ojo, el ruido, el caos… y de pronto estás en la playa. No entiendes nada, pero no puedes parar de mirar. El piloto de Perdidos (2004-2010) no se trata solo de sobrevivir, sino de saber quién demonios son esas personas. Cada escena suelta una pista y te obliga a seguir. Hay más preguntas que respuestas y eso lo hace adictivo, como pasa en Juego de tronos (2011-2019). Si te van los misterios que crecen episodio a episodio, Dark (2017-2020) es tu próxima parada. 

    Juego de tronos (2011-2019) 

    Juego de tronos (2011-2019) te adentra un mundo nuevo sin explicarte nada, y eso es lo mejor. Pronto te das cuenta de que nadie está a salvo. Hay algo fascinante en cómo la serie presenta todo sin darte tiempo a respirar. El piloto te prepara sin que lo sepas para lo que viene: traiciones, guerras, y la idea de que el bien y el mal no existen del todo. Igual que Perdidos (2004-2010) Es imposible no querer seguir. A mí me voló la cabeza la primera vez. Si te va está serie, Vikingos (2013-2020) te va a gustar un montón. 

    The Wire (2002-2008)

    The Wire (2002-2008) empieza despacio. Pero eso es parte del encanto. Te muestra la ciudad, sus calles, su gente, sin juzgar a nadie. Policías, camellos, jueces… todos atrapados en el mismo juego. Nada es blanco o negro. El piloto te mete tan dentro que cuando termina ya sientes que conoces Baltimore. Y no por lo que te cuentan, sino por lo que te hacen ver. Si te gustó Los Soprano (1999-2007) o Gomorra (2014-2021), esta te va a atrapar. 

    Stranger Things (2016-2025)

    Niños, bicis, luces que parpadean y algo que no encaja. Stranger Things (2016-2025) no te da respiro. No sabes qué está pasando, pero no te importa. Te quedas por los personajes, por su amistad, por esa sensación de que lo imposible podría pasar, como en Expediente X (1993-2018). Te ríes, te asustas, te emocionas. Es como volver a los 80 pero con un toque más oscuro. Si te gusta Super 8  (2011), aquí vas a sentir lo mismo.

    Mad Men (2007-2015)

    Don Draper parece tenerlo todo: un buen traje, una gran sonrisa y éxito. Pero algo no encaja. Mad Men (2007-2015) lo deja claro. Todo es elegante y precioso, pero frío. Lo que más me gusta es que sabes que algo se va a romper, pero no cuándo. La serie habla de apariencias y desde el primer episodio lo deja clarísimo. algo parecido a lo que sucede en The Office (2005-2013). Si te gustan los dramas sobre máscaras, The Americans (2013-2018) es parecida. Aquí empieza todo con estilo.

    The Office (2005-2013)

    Al principio de The Office (2005-2013) piensas que es otra serie de oficina. Pero a los cinco minutos ya te estás riendo con Michael Scott. El piloto tiene esa mezcla de humor y vergüenza ajena que funciona tan bien, parecido a Mad Men (2007-2015). Lo curioso es que todos te resultan familiares. Has trabajado con alguien así, seguro. Te ríes, te da pena, y te hace pensar en lo absurdo del trabajo diario. Si te va ese tipo de humor, Parks and Recreation (2009-2015) te va a encantar también. 

  • Zootrópolis y otras 6 películas de animación con orígenes bastante oscuros

    Zootrópolis y otras 6 películas de animación con orígenes bastante oscuros

    Lalo Ortega

    Editor de JustWatch

    Convencionalmente—y en muchos casos, equivocadamente—, el cine de animación es considerado un asunto de niños. Pero lo cierto es que, y como demuestra Zootrópolis (Zootopia), incluso lo que termina siendo una historia infantil o familiar puede partir de un concepto original bastante más denso y complicado, que incluso puede no ser apto para niños en su forma original.

    No es un caso aislado—y de hecho, Disney con sus adaptaciones edulcoradas es una mina de oro para historias como esta—. Acá seleccionamos para ti otras películas de animación que podrán estar dirigidas a niños, pero cuyos orígenes son bastante más oscuros de lo que resultaron ser en su forma final.

    Zootrópolis (2016)

    En la superficie, Zootrópolis es presentada como una fábula de tono positivo sobre una ciudad de mamíferos en la que animales depredadores y presas conviven pacífica y civilizada. Esto hasta que un complot comienza a resultar en depredadores que se vuelven salvajes, y una agente de policía, la conejita Judy Hopps, busca resolver el misterio con ayuda de un carismático y estafador zorro, Nick Wilde.

    Originalmente, sin embargo, la película iba a ser encuadrada como una distopía, con Nick como protagonista, en la que los depredadores son obligados a llevar “collares de domesticación” que los electrocutan cada vez que comienzan a salirse de control. El tema de discriminación era más burdo y crudo, en una línea más cercana a Blade Runner o Distrito 9, pero afortunadamente nos quedamos con algo más parecido a ¡Canta! y a Elementos.

    La Cenicienta (1950)

    Como uno de los clásicos animados más tempranos de Disney, La Cenicienta contribuyó a establecer el molde más amigable, por no decir edulcorado, que la “Casa del Ratón” seguiría para sus adaptaciones de cuentos de hadas, en especial las de sus princesas. Y lo cierto es que el cuento en que esta producción se basa es bastante más oscuro en varias de sus iteraciones, siendo la más común la de los Hermanos Grimm.

    Sólo digamos que la ácida comedia de horror corporal La hermanastra fea está bastante más cerca de mostrar el destino original del personaje titular (y sí, nos referimos a las mutilaciones). No obstante, la versión de Disney es más cercana a la tradición establecida por Blancanieves y los siete enanitos, y continuada por La bella durmiente.

    Pinocho (1940)

    Basada en la novela de Carlo Collodi, Pinocho fue el segundo largometraje de Disney Animation después de Blancanieves y los siete enanitos, pero a diferencia de ésta—basada en un cuento relativamente escueto—, debían partir de una novela ya establecida. Se sabe que los primeros tratamientos eran bastante fieles a la novela, en la que el personaje es, por decir lo menos, bastante cruel. Todo el asunto fue más blanqueado para las sensibilidades modernas.

    Hay infinidad de adaptaciones del cuento, y si buscas otras más fieles, puedes buscar la animación de 1971 dirigida por Giuliano Cenci, o la versión de Matteo Garrone de 2019. El clásico de Disney es más parecido a tantas otras producciones del estudio, pero si buscas otra versión con espíritu similar, prueba la de Guillermo del Toro.

    El jorobado de Notre-Dame (1996)

    Basada en la novela gótica homónima de Victor Hugo, El jorobado de Notre-Dame es considerada por muchos como una de las animaciones más oscuras de Disney—al menos, del período conocido como su “Renacimiento”—. Esto lo dicen, claro, quienes no están familiarizados con la trama y tono de desesperanza generalizada en el texto original, repleto de giros trágicos que incluyen, entre otras cosas, destinos bastante desoladores para Quasimodo y Esmeralda. El villano, Frollo, fue cambiado de un archidiácono a un juez. Las implicaciones religiosas harían todavía más oscuro algo que ya lo es.

    Existen infinidad de adaptaciones más oscuras, como la de 1923 (silente) y la de 1939. Para estándares de Disney, El jorobado de Notre-Dame es tan oscura como Taron y el caldero mágico, que es más de la norma, pero tampoco te quitará el sueño.

    NIMH, el mundo secreto de la Sra. Brisby (1982)

    Durante uno de los periodos más turbulentos en la historia de Disney, encontraron uno de sus más acérrimos rivales en Don Bluth y su estudio, Don Bluth Productions, fundado por él y por otros animadores que abandonaron la Casa del Ratón. ¿Su largometraje debut? NIMH, el mundo secreto de la Sra. Brisby (The Secret of NIMH), basado en la novela infantil La señora Frisby y las ratas de NIMH, de Robert C. O’Brien. La película, en sí, ya es bastante oscura, pues lidia con una ratona de campo que busca ayuda para huir de su casa con su hijo enfermo, ante el inminente arado de la granja donde vive. Su viaje la lleva con un grupo de ratas que fueron sujeto de experimentación en el Instituto Nacional de Salud Mental (cuya sigla en inglés es NIMH).

    A diferencia de la película, el libro presta más atención a las ratas, que dado el trasfondo da para una historia todavía más oscura. Dada su temática, podría recordarte a su contemporánea El bosque de colores, y a otras fenomenales animaciones de Don Bluth como Anastasia.

    Isla de perros (2018)

    Debajo de la gruesa capa de imágenes estilizadas y humor inexpresivo características del cine de Wes Anderson, Isla de perros es una película oscura en concepto. Después de todo, se sitúa en un Japón distópico paralelo en el que los canes son víctimas de discriminación y desterrados a una isla de basura.

    La cosa se pone mejor cuando descubres que, si bien Anderson no llega tan lejos, una de sus inspiraciones fundamentales para la película fue la animación Los perros de la plaga, animación de 1982 dirigida por Martin Rosen, sobre dos perros que escapan de un laboratorio donde son sometidos a pruebas crueles. Por fortuna, el asunto nunca se pone así de oscuro, e incluso podemos decir que Fantástico Sr. Zorro tiene momentos más fuertes.

    La ruta hacia El Dorado (2000)

    Hoy considerada un clásico de culto de la animación musical, La ruta hacia El Dorado pasó por múltiples iteraciones de concepto y guión—en su mayoría siempre cómicas, aunque algunas más adultas que otras—antes de llegar al producto final. En otras iteraciones, uno de los personajes moría y volvía a la vida, las escenas románticas eran un poco más adultas, e incluso se lidiaba directamente con la conquista del Imperio Azteca por Hernán Cortés.

    Nunca se llegó a niveles de oscuridad propios de, digamos, Aguirre, pero DreamWorks prefirió llevar la película hacia un terreno más ligero luego de la seriedad de su primer largometraje de animación, El príncipe de Egipto. Ambas tienen en común una fenomenal animación en 2D, de las últimas grandes producciones en dicho estilo.

  • ‘Sanda’ y el mejor anime navideño para ver estas vacaciones de invierno

    ‘Sanda’ y el mejor anime navideño para ver estas vacaciones de invierno

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Llegan las vacaciones de invierno y el mundo otaku tiene tres opciones. O bien aprovecha el descanso para ver del tirón aquellos clásicos que, por largos o fuera de actualidad, nos quedan eternamente pendientes (revisa nuestra guía de las mejores series de anime de todos los tiempos y donde verlas online).

    O consume series y películas de actualidad del tipo feel good para ponerse en sintonía con el mítico “espíritu navideño”. En este terreno, mientras que SPY x FAMILY (2022) resulta de sobras conocida por celebrar los valores de la familia tradicional, Sōsō no Frieren (2023) es una perla aún por descubrir que nos reconcilia en clave de fantasía medieval tranquila con una vida a otro ritmo, una lentitud más acorde al ir cayendo de los copos de nieve.

    La tercera opción, y de eso trata nuestra lista, pasa por ver animes específicamente ambientados en Navidad; es decir, películas y series que suceden sobre un fondo navideño. Son todos animes que invitan a reírse, a estar bien, que al fin y al cabo es lo que el cuerpo necesita en tiempos de reunión familiar obligatoria.

    No los he ordenado de mejor a peor, aunque veréis que trato de celebrar los clásicos infalibles (los episodios navideños de Shin-Chan, Tokyo Godfathers) al tiempo que descubro títulos no tan evidentes, como Kids On The Slope o Yuru Camp. Y un último detalle: no hay aquí episodios especiales de Navidad, porque en su gran mayoría para apreciar el calado emocional de las situaciones que plantean deberemos haber visto antes la serie. Deberes extra, no gracias. En fin, como dicen: “¿Ho-ho-hos animáis a leer?”.

    Sanda (2025)

    Si sumas las bizarradas del estudio Science Saru, responsables de Dan Da Dan (2024), con el universo particularísimo de Paru Itagaki, el creador de Beastars (2019), y le metes la Navidad de por medio, tienes una de las mejores series de los últimos años. Porque Sanda (2025) no se limita a coquetear con lo extraño: intenta superar en rareza a Pesadilla antes de Navidad estrellándonos contra un montón de nieve con una mezcla caótica de espíritu navideño, terror slasher y comedia absurda.

    Sanda ofrece todo esto a un ritmo vertiginoso, como si se abrieran de golpe todas las puertas de un calendario de adviento, revelando una sorpresa desquiciada, totalmente nueva, para cada escena de su episodio piloto. ¿Y de qué va? Sanda es un chaval de instituto que puede transformarse en un fornido Papá Noel cada vez que se “pone rojo”, sonrojándose, sangrando o… Sólo con Shin Chan te reirás tanto.

    Tokyo Godfathers (2003)

    Es el título más conocido de la lista, pero cualquier guía de animes navideños estaría incompleta sin la preciosidad invernal de Tokyo Godfathers (2003). Satoshi Kon podía ser muy cruel (Perfect Blue), si bien en esta película capturó el espíritu de las fiestas como nadie nunca ha logrado en Japón. Ni la navidad a pie de calle de La desaparición de Haruhi Suzumiya se atreve a indagar tanto en los ecos humanos reales el “espíritu navideño”.

    Redención, re-encuentro y calidez humana se suman, además, mirando a las personas que en Navidad no tienen una casa donde volver, pero sí personas a las que llamar hogar. Es como un ¡Qué bello es vivir! (1946) animado, aunque con más mala pulga, que reconoce que las familias nunca son perfectas… Pero por lo menos, algunas podemos escogerlas.

    Shin Chan (1992)

    No iba a incluir ningún especial navideño para no ahuyentar a quienes no han visto las series que recomendara, pero Shin Chan (1992) es un clásico sin fecha de caducidad, totalmente autoconclusivo y que no necesita de contextualización argumental alguna. Además, es el espejo perfecto para lo más patético y entrañable de nuestros ridículos intentos por llevar una Navidad normal, normativa. La saga de Shinosuke tiene tres capítulos con las fiestas de telón de fondo: ‘Es Navidad’ de 1992, ‘Una vez al año hay que hacer limpieza’ de 1994 y ‘Celebramos la Navidad en la escuela’ de 1996.

    Cada cual es más divertido que el anterior, sobre todo porque –como Sanda se aseguró de reafirmar con su premisa de sci-fi– los rituales de la Navidad son consensuados desde Japón como si se trataran de diplomacia extraterrestre: la cultura de la medida contra el desfase de luz y color.

    La desaparición de Haruhi Suzumiya (2010)

    Por supuesto, también existe un anime navideño para los amantes del misterio: La desaparición de Haruhi Suzumiya (2010). La historia arranca con la “Brigada SOS”, un club de estudiantes excéntricos liderado por la titular Haruhi Suzumiya, preparando su intervención anual en la fiesta escolar de Navidad. Pero el mismo día del evento, Haruhi desaparece, dejando a sus amigos con la perpleja certeza de que el mundo ya no es el mismo que conocían.

    Como si destriparan el papel de regalo de una vida perfecta, tres integrantes de la Brigada van adentrándose en la oscura realidad tras la happy season. Esta película de Kyoto Animation funciona como Twin Peaks: más que por resolver el misterio, por contemplar muy de cerca cuáles eran los ritmos y las lógicas de un grupo humano en condiciones extraordinarias.

    Kaguya-sama wa Kokurasetai: First Kiss wa Owaranai (2022)

    En un festival como el de La desaparición de Haruhi Suzumiya acontece la película de Kaguya-sama wa Kokurasetai: First Kiss wa Owaranai (2022), que da más espacio a los eventos sucedidos tras el final de la segunda temporada pero que puede verse perfectamente como pieza independiente de la romántica slice of life del estudio. Resulta difícil no destripar el argumento de esta deliciosa fábula sobre el torpe amor adolescente. Lo podremos resumir en comprar regalos, decorar o esconder notas, en la nieve que cae, las luces y los puestos de comida que echaremos de menos el resto del año.

    Mientras la segurísima Kaguya intenta confesar sus sentimientos, el no menos confundido Miyuki trata de adelantarse, entre la tensión y la vergüenza. Y con ello tenemos una magnífica rom-com para domingo frío por la tarde.

    Kids on the Slope (2012)

    Suma El recuerdo de Marnie (2014) + K-ON! (2009) para alcanzar algo parecido a Kids on the Slope (2012), uno de los animes románticos musicales más infravalorados de Studio MAPPA y Tezuka Productions. Esta miniserie es un entrañable relato de crecimiento ambientado en el Japón de los años sesenta. Dirigida por Shinichiro Watanabe (Cowboy Bebop, Samurai Champloo) sumerge la Navidad entre magníficas piezas de jazz.

    Cuenta cómo Kaoru, un fan del jazz más que de las personas, va a parar a un pueblecito del Japón rural donde finalmente forma una simpatiquísima banda con dos otros friquis melómanos. Siguen ensoñaciones musicales y románticas, en un invierno que desearíamos que no acabara nunca. Que obre el encanto de la Navidad.

    Yuru Camp (2018)

    Una hermana pequeña de Kids on the Slope, en tanto que turroncito que degustar en temporada, Yuru Camp (2018). Aunque la tercera temporada de la más conocida como Laid-Back Camp se estrenó apenas meses atrás, la serie sigue pasando desapercibida para muchos fans del anime. Y es una lástima, porque la de C-Station y Ajia-do Animation se recomienda sin duda entre los mejores slice-of-life de los últimos tiempos.

    Este tipo de series suele centrarse mucho en la amistad y el crecimiento personal, pero incluso dentro del género, Laid-Back Camp destaca por su ternura y calidez. Aquí seguimos a una estudiante mientras realiza distintas escapadas de camping con sus amigas, donde conectará con la naturaleza y con las amigas. Y ya está. Fieren lo demostró: donde hay buena onda, no necesitas nada más.

  • De 'El juego del calamar' a 'The Running Man': los juegos mortales más brutales de todos los tiempos, de mejor a peor

    De 'El juego del calamar' a 'The Running Man': los juegos mortales más brutales de todos los tiempos, de mejor a peor

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Editor de JustWatch

    Desde que El juego del calamar se convirtiera en el mayor fenómeno global de Netflix en 2021, el subgénero de la ciencia ficción de los juegos mortales ha tenido un renacer notable, aunque la fascinación por ver a personas compitiendo en pruebas letales viene de mucho antes, desde las distopías literarias del siglo XX hasta propuestas japonesas más extremas. Espejos oscuros de la sociedad, donde la supervivencia se convierte en entretenimiento y la desesperación económica empuja a la gente a lo impensable.

    Con la segunda temporada de la serie coreana batiendo récords, la llegada de El último samurái en pie también a Netflix y la recientes adaptaciones cinematográficas de La larga marcha y The Running Man, esta guía de JustWatch te ayudará a descubrir las mejores y más brutales propuestas del género en las plataformas de streaming, desde clásicos imprescindibles hasta las producciones más recientes que han redefinido lo que significa jugar para sobrevivir.

    8. Perseguido/The Running Man (1987-2025)

    Paul Michael Glaser llevó la novela de Richard Bachman (Stephen King) a la gran pantalla con Arnold Schwarzenegger en plena era dorada del action hero ochentero, transformando la premisa original en un espectáculo más cercano al cine de acción tradicional, mientras que Edgar Wright ha sido más fiel al libro. En ambas hay un futuro totalitario donde la televisión domina todo, los prisioneros y maleantes participan en un programa donde deben escapar de asesinos especializados y el público apuesta por su supervivencia, en medio de una revolución contra el sistema mediático opresivo.

    Perseguido tenía villanos ridículos pero memorables como Dynamo o Fireball y la de Wright un grupo de cazadores terribles. Ambas comparten con Los juegos del hambre la crítica al entretenimiento voyeurista, la manipulación mediática y presentadores que la obra juvenil imitó. Por otro lado, ambas parecen hermanas de Desafío total, una para nostálgicos del actioner directo y sin complejos de los 80, similar a Comando, la otra con ese toque de ciencia ficción noventera de Freejack. Mientras una anticipaba con décadas de ventaja nuestra obsesión por los reality shows violentos, la nueva muestra qué pasará en la época de la posverdad y la manipulación de imágenes por IA.

    7. La larga marcha (2025)

    No es ninguna casualidad que sea Francis Lawrence, el director detrás de las últimas entregas de Los juegos del hambre, quien adaptara finalmente la primera novela que Stephen King escribió a los 19 años, publicada bajo su pseudónimo Richard Bachman. Cincuenta adolescentes participan en un concurso anual televisado donde deben caminar sin parar o son ejecutados.

    La marcha hacia la muerte tiene lugar mientras la sociedad observa, y La larga marcha la retrata de manera brutal gracias a un minimalismo que apuesta por el horror psicológico, con Cooper Hoffman y David Jonsson brillando en una relación de amistad inolvidable. Una pesadilla distópica muy influyente, ambientada en una América alternativa de los 70, que es la base principal de Battle Royale, aunque más que explotar la violencia, se centra en el colapso mental progresivo de los jóvenes obligados a destruirse. No es la más letal del conjunto, pero probablemente sí la mejor película, ideal para quienes busquen una fábula que profundice en lo existencial como El hoyo.

    6. Los juegos del hambre (2012)

    Gary Ross adaptó la primera novela de Suzanne Collins creando un fenómeno cinematográfico que dominaría la taquilla adolescente durante cuatro años, estableciendo a Jennifer Lawrence como superestrella con su interpretación de Katniss Everdeen. El futuro distópico de Panem, tiene distritos que deben entregar anualmente a dos "tributos" adolescentes para competir en un circo televisado donde solo uno puede sobrevivir, el mayor espectáculo del año. Los juegos del hambre suaviza mucho la violencia del libro, pero su mensaje político mordaz sobre desigualdad de clases y manipulación mediática es raro en un blockbuster.

    A diferencia Battle Royale y su catarsis violenta, Ross construye tensión mediante la estrategia y alianzas, priorizando el romance entre Katniss y Peeta como resistencia contra un sistema que quiere verlos como gladiadores deshumanizados, aunque sus secuelas sí que se parecen a la secuela de la japonesa. Las cuatro películas son un puente entre el nihilismo de Stephen King y propuestas más recientes, creando una fiebre por las distopías juveniles como Divergente, aunque ninguna alcanzó el impacto cultural, ni el equilibrio entre entretenimiento y reflexión social, como esta.

    5. El último samurái en pie (2025)

    Michihito Fujii dirige esta apuesta japonesa de Netflix que fusiona dramatismo histórico lucha de samuráis a vida o muerte, adaptando el manga Ikusagami de Shogo Imamura. Ambientada en 1878 durante la era Meiji, 292 guerreros caídos en desgracia son atraídos a Kioto con la promesa de 100.000 millones de yenes para el último superviviente en un viaje mortal hasta Tokyo. El último samurái en pie es como un encuentro entre Shogun y El juego del calamar, sustituyendo los juegos infantiles por rituales de supervivencia samurái.

    A diferencia del Calamar y su futuro distópico, esta explora un momento histórico real donde los samuráis perdían sus privilegios y el país se modernizaba. Junichi Okada, también productor y coordinador de acción, lidera un elenco que combina coreografías de combate impresionantes, con secuencias como el gigantesco enfrentamiento en el templo que empapa fuera de la pantalla. Los fans de la épica sangrienta de Kingdom, la estilización extrema del anime llevada a acción real, y películas como 13 asesinos no os la queréis perder.

    4. Alice in Borderland (2020-2025)

    Shinsuke Sato dirigió la adaptación del manga de Haro Aso sobre un grupo de amigos que despiertan en un Tokyo desierto obligados a participar en juegos inspirados en los que perder significa la muerte instantánea por láseres celestiales en un purgatorio urbano cuyas reglas y origen son un misterio al menos durante dos temporadas. Alice in Borderland destaca frente a El juego del calamar por el diseño de sus juegos, auténticos puzzles mortales que superan en creatividad a casi cualquier otra de la lista, desde escape rooms imposibles hasta dilemas de teoría de juegos aplicada.

    Cada prueba es única y sorprendente, haciendo partícipes a los espectadores para que resuelvan los acertijos junto a los personajes. Si te quedaste con ganas de más trampas como Cube y su claustrofobia conceptual y la crueldad inventiva de Saw pero sin su vena torture porn, esta serie tiene el balance perfecto entre ingenio, emoción y consecuencias despiadadas.

    3. El juego del calamar (2021-actualidad)

    Hwang Dong-hyuk creó el fenómeno cultural definitivo del streaming con esta serie surcoreana que se convirtió en la producción más vista en la historia de Netflix, rompiendo barreras idiomáticas para instalar su imaginería de guardias enmascarados y pasatiempos tradicionales coreanos mortales. 455 desesperados económicamente aceptan participar en competiciones donde la eliminación significa ejecución en una isla secreta donde élites aburridas han convertido el sufrimiento ajeno en espectáculo.

    Bajo la violencia extrema y el diseño de producción reconocible, El juego del calamar hace una crítica devastadora al capitalismo salvaje y la desigualdad galopante que sonará a los que hayan visto películas de Bong Joon-ho como Rompenieves o Parásitos, aunque es bueno recordar que sigue teniendo el mismo planteamiento y acervo antisistema que The Running Man, con programas que se nutren de pobres para el entretenimiento brutal de un sector de población corrupto y decadente.

    2. Gantz (2010-2011)

    Aunque ya hubo una serie anime muy famosa bajo el título Gantz, el díptico cinematográfico japonés dirigido por Shinsuke Sato adaptó la esencia del extenso manga de Hiroya Oku sobre un grupo de personas muertas y resucitadas para cazar alienígenas en Tokyo nocturno y ultraviolento bajo las órdenes de una misteriosa esfera negra. Esta versión da entidad física a loa dibujos y condensan una historia muy compleja dando prioridad a la acción y los efectos especiales sobre la filosofía, pero es una gran introducción visceral a este universo.

    Gantz Génesis y Perfect Answer abrazan la ciencia ficción más hardcore y el body horror, con criaturas grotescas y muertes inventivas repulsivas que hacen un gran programa doble con el también genial díptico de Parasyte, pero los amantes del cyberpunk violento de Alita: Ángel de combate también pueden encontrar una buena dosis de acción japonesa. Aunque el anime de 2004 es una experiencia más completa y en profundidad de la mitología, y el mismo Sato demostraría que es un experto en juegos mortales creando Alice in Borderland, que podría ser su mirada en largo al universo de la esfera oscura.

    1. Battle Royale (2000)

    La película bisagra entre dos eras de juegos mortales fue dirigida por el maestro Kinji Fukasaku, quien estableció el código genético del que beberían otras posteriores. Cuarenta y dos estudiantes japoneses son secuestrados por el gobierno y llevados a una isla donde deben matarse entre ellos durante tres días hasta que solo quede uno, tras una ley creada tras el colapso social para aterrorizar a la juventud rebelde en un Japón distópico. Battle Royale es brutal, directa y llena de rabia rebelde, convirtiendo lo que podría ser pura explotación gratuita en una tragedia generacional.

    Una masacre orquestada que, a diferencia de Los juegos del hambre, que suaviza la violencia para alcanzar audiencias más amplias y nunca la reconocer oficialmente su influencia, no tiene piedad mostrando la masacre adolescente, influyendo directamente en películas occidentales tan brutas como The Belko Experiment, uno de los guiones más crudos de James Gunn. Si aún no has visto este clásico imprescindible del subgénero estás de suerte, pero la secuela, eso sí, te la puedes ahorrar.

  • El mejor actor de 2025 ni siquiera es humano

    El mejor actor de 2025 ni siquiera es humano

    Lalo Ortega

    Editor de JustWatch

    A veces, hablar de las mejores actuaciones del año suele reducirse a las más impresionantes, o las que requirieron un trabajo más demandante frente a la cámara. Pero, ¿qué hay más impresionante que extraer emoción de un perro en escena? Y ¿qué hay más demandante que casi tres años de rodaje para lograrlo? Nos referimos al trabajo de Indy, el protagonista canino de la película de terror Good Boy, de Ben Leonberg.

    Dado que el resultado es una película de terror simple (aunque efectiva), podría parecer sorprendente que el rodaje haya sido tan prolongado. Sin embargo, fue necesario para conseguir la autenticidad que demanda el impacto emocional del filme.

    Habrá algunos pequeños spoilers a continuación.

    ¿Quién necesita CGI cuando tienes a Indy, el perro actor?

    El terror se trata de obtener reacciones emocionales tan intensas como naturales, creíbles. Eso es posible con un buen actor humano en escena, capaz de entrar en el espacio mental necesario, a consciencia de que está rodando una película.

    Pero con un can, una producción se enfrenta a desafíos distintos. Un can animado digitalmente no luciría auténtico (además de que hubiera sido muy costoso), lo que ya sería un problema puesto que es el protagonista y, por lo tanto, el vínculo emocional de la película con el público. Hay perros actores entrenados, por supuesto, pero esto ya limita la naturalidad de sus reacciones.

    Es por eso que el resultado de Good Boy ha sido tan especial, pues el can protagonista consigue transmitir inocencia y vulnerabilidad ante los horrores a los que se enfrenta. Esto se debe a que Indy no es un perro actor entrenado, sino que sencillamente es la mascota del director, Ben Leonberg.

    Leonberg concibió la historia como una variación del comienzo de la clásica Poltergeist (Fenómenos extraños), que comienza con un golden retriever claramente consciente de que algo anda mal en el hogar familiar (vía EW). Entonces decidió filmar la película con su perro, lo que tomó más de 400 días a lo largo de tres años.

    ¿Por qué tardó tanto el rodaje de Good Boy?

    El asunto con un perro no entrenado es que su lapso de atención es bastante corto, que es el completo opuesto de lo que requiere un set de filmación convencional: actores concentrados y mentalizados para trabajar ocho horas o más, repitiendo una toma tras otra.

    Con Indy, esto simplemente no era posible. Para mantener las distracciones al mínimo, la fotografía principal fue realizada únicamente por Leonberg junto con su esposa y productora, Kari Fischer, como las únicas personas en el set con el can.

    Esta forma de filmar demandó preparación extensiva para cada día de rodaje y, a veces, sólo era posible realizar una o dos tomas de unos pocos segundos de metraje, antes de que Indy perdiera la concentración o se distrajera. Es por esto que el rodaje de Good Boy demoró tanto: más de 400 días efectivos de rodaje esparcidos en tres años.

    Por ejemplo, hay una escena en la que Indy percibe una aparición de Bandit, el perro del dueño anterior de la casa donde se desarrolla la historia. Era crucial que la mirada de Indy estuviera dirigida hacia un objeto exacto y que pudiera sostenerse por un momento. Fue un plano de apenas ocho segundos de duración, que requirió todo un día de preparación para conseguirlo.

    ¿De qué se trata Good Boy?

    Good Boy es una película de terror contada desde la perspectiva de un perro, un retriever de Nueva Escocia llamado Indy. quien ha sido criado desde cachorro por su humano, Todd (Shane Jensen). Él padece de una enfermedad pulmonar crónica que requiere constante vigilancia y cuidados, pero en un acto impulsivo, un día decide irse con el perro a la casa de campo que le heredó su abuelo. Su hermana, Vera (Arielle Friedman), intenta detenerlo, pues asegura que el lugar está embrujado y que eso contribuyó a la muerte del viejo.

    Todd ignora las advertencias, pero su salud comienza a decaer en medio de sucesos extraños en la casa. Indy puede percibir una presencia oscura en el lugar, acechando a su humano, y hará todo lo que pueda para protegerlo.

    ¿El perro muere en Good Boy?

    No, Indy no muere al final de Good Boy, así que puedes estar tranquilo si el destino del perro es determinante sobre si ver o no la película.

    Sin embargo, hay que mencionar que la experiencia del can dentro de la narrativa no es muy agradable, por si esto puede ser un disparador emocional para ti. Tampoco lo es el destino de su humano, quien acaba sucumbiendo al ente maligno en la casa, algo de lo que Indy es testigo.

    Dicho todo esto, es importante aclarar que ni Indy ni ningún otro animal fue maltratado durante el rodaje. Pero siendo esto una película de terror, es evidente que no todos tienen un final feliz dentro de la ficción.

  •  Los 10 mejores cameos de Navy: Investigación Criminal

    Los 10 mejores cameos de Navy: Investigación Criminal

    Raquel Morales

    Raquel Morales

    Editor de JustWatch

    Hay veces que un cameo lo cambia todo en una serie. Alguien inesperado aparece y se queda en tu cabeza. No lo puedes sacar de ahí. Y lo mejor es cuando los cameos ayudan a los personajes a crecer de una manera que sería imposible de otra forma. 

    Tras el reciente crossover entre NAVY: Investigación Criminal (2003-) y NCIS: Origins (2024-) y con el regreso de Gibbs de nuevo a la serie en que nos conquistó, es el momento perfecto para adentrarse en nuestra lista de los 10 cameos más grandes e impactantes de NAVY: Investigación criminal (2003-).

    Michelle Obama (Temporada 13, Episodio 22)

    El cameo por excelencia de NAVY: Investigación Criminal (2003-). ¡La mismísima Michelle Obama! Y sí, vimos este episodio una cantidad insana de veces. Insana. Cuando Michelle Obama aparece, todo cambia. Ella se interpreta a sí misma en una mesa redonda de la iniciativa Joining Forces que ella misma fundó junto al doctor Jill Biden en 2011. Y sólo necesito una serie con ella como protagonista. Vería horas de ella sólo haciendo cosas normales. Y lo que más me gusta de su aparición en la serie es que logra que todo parezca más cercano, más real, como lo hizo Drew Carey. Si te gusta eso, El ala oeste de la Casa Blanca (1999-2006) es para ti.

    Jamie Lee Curtis (Temporada 9, Episodios 16-23)

    Lo mejor del paso de Jamie Lee Curtis como la Dr. Samantha Ryan—una psicóloga y fugaz interés amoroso de Gibbs— por NAVY: Investigación criminal (2003-) es que descoloca a Gibbs y lo saca de su zona de confort. Su personaje entra y de repente todo se vuelve más real, más incómodo. Las escenas entre ambos parecen un duelo porque ella lo desafía. Y eso es justo lo que hace que funcione tan bien. Lee Curtis desarmó al equipo por completo, como hizo Lily Tomlin en su momento. Si te gustó lo que trajo consigo este cameo, prueba a ver True Detective: Noche polar (2014-).

    Lily Tomlin (Temporada 9, Episodio 3)

    Lily Tomlin no necesita presentación como Penélope Langston, la abuela de McGee, que con un pasado hippie. Su presencia cambia la dinámica del equipo, especialmente de su nieto, que muestra un lado más cálido, desconocido hasta entonces. Lo bonito de su cameo es que tiene esa forma de mirar tan de las abuelas, que es imposible no recordar a la tuya. Por eso este episodio se siente especial, como un regalo. Y sí, igual que Jamie Lee Curtis, Lily consigue que los demás bajen la guardia. Si te gusta eso, échale un ojo a Grace and Frankie (2015-2022).

    Millie Bobby Brown (Temporada 12, Episodio 6)

    Millie Bobby Brown apareció en NAVY: Investigación Criminal (2003-) como la sociópata Rachel Barnes antes de ser la estrella que todos conocemos, pero ya se notaba que iba a llegar lejos. Su cameo me gusta porque pone en jaque a todos los adultos. Los descoloca. Los engaña. Pero lo que más destaco de su aparición es cómo logra que veas el trabajo de Gibbs y el resto del equipo desde otro ángulo, otro punto de vista. Si quieres ver más de ella y de su increíble talento, Stranger Things (2016-2025) lo demuestra. Como pasa con el cameo de Colin Hanks, su aparición es breve, pero no la puedes olvidar.

    Colin Hanks (Temporada 10, Episodio 23)

    Colin Hanks aparece en la serie como el inspector del Departamento de Defensa Richard Parsons y todo cambia. Su personaje pone a prueba al equipo entero y los obliga a elegir un bando. Me encanta porque es un antagonista sin ser realmente un villano. Sólo es alguien que ve las cosas desde otro punto de vista. Lo mejor es ver cómo hace que conozcamos nuevos lados, nuevas aristas, de Gibbs y Vance. Si te atraen estos personajes, Fargo (2014-2024) es tu serie. Y, como pasó con Millie Bobby Brown, Hanks no pasa mucho tiempo en pantalla, pero deja una marca.

    Glen Powell (Temporada 10, Episodio 7)

    Glen Powell llena cualquier escena. Cuando aparece como el sargento de la Infantería de Marina Evan Westcott rompe la rutina del equipo y los obliga a mirar a un soldado que no encaja del todo en el molde, que se enfrenta a ellos. Hay algo en esa especie de tristeza que carga que lo cambia todo, como Colin Hanks. Me gusta cómo consigue hacer que el caso se sienta distinto solo por estar ahí. Sólo siendo diferente. Si te quedaste con ganas de verlo más, Top Gun: Maverick (2022) es perfecta para ello.

    Abigail Breslin (Temporada 4, Episodio 19)

    Abigail Breslin llega en un episodio que nos duele cada vez que volvemos a verlo. Lo más bonito de su cameo como Sandy Watson es cómo logra que los personajes bajen la guardia por un instante—y nosotros también, la verdad—, como el personaje de Glen Powell. ¿Y ese giro final de la trama? ¡Aún seguimos pensando en ello!. Y eso ya lo dice todo. Si te apetece volver a verla en un papel padecido, Pequeña Miss Sunshine (2006) sigue siendo una joya.

    Robert Wagner (Temporada 7, Episodio 12)

    Lo que siempre me ha fascinado del cameo de Robert Wagner como Anthony DiNozzo Sr. es la forma en que entra en la vida de Tony como si llevara años esperando ese momento. Su relación es complicada y eso hace que veamos un lado distinto de Tony. Durante este episodio, él vuelve a ser ese niño que siempre esperaba que su padre no le fallara…para que siempre lo hiciera. Esas escenas entre padre e hijo hacen que entiendas mejor por qué Tony es como es. Y lo mejor es que si este episodio te deja con ganas, ¡hay mucha más familia DiNozzo por venir! Wagner aparece en un total de 13 capítulos a lo largo de la serie. Desde luego, si tuviéramos que quedarnos con los dos mejores cameos, elegiríamos este y el de Michelle Obama. Y si quieres conocer más a Wagner, échale un vistazo a Hart y Hart (1979-1984).

    Drew Carey (Temporada 15, Episodio 16)

    Drew Carey es precisamente el tipo de persona que encaja a la perfección en la serie, ya que sirvió durante 6 años como un reserva de la Marina. En la serie interpreta al Sargento retirado John Ross y encaja a la perfección con Jack Sloane. Y ¡nos encanta!. La conexión que hay entre ambos, parecido a lo que sucede con el cameo de Robert Wagner, es lo mejor del episodio. Y no nos esperábamos algo así, la verdad. Me gusta mucho ver cómo Sloane puede desahogarse con alguien que la entiende, que la comprende a un nivel que nadie hace. Si quieres ver a Carey en un papel completamente distinto, The Drew Carey Show (1995-2004) muestra su faceta más cómica.

    Leon Russom (Temporada 1, Episodio 18)

    El cameo de Leon Russom es un pequeño regalo para los fans de toda la vida de NAVY: Investigación Criminal (2003-), ya que apareció en varios episodios de JAG: Alerta roja (1995-2005)—el origen de toda esta franquicia— como el Teniente General Anthony Manzarek. Además, también formó parte de los primeros años de Expediente X (1993-2018) y verlo aquí es…¡un sueño! Es casi como si Gibbs y Mulder existieran en el mismo mundo, por cierto, ¿os imagináis a esos dos juntos? Esa es otra serie que veríamos seguro, como la de Michelle Obama. Si te gustan estos crossovers, échale un vistazo a Ley y orden (1990-).

  • Las 5 adaptaciones a cine y series que superan de lejos a su original

    Las 5 adaptaciones a cine y series que superan de lejos a su original

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    A día de hoy, por fin hemos superado la discusión sobre si las adaptaciones son mejores o peores que el libro, juego o bote de champú del que parten: la página y la pantalla, simplemente, comunican de maneras distintas. A la vez, comparar materiales originales y sus respectivas adaptaciones resulta más que fructífero para entender cómo trabaja cada medio y por qué algunos originales ya están pensados de manera tan visual que piden ser –sí o sí– adaptados.

    Por ejemplo, Los últimos de nosotros (2023) construye su relato desde una perspectiva psicológica compleja, una línea narrativa inamovible y un puñado de escenas cinemáticas que, aun cuando HBO no había anunciado su adaptación “a tele”, ya pedían reinterpretarse en clave cinematográfica o serial.

    Las adaptaciones también pueden actualizar el contenido de las obras de las que parten. Joker (2019) reconfigura el imaginario alrededor del Guasón de Gotham con la salud mental en el centro, y en una doble vuelta de tuerca Watchmen (2019) se inspira tanto en el cómic de Vertigo como en la película de Zack Snyder, sacando el polvo al relato de Alan Moore y cuestionando el fandom que reunió.

    En fin, las adaptaciones toman caminos sorprendentes y muy productivos, así que en JustWatch les hemos prestado homenaje destacando cinco trabajos que propusieron alternativas interesantes (es decir, “mejoraron”) sus materiales de base. Pasen y lean.

    El castillo ambulante (2004)

    La adaptación animada de El castillo ambulante (2004), dirigida por Hayao Miyazaki, transforma la novela de Diana Wynne Jones en un espectáculo visual sin parangón, uno con que no pueden compararse ni la imagen real ni la letra impresa; claramente al nivel de El viaje de Chihiro (2001). Mientras que el libro profundiza en los aspectos mágicos y lógicos del mundo de Howl, la película de Ghibli se centra en la plasticidad de los cuerpos y la belleza rotunda del paisaje europeo.

    Como El arco de Reze (2025), es hija tanto de la novela como de la mezcla perfecta entre una puesta en escena poderosa y la fuerza de la animación contemporánea. Además, Miyazaki introduce además una dimensión antibélica apenas presente en la novela, que la vuelve imprescindible como obra de arte, pero también como pieza de activismo.

    Clueless (Fuera de onda) (1995)

    En la línea de las actualizaciones, quizás te sorprendas al descubrir que Clueless (Fuera de onda) (1995) adapta libremente la Emma de Jane Austen. Amy Heckerling dio brillo nuevo al argumento trasladando la historia a un instituto de Beverly Hills en los años noventa. Sustituye la sociedad inglesa y los complejos juegos sociales de la aristocracia por el mundillo del instituto: al final, todo es fiestas, moda y cotilleo.

    La gran diferencia entre ambas recae –de hecho– en cómo el retrato social en estricto presente convierte la realidad en pura sátira, anticipando la acidez que tanto apreciamos en el género mumblecore y hasta en la posterior Fleabag (2016). Por lo demás, ¿cómo nos quedaríamos con Austen, cuando tenemos a Cher por protagonista?

    Chainsaw Man - La película: El arco de Reze (2025)

    Sé que puedo ser la única persona en opinar así, pero ahí va: el manga de Tatsuki Fujimoto del que parte el anime de Chainsaw Man (2022) es y será para siempre mucho más interesante que la serie. Ya sólo porque el estilo de dibujo resulta infinitamente más bruto y desproporcionado, lo cual conjuga más con el reparto de deshechos morales que lo encabeza, o por lo menos mejor que la pulcritud inmaculada de la animación de MAPPA.

    Dicho esto, Chainsaw Man - La película: El arco de Reze (2025) toma el arte y el presupuesto de la serie original y los desmejora, destripando y experimentando con mil estilos de acción pero sin restar un épice brío a unos combates pirotécnicos, que se ven igual que se escucha una canción de trash metal del bueno o se disfruta del anime glam de Inu-Oh (2022). Quédate con la estética y la música del anime original, hazla punk, y tienes una obra sublime.

    The Leftovers (2014)

    Como Clueless (Fuera de onda) sobre Emma, The Leftovers (2014) poco o nada tiene que ver con la novela de Tom Perrotta. Si aquella apenas atisbaba una premisa potente, la historia sólo se desarrolla de veras en la serie de Damon Lindelof sobre los efectos catastróficos de la desaparición repentina del 2% de la población mundial. Al contrario del libro, centrado en Kevin Garvey y su familia, la serie multiplica perspectivas y desarrolla personajes secundarios, como la comunidad de Mapleton y los cultos, que se expanden hasta convertirse en claves sobre el dolor y la incertidumbre.

    Claro que la novela de base merece una lectura, pero doblan la apuesta a toda la potencia emocional que la imagen permite Lindelof, y el ejército de gente talentosa que escribió para él, como Craig Zobel (de hecho, si le restamos el componente fantástico queda algo bastante parecido a Yegua de Easttown). Otra recomendación del estilo: Chernobyl (2019) de Craig Mazin.

    Psicosis (1960)

    Alfred Hitchcock era un tremendo fan de las obras pulp. Igual que Steven Spielberg con Tiburón (1975), o Miyazaki con El castillo ambulante, tantas de sus películas adaptan novelas baratas –y mayoritariamente malas– hoy resignificadas como clásicos atemporales. Psicosis (1960) fue una de ellas y, de hecho, en el ADN de la película aún se intuyen marcas deliciosas de la baratija original. O sea: ¿cómo no va a ser pulp una historia sobre un incel que mata disfrazándose de su madre muerta?

    El gran cambio, sin embargo, viene de la voz narrativa. Hitchcock elimina ese acceso directo a la psique de Norman Bates, mientras procura observarla a través de gestos nerviosos y tics. Por ello la escena de la ducha nos sigue espantando, no esperamos nunca la muerte que parte la película en dos y seguimos preguntándonos por los ojos de Anthony Perkins del final más inquietante que recuerdo. Imagínate una voz en off comentándolo todo…

  • El final explicado de 'Predator: Badlands' (y lo que significa para la franquicia Alien)

    El final explicado de 'Predator: Badlands' (y lo que significa para la franquicia Alien)

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Editor de JustWatch

    Predator: Badlands (2025) marca el regreso de la saga Predator a los cines, con una propuesta tan arriesgada en la que, por primera vez en la historia de la franquicia, el cazador alienígena deja de ser el villano para convertirse en protagonista. 

    Dirigida por Dan Trachtenberg, responsable del renacimiento de la saga con Predator: La presa (2022) y Predator: Asesino de Asesinos (2025), esta séptima entrega llega cargada de giros y conexiones con el universo de Alien (1979) y un final abierto que sienta las bases para una nueva expansión del universo Yautja. Exploramos qué sucede en los minutos finales, cómo cambian todo el panorama y qué podemos esperar de futuros crossovers.

    Weyland-Yutani y el verdadero enemigo

    Predator: Badlands se desarrolla en el futuro más lejano mostrado en ambas franquicias, incluso más allá de Alien: Resurrección (1997), situándose deliberadamente fuera de cualquier conflicto con otras entregas. La historia sigue a Dek, un joven Yautja considerado el eslabón débil de su clan desterrado con intención de cazar al Kalisk, una criatura aparentemente inmortal que representa el depredador supremo. El planeta Genna se convierte en un escenario hostil donde encuentra a Thia, una sintética de Weyland-Yutani que ha desarrollado conciencia propia tras resultar dañada, interpretada por Elle Fanning en un doble papel que también incluye a su hermana Tessa.

    Los compases finales de Predator: Badlands dan la vuelta a la premisa inicial. La batalla no es contra el Kalisk como se había planteado durante toda la película, sino contra un ejército de sintéticos de Weyland-Yutani comandados por la inteligencia artificial Mu/th/ur (madre), que ya conocemos de la saga Alien. La corporación ha capturado al Kalisk y también a Thia, revelando que su verdadero objetivo no era la “exploración científica” sino tener el control de las especies más letales del universo, como plantea Alien: Planeta tierra. La empresa es el elemento más significativo para el futuro de ambas franquicias, abriendo la puerta a encuentros entre Yautjas y xenomorfos en un nuevo contexto.

    Dek logra liberar a Thia y al Kalisk derrotando a los sintéticos hasta acabar con Tessa, quien explota al Kalisk desde dentro tras ser devorada, matando al depredador “invencible”, pero sabemos que Bud es una cría de Kalisk, adoptada por Dek como su nueva familia. Ahora, la sintética es la nueva “asesina suprema”, por lo que es ella a quien el Yautja reclama su cabeza como trofeo para demostrar su valía ante su clan. Cuando regresa a su planeta con este, su padre Njhorr sigue sin estar conforme, su orgullo de patriarca le impide aceptar que su hijo "débil" haya logrado lo imposible.

    El giro final y lo que sugiere

    Hay una brutal pelea final en la que Dek somete a su progenitor, pero es Bud quien le da el golpe de gracia, arrancándole la cabeza y cerrando un nuevo clan, una familia basada en la lealtad y no en la jerarquía y el miedo, pero en ese momento llega una nave con su madre. Han formado una unidad alternativa que desafía las expectativas de sus lugares de origen, un concepto que resuena a películas recientes como Guardianes de la Galaxia (2014), pero Trachtenberg ha comentado en entrevistas que este cliffhanger sugiere que las cosas podrían empeorar considerablemente con la aparición de la madre.

    Los Predator hembra hasta ahora solo habían aparecido en cómics y novelas del universo expandido, donde se describen como más fuertes, agresivas y estratégicas que los machos, lo que sugiere una relación de poder mucho más peligrosa. Trachtenberg ha declarado que aunque no hay anuncio oficial de una continuación, ya tiene preparado el concepto para una tercera película en acción real tras La presa y Badlands del que aún no ha revelado detalles. Su entusiasmo es palpable: "Lo genial es que ahora tenemos todos estos personajes interesantes, y quién sabe cuál será el siguiente. No sabía que el siguiente iba a ser Asesino de Asesinos o la historia de Dek, y al final terminamos haciendo ambas al mismo tiempo".

    Conexiones con 'Alien' y el crossover definitivo

    Las conexiones de Predator: Badlands con el universo Alien  están ligadas con Weyland-Yutani. Thia recuerda inevitablemente a personajes como Bishop de Aliens (1986) o David de Prometheus (2012), la inteligencia artificial Mu/th/ur que controla las operaciones de la corporación es la misma de Alien (1979), que conocimos como la computadora de la nave Nostromo, estableciendo una continuidad directa, aunque el "tercer proyecto" de Trachtenberg no sea la lucha entre monstruos que muchos esperan, ya que los planes podrían ser aún más ambiciosos. Por lo pronto, la colonia de la corporación en el planeta se parece mucho en diseño a la presentada al principio de Alien: Romulus (2024), lo que no parece casual.

    Los anteriores intentos sufrieron el haber intentado juntar ambas franquicias sin desarrollar adecuadamente las piezas, por lo que Alien vs. Predator (2004) y Aliens vs. Predator 2: Requiem (2007) no son muy apreciadas por los fans. Trachtenberg parece haber aprendido esas lecciones, y por ello plantea el regreso de Amber Midthunder como Naru en el final de Asesino de Asesinos, que también rescata deliberadamente Depredador (1987) y Depredador 2 (1990) al mostrar a Mike Harrigan y Dutch Schaefer en una escena a mitad de créditos, con dibujos animados de Danny Glover y Arnold Schwarzenegger en sus papeles icónicos.

    Esta decisión demuestra que Trachtenberg está dispuesto a unir diferentes períodos temporales de la saga, pero Badlands se sitúa siglos en el futuro, así que cualquiera de estos personajes estaría muerto, a menos que se introduzcan elementos de viaje temporal, lo que sí que tendría sentido para construir un universo cinematográfico donde cada película funciona como una obra independiente, pero también como pieza de un rompecabezas mayor, similar a lo que Marvel logró antes de Los Vengadores (2012).

    Trachtenberg busca eliminar la idea de que los depredadores son villanos de slasher como Michael Myers en Halloween para presentarnos criaturas con una cultura compleja, como se sugería en Predators (2010) y The Predator (2018), códigos de honor y jerarquías sociales que permiten crear un mundo más extenso, así que ahora tiene múltiples caminos para el futuro de la saga. El regreso de Dek, Thia y Bud parece inevitable dado el final abierto y el cliffhanger con la madre de Dek. Los xenomorfos aún no han hecho aparición, pero los cimientos están colocados con Weyland-Yutani operando en el mismo espacio temporal, laa pregunta no es si habrá un crossover sino cuándo y cómo.

    El encuentro entre Yautjas y xenomorfos bajo su dirección podría implicar el choque entre la caza ritualizada y el instinto, con sintéticos o humanos en medio de ese conflicto. De momento, lo más probable es que la misteriosa tercera película de Trachtenberg introduzca un concepto completamente nuevo dentro del universo Predator, según ha insinuado se trata de "algo que nadie ha hecho en ciencia ficción, nadie ha hecho en Predator, nadie ha hecho con la criatura". Sea lo que sea, será el proyecto que establezca las reglas para un futuro que pasa por la macedonia de todo lo que hemos venido viendo.

  • Las 10 mejores películas de Álex de la Iglesia, ordenadas

    Las 10 mejores películas de Álex de la Iglesia, ordenadas

    Juan José Mateo

    Juan José Mateo

    Editor de JustWatch

    Álex de la Iglesia no dirige películas: suelta bombas de relojería donde se mezclan la comedia más cruel, el terror, la España cañí y un sentido del exceso que muy pocos directores se atreven a mantener durante hora y media. Su cine es un circo grotesco y brillante a la vez.

    Si te gusta el director, en esta guía de JustWatch repasamos sus 10 mejores películas de Álex de la Iglesia, ordenadas por año de estreno, para ver cómo ha evolucionado su estilo desde la ciencia ficción macarra de los 90 hasta sus comedias negras más recientes. La idea es sencilla: ayudarte a elegir por dónde empezar a ver su filmografía según lo que te apetezca ver hoy, ya sea un apocalipsis satánico en Madrid, un western melancólico en Almería o una cena de amigos donde el verdadero monstruo es el grupo de WhatsApp.

    Acción mutante (1993)

    Antes de que los Goya, los grandes repartos corales y las taquillas millonarias llegasen a la carrera de Álex, su camino empezó con Acción mutante. Esta ópera prima producida por El Deseo (la compañía responsable de las mejores películas de Pedro Almodóvar) es un cóctel de ciencia ficción cutre a propósito, terror, comedia negrísima y sátira social: un grupo de discapacitados y marginados que secuestran a la hija de un empresario del pan integral para vengarse de una sociedad obsesionada con la belleza y la perfección física. Es como si Brazil se hubiera rodado con poco dinero en Bilbao y la hubieran reescrito unos punkis.

    Comparada con Balada triste de trompeta, aquí la violencia es menos trágica y más gamberra, pero ya se intuye la misma mala leche contra los poderosos y contra la estupidez colectiva. Y frente a la sobriedad de otros debuts del fantástico español, como Tesis en el caso de Alejandro Amenábar, Acción mutante abraza el feísmo, el exceso y el humor cafre sin disculparse. 

    Es una de sus mejores películas porque funda todo su universo: los perdedores deformes, el odio a la corrección política y esa sensación de que el futuro no será luminoso, sino un vertedero donde solo sobreviven los más desquiciados.

    El día de la bestia (1995)

    Con El día de la bestia, Álex de la Iglesia pasa de ser una promesa extravagante a convertirse en un director de culto. La premisa es ya historia del cine español: un cura que ha descifrado el Apocalipsis, un heavy satánico de Carabanchel y un presentador de televisión esotérica intentan impedir el nacimiento del Anticristo en la Madrid navideña de 1995. Es una comedia negra de acción y terror, pero también un retrato deformado de la España de las rebajas, los neones de la Gran Vía y la telebasura en pleno apogeo.

    Si se compara con otros títulos sobre el fin del mundo, desde La profecía hasta El exorcista, El día de la bestia funciona casi como su reverso castizo: aquí el demonio no está en una mansión victoriana, sino en un centro comercial, y el sacrificio heroico se mezcla con chistes de humor negro y antenas parabólicas. 

    Dentro de esta lista, dialoga de manera directa con La comunidad y El bar: las tres convierten Madrid en un escenario apocalíptico, pero esta es la que mejor equilibra el terror, el slapstick y la crítica social. 

    Es uno de sus mejores trabajos porque condensa todo lo que le hace único: ritmo endiablado, personajes memorables y la certeza de que el Apocalipsis, si llega, pillará a España viendo la tele. Ah, y aunque no lo parezca, también es una de las mejores películas de Navidad para ver en 2025 (se cumple su 30º aniversario).

    Muertos de risa (1999)

    Muertos de risa es con mucha probabilidad su película más amarga envuelta en tono de comedia. Aquí seguimos a Nino y Bruno, un dúo cómico que se convierte en fenómeno mediático en la España de los 70, 80 y 90, mientras se odian a muerte en privado. Santiago Segura y El Gran Wyoming se entregan a unos personajes que pasan de ser teleñecos del prime time a símbolos de la podredumbre del espectáculo, entre drogas, celos y una violencia cada vez más desatada.

    Comparada con Perfectos desconocidos, donde la hipocresía se cocina en una cena entre amigos, Muertos de risa expone la cara más salvaje de la cultura televisiva: todo vale si sube la audiencia. 

    Y frente a comedias sobre el mundo del espectáculo como El rey de la comedia o Lenny, aquí el tono es mucho más monstruoso, casi cercano al terror emocional que luego veríamos en Balada triste de trompeta. 

    Dentro de esta lista, es un punto intermedio entre la sátira social de Crimen Ferpecto y la tragedia grotesca de 800 balas. Es una de las grandes de Álex de la Iglesia porque demuestra que el verdadero horror no siempre lleva máscara: a veces viste lentejuelas y presenta un especial de Nochevieja.

    La comunidad (2000)

    Si El día de la bestia es el Apocalipsis en la Gran Vía, La comunidad es el Apocalipsis en la escalera de tu casa. Carmen Maura interpreta a Julia, una agente inmobiliaria que descubre una fortuna escondida en el piso de un muerto y desata la codicia homicida de toda una comunidad de vecinos. Lo que empieza como una anécdota casi costumbrista se convierte en un descenso a los infiernos de la España de portero, vecina cotilla y junta de propietarios con hambre atrasada.

    Comparada con Crimen Ferpecto, que disecciona la obsesión por el consumo en unos grandes almacenes, La comunidad se centra en el microcosmos del edificio como miniatura del país: todos contra todos por un puñado de millones, con Carmen Maura como antiheroína perfecta. 

    Frente a otras comedias de “vecinos infernales” como Aquí no hay quien viva, aquí la mezcla de suspense, terror y humor funciona como un reloj. Dentro de esta lista, es la hermana mayor de El bar: ambas juegan con el espacio cerrado, pero La comunidad es más redonda, más icónica y más cruel. Es una de las mejores películas de Álex de la Iglesia porque captura como pocas su capacidad para convertir lo cotidiano en pesadilla esperpéntica.

    800 balas (2002)

    Con 800 balas, Álex de la Iglesia se aleja de los pasillos y las escaleras para rodar uno de sus trabajos más melancólicos. La película nos lleva a un poblado del Oeste en Almería donde un grupo de antiguos especialistas de spaghetti western malvive haciendo shows para turistas, hasta que la llegada del nieto de uno de ellos y los intereses urbanísticos amenazan con borrar su último refugio. Es un canto de amor a un cine que ya no existe, lleno de tipos duros venidos a menos, mucha pólvora y polvo.

    Si se compara con Érase una vez en… Hollywood, la conexión es evidente: ambos films hablan de profesionales del cine en decadencia, del final de una época y de la manera en la que los mitos del celuloide chocan con la realidad inmobiliaria. 

    Dentro de la propia filmografía de Álex de la Iglesia, 800 balas es el reverso derrotado de Acción mutante: siguen siendo perdedores los protagonistas, pero aquí el tono es más elegíaco y menos punk. En el contexto de esta lista, es el título que más se separa del terror y la comedia pura, pero por eso revela otra cara esencial del director: la del romántico que sabe que los héroes de mentira también acaban olvidados en un descampado. Y eso la convierte en una parada obligatoria.

    Crimen Ferpecto (2004)

    En Crimen Ferpecto, Álex de la Iglesia convierte una planta de grandes almacenes en un campo de batalla moral. Rafael, un vendedor estrella obsesionado con su propia imagen, comete un asesinato accidental y queda atrapado en la telaraña de chantaje de Lourdes, la compañera “invisible” a la que nunca había tomado en serio. A partir de ahí, la película despliega un festival de humor negro sobre el culto al éxito, el machismo y la superficialidad de la clase media consumista.

    Frente a comedias laborales como El diablo viste de Prada o El apartamento, Crimen Ferpecto lleva el conflicto a un territorio mucho más grotesco, donde el deseo de ascenso social pasa por esconder cadáveres en probadores y soportar cenas familiares infernales. 

    Dentro de esta lista, es casi la prima hermana de La comunidad: en ambas, un entorno cotidiano (un edificio, unos grandes almacenes) se convierte en una ratonera donde el protagonista descubre de qué es capaz. 

    También dialoga con Perfectos desconocidos en la forma de desnudar, de forma lenta, la hipocresía de personajes que parecen “gente normal”. Es una de sus mejores películas porque condensa como pocas su habilidad para retratar la mezquindad humana con carcajadas y escalofríos a la vez.

    Balada triste de trompeta (2010)

    Balada triste de trompeta es la sublimación del exceso en la filmografía de Álex de la Iglesia. La historia arranca en plena Guerra Civil, con un payaso obligado a masacrar a machetazos al bando contrario, y salta después a los años del franquismo tardío, donde dos payasos deformados –uno triste, otro terrorífico– se disputan el amor de una trapecista en un circo que parece un campo de batalla emocional. Es una película que mezcla melodrama, cine bélico, terror, comedia y esperpento histórico sin pedir perdón por nada.

    Comparada con El laberinto del fauno, que también revisita el trauma español a través del fantástico, Balada triste de trompeta es mucho menos contenida y más salvaje: la metáfora aquí no es sutil, es un martillazo. Y frente a Joker (una de las mejores películas sobre el archienemigo de Batman), donde un payaso se convierte en símbolo de rabia social, esta se atreve a ir todavía más lejos en lo físico y lo moral. 

    Dentro de la lista, es como una versión hipertrofiada de El día de la bestia y Muertos de risa: la violencia, el humor y la tragedia están al máximo volumen. Es una de las mejores obras del director español porque condensa todas sus obsesiones (culpa, religión, fascismo, espectáculo) en un carnaval sangriento que solo podía salir de su cabeza.

    Las brujas de Zugarramurdi (2013)

    En Las brujas de Zugarramurdi, el director regresa al terror fantástico sin renunciar a su marca de comedia coral descontrolada. Dos atracadores desesperados (uno de ellos Mario Casas, firmando uno de sus mejores papeles) huyen de Madrid con un botín robado en una tienda de empeños y acaban en Zugarramurdi, un pueblo navarro donde un aquelarre de brujas lleva siglos afilando los cuchillos contra el patriarcado. A partir de ahí, la película se convierte en una montaña rusa de persecuciones, rituales y chistes sobre hombres inútiles y madres dominantes.

    Comparada con otros títulos de “pueblo maldito” como La matanza de Texas o El hombre de mimbre, Las brujas de Zugarramurdi cambia el miedo puro por una mezcla de terror y sátira feminista salvaje, muy en la línea del humor extremo que también asoma en Perdita Durango. 

    Dentro de esta lista, está a medio camino entre la claustrofobia urbana de La comunidad y el delirio visual de Balada triste de trompeta: tiene monstruos, pero también una radiografía afilada de ciertas dinámicas de género muy españolas. Es una de las mejores películas de Álex de la Iglesia porque demuestra que puede hacer un blockbuster de género que funcione como espectáculo y, a la vez, como ajuste de cuentas contra muchos de sus propios arquetipos masculinos.

    Sin duda, una de las mejores películas feministas.

    El bar (2017)

    El bar toma una idea muy sencilla (un grupo de desconocidos encerrados en un bar de barrio después de que alguien sea abatido en plena calle) y la convierte en un experimento social paranoico. A medida que avanza la historia, los clientes van desconfiando los unos de los otros, surgen teorías conspiranoicas sobre posibles virus y tramas gubernamentales, y el local se transforma en un microcosmos de miedos contemporáneos: al contagio, al diferente, a las instituciones, al vecino.

    Comparada con El ángel exterminador, donde un grupo de burgueses no puede abandonar una habitación sin motivo aparente, El bar comparte esa sensación de encierro inexplicable, pero la actualiza al lenguaje del thriller conspiranoico moderno. También guarda parentesco con La cosa, en la idea de que “el enemigo” puede ser cualquiera y la desconfianza destruye al grupo más rápido que la amenaza externa. 

    Dentro de esta lista, es la heredera directa de La comunidad: mismo gusto por el espacio cerrado, pero más sucia, más física y más marcada por la España de la crisis, el 15M y la desconfianza institucional. Es una de sus mejores películas porque demuestra que el terror del director ha sabido adaptarse al siglo XXI sin perder su toque canalla.

    Perfectos desconocidos (2017)

    Perfectos desconocidos podría parecer, sobre el papel, la película menos “de Álex de la Iglesia”, ya que es un remake de la italiana Perfetti sconosciuti, transcurre casi de forma íntegra durante una cena entre amigos y carece de monstruos, brujas o persecuciones. Sin embargo, basta rascar un poco para reconocer su sello: un espacio cerrado, un grupo de personajes que se descompone a medida que se revelan secretos y una mirada muy ácida a la hipocresía de la clase media.

    Comparada con la versión original, la adaptación española mantiene la estructura pero refuerza ciertos matices de humor negro y de mala uva que la acercan a Crimen Ferpecto o La comunidad: una vez más, lo que empieza como reunión social acaba en carnicería emocional. 

    Frente a dramas de salón como Un dios salvaje, Perfectos desconocidos juega más con el suspense tecnológico (los móviles como caja negra de nuestras vidas) y con el vértigo de vivir expuestos de manera permanente. Dentro de esta lista, es la puerta de entrada ideal para quienes aún no se atreven con la violencia explícita de Balada triste de trompeta o el tono apocalíptico de El día de la bestia. 

    Es una de las mejores películas de Álex de la Iglesia porque demuestra su versatilidad: incluso atado a una mesa de comedor, sigue sabiendo dónde clavar el cuchillo.

  • 8 franquicias del cine que fueron al espacio (ordenadas por grado de ridiculez)

    8 franquicias del cine que fueron al espacio (ordenadas por grado de ridiculez)

    Lalo Ortega

    Editor de JustWatch

    Al espacio exterior se le conoce como “la última frontera” por la inmensidad de sitios inexplorados y misterios que aloja. Pero cuando hablamos de cine, también puede ser la última frontera que separa la credibilidad del absurdo. El paso que algunas franquicias de la ficción han dado en busca de frescura, innovación, mera emoción o algunos billetes rápidos, sólo para verse arrastradas por los poderosos campos gravitacionales de la ridiculez.

    Desde el auto/cohete de Fast & Furious a Jason Voorhees en el espacio, ordenamos 8 franquicias del cine que fueron al espacio por orden de menor a mayor ridiculez, y te decimos dónde verlas en streaming.

    Los Teleñecos en el espacio (1999)

    ¿Qué es, exactamente, Gonzo de los Teleñecos? El grupo contiene a personajes basados en animales discernibles, desde ranas hasta cerdos y osos. La ambigüedad sobre Gonzo ha sido una broma recurrente en la franquicia, pero en Los Teleñecos en el espacio (Muppets from Space) es el detonador de la trama, que lo ve buscando sus orígenes en las estrellas.

    Y estos son, a final de cuentas, los Teleñecos, marionetas que protagonizan comedias musicales de fantasía con temáticas que van desde piratas hasta terror. No es ridículo en absoluto que la franquicia haya ido al espacio, pero sí hay que decir que se trata de una de las películas más débiles de los personajes. No es Los Teleñecos en Cuento de Navidad ni Los Teleñecos en la Isla del tesoro, pero si has disfrutado de estos títulos, igual te gustará.

    Aterriza como puedas 2 (1982)

    La original Aterriza como puedas (Airplane) ya era una parodia que recurría a la comedia visual para exagerar, en grado extremo, la película de desastres Aeropuerto. Así que, en cierto sentido, llevar las cosas al espacio exterior no es tanto algo ridículo, sino una necesidad creativa para justificar la existencia de Aterriza como puedas 2 (Airplane 2: The Sequel).

    Cabe mencionar que la trama sobre naves y estaciones espaciales permite un genial cameo de William Shatner, quien parodia su rol como el Capitán Kirk en Star Trek. Esta secuela, hay que decirlo, no alcanza la genialidad de la original, pero si disfrutas la comedia física de parodias como Atrápalo como puedas (The Naked Gun), te seguirás divirtiendo mucho aquí.

    Moonraker (1979)

    La saga de James Bond, el agente 007, siempre ha tenido algunos elementos de ciencia ficción que estiran los límites de la credibilidad, pero la era con Roger Moore en el protagónico fue especialmente conocida por sus indulgencias camp. Y Moonraker fue donde finalmente Bond fue al espacio en una misión para frenar un complot para aniquilar la vida en el planeta Tierra desde una estación espacial.

    Este singular episodio en la saga del 007 fue concebido, en buena parte, como respuesta al sensacional éxito de Star Wars, cuyos efectos especiales tuvieron un impacto sin precedentes. Es Bond en su forma más camp, más allá de cualquier posible parodia de El Súper Agente 96 y más cercana a los terrenos de 2001: Una odisea del espacio, pero con menos realismo 

    Ice Age: El gran cataclismo (2016)

    Como franquicia centrada en animales prehistóricos a lo largo de seis entregas (con otra en camino), Ice Age ha tenido que ingeniárselas para enfrentar a sus protagonistas con amenazas distintas y cada vez más estrafalarias. En Ice Age: El gran cataclismo, la ardilla prehistórica Scrat, perpetradora y víctima de las mejores secuencias de comedia física de la saga, termina en una nave alienígena atrapada en el hielo durante su perpetua persecución de una bellota. Una cosa lleva a la otra, y un asteroide acaba en curso de colisión con la Tierra.

    No es que esto haya salido por completo de la nada—la mencionada nave aparece en la primera entrega—, pero incluso para una película de animación, esto es un perfecto ejemplo de “saltar el tiburón”. Sigue siendo Ice Age, con un poco de Moonfall de Roland Emmerich en la mezcla.

    Critters 4 (1992)

    Critters fue otra de esas franquicias de terror que, al irse secando creativamente, optó por la vía fácil para generar un poco de sensación: mandar a sus criaturas carnívoras al espacio. Critters 4 comienza con los últimos dos huevos de Krites congelados y enviados a las estrellas, donde son encontrados por una nave espacial, cuyos tripulantes terminan condenados a enfrentarse a estos seres.

    Teniendo en cuenta que la saga de Critters fue lanzada para aprovechar el éxito de Gremlins, comedia de terror temática y tonalmente similar, no es tan descabellado que esta franquicia haya ido al espacio. Sigue en el mismo espíritu absurdo, pero filtrado por Alien: el octavo pasajero.

    Leprechaun 4: En el espacio (1996)

    Ya adelanta bastante sobre el asunto el puro hecho de que lo más novedoso y absurdo de una premisa se encuentre en el subtítulo. Leprechaun 4: En el espacio lleva al ser sobrenatural irlandés del título a las estrellas luego de tres películas de asesinatos en la Tierra. Ahora, sus desafortunadas víctimas son marines espaciales en una misión para establecer relaciones diplomáticas con una princesa espacial.

    Es, en resumidas cuentas, el equivalente para la saga Leprechaun de lo que Jason X es para Viernes 13, con el mismo grado de exageraciones visuales de su contemporánea Alien: Resurrección, pero por vía de La loca historia de las galaxias. Sus dos salvaciones son Warwick Davis en el rol principal, realizando ejecuciones tan imaginativas que es mejor no adelantar aquí.

    Fast & Furious 9 (2021)

    En los 20 años entre el estreno de la entrega original y la novena, la saga de Fast & Furious (también conocida como A todo gas) atravesó transformaciones radicales. Del mundo de los atracos y las carreras clandestinas, Dom Toretto (Vin Diesel) y compañía pasaron de ser viles bandidos a, virtualmente, mercenarios cuasi-superhéroes. ¿Cómo superar las acrobacias en las Etihad Towers de Abu Dhabi de la séptima, o la persecución en el hielo contra un submarino en la octava?

    Fast & Furious 9 responde con una incursión al espacio, aunque es breve. Para hackear un satélite, Tej (Ludacris) y Roman (Tyrese Gibson) son enviados a órbita a bordo de un auto con un muy peculiar tuning: un cohete. Es sólo por una secuencia, pero incluso en el mundo de alocadas acrobacias de la saga, resultó ser demasiado para algunos, incluso al interior de la producción.

    Jason X (2001)

    No podemos hablar de franquicias del cine que fueron al espacio con resultados ridículos sin mencionar a Jason X, tan infame en su momento como querida en retrospectiva. La trama se sitúa en un futuro lejano en el que la Tierra es inhóspita, pero la leyenda de Jason Voorhees sobrevive. Ocasionales expediciones al planeta recogen vestigios de la vieja civilización y es así como Jason es descubierto en suspensión criogénica. Su ida al espacio convierte a esta bestia implacable en un cyborg virtualmente imparable.

    Como décima entrega de su franquicia, es el resultado del impulso creativo que, al quedarse sin ideas en la Tierra, miró hacia el espacio. Al final sigue siendo Viernes 13 en el sentido de que ahí sigue Jason matando adolescentes, pero atrapado entre el humor autorreflexivo de Scream y la acción exagerada de las primeras adaptaciones de Resident Evil.

  • ¿Qué es ‘Pluribus’ en Apple TV+? La explicación detrás del nombre y la serie de televisión

    ¿Qué es ‘Pluribus’ en Apple TV+? La explicación detrás del nombre y la serie de televisión

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Editor de JustWatch

    El estreno de Pluribus en Apple TV+ marca el regreso de Vince Gilligan a la televisión tras su trabajo en algunas de las series más aclamadas de las últimas décadas. Conocido por Breaking Bad y Better Call Saul, Gilligan ha construido una reputación como uno de los creadores más meticulosos del medio y, ahora se adentra en la ciencia ficción con un trabajo que rompe con cualquier expectativa preconcebida a partir de su trayectoria. 

    A través de JustWatch, exploramos qué significa este enigmático título, de dónde proviene su inspiración y por qué esta serie llega en un momento clave, es un mundo post pandemia que busca reflexiones sobre la identidad colectiva y el miedo a lo desconocido.

    El legado de Vince Gilligan y por qué importa su regreso

    Hay pocos nombres de creadores a los que la industria preste atención a cada nuevo proyecto, y uno de ellos es Vince Gilligan. Breaking Bad (2008-2013) fue un golpe a los supuestos de la narrativa televisiva, transformando a un profesor de química en un antihéroe memorable. Better Call Saul (2015-2022) es la rara precuela que no solo repitió su éxito, sino que muchos consideran superior al original. Pluribus es su nueva incursión en la ciencia ficción televisiva, un género que Gilligan había explorado en algunos episodios de Expediente X, donde trabajó como guionista y productor durante nueve temporadas.

    Aquella experiencia le permitió probar con la ficción especulativa, pero siempre dentro de los confines de una serie de “caso de la semana”. Ahora, con total libertad creativa y el respaldo de Apple TV+, Pluribus ofrece un universo desde cero, en un momento en el que donde muchas series se adhieren a las franquicias, pero su creador sigue apostando por el contenido original, y decisiones que suponen un riesgo en una era de inmediatez, como la construcción lenta, el misterio gradual y recompensas solo para el espectador paciente. Pero, ¿Qué es este nuevo artefacto y qué significa su título?

    El significado de 'Pluribus' y la premisa de la serie

    El título Pluribus proviene directamente del lema estadounidense "E pluribus unum" (de muchos, uno), que aparece en el Gran Sello de los Estados Unidos. Esta frase en latín, adoptada en 1782, representa la unión de los trece estados originales en una sola nación. La serie trata de subvertir este concepto patriótico planteando qué sucede cuando esa unidad no es voluntaria, sino impuesta, mostrando un futuro cercano donde una anomalía, quizá una tecnología, comienza a eliminar las diferencias entre las personas de forma inquietante.

    La premisa tiene otros matices en la sociedad post pandemia, donde un evento mundial lo cambió todo, enfocándose en lo que podríamos perder si la identidad individual dejara de existir. Miedos contemporáneos con la ciencia ficción como espejo deformante de la conformidad y el control social que recuerda mucho a The Leftovers (2014-2017), la obra maestra de Damon Lindelof que exploraba el trauma colectivo tras la desaparición inexplicable del dos por ciento de la población mundial. Ambas utilizan premisas fantásticas para especular cómo se reorganiza la civilización cuando las certezas desaparecen.

    La elección de Apple TV+ como plataforma confirma su compromiso con la ciencia ficción ambiciosa y de altos valores de producción. Desde Fundación (2021-presente), Silo (2023-presente) o Para toda la humanidad (2019-presente) a Monarch: El legado de los monstruos (2023) plantea una filosofía que prima la premisa conceptual fuerte y la estrategia deliberada de diferenciación. Para Gilligan es una oportunidad para tener libertad creativa con grandes recursos, fotografía cinematográfica e inspiración en uno de los pilares del género, lo que completa el cromo que le faltaba a Apple.

    'Pluribus' se inspiró en secreto en este clásico de la ciencia ficción

    Detrás de la extraña premisa de Pluribus se esconde una inspiración que Gilligan ha reconocido abiertamente: La invasión de los ladrones de cuerpos, la novela de Jack Finney publicada en 1955. Una obra fundacional del terror paranoico que ha obsesionado a distintas generaciones de cineastas y escritores por su concepto central —seres que reemplazan gradualmente a los humanos con copias idénticas pero sin alma—, una metáfora infinitamente adaptable que en los años 50 representaba cosas muy diferentes que en los 90 o los 2000.

    Adaptada al cine en múltiples ocasiones, cada una ha ido reflejando su momento histórico. La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) es la más fiel al espíritu de la novela, con Kevin McCarthy como el doctor Miles Bennell descubriendo la invasión en su pequeño pueblo californiano. La invasión de los ultracuerpos (1978) de Philip Kaufman intensificaba la paranoia urbana dirigida y añadió elementos de body horror que la novela solo insinuaba. Body Snatchers (1993) de Abel Ferrara situó la historia en una base militar, explorando temas de conformidad institucional, mientras que Invasión (2007) con Nicole Kidman modernizó el concepto sin mucho éxito.

    Gilligan ha explicado que lo que le da miedo del material de Finney “no es que te reemplacen, sino que nadie más lo note. La gente sigue viviendo sus vidas, pero algo esencial ha desaparecido. Esa pérdida silenciosa de humanidad, ese cambio que sucede tan gradualmente que cuando te das cuenta ya es demasiado tarde, eso es verdadero terror".  El giro argumental de la serie, sin revelar spoilers específicos, juega con las expectativas establecidas por las múltiples adaptaciones, modernizando el concepto para la era de las redes sociales, la vigilancia digital y los debates sobre inteligencia artificial. La pérdida de individualidad ya no requiere invasores del espacio exterior, puede emerger de la propia tecnología humana, del nuestro deseo de conexión llevado a extremos.

    Aunque también hay muchísimas variaciones del concepto que, como Pluribus, han ideado su propia mitología partiendo de una base de “mente colmena”, y una de ellas es sorprendentemente parecida a la que sugiere Gilligan. No es otro que el episodio “Asimilación erótica automática” de la serie Rick y Morty, que presentaba a una colmena colectiva llamada Unidad con múltiples parecidos con la idea principal de la serie de Apple.

  • La extraña conexión de King Kong con Doctor Who, explicada (no es lo que piensas)

    La extraña conexión de King Kong con Doctor Who, explicada (no es lo que piensas)

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Si lees esto y piensas en lo extraña que resulta la existencia, no temas. Quien te escribe esto tampoco acaba de creerse el titular que está mandando. Sí, Dr. Who existe en el universo de King Kong, aunque este tiene deferencia por Godzilla… 

    Pero ya puedes rascarte la cabeza en descreencia, porque no lo habrás visto ni en el clásico King Kong (1933) ni en el remake de King Kong de 1976 con Jeff Bridges, y ni siquiera en Kong: La isla calavera (2017), que como todo refrito posmoderno podría abrazar sin problemas una pirueta argumental del estilo. No: para encontrar el extraño vínculo entre el Dr. Who y el universo de King Kong, debemos viajar hasta lo más profundo de las cavernas de la cultura pop.

    El Dr. Who existe en el universo de King Kong

    Puede parecer raro decir que The King Kong Show, la serie animada de los años sesenta protagonizada por King Kong, y la franquicia del simio gigante comparten universo con un doctor Who. Pero en realidad, no estamos hablando del Doctor de la BBC, sino de un personaje llamado Dr. Who –ojo con ese “Dr.”– un científico loco que sí existe en la mitología de King Kong.

    Según la wiki del fandom de Godzilla, el Dr. Who es un villano recurrente en The King Kong Show, y también aparece en la película japonesa King Kong escapa (1967), la de King Kong contra Mechani-Kong (sí, el King Kong robot: un equivalente al Mecha-Godzilla de Godzilla contra Mechagodzilla de 1975), en la que trabaja para extraer el “Elemento X” usando el doble robótico y amoral del simio, y luego tratando de explotar al propio Kong.

    En fin. Podemos decir que, al menos dentro de la franquicia de King Kong, el “Dr. Who” existe… Aunque la wiki afirma que la coincidencia del nombre es “usualmente considerada una coincidencia”, porque la serie británica Doctor Who era relativamente poco conocida en Japón en 1967. Lástima. En la serie, también aparece el personaje de Bobby Bond y nada tiene que ver con James: más bien al contrario, Bobby es un pequeño simio al que Kong rescata de las fauces de un T-Rex y con el que desarrolla una amistad genuina.

    Lo siento, Kong, al verdadero Doctor Who le gusta más Godzilla

    Muy a pesar de las referencias de Kong a Who, el verdadero Doctor (el de la serie de Doctor Who de 1963) parece no conocer en absoluto la existencia de King Kong. Es más, el personaje de la BBC prefiere a la otra gran criatura del imaginario kaiju japonés: Godzilla, que sí aparece en numerosas ocasiones dentro del universo de la serie. Por ejemplo, en la wiki de la TARDIS explican que Godzilla es mencionado o aludido en varias ocasiones…

    Por ejemplo, el compañero del Sexto Doctor (Frobisher) toma la forma de Godzilla para asustar a sus atacantes tras ver un vídeo del lagarto nuclear. Además, en el cómic Godzilla: Legends #4 la TARDIS hace un cameo muy cercano al pie de Mechagodzilla. Así que podemos presuponer que, en caso de que Godzilla y Kong tuvieran un encuentro con el Doctor Who británico, seguramente este preferiría al monstruo japonés.

    Que no, no hay un episodio oficial de Doctor Who (tampoco en la serie de 2005) en el que aparezcan ni Godzilla ni King Kong como personajes reales interactuando con el Doctor. Tampoco hay una película de King Kong o Godzilla con un cameo de Doctor Who; la vida sigue siendo algo triste.

    ¿Vale la pena ver ‘The King Kong Show’?

    Ahora, el titular vale oro. Lo cual lleva a otra pregunta: si nos atenemos a la presencia recurrente del tal “Dr. Who” en The King Kong Show, ¿es una serie que merezca la pena explorar? Valorémoslo, aunque la respuesta resulta de por sí bastante lógica.

    The King Kong Show es una perlita para quienes disfrutéis de la fórmula más clásica del kaiju, extendida y troceada en píldoras episódicas, y no, el par de apariciones de Dr. Who en la trama no vuelven el conjunto digno de ver, o no más allá de lo que (de por sí) es: una gema de valor histórico e interés geek. El Show tiene un indudable valor nostálgico como producto de la animación de los años sesenta, con su distintiva estética retro y una combinación atractiva de ciencia ficción pulp y monstruos colosales.

    Si lo que buscas es una espectacular serie con personajes venidos de imaginarios muy diferentes, y ya hayas descubierto todo lo que Doctor Who te puede ofrecer, quizás quieras volver a un clásico infravalorado en España, El Ministerio del Tiempo (2015). También puedes decantarte por las peleas con robots en Batman Ninja (2018), en la que no vas a creer que estés viendo al Guasón y al Caballero Oscuro pilotando mechas a reventar. ¡Eso es un cruce satisfactorio!

    Y si prefieres seguir indagando sobre el imaginario menos conocido de Kong pero no tienes tiempo para toda una serie, dale una oportunidad a la película animada King Kong, el rey de las bestias (1998). Es, me permitireis, bastante mona.

  • Atractivos y terroríficos: los 10 mejores monstruos de Guillermo del Toro

    Atractivos y terroríficos: los 10 mejores monstruos de Guillermo del Toro

    Juan José Mateo

    Juan José Mateo

    Editor de JustWatch

    Los monstruos de Guillermo del Toro no solo dan miedo, sino que también seducen. Están llenos de belleza rara, heridas visibles y metáforas que nos devuelven nuestra propias sombras. En esta guía repasamos, en orden de estreno, las diez criaturas físicas que para mí condensan lo mejor de su imaginario: por qué fascinan, por qué inquietan y cómo dialogan con otras bestias del cine fantástico. 

    Tras maravillarnos con Frankenstein, la idea es ayudarte a descubrir otras criaturas de su filmografía y explicarte qué las hace memorables.

    Demonio invocado — Geometría (1987)

    El demonio que convoca el adolescente de Geometría es pequeño en metraje, pero enorme en intención: un ser corpóreo que lleva al extremo el deseo de controlar la muerte. 

    Me atrae su tono de cómic ochentero y la insolencia con la que irrumpe en la vida doméstica; es menos solemne que otros diablos del cine y más juguetón, casi travieso. Lo terrorífico está en la moraleja: pedir milagros tiene un coste y el caos siempre pasa factura. 

    Comparado con los pactos mefistofélicos de El corazón del ángel, aquí la sátira manda; frente a criaturas posteriores de Del Toro, es el “borrador” punk del Fauno: otra figura ambigua que te guía… o te pierde.

    Como película, Geometría tiene la ingenuidad de un experimento, pero también la semilla de todo lo que vendrá más tarde: humor, fatalismo y cariño por lo sobrenatural. Este demonio no es solo un susto: es una advertencia envuelta en broma. 

    Funciona como catalizador del deseo humano de burlar la muerte, recordándonos que el horror no siempre viene del más allá, sino de nuestra propia soberbia.

    Insectos mecánicos — Cronos (1993)

    El artefacto de Cronos (un escarabajo mecánico con vida propia) parasita a Jesús Gris y lo empuja hacia un vampirismo refinado. Su atractivo es táctil: engranajes dorados, zumbido hipnótico y una sensualidad alquímica que anticipa la obsesión por el “objeto-monstruo” de Del Toro. 

    Su terror no es el bicho en sí, sino el efecto que provoca: dependencia, degeneración y sed. Frente a vampiros clásicos como los de Drácula de Bram Stoker, Cronos apuesta por biología y relojería. 

    Y si lo comparo con la Raza judas de Mimic, comparten la raíz “científica”, aunque el escarabajo es íntimo y elegante; mientras los Judas, industriales y depredadores. Dentro de esta lista, dialoga con la Criatura de Frankenstein: ambos nacen de una tecnología que “se pasa de lista”.

    La película me sigue pareciendo una joya. Tiene algo de El gabinete del doctor Caligari y algo de Nosferatu (de la que escribimos una guía para verla en orden), pero filtrado por un México húmedo y melancólico. El escarabajo es bello, casi joyería viva, y al mismo tiempo repulsivo. 

    Es el equilibrio perfecto entre la fascinación y el asco. En Cronos, el monstruo no es enemigo sino un espejo: el símbolo de la obsesión humana por prolongar lo inevitable.

    La Raza judas — Mimic (1997)

    Los insectos mutantes de Mimic fascinan por su camuflaje: imitan siluetas humanas con una perversión de lo cotidiano (el hombre de gabardina que no lo es). Su atractivo es biológico: evolución acelerada, diseño que huele a laboratorio y alcantarilla.

    Su siniestralidad nace de lo “casi humano” (el valle inquietante aplicado a una cucaracha gigante). Frente a xenomorfos como los de Alien, los Judas no son perfectos depredadores; son errores urbanos de nuestra soberbia científica. 

    Comparados con los Reapers de Blade 2, comparten mutación y hambre, pero los Judas aterran por proximidad: están debajo de nuestros pies. Dentro de la propia lista, son el reverso sucio del Hombre Anfibio: ambos son “otros” biológicos, pero uno invita al amor y el otro al insecticida.

    Aunque su trama no está a la altura de sus ideas, Mimic es el Del Toro más subestimado. Bajo su envoltorio de thriller noventero hay una tesis muy moderna: el monstruo como resultado de la manipulación humana. La Raza judas es tanto amenaza como advertencia: la ciencia que juega a ser Dios termina devorada por su propia creación (el paralelismo con Frankenstein es evidente)..

    Vampiros (Reapers) — Blade II (2002)

    Los Reapers son la actualización carnívora del vampiro: mandíbula hendida, biología imparable, virus que devora a su propia especie. Me seduce su lectura de “evolución descontrolada” y el fetichismo biomecánico del diseño. Dan miedo porque no negocian: son necesidad pura. 

    Si los enfrento a películas de vampiros como los de Entrevista con el vampiro, Del Toro corre hacia la carne, la saliva y el pliegue. Y comparados con Cronos, aquí el vampirismo pierde elegancia pero gana en físico y acción. 

    Dentro de la lista, son primos salvajes del Hombre Pálido: ambos comen, pero uno encarna la glotonería mística y los Reapers, la pandemia sin ética.

    En Blade II, el monstruo no es enemigo exterior, sino evolución interna: la plaga que corrompe a los propios vampiros. Del Toro convierte el cine de acción en laboratorio de biología infernal. Lo atractivo es su energía; lo terrorífico, su falta de alma. Si Cronos era la tentación individual, Blade II es la enfermedad colectiva.

    Hellboy — Hellboy (2004)

    Hellboy es, quizá, el monstruo más carismático de Del Toro: demonio de puño pétreo y corazón blando. Su atractivo está en el contraste: bestia roja con humor seco, outsider que decide pertenecer. 

    Su amenaza no es él, sino su destino: llave de un apocalipsis que lucha por no abrir. Frente a otras películas de antihéroes demoníacos como Spawn, Hellboy gana por humanidad y puesta en escena artesanal. 

    Comparado con el Fauno, comparten ambigüedad moral y un físico inolvidable; con el Hombre Anfibio, el tema de “ser amado pese a”. Y si lo mido con enemigos internos de El callejón de las almas perdidas, Hellboy recuerda que lo monstruoso puede elegir el bien.

    Como película, Hellboy es una mezcla perfecta entre lo pulp y la melancolía. Del Toro logra algo rarísimo: un blockbuster con alma. Hellboy no es un villano, sino un héroe cansado que carga con su propio origen infernal. En su mundo, el monstruo no amenaza al hombre: lo protege.

    El Fauno — El laberinto del fauno (2006)

    El Fauno me fascina por su ambigüedad: ¿guía, embaucador o guardián? Su atractivo es telúrico (madera, cuernos, polvo de mito) y su peligro, la manipulación del deseo infantil. 

    Frente a otros faunos del cine (el amable de Narnia), este es adulto, retorcido y lleno de zonas grises. En la propia lista, dialoga con el Ángel de la Muerte (ambos “funcionarios” de lo sagrado) y con Hellboy (bestias con código moral). También se contrapone al Hombre pálido: el Fauno promete acceso; el Pálido, prohibición. Es uno de los mejores porque condensa la tesis del director: lo fantástico como prueba ética.

    El laberinto del fauno es la síntesis perfecta del estilo Del Toro: poesía, política y monstruos que enseñan a mirar. El Fauno es un guardián que somete a Ofelia a pruebas, pero también una figura de duda. No sabemos si miente, y eso lo vuelve humano. Su papel es el de mediador entre mundos, entre obediencia y libertad.

    El Hombre pálido — El laberinto del fauno (2006)

    El hombre pálido es la imagen-aguijón del cine de Del Toro: ojos en las manos, piel colgante y un banquete prohibido. Su atractivo (sí, atractivo) es icónico: una composición pura y una estampa que no olvidas. 

    Su terror, por el contrario, es bíblico: castigo a la desobediencia, devorador de niños, ritual de la mirada. Si lo comparo con el bogeymen del siglo XXI (Slender Man, It), el Pálido gana en simbolismo: no es solo un susto, es un mandamiento. 

    Frente a los Reapers, come menos y trasciende más. Y dentro de la lista, es el reverso del Hombre Anfibio: ambos son bellos a su modo, pero uno promete ternura y el otro, pasar factura.

    En la película, su escena funciona como una parábola: la inocencia tentada, la curiosidad castigada. Lo que me sigue asombrando es su quietud, su diseño casi pictórico. No necesita moverse para aterrar. Representa la voracidad del poder, y en esa pasividad monstruosa se esconde su fuerza.

    El Ángel de la Muerte — Hellboy II: El ejército dorado (2008)

    Con ojos en las alas y solemnidad de retablo, el Ángel de la Muerte en Hellboy II, impone. Su atractivo es litúrgico: parece una pintura gótica que ha cobrado vida. Su terror no está en matar, sino en el trato: salvar con condiciones apocalípticas. 

    Comparado con los ángeles oscuros de Constantine, este tiene más artesanía y destino. Dentro de la lista, se parece al Fauno: ambos son intermediarios; uno del bosque, otro del más allá. Y frente a Hellboy, funciona como su espejo fatal: recuerda que ser monstruo también es cargar con profecías. Es de lo mejor del Toro por capacidad de mitificación en un plano.

    En Hellboy II, el Ángel no es solo decorativo: encarna el peso del destino. Me fascina su ambigüedad (es juez y salvador a la vez) y cómo su aparición redefine el tono de la película. No es terror, es teología visual. Su papel es advertir que la compasión puede traer el fin del mundo, un dilema muy deltoriano.

    El Hombre Anfibio — La forma del agua (2017)

    El anfibio es erótico y sagrado; un “monstruo” que no pide perdón por su belleza. Atrae por su físico clásico (eco de La mujer y el monstruo), por su piel-ornamento y por la ternura sin palabras. 

    Aterroriza cuando lo vemos a través del humano cruel: la ciencia que tortura. Comparado con criaturas amables como E.T., este es adulto, sensual y político. Frente a la Raza judas o los Reapers, desmonta la ecuación “no humano = amenaza”. Dentro de la lista, es el contrapunto del Pálido: demuestra que el verdadero monstruo puede llevar corbata. Es de los mejores porque convierte el miedo en deseo y gana un Oscar haciéndolo.

    Como película, La forma del agua me parece el triunfo definitivo de Del Toro: convertir lo monstruoso en romántico sin diluir su rareza. El Hombre Anfibio es el corazón moral del film: enseña empatía a quienes ya la habían perdido. Su papel es claro: redimir la diferencia y reconciliar belleza.

    La Criatura — Frankenstein (2025)

    La Criatura de Frankenstein hereda toda la tradición del monstruo trágico: cuerpo remendado, alma nueva y mucha hambre de amor. Su atractivo es la empatía: la belleza de quien aprende a sentir. Su terror, el físico grotesco y la violencia del rechazo. 

    En comparación con películas de Frankenstein, Del Toro suele sumar más ternura táctil y carga simbólica. Dentro de la lista, es prima de Cronos (la ciencia que desborda), hija del Fauno (la prueba moral) y espejo del Hombre Anfibio (el amor como salvación). Es uno de los mejores porque cierra el círculo: el “monstruo” más humano… es el humano fabricado.

    Del Toro, que siempre filmó criaturas en busca de afecto, ahora graba al creador que no sabe darlo. La Criatura no es ni villano ni víctima, sino el espejo de su propio autor. Y su papel, el de cerrar una genealogía: la del monstruo que ya no necesita redención, porque su existencia basta para conmovernos. 

    Ah, y mención especial para Jacob Elordi, quien realiza el mejor papel de su carrera.

  • Las 10 mejores películas de fantasía para ver gratis en plataformas

    Las 10 mejores películas de fantasía para ver gratis en plataformas

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    En un mes donde coinciden en carteleras el muy anticipado estreno de la segunda parte del fenómeno Glinda-Elphaba, Wicked: For Good, y la película de JUJUTSU KAISEN: Execution, parece que las aventuras de fantasía están más al orden del día que nunca, ya sean de anime o venidas del imaginario Broadway. Y como te prometieron que podías tener todo el cine disponible en tus manos sin arruinarte con tus mil suscripciones a plataformas, y resultó ser más una encantadora fantasía que una realidad, la guía que hoy te propongo es más necesaria que nunca.

    Porque hay muchísima fantasía disponible legalmente en plataformas y tanta otra por la que no es necesario pagar ni un centavo. Si disfrutas el género, hoy te recomiendo diez muy buenas películas en clave de universos maravillosos (con unicornios o con ingredientes de realismo mágico), de todas las épocas y orígenes, pero que puedes ver gratis ya mismo. ¿Vamos?

    El arca rusa (2002)

    El arca rusa (2002) es lo que llaman “una experiencia cinematográfica”. La película de Aleksandr Sokúrov supone un viaje hipnótico por la historia y la memoria rusa, filmado en un solo plano secuencia dentro del Museo del Hermitage. Un espectáculo al nivel de 1917, pero con las formas líricas del cine de Tarkovski. El narrador invisible recorre siglos de cultura, desde los zares hasta el siglo XX, acompañado por un misterioso diplomático francés.

    La fantasía aquí nace del propio tiempo que se pliega sobre sí mismo, más que de criaturas o hechizos: los personajes históricos conviven como si el pasado nunca hubiera terminado. Su carácter onírico la emparenta con Orlando de Sally Potter, donde el paso de los siglos también se cuenta en un abrir y cerrar de ojos, y donde la historia se convierte en un sueño continuo. Una proeza a todos los niveles, y gratis.

    El malvado zorro feroz (2017)

    Yo siempre reivindicaré la animación francesa y las películas para toda la familia. Y por eso, a Sokurov le sigue El malvado zorro feroz (2017). Esta encantadora colección de cuentos rurales mezcla ternura y parábolas como las de las mejores fábulas de antaño, con un zorro torpe que intenta ser feroz sin mucho éxito, y que termina criando tres polluelos.

    Pero el gran atractivo de la película dirigida por Benjamin Renner y Patrick Imbert recae en su estética. Pocas películas se ven tan parecidas a los libros ilustrados que tanto cariño nos guardan; quizás a excepción de Ernest y Célestine (2012), del mismo estudio. Y claro, de una calidez digna de ¡Qué bello es vivir!, representa una fantasía de película (de fantasía) para ver en Navidad, con todo el clan alrededor.

    Orlando (1992)

    Nos cuesta creer que el tremendo clásico de Virginia Woolf haya sido adaptado solo tres veces en el cine, hasta que lo leemos. Entonces descubrimos cuánto desafía los límites del cuerpo y la historia el Orlando (1992) de Sally Potter al adaptar, simplemente, una novela de tiempo e identidades fluidas. Su protagonista, interpretade por Tilda Swinton, vive durante cuatro siglos sin envejecer, atravesando transformaciones sociales y sexuales con una liviandad que hará arquear las cejas de todo el mundo (¡fue escrita en el diecinueve!).

    Nada nuevo para quienes disfrutasen de El arca rusa, también fascinada por el tiempo como materia maleable, aunque la adaptación de Potter va pasando los siglos medio distraída en romances y desengaños. Es la tía lesbiana y algo polvorienta (pero bien) de El curioso caso de Benjamin Button (2008).

    Piel de asno (1970)

    ¡Quién dijo que no se podían escribir cuentos medievales en el siglo XX! Jacques Demy, amante incomparado del color y la música, no duda en vestirse de bardo para trasladar la fantasía de Los paraguas de Cherburgo (1964) al mundo del cuento de Perrault. En Piel de asno (1970), Catherine Deneuve encarna a una princesa que huye disfrazada con la piel de un asno mágico para escapar de un matrimonio incestuoso. Decíamos, la película combina una estética de cuento clásico con la psicodelia y el artificio cromático de los años setenta, convirtiendo la inocencia infantil en una ensoñación surrealista, que ahora han recuperado cineastas como Anna Biller en The Love Witch (2016).

    A mí me recuerda a la simplicidad fabulística subversiva de Cuentos de la luna pálida, que tampoco se esconde de ser un cuento y nada más (y nada menos) que un cuento. Piel de asno es un festín visual y una fábula feminista encubierta. Vela, si te atreves.

    Accidental Luxuriance of the Translucent Watery Rebus (2020)

    Accidental Luxuriance of the Translucent Watery Rebus (2020) es mi gran apuesta en la lista. De entrada, no conozco a nadie que la haya visto (yo la descubrí en un festival de cine experimental y fli-pé). Este experimento de Dalibor Barić es una película collage que mezcla animación, imágenes de archivo y narración fragmentada en una especie de noir filosófico, bastante lisérgico.

    Más loca que El congreso (2013), anticipándose a la imagen producida con IA, su trama –si puede llamarse así– sigue a un hombre fugitivo y a una mujer misteriosa entre sueños y recuerdos modificados por una suerte de estado soviético. Entre el flujo onírico, el fuerte arraigo a un imaginario noir y lo trepidante que resulta todo, aunque no entiendas nada, la convierten en absolutamente única, un fenómeno a parte en la animación.

    Cuentos de la luna pálida (1953)

    El séptimo sello y Cuentos de la luna pálida (1953) son dos clásicos que, por serlo, aún no han sido tan vistos como merecerían. Dales una oportunidad, que están gratis. La película de Kenji Mizoguchi es de aquellas que crecen con el tiempo. El japonés adapta cuentos del siglo XVIII para tejer una historia sobre ambición, amor y fantasmas, en la que dos campesinos son arrastrados por la guerra y la ambición.

    Como en Amanecer (1927) de Murnau, o en una versión realista de La Odisea de Homero, uno se enamora de un espíritu, otro pierde su hogar. Confesión compungida sobre la fugacidad y la redención, donde la belleza del mundo convive con la condena de la ambición, Cuentos de la luna pálida tiene algunas de las escenas íntimamente más dolorosas de la historia del cine.

    El séptimo sello (1957)

    Si repasamos cuantísima gente no ha visto (aún) El séptimo sello (1957), podríamos arrebatar un buen puñado de carnés cinéfilos. En una Suecia medieval, asolada por la peste, un caballero regresa de las Cruzadas y, en una playa desierta, se topa con la Muerte, que lo reta a una partida de ajedrez: si gana, conservará un poco más de tiempo. Si no, por lo menos habrá jugado uno de los momentos más icónicos de la historia del cine.

    Como en Cuentos de la luna pálida, o como en la posterior Persona (1966), Ingmar Bergman plantea un auténtico conversatorio filosófico, alegórico pero no pretencioso, sobre la fe, la culpa y el deseo de comprender. Porque, ¡qué tocada de narices volver a casa para encontrar que “casa” no es más que una idea!

    Tigre y dragón (2000)

    Nos faltaba fantasía asiática… Tigre y dragón (2000) monta un wuxia de espadas donde las batallas buscan perfeccionar la gran tradición de artes marciales venida del continente. Como Piel de asno, o como el ejercicio revisionista de Wong Kar-wai en The Grandmaster (2013), aquí la tradición se celebra subiendo las apuestas. Ambientada en la China de la dinastía Qing, la película sigue al maestro Li Mu Bai (el gran Chow Yun-Fat), un guerrero legendario que planea retirarse, y a Yu Shu Lien (Michelle Yeoh, otra desconocida), la mujer que ama en secreto.

    El robo de una espada sagrada es la excusa que empieza los combates y el romance entre ellos, pero no hace falta mucho argumentario para concluir que, efectivamente, los que se pelean se desean. Si este clásico de Ang Lee ya lo tienes controlado, prueba con la versión hardcore de Hou Hsiao-hsien, The Assassin (La asesina) (2015).

    ¡Qué bello es vivir! (1946)

    Este clásico navideño no necesita carta alguna de presentación, pero si has vivido bajo una piedra hasta el día de hoy, quieres leer con calma. ¡Qué bello es vivir! (1946) plantea algo con lo que tanta gente ha fantaseado alguna vez: ¿Cómo sería el mundo si yo no existiera? Cuando un ángel le muestra esto a un desesperado padre de familia (el magnífico James Stewart), este redescubre el valor de su vida y debe luchar para merecerla otra vez.

    Frank Capra crea una fábula humanista sobre la solidaridad y la gratitud, que en plena posguerra ofrecía esperanza a una sociedad cansada de tanta oscuridad. Una parábola optimista y para toda la familia, como la de El malvado zorro feroz, donde la bondad también triunfa sobre el cinismo.

    Palm Springs (2020)

    Esta es la típica que no esperas encontrar en una lista de películas de fantasía. Para empezar, porque Palm Springs (2020) es antes que nada una dramedia millennial sobre los conflictos cotidianos de dos jóvenes sin mucha fe en el futuro. Bajo la batuta de Max Barbakow, este Atrapado en el tiempo (1993) cuelga a su pareja protagonista en un bucle temporal durante una boda en el desierto. 

    Lo que al principio parece una pesadilla se convierte en una oportunidad para redescubrir el sentido del tiempo y del amor, ya se sabe. Pero si esperas la ñoñería de ¡Qué bello es vivir!, encontrarás aquí una comedia romántica brillante, que habla con ironía sobre la paradoja de la libertad en medio de la rutina infinita.

  • Tessa Thompson: ranking de sus 10 mejores películas y series

    Tessa Thompson: ranking de sus 10 mejores películas y series

    Lalo Ortega

    Editor de JustWatch

    Nacida en Los Ángeles, California el 3 de octubre de 1983, Tessa Thompson es una de las actrices más aclamadas y prominentes de la última década, tanto en el cine independiente como en grandes franquicias taquilleras. Ha protagonizado títulos de corte autoral—y de temáticas que exploran el racismo y la libertad sexual en Estados Unidos—hasta películas de Marvel Studios.

    A raíz de su reciente protagónico en Hedda, presentamos un ranking de sus 10 mejores películas y series. Además, te decimos dónde están disponibles para ver online y conocer más sobre su fascinante trayectoria.

    Selma (2014)

    Fue en 2014 que la carrera de Tessa Thompson comenzó a despegar, y uno de los roles que la pusieron en la mira fue en el drama histórico Selma, sobre las marchas pacíficas desde la ciudad homónima a Montgomery durante 1965, en pleno auge del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Thompson interpreta a Diane Nash, una de las activistas que trabajó de la mano con Martin Luther King Jr. (David Oyelowo). La actriz se destaca en un ensamble que también incluye, ni más ni menos, que a Cuba Gooding Jr., Tim Roth y Oprah Winfrey.

    Dirigida por Ava DuVernay, la película arroja luz sobre uno de los momentos clave en un periodo álgido en la historia de los Estados Unidos, diseccionando las tensiones raciales de la era—y el hecho de que la visión de King sigue siendo materia pendiente—. Si te interesa el tema y lo has explorado con películas como Malcolm X o el documental No soy un negrata, será para ti.

    Creed. La leyenda de Rocky (2015)

    Poco después de un par de roles que la pusieron bajo los reflectores en 2014, Tessa Thompson probó las aguas de las franquicias cinematográficas pero por una vía interesante. Creed. La leyenda de Rocky es, como ya revela su desafortunado título para España, un spin-off de la clásica saga de Rocky, pero no enfocada en éste, sino en Adonis Creed (Michael B. Jordan), el hijo de su mayor rival, Apollo Creed. Bajo la dirección de Ryan Coogler, entonces un cineasta en ascenso más conocido por Fruitvale Station, Thompson interpreta a Bianca Taylor, una compositora que padece pérdida de audición, y que se vuelve una impulsora crucial para Adonis. Sobra decir, es un interés romántico mucho mejor que todo lo que hizo la saga de Stallone hasta entonces.

    Se trata de una película que reinventa la esencia de Rocky para adaptarla al nuevo protagonista, explorando el peso del contexto social—muchas veces inseparable del racial—en las circunstancias de la vida afroamericana. Perfecta para ver con el resto del trabajo de Coogler (como su más reciente Los pecadores) y con sus secuelas (siendo la última dirigida por el propio Jordan).

    El amor de Sylvie (2020)

    En El amor de Sylvie, Tessa Thompson interpreta a la protagonista, la historia de una joven mujer que, entre las décadas de los 50 y 60 en Nueva York, se enamora y encuentra una oportunidad de independencia, ante un trasfondo social cambiante. Es una película que reflexiona sobre los límites del amor y su poder para enfrentarse a las necesidades de tiempos sociales convulsos.

    Es un drama romántico directo, sincero y trágico, que por los ires y venires de sus protagonistas, en busca de sus respectivos sueños, te hará pensar inmediatamente en La ciudad de las estrellas (La la Land). Sin embargo, visual y tonalmente es mucho más cercana a los dramas clásicos de Douglas Sirk, como Imitación de la vida o Sólo el cielo lo sabe.

    Perdona que te moleste (2018)

    En el largometraje debut del músico Boots Riley, la distopía Perdona que te moleste (Sorry to Bother You), la estrella no es Tessa Thompson sino LaKeith Stanfield, un hombre que acepta un trabajo en telemarketing para pagar las cuentas. Comienza a tener éxito y subir en la cadena cuando asume el personaje de un afluente hombre blanco para cerrar las ventas, pero vendiendo su alma en el camino. Thompson interpreta a su novia, una contestataria artista de performance que lo confronta con lo que está sacrificando en busca del “éxito”.

    La película de Riley recurre al humor y al surrealismo en un escenario distópico para reflexionar sobre la perpetuación de las dinámicas raciales y del aspiracionismo blanco, con una profundidad e ingenio mayores que los de, por ejemplo, Déjame salir. Es más cercana, en realidad, a los alucinantes terrenos de Brazil de Terry Gilliam.

    Claroscuro (2021)

    La fascinante Claroscuro (Passing) es el debut de la actriz Rebecca Hall como directora, a partir de la novela homónima de Nella Larsen publicada en 1929. Situada en aquella década, la película parte de la práctica conocida en inglés como passing, en la que personas afroamericanas con piel más clara conseguían hacerse pasar por personas blancas para evitar el prejuicio y la segregación. Thompson es Irene, una mujer de Harlem que vuelve a conectar con una amiga de la infancia, Clare (Ruth Negga), quien se hace pasar por una mujer blanca e incluso está casada con un adinerado hombre racista (Alexander Skarsgård).

    Otra gran película que brinda una aterrizada reflexión sobre la arbitrariedad de las barreras raciales—algo a lo que alude directamente con su fotografía en blanco y negro—, además de las complejidades y contradicciones de las aspiraciones del pueblo afroamericano en estas condiciones. Buena opción para ver si te gustaron dramas como Loving (también con Ruth Negga) o Infiltrado en el KKKlan de Spike Lee.

    Hedda (2025)

    Tessa Thompson brilla en Hedda, adaptación de la clásica obra de Henrik Ibsen. Con algunos cambios al texto original, un diseño de producción bellísimo a los ojos pero un guión que no se arriesga a más, Thompson brinda una interpretación magnética en el rol titular de una mujer atrapada en una vida que no eligió y sus métodos manipulativos para no aburrirse.

    La adaptación es dirigida por Nia DaCosta, con quien Thompson ha colaborado en su largometraje debut, Cruzando la línea (Little Woods), con una mano sensible para los dramas íntimos. También te gustará si has disfrutado de otras adaptaciones de Hedda Gabler y buscas una que traiga algunos giros distintos.

    Querida gente blanca (2014)

    Junto con su rol en Selma, Querida gente blanca (Dear White People) es la película que disparó a Tessa Thompson al estrellato, y la única razón por la que no cae más arriba en el ranking, es porque se trata de un ensamble igual de brillante. En esta sátira, ella interpreta a una estudiante universitaria que enciende las tensiones raciales al criticar las transgresiones raciales en el campus, predominantemente blanco.

    Dirigida por Justin Simien, la producción tiene un tono ácido, punzante y contestatario que fue mantenido para su eventual adaptación a serie de Netflix. Es espíritu bebe de la fuente de Spike Lee y su clásico Haz lo que debas, también visto en comedias como Perdona que te moleste.

    Westworld (2016-2022)

    Inspirada en la película homónima de 1973 (conocida en español como Almas de metal), la serie de ciencia ficción distópica de HBO, Westworld, exploraba conceptos de ética robótica y de inteligencia artificial por medio de su historia sobre un parque de diversiones con temática del viejo Oeste, en el que clientes ricos podían dar rienda suelta a sus fantasías más salvajes con androides “anfitriones”, sin miedo de retaliación. Aunque no encabeza el elenco, Tessa Thompson tiene un fascinante rol dual: por un lado, el de Charlotte Hale, una fría ejecutiva de la empresa que opera el parque. Por el otro, una androide réplica de la protagonista, Dolores Abernathy (originalmente interpretada por Evan Rachel Wood).

    Aunque la serie nunca alcanzó las alturas de su primera temporada en entregas posteriores, es una excelente producción para los seguidores de la ciencia ficción enfocada en robótica e inteligencia artificial, como Blade Runner o Ex-Máquina, con un toque de las identidades dobles de Separación (Severance).

    Aniquilación (2018)

    Una de las mejores películas del director Alex Garland (conocido por Ex-Máquina y Guerra civil) es Aniquilación, una mezcla de ciencia ficción con horror cósmico y alegorías sobre la impermanencia de las cosas—sobre todo, en las relaciones interpersonales—. La trama sigue a un grupo de científicas que se adentran en “el brillo”, una zona misteriosa afectada por posible presencia extraterrestre después de la caída de un meteorito. Tessa Thompson es Josie, la introspectiva astrofísica del grupo, quien deduce lo que sucede al interior de la zona.

    Con visuales tan alucinantes como terroríficos, la película explora, en forma de una metáfora extrema, la constante transformación de las cosas, aquí expresada como mutaciones espontáneas que transforman y mezclan el ADN de todas las formas de vida dentro del “brillo”. Es como Stalker de Tarkovski por vía del horror cósmico lovecraftiano de El color surgido del espacio.

    Thor: Ragnarok (2017)

    El papel más famoso de Tessa Thompson a nivel mundial, por virtud del enorme alcance de los tentáculos marvelitas, sin duda es su debut como Valkiria en Thor: Ragnarok, tercera entrega en la saga del Dios del trueno. La guerrera asgardiana caída es el contrapunto racional, sarcástico y aterrizado para las payasadas de Thor (Chris Hemsworth), Bruce Banner/ Hulk (Mark Ruffalo) y Loki (Tom Hiddleston), quienes operan más en el registro de una comedia de amigos.

    Aunque hay elementos en común con sus predecesoras, esta película es más cercana a la sensibilidad de Guardianes de la galaxia que a la de las primeras películas de Thor. Si te gusta lo que Thompson ofrece aquí, tienes que verla también en Thor: Amor y trueno y en Hombres de negro: MIB Internacional, donde hace dupla de nuevo con Hemsworth.

  • Las 10 mejores series y películas de Javier Cámara antes de deslumbrar con ‘Yakarta’

    Las 10 mejores series y películas de Javier Cámara antes de deslumbrar con ‘Yakarta’

    Héctor Llanos Martínez

    Héctor Llanos Martínez

    Editor de JustWatch

    Javier Cámara lleva trabajando sin parar en cine y televisión desde hace casi 30 años. Es uno de los actores más prestigiosos de España y, a pesar de su extensísima carrera en cine y televisión, sigue sorprendiendo a la audiencia y a la industria con proyectos como Yakarta, convertida a pocos días de su estreno en una de las series del año.

    Si eres fan de la cercanía y versatilidad de Javier Cámara, en esta lista selecciono 10 títulos de la pequeña y la gran pantalla en los que participa antes de volver a triunfar con Yakarta.

    Hable con ella (2002)

    Cuando Javier Cámara se convirtió en chico Almodóvar con Hable con ella, ya había triunfado en televisión y en cine, pero el polémico personaje de Benigno fue su revelación final. Es sin duda el mejor título de toda esta lista. Almodóvar amplía y mejora el camino iniciado en Todo sobre mi madre y logra la perfección estética en todos los planos de la película y también contar una historia compleja sobre la soledad compartida. El ritmo narrativo es tan perfecto que no te queda más remedio que dejarte llevar por el cineasta en este relato que hubiese sido imposible de llevar a buen puerto sin la naturalista y a la vez sorprendente interpretación de Javier Cámara. Tan emotiva como otra de las películas del actor, Truman.

    Lucía y el sexo (2001)

    El comienzo del milenio cambió para siempre la carrera de Javier Cámara. Julio Medem contó con él para la que es una de las películas más sugerentes y perfectas del cineasta. Lucía y el sexo es una historia que no busca ajustarse a convencionalismos, que prefiere ser misteriosa, girando en torno a una joven que abandona Madrid para trasladarse a la isla de Formentera cuando su novio escritor desaparece sin explicación alguna. Rodado con cámara digital, Medem construye a sus personajes con la misma firmeza que sus planos, que a menudo parecen cuadros. Tan existencial como La vida secreta de las palabras y tan meticulosa y acertada como otra de las películas de Medem: Vacas.

    Narcos (2015)

    Ya consolidado en España, la necesidad de una producción como Narcos de actores hispanohablantes permitió a Javier Cámara dar el salto internacional. Se incorporó en su tercera temporada, que transiciona desde la historia de Pablo Escobar a la del Cartel de Cali. El talento del actor español ayudó a que los espectadores y la crítica aceptaran el nuevo relato y los nuevos personajes, a pesar del impacto que había causado la historia anterior. Los creadores de la serie lograron algo muy complicado: construir a partir de esta tercera temporada un universo conceptual con el mismo alto nivel técnico e interpretativo que en tandas anteriores. A pesar de lo diferente de sus ambientaciones, Narcos no se aleja mucho de The Young Pope. 

    The Young  Pope / The New Pope (2016)

    Javier Cámara se mantuvo trabajando a nivel internacional gracias a la ambiciosa producción The Young Pope y su continuación The New Pope. En esta producción interpreta al cardenal Gutiérrez, el anfitrión de El Vaticano que va ganando peso a medida que avanza la serie. Su responsable, Paolo Sorrentino, le da un sentido cinematográfico a la primera parte de la historia protagonizada por Jude Law. Se atreve a hacer preguntas incómodas en torno al poder y la fe, lo cual es doblemente audaz tratándose de un cineasta italiano. La segunda parte supone una mera continuación, pero con un nivel de producción igualmente brillante. El Narcos de la Iglesia católica. Si te gustó Cónclave, disfrutarás de este díptico.

    Rapa (2022)

    Javier Cámara también ha brillado en la televisión española reciente, con las tres temporadas de Rapa, un sólido nordic noir ibérico ambientado en Galicia con enormes acantilados que recuerda en lo visual a un clásico del género como es la serie Broadchurch. La amistad improbable entre Tomás, un profesor frustrado y agrio con una enfermedad que no le ofrece un futuro esperanzador, y Maite, una sargento que le ayuda a resolver crímenes, está construida sin edulcorantes pero con una sensibilidad y belleza muy particulares. La productora Portocabo, responsable de Hierro, sabe muy bien cómo trasladar las normas del nordic noir a las particularidades españolas. El personaje de Javier Cámara es casi tan incómodo como el de Hable con ella, lo que suma méritos a su interpretación.

    Vota Juan (2019)

    Diego San José, el creador detrás de Yakarta, es responsable de esta sátira política a medio camino entre Veep y The Office. Como ocurre con proyectos como Narcos y The Young Pope, la historia de un político tan mediocre como corrupto se construye en tres partes diferenciadas: Vota Juan, Vamos Juan y Venga Juan. Es un tríptico bastante continuista, que mantiene su alto nivel de comedia y crítica en todo momento. Tan solo cambian las circunstancias del protagonista. No solo no pierde fuelle, sino que su tercera temporada ofrece un final muy ambicioso que va ganando en amargura y esperpento propio de la literatura de Valle Inclán. Es una de las mejores comedias españolas, en cine y televisión, de la última década.

    El olvido que seremos (2020)

    La carrera de Javier Cámara se tornó todavía más universal cuando se enroló en este proyecto colombiano de Fernando Trueba basado en las memorias de Héctor Abad Faciolince. En la película, interpreta al padre del autor en la convulsa Medellín de los años 70. El olvido que seremos está muy bien ambientada, es fiel trasladando el tono luminoso y trágico de la novela y es, junto a La vida secreta de las palabras, el relato interpretado por Javier Cámara más bello y al mismo tiempo triste de toda esta lista. Trata temas similares a También la lluvia, de Icíar Bolláin, ambientada en la jungla en Bolivia.

    7 vidas (1999)

    A finales de los años 90, la televisión española decidió tener su propio Friends y apostar por la sitcom pura y dura, una fórmula poco vista en el país hasta ese momento. En las primeras temporadas de 7 vidas, la serie contó con intérpretes de primer nivel en el que fue el proyecto que impulsó sus carreras. Es un lujo ver compartir escenas cómicas a Javier Camara con una leyenda como Amparó Baró y con en las desconocidas en ese momento Carmen Machi y Blanca Portillo, que ahora son las dos grande actrices de la industria española. La serie supo evolucionar de su planteamiento inicial y llevar una fórmula tan estadounidense al ADN español. De hecho, le vino muy bien que sus dos protagonistas desaparecieran tras la primera temporada para dejar el peso de la comedia en estos cuatro grandes secundarios. Menos ácida que Vota Juan, pero igual de divertida.

    La vida secreta de las palabras (2005)

    La vida secreta de las palabras es la película más redonda y más bella en la carrera de una cineasta independiente con vocación internacional como es Isabel Coixet. Una mujer solitaria que intenta huir de su pasado (Sarah Polley) va hasta una aislada plataforma petrolífera para cuidar de un hombre (Tim Robbins) que se ha quedado temporalmente ciego tras un accidente. Simon, el cocinero que interpreta Javier Cámara, también esconde un pasado doloroso y es el complemento perfecto para esta historia que transcurre a un ritmo lento y contemplativo y en la que dos personas encuentran una intimidad inusitada en unas circunstancias poco comunes. El modo en que Coixet, siempre muy cuidadosa con las melodías de sus películas, integra el Hope There’s Someone de Anthony and the Johnsons en una de las escenas más emotivas de la historia hace que sea uno de los momentos más recordados del cine español reciente. Como Mar adentro o Hable con ella, pero más sombría.

    Truman (2015)

    Dos amigos de toda la vida se encuentran durante varios días para despedirse para siempre. Ricardo Darín y Javier Cámara no defraudan en este relato del siempre solvente Cesc Gay. El reto de Truman es el de crear sonrisas ante una situación realmente trágica. La naturalidad y cotidianidad habituales en las películas del director brillan mucho más en esta ocasión gracias a estos dos actores y a la química que desprenden en pantalla. Es la más comercial de las películas de Cesc Gay, pero no cae en tópicos ni obviedades dramáticas. En la órbita de la película chilena La memoria del agua, Truman navega entre la luz y la oscuridad con tanta soltura como El olvido que seremos.

  • 10 series parecidas a ‘Miércoles’ que son igual de oscuras y disfrutonas

    10 series parecidas a ‘Miércoles’ que son igual de oscuras y disfrutonas

    Juan José Mateo

    Juan José Mateo

    Editor de JustWatch

    Miércoles es mucho más que un mero spin-off de la familia Addams: se ha convertido en todo un estado de ánimo. Internados llenos de secretos, adolescentes que se sienten bichos raros, humor negro, asesinatos, bailes virales y una estética gótica que parece sacada de la cabeza de Tim Burton. 

    Si tú también te has quedado con ganas de más de Nevermore, en esta guía de JustWatch reunimos 10 series parecidas a Miércoles que son igual de oscuras y, sobre todo, igual de disfrutonas. La idea es simple: ayudarte a elegir tu próximo maratón en función de qué parte de Miércoles te enganchó más: el misterio, lo gótico, el humor o el drama adolescente.

    Buffy, cazavampiros (1997)

    Antes de que Miércoles convirtiese el uniforme escolar en un icono gótico, Buffy, cazavampiros ya hacía algo parecido en los años 90. La serie sigue a Buffy Summers, una adolescente llamada a ser la Cazadora destinada a enfrentarse a vampiros, demonios y cualquier criatura que se esconda bajo la cama… o en el instituto. Se estrenó en 1997 y se mantuvo siete temporadas en antena, convirtiéndose en todo un clásico de culto.

    Comparada con Miércoles, Buffy, cazavampiros es menos cínica y más emocional, pero comparten la misma columna vertebral: una chica “rara”, con poderes y algo de mala leche, que intenta sobrevivir al instituto mientras lucha contra monstruos (si fuera un largometraje, sería una de las películas de vampiros más sexys, dicho sea de paso). 

    Mientras Riverdale se sumerge en el culebrón y el delirio pop, Buffy mantiene un equilibrio muy fino entre terror, romance y comedia, algo que luego recogerían series como Las escalofriantes aventuras de Sabrina o, incluso, American Horror Story: Coven.

    Dentro de esta lista, es la “abuela gótica” de casi todas las demás: sin Buffy no habría ese tono de horror adolescente autoconsciente que hoy predomina en Miércoles. Es igual de oscura en su trasfondo (muerte, depresión, destino, sacrificio), pero tan disfrutable que te la ves entre risas y lágrimas sin darte cuenta.

    Scooby-Doo! Misterios, S. A. (2010)

    Si creciste con Scooby y compañía, Scooby-Doo! Misterios, S. A. te va a sorprender. Esta serie coge la fórmula clásica de “monstruo de la semana” y la oscurece: un solo pueblo, Crystal Cove, un misterio central que se alarga temporada tras temporada y una mitología cada vez más siniestra alrededor de desapariciones, sociedades secretas y maldiciones. Se estrenó en 2010 y es una de las versiones más queridas por los fans.

    Comparada con Miércoles, comparte dos elementos clave: un pueblo que parece idílico pero que está lleno de secretos, y un grupo de jóvenes obstinados en llegar hasta el fondo del misterio aunque los adultos prefieran mirar hacia otro lado. En el espectro de esta lista, sería el punto medio entre la ligereza gamberra de Riverdale y el terror más serio de La maldición de Hill House. También dialoga muy bien con Home Before Dark: en ambas, investigar la verdad se vuelve casi una obsesión.

    Aunque su animación y su humor puedan engañar, Scooby-Doo! Misterios, S. A. es más oscura de lo que parece: hay conspiraciones, traiciones y decisiones morales bastante duras… pero envueltas en persecuciones, chistes y guiños meta. Disfrutona total: maratón perfecto si quieres algo más ligero que La maldición de Hill House, pero con un poso más inquietante de lo que su opening deja ver.

    Por cierto, si quieres conocer otras ficciones infantiles de terror, échale un vistazo a nuestra lista con las mejores películas de vampiros para niños.

    American Horror Story: Coven (2013)

    Si lo que más te gusta de Miércoles son las brujas, los internados elitistas y las luchas de poder entre chicos con habilidades sobrenaturales, American Horror Story: Coven es casi como una visita guiada a un Nevermore más retorcido y sexualizado. Esta tercera temporada de American Horror Story se estrenó en 2013 y sigue a un aquelarre de brujas descendientes de Salem que intentan sobrevivir en una escuela de Nueva Orleans mientras se pelean por el título de Suprema.

    Frente al tono adolescente de Las escalofriantes aventuras de Sabrina, Coven es más adulta y más primitiva: violencia gráfica, sexo, torturas, vudú y personajes que disfrutan de su propia maldad, algo que la emparenta con la crueldad elegante de Entrevista con el vampiro. Comparada con Miércoles, comparte el gusto por los uniformes negros, los diálogos afilados y esa sensación de que el verdadero monstruo no siempre es el demonio, sino la familia y las jerarquías internas.

    Dentro de esta lista, Coven funciona como la opción más extrema del “pack brujas”: igual de oscura (incluso más) que Miércoles, pero muy adictiva. Cada episodio se siente como un desfile de looks imposibles, traiciones y hechizos grotescos. Perfecta si quieres que el lado gótico de Miércoles se mezcle con el espíritu de telenovela sobrenatural.

    Riverdale (2017)

    A simple vista, Riverdale parece la prima telenovelera de Miércoles: basada en los cómics de Archie Comics, arranca como un misterio adolescente tras el asesinato de un compañero de instituto y se va transformando en una espiral de sectas, asesinos en serie, líneas temporales alternativas y tramas cada vez más delirantes. Se estrenó en 2017 y, pese a sus excesos, sigue siendo un fenómeno de culto gracias a su mezcla de drama teen y noir pop.

    Comparada con Buffy, cazavampiros, Riverdale es menos coherente pero más desatada; frente a Home Before Dark, que se toma el misterio en serio, aquí lo importante es el tono: neones, pasillos de instituto cargados de secretos y familias rotas hasta el extremo, que la acercan también a la densidad emocional de La maldición de Hill House (aunque sin fantasmas reales). Con Miércoles comparte algo clave: la sensación de que bajo la fachada de pueblo perfecto hay algo corrupto y podrido.

    ¿Es oscura? Mucho más de lo que su envoltorio de drama adolescente sugiere: hay cultos, muertes, traumas familiares y un tono perturbador que recuerda a Twin Peaks (de la que tenemos un artículo explicando cómo verla en orden junto a todas las películas y series de su universo). Pero también es disfrutona por definición: cliffhangers constantes, canciones, romances imposibles y un espíritu de “vamos a ver hasta dónde podemos estirar esto” que la hace perfecta para maratonear si ya abrazas el caos.

    La maldición de Hill House (2018)

    Si quieres llevar el terror de Miércoles al siguiente nivel, La maldición de Hill House es tu parada obligatoria. La miniserie de Mike Flanagan adapta (de manera libre) la novela de Shirley Jackson y sigue a una familia marcada para siempre por su estancia en la mansión Hill House. Es una serie sobre fantasmas, sí, pero sobre todo sobre duelo, trauma y cómo el pasado siempre encuentra la forma de volver. Se estrenó en 2018 y está considerada una de las mejores series de terror de la década.

    Comparada con Miércoles, aquí el humor brilla por su ausencia: lo gótico deja de ser postureo estético y se convierte en auténtica pesadilla. Aun así, comparte con ella la importancia de la familia disfuncional (los Crain como versión trágica de los Addams) y la obsesión por descifrar un misterio que se fragmenta en el tiempo, algo que también retoman Home Before Dark y El hijo bastardo y el mismísimo diablo desde otros géneros.

    Dentro de esta lista, La maldición de Hill House es la opción más seria y devastadora en lo emocional. Oscura, sí, pero también disfrutona en otro sentido: el de ir cazando planos ocultos, simbolismos y giros estructurales. Es el paso natural si quieres dejar atrás el tono adolescente de Riverdale o Scooby-Doo! Misterios, S. A. y asomarte a un horror mucho más adulto sin perder el componente de “misterio a resolver”.

    Las escalofriantes aventuras de Sabrina (2018)

    Las escalofriantes aventuras de Sabrina es, con gran probabilidad, la transición más natural para cualquier fan de Miércoles. La serie reimagina a Sabrina Spellman como una bruja adolescente que debe elegir entre el mundo mortal y el mundo oscuro, mientras lidia con sectas satánicas, rituales macabros y un instituto que no es precisamente un lugar seguro. 

    Frente a American Horror Story: Coven, más explícita y adulta, Las escalofriantes aventuras de Sabrina juega una liga similar a Miércoles: horror teen, estética gótica muy marcada, mucho delineador negro y dilemas morales. Al mismo tiempo, comparte con Riverdale su ADN de Archie Comics (comparten showrunner y tono melodramático), y con Buffy la idea de que la adolescencia es, en sí misma, un territorio sobrenatural.

    Dentro de esta lista, es la hermana casi gemela de Miércoles en lo temático, pero con un plus de satanismo y romanticismo maldito. Oscura lo suficiente como para mostrar sacrificios y rituales infernales, disfrutable porque nunca pierde el pulso del culebrón adolescente. Si la parte brujeril de Nevermore te supo a poco, aquí tienes el festival completo.

    Lo que hacemos en las sombras (2019)

    Si Entrevista con el vampiro es el lado serio, barroco y romántico del vampirismo,Lo que hacemos en las sombras es el reverso gamberro y documental. La serie sigue a un grupo de vampiros que comparten piso en Staten Island y a su sufrido familiar humano, en formato falso documental. Se estrenó en 2019 y ha ido acumulando temporadas y críticas entusiastas hasta convertirse en una de las comedias más queridas de los últimos años.

    Comparada con Miércoles, comparte algo fundamental: el humor muy negro. Donde la Addams deja caer frases lapidarias en los pasillos de Nevermore, aquí los vampiros se humillan en reuniones de comunidad de vecinos, fracasos amorosos y guerras vampíricas burocratizadas. Es como mezclar el tono de Miércoles con el absurdo de What We Do in the Shadows (la película original) y el costumbrismo paranormal de Los detectives muertos o Agencia Lockwood.

    Dentro de la lista, funciona como un buen contraste con Entrevista con el vampiro: ambas son oscuras en su ambientación (noches perpetuas, sangre, inmortalidad), pero una te hace sufrir y la otra te hace llorar de risa. Oscura y disfrutona a la vez, perfecta si quieres seguir con criaturas de la noche pero bajando el nivel de drama sin renunciar a lo macabro.

    Home Before Dark (2020)

    Home Before Dark es, quizá, la recomendación más “realista” de la lista, pero también una de las que mejor captura el espíritu de investigación obsesiva de Miércoles. Inspirada en la historia real de la joven periodista Hilde Lysiak, sigue a una niña de nueve años que se muda con su familia al pueblo de su padre y se obsesiona con un crimen antiguo que todos quieren enterrar. Se estrenó en 2020 en Apple TV+ y combina misterio, drama familiar y coming-of-age.

    Comparada con Scooby-Doo! Misterios, S. A., podríamos decir que es su versión en imagen real y sin monstruos: mismo esquema de “niños que no se creen la versión oficial”, mismo pueblo lleno de silencios incómodos y misma sensación de que la verdad tiene un coste. Frente a La maldición de Hill House, cambia fantasmas por secretos, pero el dolor familiar (culpas, traumas heredados, cosas no dichas) es igual de potente.

    No es oscura en el sentido sobrenatural de Miércoles, pero sí en lo emocional: habla de corrupción, violencia y abusos de poder, todo filtrado por la mirada de una niña que se niega a aceptar que “hay cosas de las que no se habla”. Y aun así, es muy disfrutona: estructura de thriller, episodios que acaban en alto y un tono que permite verla en familia si tus acompañantes toleran un poco de sombra en sus historias.

    El hijo bastardo y el mismísimo diablo (2022)

    El hijo bastardo y el mismísimo diablo lleva la guerra entre brujos a un terreno muy físico, violento y emocional. Basada en la novela juvenil El lado oscuro, sigue a Nathan, el hijo ilegítimo del brujo de sangre más peligroso del mundo, mientras intenta escapar del destino que todos le han reservado: convertirse en un monstruo como su padre. La serie se estrenó en 2022 y fue cancelada tras una temporada, pero dejó un gran recuerdo.

    Comparada con Miércoles, multiplica el componente de persecución y brutalidad: aquí los poderes tienen consecuencias físicas claras, hay vísceras, sangre y secuencias de entrenamiento que recuerdan tanto a Coven como a The Witcher. Dentro de esta lista, dialoga muy bien con Las escalofriantes aventuras de Sabrina (brujería adolescente y política interna de clanes) y con La maldición de Hill House en su tratamiento del legado familiar como maldición.

    Es oscura de verdad: tiene torturas, experimentos, traumas y una visión bastante cruda de lo que significa ser “el elegido” de la manera equivocada. Pero al mismo tiempo es de las más disfrutonas de la lista porque está construida como una road movie mágica con química entre personajes, humor ocasional y ritmo alto. Ideal si quieres algo que se sienta como la versión “para mayores de 18” del conflicto interior de Miércoles.

    Entrevista con el vampiro, de Anne Rice (2022)

    La serie Entrevista con el vampiro adapta la novela de Anne Rice con una fidelidad emocional que la convierte en una de las piezas clave del nuevo horror gótico televisivo. Estrenada en 2022, sigue la confesión de Louis de Pointe du Lac sobre su relación tóxica e intensa con el vampiro Lestat a lo largo de décadas, entre Nueva Orleans, Europa y más allá. La primera temporada fue tan bien recibida que AMC la renovó y expandió el universo de las Crónicas Vampíricas.

    Si Miércoles coquetea con lo gótico desde la ironía adolescente, Entrevista con el vampiro se lanza de cabeza al romanticismo oscuro: sangre, deseo, culpa, religión, raza, poder… todo pasado por el filtro de una estética muy cuidada y elaborada. Frente al tono ligero de Lo que hacemos en las sombras, aquí el vampirismo es una condena existencial, más cerca del terror sofisticado de La maldición de Hill House que del camp de American Horror Story: Coven.

    Dentro de esta lista, es la culminación del lado más adulto y trágico de lo gótico. Oscura hasta el extremo (no se corta con la violencia ni con la destrucción emocional de sus personajes), pero disfrutona hasta la saciedad si te atraen las historias densas y las relaciones tóxicas bien escritas. Es el paso lógico si quieres ir más allá de la estética gótica de Miércoles y sumergirte en el corazón romántico del género.

  • 10 películas famosas que no sabías que fueron nominadas a Peor película del año

    10 películas famosas que no sabías que fueron nominadas a Peor película del año

    Lalo Ortega

    Editor de JustWatch

    Lo que define a una mala película puede ser tan subjetivo como arbitrario. Y no sólo eso, dicho criterio es susceptible de cambiar con el tiempo. Tal es el caso de varios de los títulos que encontrarás a continuación: hoy considerados clásicos pero que, en su momento, fueron nominados (a veces injustamente) a los infames Golden Raspberries, “premios” también conocidos como los “Razzies”.

    Al paso de los años, estas producciones han sido revalorizadas o, en el peor de los casos, “perdonadas” por sus tropiezos gracias a sus aspectos más memorables e incluso su impacto en sus respectivos géneros. Si quieres saber cuáles películas nominadas a los Razzies valen la pena, aquí 10 películas famosas que quizá no sabías, o no recordabas, que fueron nominadas a Peor película del año.

    Viernes 13 (1980)

    De acuerdo, el slasher no es un subgénero precisamente conocido por generar elevadas obras de arte, pero también es cierto que, pasado su auge en la década de 1970, comenzó a caer en la repetición, si no es que en la mera derivación por el deseo de generar dinero rápido. Podemos entender que Viernes 13 fuera nominada al Razzie como Peor película del año, pero dado el lugar que ocupa el nombre Voorhees en el canon del terror, no culparíamos a nadie por olvidarlo ni por disfrutar de estas rachas asesinas cinematográficas.

    También hay que decirlo, la saga de Viernes 13 sólo sueña con alcanzar las alturas alcanzadas por La matanza de Texas y La noche de Halloween, ni es tan ingeniosa como ha llegado a serlo la de Pesadilla en la calle Elm. Sin embargo, es una alternativa de slasher perfectamente aceptable para quienes busquen una historia simple y directa de su tipo, antes de los tiempos autorreflexivos de Scream.

    A la caza (1980)

    A la luz de sus monumentales filmografías, los nombres de Al Pacino y William Friedkin son lo último que se viene a la mente al pensar en los Razzies, pero contrario a lo que podría pensarse, sí que sus nombres estuvieron adheridos a un título nominado a Peor película del año. Y con algo de razón: A la caza (Cruising) es hoy más famosa por los talentos implicados y por la respuesta divisiva a su estreno, un thriller criminal sobre un asesino que acecha a hombres homosexuales, que fue criticado por estigmatizar a la comunidad gay.

    Es una película que, ante sensibilidades actuales, no habrá envejecido del todo bien, aunque puede resultar interesante para quienes gustan de ver a Pacino en la cumbre de sus poderes, en la misma década entre El Padrino: Parte II y El precio del poder. Aunque recomendamos La daga en el corazón para un slasher más adecuado (y estilizado) para visiones contemporáneas.

    Rocky 4 (1985)

    La saga de Rocky es tal hito cultural que, en realidad, no importa si algunas de sus entregas han sido nominadas a los Razzies, y Rocky 4 no sería la última vez que esto sucedería (de hecho, el propio Stallone tuvo no una, sino dos candidatas a Peor película del año con Rambo: Acorralado Parte II). Hoy, la cuarta entrega es considerada una de las más memorables de todas, a punta de su trágica trama e iconografía derivada de la Guerra Fría.

    Esto es Rocky en su versión más llena de clichés, lejos de los días más aterrizados de la original de Avildsen, pero no deja de ser un espectacular clásico del boxeo. Además, es esencial en la saga pues tiene ramificaciones para la segunda parte del spin-off, Creed II.

    El guardaespaldas (1992)

    Es fácil olvidar que El guardaespaldas es una de esas películas famosas nominadas a los Razzies como Peor película, porque el propio filme ha sido opacado por—o reducido a—algunos de sus elementos individuales: la poderosa voz de Whitney Houston en el tema principal y la icónica imagen de Kevin Costner cargándola en un callejón oscuro bajo la lluvia. Es uno de esos casos notables en los que una película recibe nominaciones tanto para los Razzies como para los Oscar, donde fue doble candidata a Mejor canción original. Hoy, es un clásico de culto.

    Es una película que hoy podrán disfrutar los aficionados a tórridos romances en el mundo musical (como Ha nacido una estrella) o Corazón rebelde.

    Striptease (1996)

    Striptease es otra de esas películas que se volvieron famosas más por el morbo provocado por su premisa y campaña de marketing que por sus méritos, con una de las grandes estrellas de la época, Demi Moore, al frente y al centro. Fue nominada a un total de seis Razzies, incluyendo Peor actriz.

    Esta película se ha mantenido como un clásico de culto décadas después, similar a su contemporánea Showgirls. Su reputación resulta un tanto irónica a la luz del éxito de Moore con La sustancia, décadas después.

    Armageddon (1998)

    El lugar de Armageddon entre las peores películas de su año está más que justificado: la grandilocuencia melodramática y artificiosa de Michael Bay suele provocar risas entre el público e incomodidad entre los críticos más pesados. Sin embargo, también es imposible negar el lugar de esta producción como todo un suceso pop al son de la power ballad de Aerosmith. Ya sabes cuál.

    Una elección ideal para quien gusta de las películas de desastres estilo Impacto profundo, pero con más: más acción, más efectos, más melodrama, más camp, más todo. Encuentra una sucesora digna, pero más terrenal, en Greenland: el último refugio, y más absurda en Moonfall: Impacto lunar.

    El proyecto de la bruja de Blair (1999)

    Hoy considerada un clásico del cine de terror dentro del subgénero del metraje encontrado (o found footage), es difícil de creer que El proyecto de la bruja de Blair haya sido nominada a Peor película del año. Pero así lo fue: la respuesta de la crítica fue, en general, positiva, pero la película polarizó al público.

    Sin embargo, es lo dicho: un clásico que abrió las puertas de par en par para un nuevo estilo de hacer cine de terror, al que deben regresar todos los aficionados a propuestas como [REC], Monstruoso (Cloverfield) y Actividad paranormal.

    Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma (1999)

    La reputación de las precuelas de Star Wars ha mejorado con el tiempo, pero quienes tenemos cierta edad recordamos que no fue muy buena al principio. La primera, La amenaza fantasma, estaba rodeada de una expectativa imposible de satisfacer, y todos los puntos positivos (los duelos de sables láser, la música y el salto exponencial de los efectos especiales, fueron opacados por las críticas razonables (la exagerada carrera de pods), las necesarias (Jar Jar Binks) y las injustas (el pobre Jake Lloyd).

    Si merecía estar o no entre las Peores películas del año es para debatir, aunque los fans son más benévolos con ella en la actualidad. Sin embargo, hay un quiebre muy notorio en estilos de historias y coreografías entre las precuelas, la trilogía clásica y las secuelas. Si te gustaron los duelos de La amenaza fantasma, seguro disfrutarás más de El ataque de los clones y de La venganza de los Sith de que las otras películas de Star Wars.

    Pearl Harbor (2001)

    Hablando de la exageración melodramática de Michael Bay, también tenemos que hablar de Pearl Harbor, drama bélico que narra, en clave patriótica, un triángulo amoroso que se desarrolla en plena Segunda Guerra Mundial, durante el ataque homónimo y durante la respuesta estadounidense, la Incursión de Doolittle. Otro de los curiosos casos donde una película nominada a múltiples Razzies, también fue candidata al Oscar (incluso ganó por edición de sonido).

    Aunque sutil como un martillo, es una de las películas más espectaculares que hay sobre la Segunda Guerra Mundial, con el sello de Bay. Midway y Tora! Tora! Tora! son otras películas de temática similar que podrían gustarte.

    El incidente (2008)

    Dada su sensibilidad única para el artificio narrativo, M. Night Shyamalan no es un extraño (aunque a veces lo es injustamente) en los listados de las peores películas de sus respectivos años. El incidente (The Happening) no fue la excepción, pero con el paso de los años, este thriller de ciencia ficción ha ganado el favor del público, tanto entre quienes le han tomado cariño como una película de serie B, como quienes la han adoptado como fuente de memes.

    Al final, es una película de M. Night Shyamalan, cargada de los mismos misterios y juegos mentales de títulos suyos como Señales o El bosque, en una línea apocalíptica que el director retomaría en otras producciones suyas como Llaman a la puerta.

  • ‘Una casa llena de dinamita’ y otras 9 películas entre lo mejor de la filmografía de  Kathryn Bigelow

    ‘Una casa llena de dinamita’ y otras 9 películas entre lo mejor de la filmografía de Kathryn Bigelow

    Héctor Llanos Martínez

    Héctor Llanos Martínez

    Editor de JustWatch

    Kathryn Bigelow es pionera en el cine. Y no solo por ser la primera mujer que ganó el Oscar a mejor dirección. Su forma de abordar el cine de acción desde su debut, en los años 80, no se había visto nunca antes. A medida que ha evolucionado su filmografía, los temas que ha tratado en sus películas han ganado en gravedad y profundidad, como demuestra su reciente Una casa llena de dinamita.

    Si quieres descubrir los mejores momentos en la filmografía de una de las cineastas más importantes de Hollywood, puedes leer esta lista con sus 10 títulos principales.

    En tierra hostil (2008)

    Si En tierra hostil encabeza la lista de lo mejor de Kathryn Bigelow es porque da una magistral lección de tensión dramática en el cine de acción. Una secuencia que ya es un lugar común en el cine, como es la de desactivar una bomba, logra seguir impactando al espectador de esta película bélica, por la forma tan cruda en la que está rodada, con continuos movimientos de cámara, y por contar con una fotografía muy realista, poco  “cinematográfica”, al estilo de la serie The Wire. Una casa llena de dinamita busca años después recuperar esa tensión en un contexto distinto.

    La noche más oscura (2012)

    Si en En tierra hostil  Kathryn Bigelow recurría a la guerra para apelar a la pesadilla colectiva, enLa noche más oscura suma además la amenaza del terrorismo para generar sensaciones similares en el espectador. Es como un paso más con respecto a su anterior película. Además, aborda un momento de la historia conocido por todos: la caza y asesinato de Osama Bin-Laden, responsable de los atentados del 11 de septiembre. La cineasta logra algo muy difícil, no ser populista y demagoga en un relato tan complejo. Su gran dirección de actores logra que Jessica Chastain esté espectacular en su papel de agente de la CIA.

    Una casa llena de dinamita (2025)

    Con esta nueva película, Kathryn Bigelow cierra una trilogía del subgénero que claramente se le da mejor: el thriller bélico. La reacción del Gobierno de los Estados Unidos a una amenaza nuclear inminente vuelve a llenar de angustia casi dos horas de narración. En este caso, destaca su guión. Los dramas personales de sus personajes empastan tan bien con esa trama más universal sobre una bomba que puede acabar con parte del planeta que desearías que la cineasta se hubiera encargado de una temporada de 24 o de Homeland. No tan memorable como La noche más oscura, pero se queda cerca.

    Detroit (2017)

    Este drama basado en hechos reales, los graves disturbios raciales que sacudieron la ciudad de Detroit en 1967, está rodado con un estilo similar al de En tierra hostil. Una grabación nerviosa, como si fuera tomada por una cámara oculta realizada por un ciudadano de a pie, te mete de lleno en este drama y le da un sentido claustrofóbico, tanto en las escenas rodadas en interior como en las exteriores. La directora prefiere ser algo menos precisa en los hechos históricos para favorecer los momentos dramáticos.

    Le llaman Bodhi (1991)

    Aunque ahonda en asuntos similares a La noche más oscura, Le llaman Bodhi tiene un tono y un estilo visual muy distintos. Un joven agente del FBI se infiltra en los ambientes del surf para desenmascarar a una banda de atracadores que actúan con máscaras de presidentes de los Estados Unidos. Las escenas de acción están muy conseguidas, pero no tienen nada que ver con las de la Kathryn Bigelow del siglo XXI. Esta película es puro cine de los años 80 y 90, al estilo de la Jungla de cristal, con un entorno idílico que recuerda a Los vigilantes de la playa.

    Días extraños (1995)

    Hablando de cambio de siglo, en Días extraños faltan pocas horas para la llegada del año 2000 y las calles de Los Ángeles están llenas de gente celebrando. Esta historia de ciencia ficción, que se adelanta a Matrix, es tan fiel al estilo años 90 como Le llaman Bodhi y recopila de forma muy hábil los miedos y paranoias que la sociedad alimentó con la idea del cambio de siglo y milenio. A diferencia de Matrix, es una historia que no ha envejecido bien y ha quedado bastante obsoleta, tanto en guión como en estética.

    Los viajeros de la noche (1987)

    Kathryn Bigelow debutó en el cine con una historia de fantasía y ciencia ficción tan oscura como su posterior película Días extraños, e innegablemente influenciada por Blade Runner. Un vaquero del Oeste estadounidense es mordido y convertido en vampiro y le da un giro en ese momento muy fresco a ese subgénero vampírico. La cineasta no se corta en mostrar a personajes extremos en condiciones extremas llegando muy lejos en las escenas de acción que tan bien se le dan rodar desde el principio de su carrera.

    Acero azul (1990)

    Mucho menos profunda de lo habitual tratándose de Kathryn Bigelow, este thriller en el que Jamie Lee Curtis es una policía novata que se enfrenta a un hombre que se ha obsesionado con ella (no, no se trata de una secuela de Halloween) es bastante entretenida. Es un thriller bien construido, perfecto para alquilar y ver una tarde de fin de semana con un buen cuenco de palomitas. Acero azul está en la órbita de Le llaman Bodhi más que en la de La noche más oscura.

    K-19 (2002)

    K-19 es tan claustrofóbica como Una casa llena de dinamita o como Detroit. Pero en este caso no es fruto de las decisiones estilísticas de la directora sino de dónde está ambientada la película: un submarino militar. Se trata de una historia real que ocurrió en los años 60, que enfrenta a Estados Unidos con la Unión Soviética en plena Guerra Fría. No escapa de algunos tópicos recurrentes en este tipo de historias (al fin y al cabo es una producción estadounidense) y son los actores, Harrison Ford y Liam Neeson, los que elevan algo más el resultado final, que esta vez queda en el terreno de una película de acción genérica.

    El peso del agua (2000)

    Basado en hechos reales, como Detroit o K-19, esta historia de dos parejas que viajan en un barco investigado un asesinato ocurrido 100 años antes no logra generar una tensión sexual al nivel de Los viajeros de la noche y la doble línea temporal y la infinidad de asuntos que aborda el guion no ayudan a que la narrativa resulte muy clara. Kathryn Bigelow demuestra oficio y destreza técnica en El peso del agua, pero es la película más floja y caótica (en el mal sentido) de su filmografía.

  • Las mejores películas de John Carpenter, ordenadas

    Las mejores películas de John Carpenter, ordenadas

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Cuando ves una película de John Carpenter, sabes a ciencia cierta que estás ante una película de John Carpenter. Aunque la pantalla esté aún en negro, los sintetizadores del maestro anuncian que la tormenta se avecina, que los rayos y los truenos no se harán de esperar, y que el banquete se sirva para celebrarlo será de calibre auténticamente pulp. Nadie se atreve como Carpenter a indagar en el género fantástico –el que sea– con tanta seriedad y a la vez alegría.

    Por mucho que series como Stranger Things (2016) repliquen sus formas, no creo que el espíritu genuino del cineasta pueda ser comparado. Ahora que acaba el serial de Netflix, será buen momento para continuar indagando en la magia de las cloacas de este padre del fantástico, al que se cita mucho y se conoce poco. De hecho, la lista que he preparado para JustWatch quiere ser un índice para que os aproximéis por primera vez a su obra, de forma que he clasificado algunas de las películas más representativas de los géneros que trabajó para que veáis que el valor de Carpenter reside, en gran medida, en el rango de su escritura.

    Y aunque aquí nos centramos en sus obras más representativas, no puedo dejar de mencionar dos joyas que se han quedado fuera por poco: Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976), un brutal ejercicio de tensión urbana, y Starman (1984), una emotiva rareza de ciencia ficción.

    La noche de Halloween (1978)

    Aunque hoy se le mencione junto a Jason Voorhees o Freddy Krueger, conviene recordarlo: Michael Myers fue el primero. El primero en arrancarnos de la comodidad suburbana a cuchillazos, y de bien pequeño. Hablo, naturalmente, de La noche de Halloween (1978). 

    Todos nos hemos evocado en la pacífica Haddonfield al mirar debajo de la cama. Y la factura con que se cuenta cómo Mike inicia una ola de asesinatos, que lo lleva a cruzarse con la adolescente Laurie Strode (Jamie Lee Curtis, y qué final girl), es simplemente historia del cine.

    Todas las copias que la han seguido hasta el día de hoy sólo demuestran la solvencia de la fórmula. Ojalá el slasher se hubiera atrevido a ser un poco más como el resto de películas de John Carpenter, quien de hecho le dio una divertidísima vuelta conspiranoica al mito con Halloween III: El día de la bruja (1982), un Están vivos aún por reivindicar.

    La cosa (El enigma de otro mundo) (1982)

    No olvidamos los latigazos de la crítica, que tachó La cosa (El enigma de otro mundo) (1982) de explotativa y de nihilista. Uno de los mayores fracasos de su año, ensombrecida por el gran estreno de E.T. el extraterrestre. El público no estaba preparado para otra película “extraterrestre”, pero esta vez cínica y violenta, una invasión alienígena en la línea body horror de Alien, el octavo pasajero (1979). Luego vendrían dos otras entregas en la llamada antología del Apocalipsis: El príncipe de las tinieblas (1987) y En la boca del miedo (1995). Ninguna de ellas, diferencias a parte, supera la original.

    Además, es una de las colaboraciones más memorables entre John Carpenter y Kurt Russell. Lejos del tono cómico de 1997: Rescate en Nueva York (1981), por ejemplo, en La cosa Carpenter nos pide aceptar por completo su premisa descabellada y dejarnos llevar por un horror puro y directo. El resultado es una obra que se puede ver una y otra vez, un recordatorio de cómo combinar suspense, paranoia y efectos prácticos con una maestría insuperable.

    Están vivos (1988)

    En Están vivos (1988), Nada (Roddy Piper) dice “creer en América” después de que varias secuencias nos muestren cómo los Estados Unidos lo han explotado y desechado una y otra vez. Lo más trágico es que lo dice de veras: el problema es que nadie más vive en su América querida. Nada es un vagabundo que descubre cómo unos alienígenas controlan secretamente a la humanidad mediante mensajes subliminales, dándose cuenta de lo difícil que es lograr que otros vean lo que tú ves. Qué sencillo y complejo, ¿verdad?

    Basada en el relato corto Eight O’Clock in the Morning (1963) de Ray Nelson, esta oda a la humanidad nunca caduca, porque ahora tampoco nos liberamos del control, la alienación y el consumismo. Sin embargo, es a los ochenta a lo que huele Están vivos, y en paralelo a otra perla absolutamente de su época, Cristina (1983), por ello resulta tan memorable.

    1997: Rescate en Nueva York (1981)

    Cuando parece que lo que valida la ciencia-ficción sea su Mensaje (así, en mayúscula), en 1997: Rescate en Nueva York (1981) Carpenter corrobora que la diversión, sin más pretensiones, también puede forjar auténticos diamantes. Marchado premisa de aquellas de “cógeme la cerveza”: ¿y si Manhattan se convirtiera en una prisión de máxima seguridad, rodeada por muros de más de 15 metros? En los ochenta, cuando Nueva York equivalía a renta barata, cámaras de vídeo y sida, la idea tenía sentido.

    Cuando el Presidente cae dentro de su propia prisión, entonces, el agente especial Snake Plissken (Russell, aquí sí que en registro totalmente cómico, al contrario que en La cosa) debe acudir a su rescate. Sólo queda un interrogante: ¿es mejor o peor que su secuela, 2013: Rescate en L.A. (1996)? Para dilucidarlo, yo propongo un programa doble titulado “2025: El combate definitivo en JustWatch”.

    La niebla (1980)

    La niebla (1980)

    En un pueblo pequeño, todo vuelve. Por si eso no te provoca ya un miedo genuino, después de La noche de Halloween John Carpenter se propuso sumergir una comunidad tranquila bajo el terror insertándole –para esta simpática ocasión–: zombis piratas. Lo realmente increíble es que el cineasta lograra tomar uno de los conceptos más absurdos del cine de terror y convertirlo en algo genuinamente aterrador, sin exigir demasiado al espectador.

    La fórmula Carpenter ayuda: sintetizadores a todo volumen, luces expresionistas y, ante todo, un reparto por el que nos preocupamos genuinamente.

    En la mezcla, falta un aderezo: como en Sleepy Hollow (El Jinete sin Cabeza) (1999), es la historia, con sus culpas, sus injusticias y sus fantasmas, el villano más terrorífico de todos, porque tarde o temprano vendrá a cobrarse su deuda.

    Golpe en la pequeña China (1986)

    Y ahora… ¡Artes marciales! Cinco años después de que con Kurt Russell dispararan a toda criatura viviente en la gran manzana en 1997: Rescate en Nueva York, su hermana kung fu Golpe en la pequeña China (1986) demostraba qué tanta mecha quedaba al cineasta. Aunque su estreno coincidió con Aliens y eso la lapidó en taquilla, Golpe en la pequeña China se ganó el cariño del público y de la crítica desde el primer momento.

    Es, por definición, una película de culto: un festín que mezcla acción, comedia, fantasía, thriller y artes marciales con el inconfundible toque Carpenter. Digamos, una “zurrada” batalla épica entre el bien y el mal en la que nada es predecible, te lo aseguro.

    Cristina (1983)

    Otro concepto absurdo en la línea de los piratas zombis de La niebla, y una película de las que se venden solas por la brillantez con la que se ejecuta su absurdidad. Pocos directores podrían haber adaptado con tanto acierto el risible “coche asesino” de Stephen King y convertirlo en algo que realmente te deja incómodo. Y créeme, aun con el referente de El diablo sobre ruedas (1971) fresco en la memoria, Cristina deja con la ansiedad por las nubes. 

    Pero la clave de Cristina (1983) y de su terror no está sólo en el titular del coche asesino, sino en la construcción del personaje de Arnie (Keith Gordon), un villano menos recordado pero con tanta enjundia que hace palidecer a Mike y sus allegados. Porque todes somos un poco Arnie, si nos dejan. Ahora, sólo un Carpenter podría explicarlo tan bien.

  • 10 tremendos fracasos de taquilla que sí valen la pena

    10 tremendos fracasos de taquilla que sí valen la pena

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Me da una pena absolutamente legítima catalogar de “fracaso” cualquier película que haya patinado en taquilla. Primero, porque vivimos en tiempos locos, donde apuestas seguras como la West Side Story de Steven Spielberg (2021) tienen que batallar contra las dinámicas imbatibles de una pandemia mundial y el colapso sin parangón de la competencia en el mundo del streaming. Y fracasan: esta, por ejemplo, recaudando sólo 76 millones de dólares internacionales.

    Luego están las inversiones desaforadas, el hecho de que Hollywood haya decidido exterminar las películas de presupuesto medio y todo lo comercial sea ahora imposiblemente caro: eso explicaría por qué TRON: Ares (2025) acaba de derrapar como ninguna antes en la taquilla española. Si una película cuesta un ojo de la cara (hasta 220 millones, se especula), resulta mucho más complicado que triunfe. Y más en un noviembre donde, en España, compite con 49 nuevas series y 68 estrenos en sala.

    Pero los patinazos muy a menudo han resultado ser grandísimas películas y han recuperado el estatus de auténticos clásicos con el tiempo. Porque no os penséis que la considerada “la mejor película de la historia” durante décadas por Sight and Sound, El Ciudadano Kane (1941) recibió de primeras el abrazo del público. Ni que ¡Qué bello es vivir! (1946) fue siempre un clásico navideño. En JustWatch hemos recopilado diez películas que fracasaron en taquilla pero merecen tu atención. Las ordeno en favor de la variedad, para que observéis todo el espectro del batacazo.

    El guerrero nº 13 (1999)

    El guerrero nº 13 (1999) se ha ganado a pulso la fama de joya incomprendida. Antonio Banderas interpreta a un embajador árabe exiliado que se une a un grupo de guerreros nórdicos, tratando de emular el espíritu exótico de un guerrero árabe hasta lograr una presencia parecida a la del fantástico Javier Bardem en Una batalla tras otra (2025). Quien no quiera ver el paralelismo, lo siento por él. En la línea de Tomorrowland, sólo podemos catalogar El guerrero nº 13 de muy notable película de aventuras.

    Sin embargo, el film de John McTiernan (una vaca dorada de la épica histórica sobre la novela de Michael Crichton), terminó convirtiéndose en uno de los fracasos más sonados de los años noventa. Con un presupuesto que se disparó por encima de los 160 millones de dólares tras numerosos reshoots y retrasos, el film apenas recaudó 61 millones en todo el mundo.

    Joker: Folie a Deux (2024)

    La anti-secuela, el antivírico cinematográfico contra los incels. Si Joker (2019) despertó las pasiones más bajas de la extrema derecha cinéfila, Todd Phillips procuró que su continuación dejara bien claro que el guasón de Gotham no era ningún héroe. Y así, Joker: Folie a Deux (2024) pasará a la historia como una de las secuelas más extrañas y más odiadas de todos los tiempos. Claro, en lugar de glorificar a Joaquin Phoenix como una figura de culto, la cinta lo sienta en el banquillo, convirtiéndose en un drama judicial de mucha enjundia que revisa sus acciones.

    Ah, y además incluye: ¡números musicales! Porque, eso sí, Lady Gaga no quería quedarse sin su trozo de pastel. En fin, el proyecto terminó costándole a Warner Bros. cerca de 200 millones de dólares. Deberíamos compararla con fracasos como el de La cosa de John Carpenter, que se atrevió a estrenarse en verano sin ser necesariamente veraniega. Y se la metió.

    Scott Pilgrim contra el mundo (2010)

    Es la película a la que recurres cuando quieres una bebida de chocolate caliente. Con Michael Cera, Brie Larson, Chris Evans o Anna Kendrick en sus versiones adolescentes, una trama autónoma (¡sin precuelas! ¡Sin multiversos!) y un universo gustosamente pop, ahora pensamos que Scott Pilgrim contra el mundo (2010) estaba destinada a ser un bombazo mainstream, porque hoy es una película muy querida, pero en su momento supuso un fracaso brutal.

    De los 90 millones que costó, sólo recaudó una cincuentena. Digamos que en aquel momento, el mundillo videojuego y los otakus aún eran nichos. Con el regreso de la serie Scott Pilgrim da el salto (2023) en Netflix, en formato anime, quizás podamos redimirnos… Pero igual que Blade Runner con la continuación de 2017, tendremos que atenernos a las cuentas del cine de culto.

    La puerta del cielo (1980)

    Pocos fracasos pesan tanto en la historia de Hollywood como el de La puerta del cielo, de Michael Cimino (1980). Tras el éxito arrollador de El cazador (1978), la United Artists le dio total libertad creativa y un presupuesto enorme: el resultado fue un wéstern desmedido de casi cuatro horas que se convirtió en un caos absoluto durante el rodaje y que, al final, recaudó menos de 4 millones de dólares frente a un presupuesto que superaba los 40.

    El desastre financiero fue tan grave que literalmente dejó a United Artists en bancarrota. Ahora mismo, la reivindicamos como una obra maestra incomprendida, con una versión del director a la altura de las mayores épicas que el Oeste americano ha producido nunca. Yo creo que no puede gustarte Bailando con Lobos (1990) de Kevin Costner y despreciar a su hermana mayor, metida en testosterona.

    Ferrari (2023)

    Michael Mann es uno de los autores mayúsculos que se vieron afectados por el fracaso de La puerta del cielo, y como aquella, podría parecer que Ferrari (2023) es una obra magna. Pero la clave es que pueden apreciarla incluso los detractores de las películas de carreras, porque además del espectáculo automovilístico, este es un poderosísimo drama familiar. Adam Driver brinda una de las actuaciones más sólidas de su carrera como Enzo Ferrari. Solo por admirar su versatilidad ya vale la pena, pero en sus broncas con Penélope Cruz y Shailene Woodley (mujer y amante)... Piel de gallina.

    Una obra intensa, elegante y perfectamente ejecutada, con un tercer acto estremecedor, y eso sí, uno de los grandes fracasos de taquilla de 2023. Apenas recaudó 43,6 millones de dólares en todo el mundo.

    Blade Runner (1982)

    El marketing y el calendario son el tándem responsable de los mayores fracasos del cine y lo demuestran fracasos como los de Red (estrenada en pandemia) o Blade Runner (1982). La de Ridley Scott vivió un fracaso notable: costó unos 30 millones de dólares y apenas recaudó alrededor de 41 millones en todo el mundo, una cifra muy decepcionante incluso para una superproducción de ciencia ficción de la época.

    ¿Sabéis quien hundió al replicante Deckard? El muñeco marrón de E.T. el extraterrestre (1982), estrenada semanas antes y mucho más family friendly. Y los ochenta fueron una década dominada por los éxitos familiares, punto. La película resultaba oscura, lenta y filosófica, algo que hoy apreciamos muchísimo y que ha motivado todo un legado de sci-fi sin miedo a la noche, empezando por Blade Runner 2049 (2017).

    El retorno de las brujas (1993)

    Junto con Scott Pilgrim contra el mundo, esta es la prueba viviente de que no deberíamos hacer mucho caso a los batacazos comerciales. Con lo popular y querida que se ha vuelto El retorno de las brujas (1993) con los años, y con la fama que amasa hoy como una de las mejores películas familiares de Halloween, pocos saben que en su momento fue un fracaso de taquilla. Aunque sí, recuperó su presupuesto, solo logró recaudar 48,7 millones de dólares durante su paso por los cines.

    Pero vale la pena reverla, y no una vez sino cada año. Para quienes nunca la han visto, El retorno de las brujas es un clásico imprescindible con brujas, y de las que quieres tener por amigas. Su carisma sigue intacto a pesar de los años, con efectos prácticos que le dan una magia especial y unas actuaciones tan divertidas como entrañables, que la mantienen tan fresca como una lechuga.

    Red (2022)

    Después de la pandemia, las películas animadas originales de Disney dejaron de recaudar las cifras millonarias a las que estaban acostumbradas. Ya sea por el auge de los live action medio cocidos, por la falta de marketing o por exceso de recortes (mira Elio, o Mundo extraño), o por simple saturación, lo cierto es que resulta una pena que una película tan objetivamente buena como Red (2022) recaudara solo 21,8 millones de dólares en todo el mundo.

    La película de Domee Shi aborda el crecimiento desde una mirada accesible para todas las edades, pero sin renunciar a las aristas menos agradables de la edad del pavo, sin olvidar la idiosincrasia de una protagonista que, por fin, no es blanca ni pretende serlo. Oh, y sin convertirse en un carnaval exotizante pero formulaica, como Coco (2017).

    Tomorrowland: El mundo del mañana (2015)

    Pero antes de Red y de la era de los live actions, la compañía del ratón acumuló varios fracasos sonados en la línea de aventuras de Guerrero nº 13. Tomorrowland: El mundo del mañana (2015) fue quizás el mayor de ellos. Dirigida por Brad Bird y protagonizada por George Clooney, con un presupuesto que rondaba los 190 millones de dólares y una inversión publicitaria considerable, la película lo tenía todo para triunfar. No obstante, apenas logró 209 millones en taquilla mundial y supuso pérdidas de entre 120 y 150 millones para el estudio.

    Y en aquella época, justamente, la ciencia ficción rechazaba el tono optimista y las aventuras coloridas que Tomorrowland proponía. Aun así, se trata de una película ambiciosa, visualmente impresionante y genuinamente esperanzada, como la Superman de 2025, que reivindica la curiosidad y las ganas de innovar, en un panorama saturado de cinismo.

    La cosa (El enigma de otro mundo) (1982)

    La cosa (El enigma de otro mundo) (1982) viene cogida de la mano de Blade Runner (1982) en tanto que también presenta una versión madura y grotesca de la ciencia ficción que tuvo que vérselas con la sombra del gran estreno de E.T. el extraterrestre. En fin, el público no estaba preparado para otra película “extraterrestre”, pero esta vez cínica, violenta y desesperanzada: el film de John Carpenter apenas recaudó 19 millones de dólares sobre un presupuesto de 15 millones.

    Y no olvidemos los latigazos de la crítica, que la tachó de explotativa y de nihilista. Sin embargo, el tiempo le ha dado la razón y volver a verla hoy es un recordatorio de cómo combinar suspense, paranoia y efectos prácticos con una maestría insuperable, siguiendo las directrices de Alien, el octavo pasajero (1979).

  • Las 10 mejores películas de acción gratis en streaming ahora

    Las 10 mejores películas de acción gratis en streaming ahora

    Lalo Ortega

    Editor de JustWatch

    A veces, queremos que nuestras opciones de entretenimiento cumplan dos requisitos esenciales: no requerir dinero ni salir de casa. Y ya si se puede, que además sea emocionante. Si es lo que buscas, y eres aficionado del cine de acción, has llegado al lugar correcto.

    Una de las ventajas de ciertas plataformas de streaming es que, a cambio de mirar algún anuncio, puedes acceder sin pagar nada más. Eso sí, sus catálogos pueden ser abrumadoramente vastos, pero para eso estamos nosotros. Si te gusta el género, seleccionamos para ti las 10 mejores películas de acción disponibles gratis en streaming en este momento (y te decimos dónde verlas).

    Jungla de cristal: La venganza (1995)

    Bruce Willis es uno de los grandes íconos del cine de acción de los 80 y 90, en buena medida gracias a la saga de Jungla de cristal (Die Hard). Y muchos coincidirán con que, además de la original, la mejor de todas es Jungla de cristal: La venganza, la tercera entrega. Más que nada gracias a dos elementos: la introducción de Samuel L. Jackson como dupla cómica, y de Jeremy Irons como el villano Simon Peter Gruber, hermano de Hans Gruber (Alan Rickman), el antagonista de la primera.

    Esta es una película si disfrutas de los clásicos de acción ochentera, como la propia Jungla de cristal o Acorralado. Sin embargo, el recurso de la dupla cómica la vuelve una comedia de amigos en un estilo muy similar a Arma letal.

    Los siete samuráis (1954)

    Sí, este clásico de Akira Kurosawa es una épica samurái de tres horas, pero nadie negará que es, también, una formidable película de acción. A lo largo de Los siete samuráis hay varios encuentros, sin duda, pero la prolongada y emocionante secuencia climática demuestra que nadie filmaba los combates como Kurosawa: todo es discernible y, al mismo tiempo, el caos y la brutalidad son palpables.

    Incontables cineastas—y sus películas dentro de cualquier género—han sido profundamente influenciados por el japonés, pero para efectos de cine de acción, muchas producciones de época tiene a Los siete samuráis como referente, desde la reciente serie Shōgun a producciones occidentales como El último samurái y Los siete magníficos, además de otros clásicos del propio Kurosawa, como Ran.

    El mono borracho en el ojo del tigre (1978)

    Jackie Chan es uno de los íconos mundiales del cine de artes marciales y de acción a nivel mundial, y aunque brilló en producciones occidentales, la sección oriental de su filmografía es la que lo muestra en la cumbre de sus poderes como artista marcial y comediante. Para muestra, El mono borracho en el ojo del tigre (también conocida como El maestro borracho), sobre un joven que es sometido al entrenamiento en el estilo del boxeo borracho para corregir su camino.

    Imagina la comedia física que Chan ha demostrado en títulos como Hora punta, pero con dos décadas de edad menos, en sus años de gloria (incluso antes de realizar Armas invencibles). Si te gustan las películas de artes marciales clásicas como Operación dragón con Bruce Lee, esta película de Jackie Chan es imperdible.

    Megalodón (2018)

    El cine de terror y de acción centrado en tiburones casi se ha vuelto su propio—y muy específico—subgénero, con producciones de diversos calibres y calidades. Tan absurda como es—en el buen sentido—, Megalodón es una de las mejores en dicho canon, con Jason Statham como un buzo de rescate a bordo de una expedición científica que se enfrenta al gigantesco escualo.

    Es una de esas películas que resultan dramáticamente ridículas para dar pie a las secuencias de acción más emocionantes, sin perder el piso del todo. En términos simples, imagínate algo a medio camino entre la clásica Tiburón de Spielberg y el sinsentido absoluto de Sharknado.

    Azrael (2024)

    Una joya oculta que camina una delgada línea entre el cine de terror y de acción. Azrael es una película postapocalíptica situada años después del Rapto de la iglesia. Los pocos humanos que quedan en la Tierra son acechados por seres demoníacos. La protagonista homónima (Samara Weaving) y su amante (Nathan Stewart-Jarrett) son secuestrados por cultistas que se han arrancado las cuerdas vocales, pues consideran el habla como un pecado. La trama la sigue a ella mientras escapa de sus captores, huye de los demonios e intenta salvar a su novio.

    Imagina Un lugar tranquilo pero filtrada por la lente de la escatología cristiana, y tendrás algo muy parecido a esta película. También es una gran opción si disfrutas del maravilloso trabajo de Weaving como scream queen, cuyo mejor exponente sigue siendo Noche de bodas.

    Terminator (1984)

    Otro clásico innegable tanto de la acción como de la ciencia ficción ochentera es Terminator, que lanzó una franquicia entera además de las carreras de Linda Hamilton y Arnold Schwarzenegger. Con tintes mesiánicos, la película narra la lucha de una joven mujer por sobrevivir a la persecución de un androide del futuro, cuya misión es eliminarla para prevenir el nacimiento del que será el líder de la resistencia humana contra las máquinas.

    Dentro del canon de la saga, la original sólo palidece ante su primera secuela, Terminator 2: El juicio final. Pero es, además, pionera de un tipo de ciencia ficción que tuvo eco en producciones posteriores como RoboCop, y que abrió la puerta para que otros atletas protagonizaran cine de acción, como ejemplifica Soldado universal con Jean-Claude Van Damme.

    Oldboy (2003)

    Etiquetar a este clásico del surcoreano Park Chan-wook como una película de acción podría ser un tanto inexacto, pues tiene más elementos de un thriller criminal y psicológico. Sin embargo, sí que tiene acción y la presenta de un modo imitado a menudo, pero casi nunca igualado. Oldboy es, a final de cuentas, la historia de un hombre en busca de respuestas y de violenta venganza, luego de ser secuestrado y mantenido en cautiverio por 15 años, sin explicación alguna.

    Cabe reforzar lo obvio, que esta película será para ti si disfrutaste del retorcido sentido del humor en otras entregas de la “Trilogía de la venganza” de Park Chan-wook, Sympathy for Mr. Vengeance y Señora venganza (que tiene mucho en común con el tono de Parásitos, de su contemporáneo Bong Joon-ho). Como dato, debes saber que la secuencia más espectacular de Oldboy inspiró el combate en producciones como las primeras temporadas de Daredevil, cuando su casa era Netflix.

    El cobrador de deudas 2 (2020)

    En el mundo del cine de acción de bajo o modesto presupuesto (que ojo, esto no es algo inherentemente malo), Scott Adkins es el rey. Actor y artista marcial en disciplinas tan variadas como el kickboxing, el taekwondo y el judo desde los 13 años, Adkins ha trabajado en producciones del género de calibres diversos, desde Hong Kong hasta Hollywood. Y El cobrador de deudas 2, sobre un par de cobradores de la mafia en Las Vegas liados en un violento conflicto, es una de sus más conocidas.

    La película, que presenta desde combates a persecuciones con humor, tiene un tono de comedia de amigos, algo así como Arma letal pero con los malos. Te gustará, también, si viste a Adkins en acción en títulos como Boyka: Invicto 4 o bajo el espectacular maquillaje de Killa en John Wick 4.

    2 Guns (2013)

    Ambos Denzel Washington y Mark Wahlberg tienen carreras diversas, que abarcan desde el drama hasta la comedia. Sin embargo, no serían la primera gran combinación que se viene a la mente al pensar en una comedia policiaca de amigos, pero eso es exactamente lo que presenta 2 Guns. Y vaya que funciona. En ella interpretan a dos criminales trabajando juntos para un atraco, sin saber que ambos son agentes encubiertos de diferentes agencias. Cuando lo descubren y ven que hay más dinero del esperado de por medio, el caso se complica.

    Es una película que te recordará a Washington en sus años de gloria con películas criminales como Día de entrenamiento. La dinámica entre ambos actores se parece a la de Dos buenos tipos, por lo que es una buena opción para ver después si extrañas a la dupla de Ryan Gosling y Russell Crowe.

    Cazafantasmas: Imperio helado (2024)

    Los cazafantasmas han sido una franquicia que mezcla elementos de comedia, terror y acción en diferentes niveles, y las recientes secuelas-legado la han llevado hacia territorios novedosos. Y la segunda, Cazafantasmas: Imperio helado está más plantada en la acción que cualquiera de sus predecesoras, con la generación más joven de la familia Spengler estableciéndose en Nueva York para seguir el negocio.

    Con diferentes tipos de espectros y Nueva York congelada, esta película está más orientada hacia el espectáculo visual que, por ejemplo, su predecesora directa, Cazafantasmas: Más allá (y ni qué decir en comparación con la original). Sin embargo, el espíritu de comedia sigue ahí, aunque en términos de ejecución, un símil más adecuado podrían ser las iteraciones más recientes de Jumanji.

  • La nueva entrega de ‘La momia’ es la secuela innecesaria que realmente necesitamos

    La nueva entrega de ‘La momia’ es la secuela innecesaria que realmente necesitamos

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Editor de JustWatch

    Hollywood lleva ya una década intentando revivir franquicias con resultados dispares, pero hay noticias que despiertan una ilusión diferente. Ahora, sabemos que Brendan Fraser y Rachel Weisz están en negociaciones para regresar a una tercera secuela deLa momia, con Radio Silence—los directores detrás de la exitosaScream (2022)—al mando, aunque bajo el paraguas de Paramount en lugar de Universal. 

    La noticia llega en un momento bastante prometedor: Fraser vive su mejor momento tras ganar el Óscar, Rachel Weisz sigue siendo una de las actrices más magnéticas de la industria, y una cantidad de fans oculta puede estar esperando la resurrección de las películas de aventuras que definieron el cambio de milenio. A través de JustWatch, exploramos por qué esta secuela tardía podría ser exactamente lo que necesitamos, a diferencia de otros intentos fallidos de revivir glorias pasadas.

    El encanto imperecedero de una trilogía imperfecta

    Las tres películas de La momia protagonizadas por Brendan Fraser—La momia (1999),El regreso de la momia (2001) yLa momia: La tumba del Emperador Dragón (2008)—, o al menos las dos primeras, tenían algo que muchas superproducciones actuales parecen haber olvidado: ofrecer diversión sin complejos ni pretensiones. Quizá el espíritu de los tiempos ha llevado a que muchas obras de evasión se pongan solemnes, incluso busquen ser obras maestras del cine de superhéroes a rebufo de Christopher Nolan y Zack Snyder, pero las de Stephen Sommers eran pura aventura pulp buscando recrear de verdad el espíritu de los seriales de los años 30 y 40, eso sí, con presupuesto millonario y efectos especiales de última generación para su época.

    Más allá del tono, hay una magia en el cine que es imposible de conjurar con hechizos escritos, surge o no surge, y la química entre Fraser y Weisz es uno de esos valores que van más allá del presupuesto, creando una pareja protagonista inolvidable. También cuentan los detalles, Rick O'Connell no era un superhéroe invencible, sino un tipo con suerte, sentido del humor y cierta torpeza que le hacía infalible para los chavales. Evelyn Carnahan empezaba como bibliotecaria resabidilla, pero evoluciona en una heroína por derecho, y sin perder su esencia intelectual. El lado humano se combinaba con secuencias de acción espectaculares, villanos carismáticos, y el equilibrio justo entre la aventura, el romance y el terror ligero. Consecuencia: conectó con una generación entera.

    La tercera entrega es otra cosa, la ausencia de Weisz y sus evidentes problemas de guión hacen que muchos no la consideren dentro del canon, pese a que mantuvo un espíritu juguetón parecido. Lo interesante es que estas películas han envejecido de forma paradójica, principalmente por sus efectos especiales, especialmente el infame Rey Escorpión de CGI en El regreso de la momia, que se ha convertido en meme y el ejemplo de cómo no hacer personajes digitales. Pese a ello, Dwayne "The Rock" Johnson debutó precisamente con ese personaje de aspecto cuestionable, y mira dónde está ahora, lo que hace de la franquicia un hito que ha definido muchas constantes del blockbuster, también sus estrellas mejor pagadas.

    Cuando las secuelas legado fallan (y cuando triunfan)

    El panorama de las secuelas tardías o "revivals" actuales, es un campo minado que se confunde con reboots, “recuelas” y otras fórmulas. Por cadaTop Gun: Maverick (2022)—un éxito masivo que resucitó la asistencia a salas postpandemia, y que para muchos logra superar a su predecesora—hay variosHalloween Ends (2022) que decepcionan hasta a los fans más devotos.The Matrix Resurrections (2021) dividió al público con su metacomentario, pero es en general bastante garrafal, oSé lo que hicisteis el último verano (2025) que pasó sin pena ni gloria, como muchos otros intentos que quedaron como notas al pie de página.

    El problema suele ser triple: entre la nostalgia mal entendida que solo repite fórmulas, falta de comprensión de qué hacía especial el original, o el miedo a arriesgar con algo nuevo. Sin embargo, los éxitos recientes comoBitelchús, Bitelchús (2024) demuestran que es posible. ComoTwisters (2024), funcionó al actualizar la premisa con personajes frescos sin traicionar el tono del original, a pesar de haber pasado mucho tiempo entre entregas, y28 años después (2025) está siendo celebrada por expandir su universo con una relevancia temática contemporánea tras el Brexit.

    ¿Qué tienen en común todos estos éxitos? Que hay un respeto por el material original, directores con su visión clara, y la voluntad de hacer algo que justifique su existencia, más allá del reconocimiento de la marca, que, no nos engañemos, es la razón por la que se nota que se hacen estos viajes al pasado. Aquí es donde La momia tiene una oportunidad para brillar aplicando su propia inercia, continuar la historia que quedó en pausa tanto tiempo y entrar en un panorama de cine de género que empieza a ser más permeable a la combinación que propuso en su momento, comedia, acción y terror.

    Por qué esta vez podría ser diferente

    El momento no podría ser mejor para este regreso. Brendan Fraser ha vivido un renacimiento profesional y personal que culminó con su Óscar porLa ballena (2022), con la que el público descubrió su talento dramático. Ya no es "el payaso guapetón", sino un actor respetado que puede aportar matices a un Rick O'Connell más mayor, presumiblemente más cansado pero seguro igual de valiente. Rachel Weisz, por su parte, nunca ha dejado de brillar y en los años recientes—desdeLa favorita (2018) hastaViuda negra (2021)—ha logrado una madurez de oro. Su regreso como Evelyn es claramente uno de los mayores atractivos del proyecto.

    Radio Silence, el dúo formado por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, demostraron con Scream (2022) yScream VI (2023) que saben cómo levantar de nuevo franquicias de los 90 con respeto y frescura. Su trabajo equilibra nostalgia con cierta subversión, sabiendo volver a tocar las notas del legado sin quedar atrapados en él, con lo que la diversión irreverente de las películas originales les encaja bastante bien, aunque su trabajo ha venido marcado por presupuestos modestos, habrá que ver cómo se desenvuelven en una superproducción, aunque los avances tecnológicos actuales en efectos especiales digitales son otro factor crucial.

    Aquellos momentos que nos sacaban de la inmersión—como el ya mítico Rey Escorpión—ahora podrían realizarse con el nivel de detalle fotorrealista que vemos enDune (2021) o algunos recientes blockbusters que están poniendo más mimo en el acabado. Las secuencias de acción con Imhotep y otras nuevas criaturas de la mitología egipcia pueden ser renderizadas con la tecnología actual, manteniendo el diseño creativo que hizo memorables a los monstruos originales, con lo que ahí hay un valor añadido que promete.

    A la tercera va la vencida

    Esta nueva La momia también funciona como respuesta directa al intento fallido de 2017.La momia de Tom Cruise intentó lanzar el Dark Universe de Universal, un universo compartido de monstruos clásicos que murió antes de despegar. Aquella quería imitar la ligereza aventurera de la del 99 pero al mismo tiempo ser más seria, e incorporar un humor que no cuadraba y escenas marca de la casa de “imposible” Cruise. Brendan Fraser lo resumió perfectamente en 2022: "Es una película difícil de hacer. El ingrediente que teníamos a favor en nuestra Momia, y que no vi en la nueva, era la diversión. Eso es lo que faltaba en esa encarnación. Era demasiado una película de terror directa. La momia debería ser una montaña rusa, pero no algo aterrador o espeluznante".

    Esas palabras no sólo criticaban el proyecto de Cruise, sino que servían como declaración de intenciones para un posible regreso. Fraser entendía—y entiende—que La momia vive en un espacio tonal específico: aventura con toques de terror, romance con acción, humor con peligro real. Es el equilibrio que hizo funcionar aEn busca del arca perdida (1981) oLa princesa prometida (1987), películas que nunca guiñan el ojo con cinismo pero tampoco piden ser tomadas como tratados filosóficos. Curiosamente, el cambio de distribuidora de Universal a Paramount tiene implicaciones interesantes.

    Universal tiene programada otra película de momias dirigida por Lee Cronin y producida por Blumhouse, que recientemente cambió su título de The Mummy a The Resurrected. Ese proyecto parece dirigirse hacia el terror puro, más cercano a la visión de Cronin enPosesión infernal: El despertar (2023). El cambio de nombre probablemente responde a cuestiones de derechos—Por algún motivo, Paramount ahora controla esta continuación específica—pero también permite que ambas versiones coexistan en diferentes registros tonales. Una para devolver al mito a su origen en el terror gótico, otra para la forma de entenderlo para mucha gente que ha crecido junto a los films de Sommers.

    Lo que hace prometedora esta secuela es que llega sin la presión de crear un universo expandido o establecer secuelas infinitas, al menos que sepamos, porque eso sí que sucedió con los spin offs de Dwayne Johnson. Puede permitirse ser simplemente una de aventuras protagonizada por personajes que queremos, interpretados por actores en un gran momento creativo, con gente que entiende el material detrás de la cámara. Puede que no aporte nada a un recuerdo que era bueno por sí mismo, pero quizá sí es el momento de volver a una sesión de arqueología, monstruos y leyendas ancestrales entre pirámides. Solo se echará de menos, eso sí, la mano de Sommers.

  • Las 10 mejores películas de Navidad para ver en 2025

    Las 10 mejores películas de Navidad para ver en 2025

    Juan José Mateo

    Juan José Mateo

    Editor de JustWatch

    La Navidad es ese momento del año en el que repetimos rituales sin quejarnos demasiado: sacar el árbol del trastero, discutir por el roscón… y volver a ver las mismas películas en bucle. Sin embargo, en pleno 2025, con catálogos infinitos y estrenos navideños cada temporada, la pregunta ya no es solo qué ver, sino por qué volver a una película y no a otra: qué tiene de especial hoy, qué te da que no te ofrecen las nuevas películas de usar y tirar, etc.

    Si disfrutas de las películas de Navidad, en esta guía de JustWatch hemos seleccionado las 10 mejores películas de Navidad para ver en 2025 mezclando títulos clásicos, animación moderna, fantasía oscura y comedia gamberra. Cada una de ellas aporta algo distinto: una carcajada, un susto, un abrazo o una pequeña crisis existencial con luces de colores de fondo.

    Gremlins (1984)

    Gremlins es el recordatorio perfecto de que la Navidad no tiene por qué ser siempre amable. La premisa es simple: un padre le regala a su hijo una criatura adorable con tres reglas muy claras, que por supuesto se incumplen, y el pequeño pueblo se convierte en un festival de caos navideño. 

    En 2025, en un mundo acostumbrado al CGI limpísimo, estas criaturas animatrónicas aportan su encanto a base de destrozar escaparates, cantar villancicos desafinados y convertir el salón en una zona de guerra.

    Lo interesante de Gremlins es cómo dialoga con otras películas navideñas “incorrectas” como Jungla de cristal o El día de la bestia: todas usan la Navidad como excusa para dinamitarla desde dentro. Frente a títulos más dulces de esta lista como Klaus o Polar Express, aquí la infancia viene con la dentadura más afilada. 

    Y comparada con Solo en casa, que también convierte el hogar en un campo de batalla, Gremlins es la versión desatada y monstruosa. Es una de las mejores opciones para ver en 2025 porque equilibra nostalgia ochentera con una sátira sobre el consumismo navideño que sigue siendo muy actual.

    Solo en casa (1990)

    Solo en casa es, con mucha probabilidad, la fantasía definitiva de cualquier niño (y de muchos adultos): quedarse solo en casa en Navidad sin padres, sin normas y con una tarjeta de crédito a mano. Kevin McCallister pasa de víctima de una familia caótica a estratega militar que convierte su casa en una trampa mortal de juguete para dos ladrones torpes. 

    Vista en 2025, la película funciona en dos niveles: los peques alucinan con las trampas; los adultos se ríen de la logística imposible y se dejan arrastrar por la nostalgia de los 90.

    Comparada con comedias familiares recientes como Navidad en la granja o con algunas secuelas navideñas, Solo en casa tiene algo que muchas han perdido: un sentido del slapstick muy físico, casi de cine mudo, que no depende de chistes de actualidad. Dentro de esta lista, hace un curioso espejo con Gremlins: en ambas hay invasión doméstica, pero aquí la violencia es más tenue que terrorífica. 

    Y frente a Love Actually, donde la Navidad es un collage de adultos en crisis, Solo en casa reivindica la fiesta desde la mirada infantil. Es irresistible en 2025 porque se deja ver perfectamente por distintas generaciones: los padres recuerdan, los hijos descubren y todos acaban gritando “¡Kevin!”.

    Los teleñecos en cuento de Navidad (1992)

    Los teleñecos en cuento de Navidad es la puerta de entrada ideal al clásico de Dickens para cualquiera que haya crecido con Gustavo, Peggy y compañía. Michael Caine interpreta a un Ebenezer Scrooge serio, rodeado de un coro de marionetas que cantan, comentan y desmontan su miseria moral a golpe de gag. 

    En pleno 2025, cuando hay mil versiones de Cuento de Navidad compitiendo por tu atención, esta sigue siendo de las más equilibradas: respeta el mensaje original de redención y generosidad, pero lo hace con humor y calidez sin ser edulcorada en exceso.

    Si la comparamos con la adaptación más oscura de Cuento de Navidad que protagonizó Jim Carrey o con la sátira Los fantasmas atacan al jefe, esta versión de los Teleñecos es menos cínica y más entrañable. 

    Dentro de esta lista, dialoga muy bien con Klaus: ambas reescriben la mitología navideña para nuevas generaciones, pero mientras Klaus apuesta por la animación sofisticada, Los teleñecos en cuento de Navidad reivindica lo artesanal: títeres, decorados físicos y canciones con sabor clásico. 

    Es una de las mejores opciones para 2025 si quieres introducir a niñas y niños en la historia más navideña de todas sin aburrirte tú por el camino.

    Pesadilla antes de Navidad (1993)

    Pesadilla antes de Navidad es ese raro híbrido de títulos que funcionan tanto como películas de Halloween como de Navidad, y que en 2025 sigue pareciendo más moderno que muchas producciones actuales. Jack Skellington, rey de Halloweentown, descubre la Navidad y decide apropiársela a su manera, con regalos peligrosos y villancicos lúgubres. 

    La animación stop-motion de Henry Selick (apadrinada por Tim Burton) le da un tacto físico a cada muñeco, cada copo de nieve y cada calabaza, algo que destaca todavía más en la era del 3D perfecto de hoy día.

    Comparada con otras fantasías góticas como La novia cadáver o Los mundos de Coraline, Pesadilla antes de Navidad tiene una ligereza musical que la hace susceptible de verla varias veces: las canciones se te quedan pegadas y el diseño de personajes es pura iconografía pop. 

    Dentro de esta lista, forma un triángulo curioso con Gremlins y El día de la bestia: las tres pervierten la Navidad desde lugares distintos (monstruos juguetones, terror cómico, apocalipsis satánico), pero esta es la más apta para todos los públicos. En 2025 es irresistible porque habla de apropiarse de una fiesta ajena, de sentir que no encajas en tu rol, con una sensibilidad que hoy resuena especialmente fuerte (y, además, entre todas las películas de Tim Burton, es una de las mejores).

    ¡Vaya Santa Claus! (1994)

    ¡Vaya Santa Claus! plantea una de las ideas más lógicas y absurdas del cine navideño: si Papá Noel se cae del tejado y desaparece, alguien tendrá que ocupar su puesto. Tim Allen interpreta a un padre divorciado que, casi sin quererlo, acaba heredando el traje, el trineo y el trabajo menos freelance del planeta. 

    En 2025, acostumbrados a versiones muy irónicas del mito de Santa, esta película se ve como un puente entre el clasicismo y la comedia familiar moderna: tiene los clichés de siempre, pero también una lectura interesante sobre la paternidad torpe que aprende a estar presente.

    Si la comparamos con películas más recientes como Crónicas de Navidad, ¡Vaya Santa Claus! es menos espectacular en lo visual, pero quizá más honesta en lo emocional: no hay tanta acción, pero sí muchos pequeños momentos padre-hijo que siguen funcionando muy bien. Dentro de esta lista, encaja bien junto a Polar Express: ambas exploran el mito de Santa desde perspectivas distintas, una desde el adulto que debe creer, la otra desde el niño que ha dejado de hacerlo. 

    Es una de las mejores películas de Navidad para ver en 2025 porque, en un mundo de agendas imposibles, recuerda que el verdadero milagro navideño es que los adultos se tomen en serio la ilusión de los niños.

    El día de la bestia (1995)

    El día de la bestia es el reverso blasfemo de cualquier telefilm navideño de sobremesa. Álex de la Iglesia sitúa la acción en una Madrid noventera sucia, caótica y llena de neones, donde un cura está convencido de que el Anticristo nacerá la Nochebuena de 1995 y decide impedirlo con la ayuda de un heavy y un presentador de televisión. 

    En 2025, esta película se ve casi profética: la mezcla de apocalipsis, histeria mediática y consumismo desaforado parece escrita para nuestros tiempos.

    Comparada con otras películas “no-navideñas pero navideñas” como La jungla de cristal o La vida de Brian, El día de la bestia tiene una mala leche muy española: aquí no hay héroes musculosos ni romanos; sino tipos que se estampan contra el Corte Inglés. 

    Dentro de esta lista, es la compañera perfecta de sesión doble con Gremlins o Pesadilla antes de Navidad: todas usan la iconografía navideña para hablar del caos, pero esta es la más satírica y cañera. Es una de las mejores opciones para 2025 si te dan urticaria los anuncios de perfume, los Christmas perfectos y el “buen rollo” obligatorio. 

    Además, ver un Belén colgando de un cartel luminoso de Schweppes nunca había sido tan catártico.

    El Grinch (2000)

    El Grinch de Ron Howard, con Jim Carrey desatado bajo kilos de maquillaje verde, es la gran película sobre el odio a la Navidad… que en realidad acaba siendo una defensa de la fiesta, pero despojada de papel de regalo. El Grinch vive aislado en una montaña, amargado por los traumas de la infancia y por el entusiasmo histérico de Villa Quién. 

    En 2025, muchos espectadores adultos se identifican más que nunca con esa mezcla de cinismo y cansancio ante el consumismo navideño, mientras los niños siguen disfrutando del circo visual y los chistes del personaje.

    Frente a la versión animada de 2018, más pulida y amable, este Grinch es ruidoso, exagerado, a veces incluso feísta… y ahí reside parte de su encanto. Dentro de esta lista, hace buen contraste con Love Actually: las dos hablan de comunidades que se reúnen en Navidad, pero mientras en una todo es collage romántico londinense, en la otra hay purpurina, rencor y un antihéroe peludo que necesita aprender a querer. 

    Es una de las mejores opciones para ver en 2025 porque funciona como válvula de escape: permite reírte de los excesos de la época y, al mismo tiempo, reconciliarte un poco con ellos.

    Love Actually (2003)

    Love Actually es el equivalente cinematográfico a un panettone enorme: empacha, sí, pero de vez en cuando apetece. Richard Curtis entrelaza varias historias de amor (y desamor) en una Londres previa a las redes sociales donde la gente todavía manda cartas, compra CD's y declara su amor con carteles escritos a mano. 

    Vista desde el prisma de 2025, la película ha ganado nuevas lecturas: algunas tramas hoy se ven problemáticas, otras han envejecido bien, y el conjunto se ha consolidado como el gran ritual romántico navideño, para ver con ironía, indulgencia o las dos cosas a la vez.

    Comparada con imitaciones como Historias de San Valentín o New Year’s Eve, Love Actually conserva una honestidad y un reparto coral que no han logrado replicar. Dentro de esta lista, funciona como contrapunto a películas más familiares como Solo en casa o más sombrías como El día de la bestia: aquí la Navidad es puro telón de fondo emocional, con aeropuertos, villancicos pop y discursos políticos con baile incluido. 

    Es imprescindible en 2025 porque permite algo que muchas de las mejores películas románticas no logran: que un grupo grande (parejas, amigos, familia) la vea junta y cada uno tenga su historia favorita, su escena odiada y su debate posterior en la sobremesa.

    Polar Express (2004)

    Polar Express es la película que mejor ha entendido la sensación de estar a punto de dejar de creer en Papá Noel y, aun así, querer aferrarse un poco más a la magia. Robert Zemeckis usa la animación por captura de movimiento para contar la historia de un niño que sube a un tren rumbo al Polo Norte la noche del 24 de diciembre. 

    En pleno 2025, su aspecto visual puede resultar peculiar frente a la animación actual, pero  eso es lo que le da un aire de sueño raro, de cuento ilustrado que cobra vida de forma casi inquietante.

    Si la comparamos con aventuras animadas posteriores como Arthur Christmas o Klaus, Polar Express es menos irónica y más solemne: aquí se habla de fe, de dudas y de la fina línea entre infancia y adolescencia. 

    Dentro de esta lista, dialoga muy bien con ¡Vaya Santa Claus!: las dos giran alrededor de la figura de Santa, pero desde lados distintos de la barrera generacional, adulto y niño. Es una de las mejores películas para ver en 2025 porque se convierte en un pequeño rito de paso: cada vez que la vuelves a ver, notas en qué punto estás tú respecto a esa campanilla que solo suena para quienes siguen creyendo.

    Klaus (2019)

    Klaus llegó cuando parecía que ya se había contado todo sobre Papá Noel y demostró que todavía quedaban historias nuevas por explorar. Sergio Pablos reinventa el origen del mito a través de Jesper, un cartero pijo y perezoso enviado a un pueblo helado donde nadie se habla con nadie. A partir de ahí, un carpintero solitario que fabrica juguetes y una comunidad rota empiezan a cambiar gracias a pequeños gestos anónimos. 

    En 2025, Klaus se confirma como el gran clásico navideño del streaming: emocional, bellísima en lo visual y lo bastante inteligente como para hablar de empatía y responsabilidad sin caer en los sermones fáciles.

    Comparada con otros intentos contemporáneos de “modernizar” la Navidad, Klaus gana por goleada: donde muchas se quedan en el chiste fácil, aquí hay un guión milimétrico y una animación que mezcla 2D y 3D con textura casi artesanal, más cercana a El gigante de hierro que a productos más genéricos. 

    Dentro de esta lista, es la heredera natural de Los teleñecos en cuento de Navidad: ambas utilizan una historia de redención para recordarnos que la Navidad no va de regalos caros, sino de cómo nos tratamos unos a otros. Es, posiblemente, la elección más redonda para ver en 2025 si quieres algo que funcione igual de bien para niños y adultos.

    Estas no son las únicas películas de Navidad que puedes en 2025, pero sí forman un mapa bastante completo de todo lo que esta época puede ofrecer en pantalla: monstruos descontrolados, romances empalagosos, sátiras salvajes, trenes mágicos y títeres que cantan a lo Dickens.

  • Por qué 'Crepúsculo' es mucho mejor de lo que recuerdas

    Por qué 'Crepúsculo' es mucho mejor de lo que recuerdas

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Que Crepúsculo exista es, de por sí, una proeza. Resulta tan extraño que una cineasta indie pueda dirigir un film de calibre comercial que, aún hoy, nos agarramos al referente de Kathryn Bigelow (Una casa llena de dinamita) como un clavo ardiendo mientras aplaudimos con entusiasmo excesivo obras funcionales pero sin alma como Barbie de Greta Gerwig como Los Eternos de Chloé Zhao.

    Pero Catherine Hardwicke dirigió en 2008 una película fantástica de aventuras solvente y con voz propia, y todo a pesar de lo risible de sus condiciones de producción. Una perla indie de verdad. Cuando no había Los Juegos del Hambre (2012), cuyos bolsillos apenas han bajado de los 100 millones de dólares, ni existía El corredor del laberinto (2014), a Hardwicke, la responsable de la mumblecore dramática A los trece (2003) y sin ninguna experiencia previa con el fantástico, se le encargó rodar con: 37 millones de presupuesto, bajo una productora independiente (Summit) y en cuarenta días, una película de atmósfera gótica en la soleada Los Ángeles, con tramos de mucha acción. Naturalmente, las expectativas eran tan reducidas que ni se realizó un screen test.

    Y a pesar de la proeza de que aquella película se hiciera, aún estamos debatiendo si era simplemente un poco mala, o era tan mala que acaba siendo buena. Venga ya. De entrada, lo “tan malo que es bueno” es una falacia urdida por quien tiene reparos en admitir que le gustan las cosas muy malas. Si algo es tan malo, es malo, y Crepúsculo es buena. Aquí por qué.

    ‘Crepúsculo’ no tiene sólo la banda sonora y la fotografía azul

    Que sí, son geniales ambas. No hay forma de ver Crepúsculo obviando los turquesas encapotados que sumergen los espesísimos bosques de Forks, un baño de color que el director de fotografía Elliot Davis descubrió en aquella película y que ha repetido incesantemente desde entonces, en géneros de todo tipo: desde el drama romántico de Efectos personales (2009) hasta la recreación histórica del soleado sur, en El nacimiento de una nación (2016). Aquellos verdes rotundos, fríos y húmedos, tenían el magnetismo de un mundo que no se avergüenza de ser ficción, y contrastaban con la calidez no tan evidente de los interiores ocres –como las pupilas de Edward– con la garra estética del abuelo de todos los cuentos otoñales, Twin Peaks (1990), otra serie que pide chocolate caliente con traguito de irlandés.

    Luego está la música seleccionada con exquisitez por Alexandra Patsavas, que venía de Anatomía de Grey (2005) y de Mad Men (2007), que después coordinó las canciones de Los Bridgerton (2020). Lo que vuelve la banda sonora de Crepúsculo un magnífico acompañante audiovisual no es sólo la calidad de los grupos en cartera, desde Radiohead a Iron & Wine, pasando por Muse o Paramore. Más bien, Patsavas logró acompasar los dos extremos que caracterizan la esencia temática de la novela de Stephanie Meyer: el recogimiento romántico de quien se siente enamorado contra el frío filo de quien sabe que su amor no le conviene. Cómo aunar grupos de naturaleza tan variopinta, sobre los extremos de esta ecuación, es algo que sólo una gran banda sonora puede. Patsavas se mantendría en la cartera crepusculera durante toda la saga, por lo que naturalmente, las cinco películas tienen una música increíble. Aquí nuestra guía de mejores canciones de la saga.

    ‘Crepúsculo’ y el problema de la ironía en Hollywood

    Hollywood se dio cuenta, no tantos años ha, de que no tenía nada nuevo que decir. Pudo haber sido una sorpresa para alguien criado en los horizontes posibilistas de la épica yanqui, claro, que se ha especializado en mirar siempre más allá (en Europa, como conocemos nuestros límites, nos limitamos a versionar). Cuando aquello sucedió, auguro que a mediados de 2010, las películas empezaron a contarse con la ironía por vía de escape.

    Las masivas Deadpool (2016), Thor: Ragnarok (2017) o Capitán América: Civil War (2016) desplegaban batallas a muerte entre compañeros, amigos y familia, pero iban deteniéndose a cada poco para contar un chascarrillo sobre la consciencia de su propia condición de película. Como si apostaran por todos los caballos en la carrera, “no fuera caso que”. Si buscáis las obras audiovisuales que desde entonces han empleado la ironía por navaja contra su propia gravedad, encontraréis a mares.

    ¿La ironía es algo necesariamente malo? No, pero a pesar de la variedad de géneros en que se amparan, ninguna de las tres películas que menciono tiene un tono reconocible, un aura o una presencia propia. Apenas años después se nos desdibujan las escenas, recordamos apenas las anécdotas y el par de gags que se dejan contar con facilidad; puro slop. Las malas historias se borran rápido. En cambio, nadie ha sido capaz de olvidar el gesto absolutamente gratuito de Edward colgándose de un árbol para cantar la estupidez del león, que se enamoró de la oveja. 

    “Son los fluorescentes”, le dice Edward a Bella. Esa es una réplica tan barata que resulta digna de chascarrillo irónico y, sin embargo, está disfrazada bajo la apariencia de una excusa mal improvisada. La razón para conservar el humor bajo el caparazón de lo genuino, sin evidenciar la pullita autoconsciente, es bien simple. Crepúsculo se dirige a adolescentes, principalmente a las y les adolescentes. El público con más sentido del ridículo y, al mismo tiempo, más dispuesto a abandonarse en brazos de aquello que les entusiasma. Gritan en el cine. Yo grité en el cine.

    El mumblecore gótico, un género por explorar

    Mantener la ironía en un elegante segundo término –disponible aún para el observador distante– resulta, en definitiva, un gesto de consideración para quienes no vienen a reírse de lo exagerado y grotesco de una película que aman con franqueza. Es cultivar dos lecturas igualmente válidas sobre una obra, al mismo tiempo. Dime si este no es un castillo de cartas complejo de asumir.

    Más, cuando todos tus ingredientes (simbólicos y narrativos) se zanjan entre dos imaginarios rotundamente opuestos. Porque Crepúsculo pretende construir un castillo gótico poblado de arquetipos venidos de la tradición mumblecore, las películas de instituto. Porque la película de Catherine Hardwicke sabe que escribe una ahijada fiel a la ascensión social de la Cenicienta, un sobresalir por encima de la farsa del instituto gracias al amor. Nada la separa tanto de Chicas malas (2004), excepto que se trata sin duda ni reparos de una película de vampiros. Con su interés por las lógicas dentro del clan, por la convivencia imposible con humanos y lobos y por un universo que, ya en la primera entrega, suscita muchísima curiosidad.

    Los bosques oscuros de Forks, poblados de tribus de hippies trasnochadas, han sido emulados en otros cruces fantástico-adolescentes mejor valorizados pero no tan originales, como Hasta los huesos: Bones and All (2022), de Luca Guadagnino. Sin embargo, aquella abandonaba muy pronto el instituto como nutritivo hogar de lo sobrenatural. Dejaba muy  atrás lo que hizo única a Buffy, Cazavampiros (1997): la posibilidad de soñar sin huir, la convivencia apacible entre un mundo amable (y repleto de criaturas sedientas de sangre) y un universo mucho más despiadado, el de los pasillos de ladrillo visto de una clase de secundaria. Sólo El brillo de la televisión (2024) parece haberse atrevido a mantener este compromiso para con les adolescentes que cada lunes deben volver, sí o sí, a sus pesadillas de aula.

  • 10 películas para aprobar tus exámenes de Historia

    10 películas para aprobar tus exámenes de Historia

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Abre las plataformas de streaming, que toca estudiar Historia. El éxito que Un fantasma en la batalla está viviendo en los rankings de JustWatch afianza una vez más el interés del público en la ficción de base histórica. Producida por JA Bayona, Atienza y Hermida (detrás de La sociedad de la nieve), la película de Agustín Díaz Yanes retoma el caso real de La infiltrada (2024) para hilvanar otro thriller basado en hechos reales sobre una guardia civil infiltrada en ETA durante los años noventa y principios de los dos mil.

    Si repasamos calendarios, no han pasado tantas semanas desde El cautivo y tampoco queda tanto para el estreno de Anatomía de un instante, la serie de Alberto Rodríguez que da contexto al golpe de estado del 23F. Y aunque verlas no vaya a ayudarte a aprobar esos temidos exámenes de Historia, quizás sí puedas entender algo mejor el sentir de los momentos sobre los que estudias.

    Así que te propongo una guía de películas de ficción sobre episodios relevantes en nuestra historia, que ordeno en bisagra: primero, las más clásicas en tono y de temática más asentada en los libros de Historia, y luego algunas perlas sobre realidades menos divulgada (pero no menos necesaria) en los manuales. Siempre, en terreno de la ficción… En documental, tenéis testimonios en primerísima persona como los de Ernest Hemingway en Tierra de España (1937) o las voces del terrorismo en La pelota vasca: la piel contra la piedra (2003).

    Alatriste (2006)

    Con Viggo Mortensen al frente, un presupuesto desorbitado para el común del cine español y basada en Las aventuras del capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte, Alatriste del mismo Agustín Díaz Yanes (2006) vive por y para la épica. Aquí encontrarás puro Siglo de Oro español, entre la gloria cultural y la decadencia política. Soldados, espadas y barroco puro. Diego Alatriste es un soldado español en Flandes cuya vida cambia cuando debe hacerse cargo del hijo de un amigo y, para mantenerse, se embarca como mercenario de misión a Madrid. Y a partir de ahí, que choquen las espadas.

    Normal, si viéndola no dejas de pensar en El señor de los anillos: El retorno del rey (2003), porque la batalla de Rocroi y las intrigas de la Corte son puro Tolkien. Y también si no te quitas de la cabeza los intríngulis urbanos que se repiten en Juana la Loca (2001) o en Lope (2010), menos recordada pero que también evocaba las contradicciones de una España ilustrada pero frágil y corrupta hasta la médula.

    Juana la Loca (2001)

    Si crees que Juana I de Castilla estaba efectivamente para internarla, debería leer un poco sobre los siglos XV y XVI. También puedes ver Juana la Loca de Vicente Aranda (2001), con una estupenda Pilar López de Ayala, aunque la película carga demasiado las pilas del melodrama romántico. En fin, sirve para poner en imágenes la transición de los Trastámara a los Austrias en el trono, la política dinástica de los Reyes Católicos y el Imperio Español de los reinados posteriores.

    Verás cómo afectaba en lo personal los matrimonios reales como herramienta política, que aseguraron más de un tanto a la familia de Fernando e Isabel, y cómo la “locura” de Juana fue en realidad una excusa para la lucha de poder. Y lo más importante, podrás entender por qué Carlos V heredó medio mundo. Si 1898. Los últimos de Filipinas (2016) o Alatriste te dejaron con la boca abierta, prepárate para un culebrón que ni El ala Oeste de la Casablanca.

    El Cid (1961)

    Una película que como el Puy du Fou es más ficción que realidad, pero que retrata perfectamente la vanagloria con la que algunos miran a la mal llamada Reconquista. El Cid (1961) refleja perfectamente la figura mítica de Rodrigo Díaz de Vivar, el icónico Cid Campeador, en pleno siglo XI. Pero aquí es Hollywood quien arroja sobre la Península la épica desaforada de Charlton Heston, y qué mejor Cid que el amigo Ben Hur, rodada dos años antes.

    Aunque El Cid no te vaya a dar herramientas para contestar la soberbia histórica de los cuentos del cristianismo estatal, sí da cuenta (y por eso figura en la lista) de la cantidad de producciones péplum que se filmaron en España con nuestra historia por telón de fondo. Si ya conoces la película de Heston, prueba con Alatriste de Díaz Yanes o Los cántabros de Paul Naschy (1980), sobre el caudillo cántabro Corocotta. No todos los caminos llevan a Roma.

    Esquilache (1989)

    Para ilustrar las lógicas del Reformismo ilustrado y las tensiones del siglo XVIII (pura materia de examen), nada comparable con esta ventana directa sobre el famoso motín de Esquilache. Esquilache, de la fantástica Josefina Molina (1989), nos interna de lleno entre pasillos del palacio del Marqués de Esquilache (Fernando Fernán-Gómez) y las mesas de las tabernas, acompañando a un reparto de lujo, con José Luis López Vázquez, Ángela Molina y Concha Velasco como el secretario, la amante y la esposa del ministro por caer.

    Otra maraña de poder semejante a la de Juana la Loca, Esquilache es ideal para tomar el pulso a las ideas modernizadoras de Carlos III (cambiarlo todo para no cambiar nada, básicamente) contra la resistencia popular a la modernización. Porque desde los libros resulta difícil de entender, pero cuando tu profesor es Fernán-Gómez…

    El crimen de Cuenca (1980)

    En 1910, dos pastores cumplieron doce años de prisión, acusados del asesinato de un desaparecido que apareció, vivo y coleando, en un pueblo cercano. El caso fue muy sonado en la época y tiempo después fue llevado a las pantallas de cine de mano de Pilar Miró. El crimen de Cuenca (1980) sirve tanto para representar un período no tan divulgado en la historia de España como para reivindicar el trabajo de la cineasta Miró, más conocida por El perro del hortelano (aunque yo adoro El pájaro de la felicidad).

    Cuando veas la película entenderás por qué un conflicto tan local ha sido recordado como uno de los casos más sangrantes de negligencia judicial y señalamiento, que rompió las vidas de todos sus implicados en una tragedia que, como en Negu Hurbilak, acabaron pagando las gentes del pueblo llano.

    Las bicicletas son para el verano (1984)

    Sobre la Guerra Civil podríamos dedicar toda una guía, pero hoy recomiendo Las bicicletas son para el verano (1984) de Jaime Chávarri y basada en la obra del mismo nombre de Fernando Fernán-Gómez. Al contrario de la opulencia histórica de hitos como Mientras dure la guerra (2019), la de Chávarri narra la vida cotidiana de una familia madrileña en el verano de 1936, justo después del levantamiento militar franquista.

    Cómo la vida sigue avanzando con “normalidad” mientras crecen la desconfianza y la pobreza es suficiente para justificar el visionado de esta perla realista: desde la perspectiva del hijo adolescente, pero a sabiendas de los cuarenta años de pobreza económica y moral por llegar, cada sorbo de limonada se siente de veras el último. Y es que el cine, como veremos con Vámonos, Bárbara, explica la Historia desde las tripas.

    La escopeta nacional (1978)

    Puede que las tripas te duelan después de La escopeta nacional (1978), pero no por hambre sino por el empacho de la risa. Sobre el tardofranquismo el cine escribió grandes joyas, como El espíritu de la colmena (1973) o La lengua de las mariposas de José Luis Cuerda (1999), pero yo he preferido la comedia de José Luis Berlanga para reírnos de nuestras propias miserias (y olvidar, un rato, que el dictador murió en la cama).

    En este caso, Berlanga habla sobre las redes clientelares y el modelo de poder franquista en la época final de la dictadura, donde todo se compraba, todo se vendía… Y todo el mundo miraba para otro lado. La escopeta nacional, llena de caricaturas muy verosímiles, es una puerta de entrada fantástica al screwball castizo, y te quitará el mal sabor de boca de Las bicicletas son para el verano.

    Zama (2017)

    Con Zama (2017) damos dos pasos atrás en nuestro recorrido histórico, hacia los días más altos del Imperio Español, para ver el reverso existencial de una colonización que de gloriosa tuvo más bien nada. Si Juana la Loca os pareció demasiado sentimentaloide, a pesar de su crítica, preparaos para la acidez de estómago de Zama.

    A Zama, la burocracia imperial lo ignora, la naturaleza lo agobia y su posición de poder se revela vacía y absurda. Sobre la novela homónima de Antonio Di Benedetto, Lucrecia Martel (La ciénaga) retrata los días vacíos que este oficial criollo destinado en una remota colonia sudamericana, pasa esperando su traslado a una ciudad más prestigiosa, mientras su salud mental se va desmoronando. El Esperando a Godot de nuestra miserable Historia.

    Vámonos, Bárbara (1978)

    No me canso de recomendar Vámonos, Bárbara (1978), la dramedia de Cecilia Bartolomé que demostró cómo nada era tan sencillo en los humedales del franquismo que le tocaron vivir. Considerada la primera película feminista hecha en nuestro país, esta Alicia ya no vive aquí a la valenciana explica cómo Ana, una mujer bienestante (Amparo Soler Leal, a quien también vimos en La escopeta nacional), se marcha de vacaciones a la playa con su hija Bárbara, hasta que su marido negligente empieza a presionarlas para que vuelvan.

    Y es que recuerda que la Ley del Divorcio no llegó hasta 1981, por lo que casos de abuso flagrante como el de Ana son mucho más recientes de lo que nos gustaría pensar. Que Bartolomé le mete comedia al asunto, perfecto, pero esta deslenguada historia de verano es digna de drama.

    Negu hurbilak (2023)

    Una apuesta para la cinefilia más exigente. ¿Y si contamos la disolución de ETA desde el punto de vista de una de tantas personas que, por su vinculación más o menos directa con el grupo, tuvieron que huir y esconderse en las montañas para evitar la represión policial? Negu hurbilak (2023) recoge los días lentos que una chica sin nombre ni pasado (Jone Laspiur, gran descubrimiento) pasa, oculta en una masía, a la espera de noticias sobre una posible amnistía.

    Pero la gran Historia la olvidó fácil así que –como en Zama– a esta implicada sólo le queda esperar a que algo cambie… Y cuarenta años de silencio y dictadura después nos reafirman: en nuestro país el cambio no se estila.

  • Siete series que reflejaron la nostalgia de los 80 mejor que Stranger Things

    Siete series que reflejaron la nostalgia de los 80 mejor que Stranger Things

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Editor de JustWatch

    Desde que Stranger Things se convirtió en un fenómeno global, la nostalgia por los años 80 se ha transformado casi en un género propio dentro de la televisión. Sin embargo, antes y después del éxito de los hermanos Duffer, otras series han capturado la esencia de aquella década desde muy diferentes perspectivas, desde el humor a miradas más complejas sobre lo que significaba crecer en ese periodo.

    En la víspera del estreno de la quinta temporada de la serie de Netflix, esta selección de JustWatch te ayudará a descubrir siete propuestas que exploraron los 80 de formas más fidelignas, ya sean comedias de instituto ambientados en campamentos de verano o aproximaciones al terror, en las principales plataformas de streaming.

    7. Red Oaks (2014-2017)

    Ambientada en 1985 en un exclusivo club de campo de Nueva Jersey,Red Oaks sigue a un adolescente mientras trabaja como asistente de tenis durante el verano antes de comenzar la universidad. Cambia el terror sobrenatural de Stranger Things por la comedia dramática intimista de toque indie sobre la transición a la edad adulta, pasando por las diferencias de clase, las expectativas familiares y el descubrimiento personal con una sensibilidad muy John Hughes, por lo que no solo interesará a los que vivieron series generacionales como Aquellos maravillosos años, sino a los que tienen un póster de La chica de rosa en la habitación.

    La tensión social es reflejada con tanta sutileza y, a diferencia de GLOW , que utiliza los 80 como escenario para una historia sobre reinvención profesional, Red Oaks se centra en ese momento crucial donde los jóvenes deben decidir entre seguir el camino trazado o arriesgarse a crear uno propio, con tono optimista y melancólico, aunque con la estética y las referencias culturales de la era Reagan comunes con las presentes.

    6. Dead of Summer (2016)

    El terror de los 80 pasa de Oregón a un campamento de verano en el Medio Oeste, mezclando el slasher clásico con ciertos elementos sobrenaturales.Dead of Summer presenta a un grupo de monitores que descubren que el camp Stillwater esconde oscuros secretos relacionados con posesiones y asesinatos del pasado, funcionando como una carta de amor a las películas de terror de aquella época como Viernes 13. Por ello, no caerá mal entre los que han encontrado Black Phone 2 de su gusto, y su parte favorita de la trilogía La calle del terror es laParte 2: 1978.

    Lo que la distingue de otras propuestas nostálgicas es su estructura narrativa, alternando entre el “presente” en 1989 y flashbacks que revelan traumas personales de cada personaje, lo que la acerca de forma cerrada a  American Horror Story: 1984, por ambientación y subgénero, aunque le falten los toques de sangre característico de los slashers ochenteros, aunque sigue siendo una rareza de terror adolescente que se ha olvidado un poco a pesar de salir el mismo año que la primera aventura en Hawkins.

    5. Wet Hot American Summer: First Day of Camp (2015)

    Seguimos de campamento con la precuela de la película de culto de 2001, en la que el elenco original regresa interpretando versiones más jóvenes de sus personajes en 1981, una premisa absurda que funciona por cómo los actores no tienen ningún tipo de vergüenza en hacer una charada embutidos en ropa muy ajustada y estética hortera de esos años.Wet Hot American Summer: First Day of Camp funciona tanto como parodia de las convenciones de las películas de campamentos de verano como las comedias teen de la era American Pie.

    No quedan por parodiar los romances adolescentes ni las tramas de malvadas corporaciones que quieren quedarse con las instalaciones, con un humor tan disparatado que trasciende la simple nostalgia para convertirse en un compendio del ridículo de la nostalgia cultural de los 80. A diferencia de Freaks and Geeks, que busca autenticidad emocional en su retrato de la adolescencia, Wet Hot American Summer dinamita cualquier pretensión de realismo para ofrecer una celebración caótica de los tropos más ridículos de aquella época, con Amy Poehler, Paul Rudd y Bradley Cooper, como garantía de quienes aprecien el humor de Saturday Night Live.

    4. American Horror Story: 1984 (2019)

    Ryan Murphy y Brad Falchuk llevaron su antología de terror al corazón de los slashers ochenteros conAmerican Horror Story: 1984, una temporada que funciona como homenaje y deconstrucción del género, con todos los tropos reconocibles del terror de aquella época, desde el asesino enmascarado hasta los monitores condenados, en clave de parodia de Viernes 13 pero evolucionando hacia territorios más oscuros y sorprendentes, apartando la nostalgia de Spielberg y las aventuras infantiles de la serie de Netflix para abrazar el lado salvaje y transgresor de aquella década, cuando el terror podía ser extremadamente violento y moralmente ambiguo.

    Comparte con Wet Hot American Summer: First Day of Camp su conocimiento enciclopédico de las convenciones del género, pero cambia la parodia absurda por los litros de sangre. Una reinterpretación moderna un poquito meta que conecta con la idea revival de Las últimas supervivientes y sirve de corolario para la serie Scream Queens, también con Murphy de por medio.

    3. GLOW (2017-2020)

    Basada en la verdadera liga deportiva Gorgeous Ladies of Wrestling,GLOW reconstruye Los Ángeles de 1985 con una atención al detalle más allá de la superficie estética, siguiendo a un grupo de mujeres que encuentran su comunidad en el mundo de la lucha libre profesional. Alison Brie y Betty Gilpin lideran un elenco excepcional que lleva la idea de los 80 desde la curiosidad kitsch al drama sobre mujeres buscando su lugar en una industria que las subestima.

    No es tan distinta a Hysteria!, ya que se sumerge en las contradicciones de la época, mostrando el lado menos amable bajo tanto colorido y optimismo superficial. Comparte con Orange Is the New Black su capacidad para equilibrar comedia y drama con personajes femeninos complejos y diversos, y escala posiciones en la lista por su reflejo auténtico de los 80 sin caer en la caricatura, por su contexto histórico bien investigado del wrestling de aquella etapa.

    2. Freaks and Geeks (1999-2000)

    Aunque ha pasado más tiempo desde su estreno que desde este y la época que retrata,Freaks and Geeks de Paul Feig y Judd Apatow permanece casi 30 años después como el retrato definitivo de la experiencia adolescente en 1980. Los "cerebritos" y los "frikis", que incluyen el rol como elemento cultural pop antes que Stranger Things crecieron y se convirtieron en los directores de Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones, una pirueta del destino que hace el visionado de la serie y la película un programa doble mágico.

    Pero no solo había referencias, sino que ahondaba en la angustia y la confusión de crecer en el instituto sin romantizar ni ridiculizar la experiencia, con una honestidad brutal para no ofrecer finales felices fáciles o lecciones morales simplistas, algo revolucionario para una serie sobre adolescentes en ese momento. James Franco, Seth Rogen, Jason Segel o Linda Cardellini conseguían meternos en una cápsula del tiempo emocional antes de convertirse en estrellas, captando la verdadera esencia de lo que significaba ser joven en esa década, con su música, su ropa y sus dinámicas sociales, le gana por unas cuantas millas a Red Oaks, por pionera y por haberse convertido en obra de culto.

    1. Hysteria! (2024)

    La más reciente de esta lista y posiblemente la más audaz en su aproximación a los 80 esHysteria!, que explora el pánico satánico que sacudió Estados Unidos durante aquella década a través de la historia de una banda de heavy metal de instituto que decide aprovechar los temores de su pueblo conservador para ganar notoriedad. La serie captura el aspecto de paranoia religiosa que Stranger Things tocó en la temporada 4, pero además incluye a Bruce Campbell, con lo que podemos esperar bastante comedia oscura y sátira social.

     sin perder nunca de vista su corazón emocional, la historia de unos adolescentes intentando encontrar su identidad en medio del caos. Resulta que el terror de ritos satánicos y posesiones de Dead of Summer tiene bastantes cosas en común, pero a diferencia esta, Hysteria! aborda un conflicto generacional y cultural que va más allá de recrear la música y moda de la época. Su elemento de thriller conspirativo va más allá de los sintetizadores y los neones, pero es su aproximación a la huella de Lucifer en los 70 y 80 a través de la música Heavy metal lo que la alza al número uno de la lista, siendo un complemento perfecto de la imprescindible Muerte a 33 R.P.M.

  • Las 5 peores películas de Navidad que (en secreto) sigues amando

    Las 5 peores películas de Navidad que (en secreto) sigues amando

    Alejandra Bekerman

    Alejandra Bekerman

    Editor de JustWatch

    Llegan los últimos meses del año y con ellos, las ganas de hacer maratón de películas festivas. Los clásicos atemporales ya los conocemos y son populares por una razón. Por eso me pareció buena idea repasar esas películas de Navidad tan malas que terminan atrapandonos.  Si, es verdad no están en ninguna lista de “mejores del año” ni son grandes obras del séptimo arte pero sí transmiten nostalgia, humor absurdo y espíritu festivo a prueba de cinismo. Tienen la capacidad de hacernos sentir, aunque sea entre risas o incredulidad. Y al final, eso también es espíritu navideño: dejarse llevar por la magia del absurdo festivo. 

    Así que si estás buscando títulos menos convencionales para tu maratón, aquí va una selección de 5 películas ordenadas por grado de placer culpable, desde la más defendible hasta la más imposible de justificar (pero que entretiene por igual). Además encontrarás dónde ver cada una de ellas en los servicios de streaming en España. ¡Allí vamos!

    Solo en casa 3 (1997)

    Para la mayoría, el gran problema de Solo en casa 3 es la ausencia de Macaulay Culkin. Pero siempre he sido una fiel defensora de esta película (además, mi favorita en esta lista). ¿Por qué creo que aunque no tuvo tanta popularidad merece una oportunidad? Primero y principal, su protagonista es completamente adorable, segundo los gadgets caseros son muy originales y tiene varios momentos de risas. Los villanos de la historia se llevan un premio por lo patéticos, torpes y odiosos que son, otro punto a favor. Si después de ver las clásicas de Home Alone te quedas con ganas de más, te aseguro que Home Alone 3 es un buen plan. 

    Un padre en apuros (1996)

    Cuando salió Un padre en apuros, nadie esperaba ver a ese actor que hizo de Terminator ahora persiguiendo un muñeco de acción en plena fiebre consumista navideña. Desde su estreno hasta la actualidad, la opinión está bastante dividida sobre si esta película cuenta como un clásico navideño o es una más del montón. Para mi, si tengo que ser sincera, no es tan entretenida como Elf pero si tiene a Arnold Schwarzenegger haciendo comedia y eso es un punto a favor. Además es pura nostalgia noventera y eso siempre se gana mi corazón. Si buscas una película con un tierno mensaje final, acción desenfrenada y comedia torpe, Un padre en apuros es ideal para ti.

    Como en casa en ningún sitio (2008)

    Como en casa en ningún sitio es una película con un gran reparto y una premisa original, pero lamentablemente no pudo alcanzar el status de clásico navideño y quedó perdida en un mar de películas festivas. Aquí  tenemos a Reese Witherspoon y Vince Vaughn, una pareja que odia la Navidad, y queda atrapada en cuatro celebraciones familiares el mismo día. El concepto inicial gira en torno a la hipocresía de las fiestas, pero es un poco cansina en parte por sus personajes histéricos y sus chistes flojos. Así y todo la química entre los protagonistas es buena y retrata de manera honesta el caos familiar propio de la época. Si, es verdad que no es Love Actually, pero como comedia navideña de sobremesa tiene su lugar.

    El más buscado (2020)

    Cuando supe que había una película de Mel Gibson interpretando a un Santa Claus gruñón y armado, sentí intriga y decidí verla. El más buscado no tuvo tanto reconocimiento y terminó pasando debajo del radar pero para mi tiene una audacia que resulta hipnótica. Aquí Santa se enfrenta a  un niño rico que contrata a un asesino para matarlo. Sí, leíste bien aunque parezca disparatado este concepto funciona. Imagina como si los hermanos Coen dirigieran una peli navideña, bueno a eso le sumas un mix de sátira y el misterio navideño estilo Violent Night. Es oscura y a veces más grotesca que divertida, ideal para quienes disfrutan del humor negro y quieren una Navidad con más pólvora que purpurina.

    Jack Frost (1998)

    Michael Keaton muere en un accidente y regresa convertido en un muñeco de nieve. Eso lo dice todo, ¿no? El resto es una montaña rusa de emociones y decisiones estéticas que te harán reír más de la cuenta. Jack Frost intenta ser una historia conmovedora, pero se queda entre lo terrorífico (ese muñeco animatrónico imposible de olvidar) y lo empalagosamente tierno. Esto le da un punto a favor, y es que sirve tanto para una maratón navideña como para una de Halloween, tu eliges. Como esos adornos feos del árbol que no puedes tirar, Jack Frost se queda en el corazón por pura insistencia emocional.

  • Los mejores personajes de 2025 y dónde puedes encontrarlos

    Los mejores personajes de 2025 y dónde puedes encontrarlos

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    La cantidad de personajes memorables que el cine y la televisión han parido este 2025 sorprende incluso si atendemos a la buena cosecha de estos últimos tiempos. La gran mayoría de ellos nacen en el seno de películas o series muy buenas de entrada. Sin embargo, estos años venimos comprobando qué tanto arregla un personaje una narración algo más floja… Quizás porque, como en la vida, un tipo carismático puede salvarte de una fiesta aburrida.

    En fin, de padres y madres neuróticos a perros fieles, pasando por héroes y villanos de toda clase, en esta guía contaremos ocho personajes que nos han entusiasmado en 2025, sin un orden concreto.

    Sensei Sergio de ‘Una batalla tras otra’

    Tan a menudo confundimos personajes estridentes y de punch-line fácil con caracteres bien escritos, pero cuando veo el Sensei Sergio, el profesor de karate de Willa en Una batalla tras otra, me convenzo de que la tranquilidad no es incompatible con el carisma. En el mundo caótico que Paul Thomas Anderson imagina para explicar la realidad deplorable de los viejos revolucionarios, este sensei encarna el remanso de paz interior que cualquier tipo en apuros necesitaría para sobrevivir.

    Un padrazo desinteresado y valiente, es el antónimo de la masculinidad babygirl que prodigan los mógules infantiloides al frente de los grandes estados y corporaciones. No sé si Benicio del Toro sabía en qué se metía cuando firmó para Paul Thomas Anderson, pero sí confío en que, como pasará con Ralph Fiennes en 28 años después, el papel aspire directamente al Oscar.

    Seth Milchick de ‘Separación’

    Tramell Tillman, Seth en Separación, debería tener ya un puesto fijo en el altar de todo seriéfilo. Hay quienes le han descubierto en Misión: Imposible - Sentencia final y quienes no han dejado de compararlo con el trabajo de Steve Carrell en La oficina (2005), pero nada se compara con el calibrado entre el entusiasmo y la pasivo-agresividad de su personaje en la ciencia ficción más claustrofóbica del momento.

    En la segunda temporada, Milchick trata de no asfixiarse mientras ocupa el vacío que dejó el jefe Cobel, especialmente con las trabas que Mark y Helly van lanzando en su camino. Imposible no reflejarnos, ni que sea un poco, en las contradicciones con las que tropieza este cabecilla autoritario y ansioso… Como el padre de Adolescencia, este es un personaje puro “siglo XXI”.

    El Superman de James Gunn

    James Gunn primero anunció que para su primera gran película al frente de DC adaptaría el All Star Superman, bajo mi humilde opinión el mejor cómic del kriptoniano y una obra imposible de trasladar. Pero cuando rectificó y dijo que la adaptación era bastante libre, no nos esperábamos ver tan bien reflejado el espíritu original del mito de Superman en el cine… No, después de la oscuridad poco interesante de El hombre de acero (2013) de Snyder. En efecto, David Corenswet encapsula en su Clark Kent toda la bondad y la inocencia de un niño grande en un mundo de adultos.

    Interesante a pesar de su innegable bonhomía, Superman acierta al dibujar cómo las buenas intenciones nunca son tan bien recibidas por una sociedad escéptica, donde impera la diplomacia y no el bien. En esta lista, el atractivo del Hombre del Mañana sólo puede ser discutida por el amigo perruno de Good Boy, o por Krypto, el superperro.

    Laura, la madre de acogida de ‘Devuélvemela’

    En los Oscars, también queremos ver a Sally Hawkins subir al estrado por su papel como la madre de acogida de Devuélvemela, una de las mejores relecturas sobre la pérdida y la maternidad desde El legado del Diablo (2018). Se nos despiertan todos los demonios (sobrenaturales y muy reales) al recordar a esta mujer subyugada por el dolor tras la muerte de su hija y absolutamente dispuesta a todo para recuperarla, incluído el infanticidio ajeno.

    Naturalmente, no habría Laura sin una Sally Hawkins entregada al papel. Pasa lo mismo con el sensei de Benicio del Toro en Una batalla tras otra: que sin un gran actor acertando al pronunciar sus frases, estas seguramente pasarían sin pena ni gloria. Sin embargo, resulta imposible que su sufrimiento no nos salpique un poco, así que mejor ver Devuélvemela después de tomar un poco el sol y con azúcar en el cuerpo.

    Eddie Miller de ‘Adolescencia’

    Es probable que Adolescencia sea lo mejor que Netflix haya acogido para televisión hasta ahora (tiene su ironía que visualmente parezca más de la BBC que de la plataforma). La serie causó una sensación global por dar vueltas alrededor de la masculinidad tóxica, el acoso escolar y los extremos de violencia a los que los niños pueden llegar. De una forma parecida a Jugar con fuego (2025), si eres padre los dilemas de Adolescencia pueden llegarte al alma.

    Pero de la serie no nos quedamos con el adolescente central, Jamie (Owen Cooper, una revelación), sino con su padre Eddie, el legendario Stephen Graham demostrando una vez más que es capaz de infundir la dureza y la vulnerabilidad máxima en cada personaje que encarna. De hecho, en este sentido su padre tiene claros paralelismos con los de Sally Hawkins en Devuélvemela. Yo desde Condena (2021) que ando convencide de que no hay hombre roto que se le resista, y menos aquí, donde lucha por conciliar su brújula moral con ese instinto paterno tan natural, que te lleva a querer proteger a su hijo a toda costa. Incluso si hacerlo te lleva a perder todo en lo que creías.

    Indy de ‘Good Boy: Confía En Tu Instinto’

    ¡No es humano! Pero ha sido el actor revelación del año. Después de que Messi el perro brillara en Anatomía de una caída (2023) no conozco a nadie que haya visto Good Boy: Confía En Tu Instinto que no alabe la tremenda expresividad de su protagonista, el golden retriever Indy.

    Y es que Indy… En un momento de absoluto hetero-pesimismo, Indy ha cautivado todos nuestros corazones. Tan leal que permanece al lado de su amo aunque ande poseído por el Diablo, tan sensible que no rechaza las señales menos evidentes de que algo malo (o muy malo) ocurre en la casa de campo de la familia. Vamos, todo lo contrario que Krypto en Superman, la fuerza más caótica que el cine ha parido este 2025.

    Reeze de ‘Chainsaw Man - La película: El arco de Reze’

    Sé que incluir a Reeze en esta guía resultará polémico: al fin y al cabo, la Chica Bomba del anime de Chainsaw Man (2022), que descubrimos gracias a Chainsaw Man - La película: El arco de Reze, sigue en apariencia todas las dinámicas tras el arquetipo la yandere, las chicas del manganime que son amantes dulces hasta que se demuestran monstruosas (un estereotipo misógino donde los haya).

    Pero apostaría a que, igual que Tatsuki Fujimoto ha empleado los lugares comunes del héroe del shonen como crítica a la explotación y los deseos mundanos de los salaryman, creo que con Reeze estamos delante de una farsa sobre las yandere, un tipo de personaje hasta el día de hoy tan recurrente. Porque, ¿quién negará que este torpedo con patas no tiene mucho más carisma que su contrapartida masculina? ¿Y qué pasado oscurísimo y trágico debe de ocultar el personaje? ¡Quiero  saber más de ella!

    El dr. Ian Kelson de ‘28 años después’

    Igual que con Reeze en Chainsaw Man, aunque ya tenemos confirmación de su continuidad en la saga de 28 días después: el dr. Ian Kelson era lo más interesante de todo 28 años después. Ralph Fiennes interpreta a un médico humanista, que no pretende salvar a toda costa sino abrazar la buena muerte en un mundo donde esta parece haberse convertido en el tesoro más raro.

    Los primeros avances de la película, con las calaveras y la cara ensangrentada, nos hicieron sospechar sobre la maldad del médico… De manera que fue aún más grato descubrir en la sala de cine que Kelson tenía tantas otras capas por debajo del hedor a muerte. Así deberían escribirse los personajes de reparto, pensé al verla, y no como el villano que aparece al final de la película, mucho más tradicional. Pero quién sabe, 28 años después: El templo de los huesos (2026) quizás nos sorprenda.

  • Si 'Una casa llena de dinamita' te hizo olvidar el móvil, aquí 5 otras películas que te engancharán

    Si 'Una casa llena de dinamita' te hizo olvidar el móvil, aquí 5 otras películas que te engancharán

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Si la acción te aburre, puedes haber desestimado a la responsable de La noche más oscura (2012) o En tierra hostil (2008) con demasiada rapidez. Ahora, olvida que no te gusta el cine bélico o de acción, y escúchame: ¿Y si te digo que Kathryn Bigelow es el remedio anti-doomscroll por excelencia? Cada vez que he visto una película suya, he olvidado el magnetismo inapelable de la caja tonta de bolsillo por lo menos durante hora y media.

    El buen hábito no se pierde y, por ello, ocho años después de arrasar en taquilla con Detroit (2017) y treinta después de clavarnos a la butaca con la genial Días extraños (1995), Bigelow vuelve a destrozar nuestros nervios con Una casa llena de dinamita (2025), que en una línea parecida a la Guerra civil de Alex Garland, dispara la amenaza definitiva a la Casa Blanca: un misil nuclear de procedencia y motivos desconocidos.

    La mecha empieza a arder cuando faltan veinte minutos para que el misil impacte y se centra en repetir los mismos veinte minutos, a tiempo real, a partir de tres puntos de vista diferentes, a lo Rashomon, a sabiendas de que no vemos el final por puro capricho pero que las cosas que van mal, luego, irán a peor. Así, el segundero corre como la pólvora, y una película de dos horas pasa vo-lan-do.

    Sí, lo has adivinado. La número uno en nuestros rankings de estrenos semanales, Una casa llena de dinamita (puedes verla en Netflix), expande la misma fórmula que Corre Lola, corre (1998), donde podemos saltar entre tres líneas temporales distintas, porque la receta sigue vigente casi tres décadas después. Y la receta consiste en: un conflicto muy sencillo, un tiempo muy presente y las apuestas muy, muy altas. No necesariamente tiene que haber acción, disparos y carreras, en las películas que enganchan. Con estos tres elementos, es suficiente para que dejes de mirar el móvil y te entregues por completo a la pantalla.

    Así que en JustWatch hemos reunido películas variopintas, temporal y geográficamente hablando, y de géneros que no asociamos de forma directa con la adrenalina. Un último consejo antes de la montaña rusa… Déjate sorprender.

    Hierve (Philip Barantini, 2021)

    Yo tengo una teoría: si concentráramos series como El oso (2022) en un formato continuo de unas dos horas, mejorarían. Ojalá alguien lo hiciera con las últimas temporadas. Mientras tanto, podemos ver películas como Hierve (Philip Barantini, 2021) y deleitarnos con el nervio que sube como la espuma de la olla a presión. Observa cómo interactúan los ingredientes de la receta de Una casa llena de dinamita.

    En un suntuoso plano secuencia parecido al de Victoria (2015), seguimos a un chef (Stephen Graham, como Gary Cooper “solo” ante el peligro) durante una noche caótica en un restaurante de lujo donde todo puede salir mal: desde la visita de un crítico estricto y capos de la mafia, a accidentes impensables y breakdowns en el peor momento posible. Estrés, egos y algún error son todo lo que usa Philip Barantini para que cancelemos aquel plan de cena romántica, porque necesitamos volver a verla.

    Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952)

    Conoces mi amor por los clásicos, y la cinta de Fred Zinnemann lo es por méritos propios. Ha sido mil veces copiada, desde la cuenta atrás de Jungla de cristal (1988) a El tren de las 3:10, la original y el remake de James Mangold… Pero su fórmula es genial. Gary Cooper es un sheriff que sabe que su peor enemigo, un forajido mortífero, se acerca para acabar con su vida. Puede marcharse con su novia, que es Grace Kelly, o quedarse y cumplir con su tarea. Tienes 85 minutos de dilema por delante.

    Si lo que te da rabia del protagonista de Hierve es que podría marcharse a casa en cualquier momento, y a la vez conectaste enseguida con el sentido del deber de los tres protagonistas de Una casa llena de dinamita, Solo ante el peligro es la película perfecta para ti. 

    12 hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957)

    Este filete terso y delicioso, al contacto del fuego, no suelta agua. Pura calidad, sin añadiduras, como la posterior Testigo de cargo (Billy Wilder, 1958). Aquí son doce hombres de un jurado popular que deben emitir una condena unánime sobre la culpabilidad o la inocencia de un joven acusado de asesinato, aunque lo niegue. Todos están de acuerdo en que su criminalidad es muy plausible, pero Henry Fonda duda.

    Cómo irá convenciendo al resto de miembros del jurado, uno a uno, es un espectáculo comparable al tiovivo más adrenalínico del mundo. Que no necesariamente “acelerado”, porque igual que en Solo ante el peligro nadie corre en la salita bochornosa donde se reúnen para deliberar. Pero los diálogos y las razones están colocadas de forma tan estratégica que nunca dejarás de pensar en lo que ocurre en la pantalla, pero no la del bolsillo. Si no conoces 12 hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957), prepárate para desear convertirte en abogado. 

    Antes del atardecer (Richard Linklater, 2004)

    Qué hace un drama romántico en esta lista, te preguntarás. Acaso despegaste los ojos de la pantalla, te respondo. Ambientada nueve años después del “chico conoce a chica” de Antes de amanecer (1995), Linklater vuelve a reunir a Ethan Hawke y Julie Delpy para otro paseo cargado de emociones por una capital europea. Y Antes del atardecer pone a Jesse un límite claro para que haga algo –¡lo que sea!– con su amor del pasado: ahora solo tiene una hora para estar con ella, antes de irse al aeropuerto. Una hora para nueve años de anhelos, dudas y amor no resuelto. Qué intensidad más lesbiana, por favor.

    Aquí, como en la noche más corta de Night Is Short, Walk On Girl, la receta de Bigelow se repite: un tiempo limitado, un conflicto sencillo y… Carisma rebosante pero no exento de tragedia. Sigue habiendo mucho que perder, ante un romance tan encantador como nunca lo hemos conocido. Una burbuja perfecta antes de desaparecer a la siguiente parada.

    Night Is Short, Walk on Girl (Masaaki Yuasa, 2017)

    Esta es mi apuesta más arriesgada, y nada tiene que ver con Antes del atardecer excepto por su título (“la noche es corta, sigue andando”). Después de Yojouhan Shinwa Taikei (2010), a la que sirve de spin-off, Masaaki Yuasa vuelve a tomarse todas las licencias que la animación le ofrece para avivar las aventuras que la noche más corta del año, el 23 de junio en Kioto, ofrece para una chica sin miedo ni pelos en la lengua. Eso es: una fiesta visual y narrativa que exige –y recompensa– toda tu atención..

    Night Is Short, Walk on Girl (2017) se enreda en tramas que recoge y suelta con el capricho propio de una criatura distraída, que traen a la palestra personajes realmente inolvidables, como el endemoniado Ozu, el kami con cara de berenjena Higuchi o el mismo protagonista enamoradizo, senpai. Si te distraes seguramente te pierdas un buen puñado del humor visual que estas miniaturas orientales de Buster Keaton tienen para ofrecerte.

    Además, súmale unos diálogos que se recitan como auténticas piezas de stand-up manzai, es decir, con ritmo frenético. Para que tengas una referencia clara: esto es como Humor amarillo (1986), pero boniquérrimo y metido en LSD. Si aún no lo comprendes, no trates de hacerlo: las montañas rusas no piden ser entendidas.

  • Las 10 mejores series y películas de Luis Zahera

    Las 10 mejores series y películas de Luis Zahera

    Raquel Morales

    Raquel Morales

    Editor de JustWatch

    Luis Zahera es uno de esos actores que no actúa: vive los papeles. Da igual si hace de villano, mafioso, veterinario o amigo de toda la vida, porque siempre consigue que te olvides del actor y te creas al personaje. Su mirada, su voz rasgada, esa forma de hablar que parece improvisada, su acento galego… es inconfundible. 

    Y aunque muchos lo han conocido gracias a Animal (2025), serie con la que está triunfando ahora mismo fuera de nuestras fronteras, su carrera está llena de joyas que mezclan drama, humor y acción. En esta guía encontrarás un repaso de las 10 mejores series y películas de Luis Zahera.

    El Reino (2018)

    Lo fascinante de El Reino (2018) es cómo Zahera convierte un papel secundario en una bomba. Cada vez que aparece, la tensión sube y no sabes si va a estallar o romper a llorar. Lo que más me gusta es esa ambigüedad, la forma en que mezcla rabia, ira y vulnerabilidad sin decir demasiado. Es un tipo atrapado entre la lealtad y la supervivencia, y eso se nota en cada gesto. Tiene la misma intensidad que muestra en As bestas (2022), aunque aquí más contenida. Si te enganchan las historias de corrupción moral y política, te va a encantar House of Cards (2013-2018) que, como sucede en esta película, explora ese filo entre lo correcto y lo necesario.

    As bestas (2022)

    Zahera alcanza en As bestas (2022) uno de sus picos interpretativos, tanto que le valió el Goya al Mejor Actor de Reparto. Su personaje se siente tan real que incomoda, porque lo entiendes aunque te dé miedo. Lo que me encanta es cómo logra transmitir resentimiento sin caer en el cliché del malo de turno. Hay dolor, orgullo, y una humanidad que se intuye bajo la superficie. Esa mezcla de fuerza y fragilidad me recuerda a lo que hacía en El Reino (2018), pero aquí sin filtros, más visceral. Si disfrutas los conflictos que hierven despacio hasta estallar, prueba con Mare of Easttown (2021), donde cada mirada también parece una amenaza.

    Entrevías (2022–2024)

    Lo mejor de Zahera en Entrevías (2022-2024) es que se nota que se lo pasa bien. Tiene un ritmo natural, un humor áspero, y ese tipo de ternura que solo enseña cuando menos te lo esperas. Es el amigo que te suelta una verdad incómoda y luego te invita a una cerveza. Su química con José Coronado es brutal, de esas que sostienen una serie entera. Aquí muestra una humanidad que recuerda a Los lunes al sol (2002), aunque con más mala leche y barrio. Si te gustan las historias como esta donde los personajes se redimen a base de golpes, échale un ojo a Breaking Bad (2008-2013).

    Celda 211 (2009)

    Zahera tiene una energía en Celda 211 (2009) que corta el aire. No necesita gritar ni hacerse notar, basta con estar. Tiene esa mirada que te dice que ha visto demasiado, y que lo que queda por venir tampoco le asusta. Lo que más admiro es cómo logra que sientas empatía en medio del caos. Sus silencios pesan más que los gritos. Es la misma sensación que transmite en As bestas (2022): ese peligro tranquilo, como una tormenta a punto de caer. Si te van las historias tan intensas como esta, donde nadie sale limpio, apunta Plan Oculto (2006). 

    Amanece en Samaná (2024)

    Lo que más me gusta de Amanece en Samaná (2024) es cómo Zahera con su Mario funciona casi como el eje del drama sin que te lo esperes. Mario observa, toma decisiones desde lo bajo, sin estruendo, y eso lo hace creíble. Me encanta que no sea el protagonista tradicional que domina cada escena, sino el aliado imperfecto que también carga sus fantasmas. Se siente similar al rol que Zahera nos regaló en Celda 211 (2009), donde tenía presencia sin necesidad de gritar, y es por eso que aquí da justo lo que necesita la historia. Y si te atraen las películas donde los enredos de pareja se vuelven algo más que sólo diversión, La zona (2017-2018) te va a gustar mucho. 

    Sin tetas no hay paraíso (2008–2009)

    En Sin tetas no hay paraíso (2008-2009), Zahera sorprende. En lugar del tipo rudo habitual, saca una faceta más oscura y calculadora, pero sin dejar de ser reconocible. Lo que me gusta es cómo evita el estereotipo: su personaje tiene carisma y pocos escrúpulos pero también un trasfondo que se intuye, y eso lo hace más interesante. No es solo un villano, es alguien que entiende perfectamente las reglas del juego y las usa a su favor. Esa inteligencia fría recuerda un poco a El Reino (2018), aunque en un contexto mucho más callejero. Si te van las series con ambición, poder y deseo mezclados, échale un vistazo a Vis a Vis (2015-2020).

    La Unidad (2020‑2023)

    En La Unidad (2020-2023) Zahera adopta un rol más…sugerente. Lo que me engancha aquí es su capacidad para estar en el fondo del problema y, aún así, aún ahí. Dejando que los demás tomen la delantera mientras que él mueve los hilos sin que nadie lo sepa. Su personaje tiene códigos, tiene heridas, pero no hace alarde de ellas: simplemente se mueve con ellas. Esa actitud me recuerda a su papel en Amanece en Samaná (2024), donde menos era más. Si te van los personajes que cuchichean en la oscuridad, también disfrutarás mucho de Antidisturbios (2020).

    Pájaros (2024)

    En Pájaros (2024) me encontré con una cara distinta de Zahera: más melancólica, más dulce en el fondo y casi tierna. Lo que más me conmueve es cómo su personaje da un paso atrás y permite que otros personajes también sobresalgan y cuenten su historia. Y su química con Javier Gutiérrez es perfecta y maravillosa desde el segundo uno. La película se sustenta en ellos. En esta película, el personaje de Zahera tiene un aire parecido al de La Unidad (2020-2023) en cuanto a contención, aunque aquí la amistad y la derrota pesan mucho más. Si buscas otra road movie con humor negro, échale un vistazo a Relatos salvajes (2014).

    Infiesto (2023)

    Siento que en Infiesto (2023) Zahera ya no necesita demostrar nada, simplemente actúa con convicción. Su personaje está lleno de grietas—las que no se muestran, las que no se ven, pero se sienten— y eso lo hace fascinante. Lo que más me gusta es que en medio del caos él parece el único que escucha, el único que retiene algo. Me recuerda al Zahera en Pájaros (2024), en ese terror íntimo que vive. Si te va el cine español que se arriesga, el que no busca héroes ni villanos fáciles, tienes que darle una oportunidad, al igual que a una serie que tiene justo eso en común con Infiesto (2023): Los favoritos de Midas (2020).

    Alatriste (2006)

    Zahera aporta nobleza en medio de espadas y traiciones en Alatriste (2006). Su presencia tiene peso, no por el texto—que es para darle de comer a parte, la verdad—sino por la forma en que ocupa el espacio. Te crees cada gesto, cada mirada que habla más que mil palabras, como si arrastrara siglos de lealtades, traiciones y heridas. Esta película tiene un aire melancólico que recuerda al de Los lunes al sol (2002). Desde luego, si disfrutas de las películas donde los personajes viven por un código, aunque les cueste caro, al estilo Gladiator (2000), esta te encantará. 

  • 10 protagonistas de comedias románticas que nos enamoraron

    10 protagonistas de comedias románticas que nos enamoraron

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Hoy hablamos de ellos. Porque en toda comedia romántica de “chico conoce a chica” hay un actor que aporta el carisma a la fórmula. Cuando pensamos en protagonistas hombres de rom-coms, enseguida nos vienen a la cabeza los grandes clásicos estadounidenses del cambio de siglo. 

    Que si Hugh Grant en Un lugar llamado Notting Hill (1999), como un inocente librero que moderniza y revierte el género de la Cenicienta. Que si Billy Crystal en Cuando Harry encontró a Sally (1989), un tipo cuestionable que nos enseñaba que el mito del amor romántico pide un poco de responsabilidad. O que si Colin Firth, siendo un caballeroso sueño para Renée Zellweger en El diario de Bridget Jones (2001)... Pero ¿qué protagonistas de rom-com solemos pasar por alto que marcaron un estilo personal, tuvieran más o menos descendencia con los años? Si te gusta el género, aquí hay unos que quizás han pasado desapercibidos. 

    Taye Diggs en ‘Brown sugar’ (2002)

    Más allá de Eddie Murphy, padre de la comedia afroamericana de los dos mil (en la guía hemos incluído la fantástica El príncipe de Zamunda), es hora de reconocer actores no tan celebrados, como Taye Diggs, que asentaron las bases de la cultura afroestadounidense en Hollywood. A Diggs quizás le conozcáis por El mejor amigo del novio (1999), que en concepto y reparto se adelantó doce años a La boda de mi mejor amiga (2011).

    Pero de él, recomiendo empezar por Brown Sugar, dirigida por Rick Famuyiwa, en parte una historia de amor y una oda al hip hop. Sanaa Lathan y Diggs, entrañable soft guy, son mejores amigos de toda la vida que van orbitando uno alrededor del otro, cual Harry y Sally, mientras van cambiando la cultura y la música a su alrededor. La película es ante todo una cucada sobre la belleza del afecto en general y, en segunda instancia pero no menos importante, un canto a no vender tus ideales (o tu identidad) al mejor postor.

    Bud Cort en ‘Harold y Maude’ (1971)

    Otro protagonista masculino de comedia romántica al que solemos ver como una excepción a los babygirls tan de moda en el cine comercial, ese es Bud Cort en Harold y Maude. Aquí no hay esa naturalidad híper calculada (de Tom Hanks en Algo para recordar, por ejemplo), esos sonrojos (sonrojantes) de tu típico héroe de rom-com: Cort actuaba desde la impasibilidad absoluta, mirándote con aquellos ojos algo separados que siempre tenían algo de socarrón. El accidente de coche que lo desfiguró poco después de Harold y Maude nos dejó sin un gran actor al que seguir la pista.

    Así que reivindiquémosla: la película de Hal Ashby es el antídoto definitivo para quienes penséis que la comedia romántica poco os tiene por descubrir. Se trata de la relación improbable pero 100% genuina entre un chaval con tendencias suicidas (Cort) y una abuelita octogenaria (Ruth Gordon). Humor negro, tacitas británicas y una pareja inolvidable.

    Winston Chao en ‘El Banquete de boda’ (1993)

    Homólogo asiático de Taye Diggs, Winston Chao es el tesoro mejor escondido del cine comercial chino de los últimos treinta años. Tiene el semblante mundano/atractivo de Tony Leung, pero al contrario que Ang Lee, el director de la comedia romántica que lo encumbró, nunca ha trascendido las fronteras chinas con sus grandes producciones. El banquete de boda cumplió los treinta años y, sin embargo, sigue siendo totalmente contemporánea: de hecho, Andrew Ahn dirigió su remake hará unos meses, bajo el título de El banquete de bodas (2025).

    En El banquete de boda, Winston Chao interpreta a un joven taiwanés que vive cómodamente con su novio blanco en Nueva York, hasta el día en que sus padres se plantan de visita. Entonces, como en toda buena historia de enredos, deberá organizar una pantomima de boda a una joven que quiere obtener el permiso de residencia. Pero los armarios se desballestan con una facilidad pasmosa.

    Clark Gable en ‘Sucedió una noche’ (1934)

    Referente directo de Cary Grant en La fiera de mi niña o en Luna nueva (1940), Clark Gable es también el abuelo de todos los héroes de rom-com de la comedia slapstick desde entonces. Sex symbol de la época del Código Hays, cuando cualquier muestra de erotismo era censurada por defecto, en la road movie más icónica de Frank Capra no sólo enseñó los pectorales de oro del cine de Hollywood (¡qué osadía!), sino que también sentó las bases de todas las historias sobre el “de enemigos a amantes” a partir de entonces.

    Sucedió una noche cuenta cómo un paparazzi ayuda a una rica heredera (Claudette Colbert) a huir de su propia boda de compromiso, mientras atraviesan los Estados Unidos y se van enamorando. Todo, sin que nadie se toque… Eso sí, la química es evidente.

    Rupert Everett en ‘La boda de mi mejor amigo’ (1997)

    Podemos alegar que la protagonista de La boda de mi mejor amigo es Julia Roberts, y que su interés romántico era Dermot Mulroney. Pero el personaje más carismático de toda la película, así como uno de los primeros referentes de la pluma en la rom-com neoclásica del cambio de siglo, lleva la cara de Rupert Everett. Editor simpatiquísimo, voz de la razón (y del corazón), nos recuerda que los héroes de las comedias románticas no siempre tienen que ser los hombres a quienes persiguen las protagonistas. Y si no, ved todas las series donde Andrew Rannells ha robado escenas como “el amigo gay”: de Girls a Modern Love. 

    En realidad, recordamos más cómo Everett sacaba a Roberts de una situación incómoda con una divertidísima versión grupal de I Say a Little Prayer, que la totalidad del romance que ella tenía con Mulroney. La película nos lleva de vuelta a las bases de la rom-com, que pasan siempre por reírse un poco de lo bobalicón del amor romántico.

    Steve Carrell en ‘Virgen a los cuarenta’ (2005)

    Steve Carrell no es sólo el flamante protagonista de La oficina, que quede clarísimo, y Virgen a los cuarenta supone la prueba definitiva de la versatilidad de este cómico nato. Coescrita entre Judd Apatow y Carrell, que se dedicó a improvisar buena parte de sus diálogos, retrataba a un tipo que vive bien tranquilo entre colegas y pasatiempos pero que sigue virgen a los cuarenta (una especie de Jack Lemmon en El apartamento).

    Carrell inauguró con el papel un nuevo arquetipo dentro de la comedia de Hollywood, que se popularizaría finalmente gracias a Girls, que era el del hombre tierno pero inmaduro que trata de sobrevivir en un mundo de machos alfa… Virgen a los cuarenta pide todo el cariñito que el patriarcado ha negado a los Carrell del mundo.

    Jack Lemmon en ‘El apartamento’ (1960)

    La sonrisa torcida de Jack Lemmon no podía faltar en una guía sobre comedias románticas: primero, porque junto a James Stewart (El invisible Harvey) inauguró el arquetipo del “hombre normal” en el subgénero de la rom-com urbana, que luego perfeccionaría Nora Ephron. Luego, porque fue coprotagonista de la mejor comedia de la historia, Con faldas y a lo loco (1959). Y finalmente, porque el espíritu imperfecto pero bonachón de Lemmon marcó todo a lo que Hugh Grant o Tom Hanks han aspirado desde entonces.

    Cuesta catalogar El apartamento de comedia, porque muchos de nosotros podemos ver nuestro drama cotidiano en la historia de este patético empleado (Lemmon) que trata de conciliar la amistad de su jefe con el amor que siente por la amante de él (Shirley McLaine)... Y tantos más nos comeremos un tupper recalentado y triste, mientras soñamos con el amor.

    Cary Grant en ‘La fiera de mi niña’ (1938)

    Se ha teorizado mucho sobre esto, pero comprobarlo en la pantalla es un espectáculo: simpático, atractivo y con una lengua afiladísima, Cary Grant gozaba del aura de los mejores protagonistas de comedia romántica. Y sin embargo, cuando se soltaba dejaba entrever una sombra inquietante sobre cada uno de sus personajes. Por ejemplo, en Arsénico por compasión (1944) no para de correr y gritar durante toda la película, como loco.

    La fiera de mi niña resulta el epítome de esta mezcla entre lo luminoso de la rom-com y lo inquietante del actor. Siguiendo el esquema argumental de Sucedió una noche, explica las desventuras en que la multimillonaria Katharine Hepburn mete al pobre paleontólogo de Grant, que sólo quiere terminar de reconstruir un esqueleto pero que acaba metido en una gimcana de primera. Ideal para descubrir que el género también puede ser totalmente físico.

    Eddie Murphy en ‘El príncipe de Zamunda’ (1988)

    Eddie Murphy encadenó una serie de éxitos en la comedia de los años ochenta, como Entre pillos anda el juego (1983) y Superdetective en Hollywood (1984), pero El príncipe de Zamunda es de lo mejor del período. Aquí Murphy interpreta al príncipe Akeem, un monarca desencantado que viaja a Queens en busca de una esposa que esté a su altura. Y claro, casi medio siglo después y cuando Tinder nos ha enseñado a ser del todo Materialistas, sabemos que el match perfecto resulta más bien improbable.

    A pesar de lo descorazonador de su premisa, bastante en la línea de Algo para recordar, El príncipe de Zamunda sigue siendo una película híper tierna, en la que la desfachatez de Murphy juega un papel capital en que le cojamos cariño a este monarca sin ganas de sufrir. Y la secuela, bastante mediocre (El rey de Zamunda de 2021), sólo confirma lo irrepetible de aquella perla.

    Tom Hanks en ‘Algo para recordar’ (1993)

    Fue el primer gran éxito de Nora Ephron como directora, y nos grabó la imagen de Tom Hanks como héroe de rom-com en las retinas desde el momento en que lo oímos llorar por la pérdida de su esposa, de noche, a través de la radio. Un homenaje a Tú y yo (otra de Cary Grant), la tenacidad periodística de Annie (Meg Ryan) la llevaba a localizar al “insomne en Seattle” antes de que las redes sociales lo pusieran en bandeja.

    Que ahora nos suene raro que Annie esté dispuesta a cruzar todo el país para encontrar a su supuesto amor verdadero, no quita que Hanks esté impecable como aquel viudo sensible y padre entregado. Y la escena en la que le cuenta a su hijo cómo su madre podía pelar una manzana de una sola tira mientras suena Bye Bye Blackbird sigue siendo conmovedora.

  • Las 10 mejores películas de Antonio Banderas, ordenadas

    Las 10 mejores películas de Antonio Banderas, ordenadas

    Juan José Mateo

    Juan José Mateo

    Editor de JustWatch

    Antonio Banderas es uno de esos actores que han sabido reinventarse tantas veces como papeles ha interpretado: del chico tímido que se colaba en los repartos de la Movida al galán que conquistó Hollywood, del villano inquietante al director fatigado que mira atrás con melancolía. 

    El malagueño ha construido una filmografía donde caben el melodrama, la comedia romántica, el musical y el cine de autor más arriesgado. Y siempre con la misma arma secreta: una mezcla de intensidad, carisma y vulnerabilidad que lo hacen imposible de olvidar.

    Si eres fan del actor, en esta guía de JustWatch repasamos las 10 mejores películas de Antonio Banderas, ordenadas por año de estreno, para ver cómo evoluciona su carrera desde los años 80 hasta hoy. 

    Matador (1986)

    Antes de convertirse en estrella internacional, Banderas fue el alumno más oscuro de Pedro Almodóvar. En Matador, el malagueño encarna a Ángel, un joven reprimido, atormentado por visiones y atrapado entre el deseo y la culpa.Lejos del Banderas seductor de Los reyes del mambo o La máscara del Zorro, aquí vemos a un actor que trabaja desde la fragilidad: tartamudeos, miradas perdidas, torpeza… Su magnetismo nace de no controlar nada.

    La película es un thriller erótico retorcido, primo hermano del cine de Brian De Palma, que anticipa el tono perturbador de La piel que habito: sexo, muerte y culpa en clave muy española. Comparada con otras apariciones tempranas en algunas de las mejores películas de Almodóvar como Laberinto de pasiones o La ley del deseo, Matador es la más incómoda y quizá la menos “amable”, pero también una de las que mejor aprovecha la mirada oscura de Banderas.

    Dentro de esta lista, es el reverso tenebroso de Dolor y gloria: en una Banderas es puro impulso sin madurez; en la otra, un hombre que ha sobrevivido a todos esos excesos. Verlas seguidas es como contemplar dos extremos del mismo personaje separados por tres décadas de diferencia.

    Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)

    Si Matador mostraba la cara obsesiva del deseo, Mujeres al borde de un ataque de nervios enseña su lado más disparatado. En esta comedia legendaria, Banderas interpreta a Carlos, un joven algo despistado que entra por accidente en el huracán emocional que rodea al personaje encarnado por Carmen Maura. Con gafas de pasta y aire de chico formal, el actor despliega una timidez encantadora que contrasta con el caos que tiene alrededor.

    Aquí su atractivo no reside en la pose de galán clásico, sino en la mezcla de educación, torpeza y curiosidad. Es el tipo de personaje que en otra película sería un mero secundario simpático, pero Banderas le da una humanidad que hace que cada gesto (una sonrisa incómoda, un silencio) tenga peso. Es el antecedente de su vis cómica en Two Much o de la ironía autoconsciente de Competencia oficial.

    Frente a otras comedias corales de la época, esta tiene un ritmo y una energía que la acercan al mejor Woody Allen, pero llena de gazpacho, taxis y azoteas de Madrid. Dentro de la propia filmografía de Banderas, se podría ver como la versión luminosa de ¡Átame!: en ambas se mueve entre mujeres al límite, pero aquí todo es farsa; allí, el deseo se vuelve peligroso.

    ¡Átame! (1989)

    En ¡Átame! Banderas asume uno de los papeles más delicados de su carrera: Ricky, un joven recién salido del psiquiátrico que secuestra a una actriz de cine para convencerla de que se casen. Bajo esta premisa, que en manos torpes sería indefendible, Almodóvar construye un extraño cuento de amor retorcido donde el actor camina sobre la cuerda floja entre la ternura y la amenaza.

    Lo irresistible de Banderas aquí es la combinación de inocencia y peligro. Su Ricky tiene la mirada de un niño y la determinación obsesiva de alguien que no va a aceptar un “no” por respuesta. El magnetismo físico, que más tarde explotará Hollywood en Evita o La máscara del Zorro, aparece aquí en bruto: su cuerpo ocupa el encuadre con una mezcla de fuerza y vulnerabilidad que hace que el espectador se debata de manera constante entre el rechazo y la empatía.

    Comparada con Matador, donde el deseo conduce a la destrucción, ¡Átame! apuesta por algo casi imposible: convertir un secuestro en una retorcida historia de amor. Y frente a comedias románticas clásicas como Pretty Woman, aquí el “príncipe azul” viene con cuerda y cinta americana. Dentro de esta lista, es el puente perfecto hacia sus personajes más ambiguos, como el cirujano de La piel que habito.

    Los reyes del mambo (1992)

    Los reyes del mambo marca el verdadero salto de Antonio Banderas al cine estadounidense.En esta historia de dos hermanos cubanos que viajan a Nueva York para triunfar como músicos, el actor interpreta a Néstor, el más tímido y melancólico de los dos. Es un personaje que canta, sueña y sufre con una intensidad romántica que lo acerca al arquetipo del artista torturado.

    Aquí Banderas despliega un tipo de atractivo distinto al del machote de manual: es un romántico incurable, un hombre para el que la música y el amor son lo mismo. Sus escenas musicales (en especial cuando suena “Beautiful Maria of My Soul”) tienen una carga emocional que anticipa su presencia magnética en Evita, donde vuelve a ser narrador y conciencia de un país.

    Si la comparamos con Desperado, otra cinta noventera que lo convirtió en icono, Los reyes del mambo es menos violenta pero igual de física: el cuerpo del actor baila, sufre y se enamora. Dentro de esta lista, funciona como la cara romántica del díptico que completa La máscara del Zorro: en una conquista escenarios con una trompeta; en la otra, con una espada.

    Two Much (1995)

    Con Two Much, dirigida por Fernando Trueba, Banderas se lanza de lleno a la screwball comedy a la antigua usanza.Interpreta a Art, un marchante de arte en apuros que se inventa un hermano gemelo para poder salir a la vez con dos hermanas (Daryl Hannah y Melanie Griffith). Sobre el papel podría parecer un simple farsante, pero el actor convierte al personaje en un desastre entrañable con el que es difícil enfadarse del todo.

    El atractivo de Banderas aquí está en su capacidad para reírse de sí mismo. Coquetea, miente, corre, tropieza… y aun así mantiene una elegancia desastrosa que recuerda a los grandes del screwball clásico como Cary Grant o Jack Lemmon, pero con acento malagueño. Frente al intelectual tímido de Mujeres al borde de un ataque de nervios, este es un seductor desbordado por sus propias mentiras; y frente al villano calculador de La piel que habito, es un hombre que improvisa de forma constante para no hundirse.

    Dentro de su filmografía, Two Much dialoga con la sátira de Competencia oficial: en ambas películas Banderas juega con su imagen de estrella, muestra su lado cómico y demuestra que ser irresistible a veces consiste en aceptar que eres un caos con buena percha.

    Evita (1996)

    En Evita, adaptación del musical de Andrew Lloyd Webber, Banderas interpreta a Che, la figura que narra, cuestiona y comenta la vida de Eva Perón (interpretada por Madonna). Más que un simple narrador, es la conciencia crítica de la película: está dentro y fuera de la historia, seduce a la cámara sin pertenecer del todo al relato.

    Aquí su magnetismo se apoya tanto en la voz como en la presencia. Canta, recita y se mueve por los decorados como si estuviera guiando al espectador por un sueño febril sobre Argentina. Si en Los reyes del mambo la música era expresión de nostalgia, en Evita es arma política y emocional, y Banderas lo entiende a la perfección: cada mirada al público, cada sonrisa irónica, añade capas al personaje.

    Comparada con otros musicales biográficos, Evita tiene una estructura casi operística que se beneficia del carisma del actor. Dentro de esta lista, forma un interesante triángulo con Los reyes del mambo y La máscara del Zorro: tres películas donde Banderas combina canto, acción y romanticismo para consolidarse como estrella global. También anticipa, en clave musical, la capacidad de observación y comentario que llevará a otro nivel en Competencia oficial.

    La máscara del Zorro (1998)

    Si hay una película que definió a Antonio Banderas como héroe de aventuras, esa es La máscara del Zorro.Bajo la dirección de Martin Campbell, el actor interpreta a Alejandro Murrieta, bandido reconvertido en sucesor del mítico Zorro. Es un papel que exige carisma físico, timing cómico, química romántica con Catherine Zeta-Jones y credibilidad en las escenas de acción… y Banderas cumple con todo.

    Aquí su atractivo es de manual: sonrisa pícara, mirada desafiante y una forma de moverse que mezcla elegancia y salvajismo. Pero más allá de la capa y la espada, lo que lo diferencia de otros héroes de acción de los 90 es la vulnerabilidad que deja asomar entre acrobacia y acrobacia. Frente al mariachi vengativo de Desperado, este Zorro es más juguetón; frente al investigador frío de La piel que habito, es pura carne y sangre.

    Comparada con las películas de superhéroes posteriores, La máscara del Zorro tiene un encanto analógico que hoy se ve casi exótico: duelos reales, caballos, sudor y metal chocando. Dentro de esta lista, es la cara más lúdica del Banderas estrella, contrapunto perfecto a la introspección de Dolor y gloria. Si allí se desnuda de manera emocional, aquí lo hace a través del espectáculo puro.

    La piel que habito (2011)

    Tras años en Hollywood, Banderas regresa a la madriguera de Almodóvar con La piel que habito, uno de los papeles más inquietantes de su carrera: el cirujano Robert Ledgard, obsesionado con crear una piel perfecta y dispuesto a cruzar cualquier línea ética para lograrlo. El actor abandona el torrente emocional de sus personajes más jóvenes y abraza una interpretación fría, contenida, donde cada gesto es una amenaza.

    Su atractivo aquí se vuelve incómodo. Ledgard es guapo, educado, elegante… pero algo en su mirada indica que no se debe confiar en él. Es una perversión adulta del enamorado de ¡Átame!: donde Ricky se lanzaba al amor sin filtros, Robert controla, disecciona y manipula. Banderas demuestra que puede ser igual de hipnótico cuando invita al beso que cuando insinúa el bisturí.

    Comparada con otros thrillers de identidad como Los ojos sin rostro o El coleccionista, La piel que habito tiene la marca Almodóvar: colores intensos, melodrama y horror mezclados. Dentro de esta lista, es el polo opuesto de Two Much o Mujeres al borde de un ataque de nervios: si allí su encanto desarma, aquí desarma porque no sabes hasta dónde puede llegar su personaje. Es la prueba definitiva de que su magnetismo sirve tanto para la comedia como para el terror psicológico.

    Dolor y gloria (2019)

    En Dolor y gloria, Banderas se mira a sí mismo a través del espejo de Pedro Almodóvar. Interpreta a Salvador Mallo, un director de cine enfermo y cansado que repasa su vida entre recuerdos de infancia, viejos amores y proyectos pendientes. Su actuación le valió el premio a Mejor Actor en Cannes y su primera nominación al Óscar, consagrando uno de los trabajos más celebrados de su carrera.

    Lo irresistible aquí no viene del físico, sino de la vulnerabilidad. Banderas camina encorvado, habla en susurros y parece cargado de un dolor que apenas necesita explicarse. Sin embargo, incluso en esa fragilidad, hay destellos de humor, coquetería y deseo que recuerdan al joven de Matador y ¡Átame!: la vida le ha golpeado, pero el fuego sigue dentro.

    Comparada con el egocentrismo desatado de otros films sobre artistas, Dolor y gloria es una reflexión serena sobre el paso del tiempo, más cercana a 8½ que a la caricatura. Dentro de esta lista, forma un díptico fascinante con La piel que habito: en una, Banderas es el científico que quiere controlar el cuerpo; en la otra, el artista que acepta sus limitaciones. Las dos juntas resumen la amplitud de su registro dramático.

    Competencia oficial (2021)

    Competencia oficial es la prueba definitiva de que Antonio Banderas sabe reírse de su propia leyenda. En esta sátira sobre el cine de autor, interpreta a Félix Rivero, actor estrella, caprichoso, vanidoso y competitivo, enfrentado a un intérprete “serio” (Oscar Martínez) bajo la dirección de una cineasta excéntrica (Penélope Cruz).

    Aquí su atractivo se basa en la autoparodia: abdominales marcados, colección de premios, anécdotas de rodajes imposibles… Félix es el Banderas que el público imagina cuando piensa en él como estrella internacional, pero llevado al extremo. El actor juega con sus tics, su sonrisa, su manera de impostar la voz, y al mismo tiempo deja ver una inseguridad infantil que hace al personaje muy humano.

    Comparada con las comedias románticas de Two Much o el desenfado de La máscara del Zorro, Competencia oficial es más venenosa: una radiografía del ego artístico que la emparenta con películas como Birdman. Dentro de esta lista, funciona como epílogo perfecto: después de toda una carrera oscilando entre España y Hollywood, Banderas se permite desmontar su propia figura y demostrar que uno de los rasgos más irresistibles de una estrella es saber usar la ironía contra sí mismo.

    También es una de las mejores películas de Penélope Cruz.

  • Los momentos más discutidos del cine y las series de 2025, y por qué nos obsesionan

    Los momentos más discutidos del cine y las series de 2025, y por qué nos obsesionan

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Este ha sido un año de cambio en las placas tectónicas del audiovisual. Los grandes éxitos en la taquilla y las plataformas parecen apuntar todos a un escenario de imprevisibilidad: de repente, las estrategias tradicionales del cine y las series han empezado a fallar. BlancaNieves (2025) ha roto con la tónica de taquillazo instantáneo del live action de Disney, Thunderbolts* (2025) parece la última víctima en el abandono masivo del barco de Marvel.

    En cine, incluso con las garantías de toda vida, como Dwayne Johnson en La Máquina: The Smashing Machine (2025), premiada y bien publicitada, ya hemos visto los resultados. En cambio, una película adulta y sin recorrido en festivales como Una batalla tras otra (2025) es hoy la más sonada para el Oscar. Algo parecido sucede en las series, donde han triunfado por un lado la cruel y visceral tragedia de Adolescencia (2025) y, por otro, la ligereza verdaderamente adolescente de El verano que me enamoré (2022).

    Para navegar entre la incerteza, esta guía pretende reunir los cinco momentos del cine y las plataformas que sí sabemos del cierto que han marcado el pulso de la temporada audiovisual. Quizás, a falta de tendencias, entre momentos anda la jugada…

    ‘EMILIA PÉREZ’ y los Oscars de la reputación

    El año arrancaba con todo el ruido mediático que los Oscars andaban levantando a su paso. Primero, el destape de los tuits racistas de Karla Sofía Gascón, que partía como la favorita al premio a la Mejor Actriz por EMILIA PÉREZ (2024), que fue abandonada por Netflix ante el rechazo de la opinión pública y que finalmente acudió a la gala, donde se la “perdonó” con un par de chistes.

    Pero todas las nominaciones llevaron polémica, y nunca la previa a los Oscars fue tan comentada: desde el uso de la IA en El Brutalista (2024) a la falta de coordinación de intimidad de Sean Baker en Anora. Que Demi Moore no ganara el galardón por La sustancia (2024) fue casi el menor de los males en un palmarés que acabó demostrando qué tan frágiles resultan, en realidad, las grandes campañas de marketing del cine.

    Timothée Chalamet: el juego de lo genuino

    La fragilidad de la campaña de Emilia Pérez es síntoma del miedo generalizado, porque ni una estrella como Timothée Chalamet sabe cómo atizar el avispero de los medios. El Bob Dylan de Un completo desconocido había trabajado a fondo para publicitar su candidatura en la carrera de premios, asistiendo a cada programa, podcast y entrevista que se le proponía. Pero finalmente acabó siendo recordado por un comentario honesto en su discurso de agradecimiento de los Premios del Sindicato de Actores: “Quiero ser uno de los grandes”, admitió con total franqueza, invocando todos los demonios del recelo en Internet.

    Mientras, la campaña de Cynthia Erivo y Ariana Grande para Wicked: Parte uno (2024) fue comentada como una de las más extrañas de los últimos tiempos: ellas siempre emocionadas, cogiéndose del dedo sin filtro alguno para el melodramatismo. Lo genuino es la nueva ola, pero tendrá que romper en 2026.

    Los bombazos de ‘Sirāt’

    La película evento del año: con Sirāt, Oliver Laxe pasaba de cineasta reconocido por los cuatro gatos filmotequeros a ser considerado uno de los mejores pensadores de la contemporaneidad, o un completo payaso. En realidad, esto habla más del panorama mediático que de un director especialmente abierto a reflexionar en voz alta, pero si tuviéramos que sintetizar 2025 en una sorpresa, esta sería la explosión de su película desde el Festival de Cannes hasta convertirse en una de las candidatas con más números de los Oscars 2026.

    Sirāt cuenta en definitiva lo mismo que Mimosas (2016), el viaje purgativo al fin del desierto de una caravana progresivamente desnuda. Sin embargo, nadie esperaba los giros de guion con que el gallego –junto con Santiago Fillol– repletó la procesión de Sergi López y compañía. Como es natural, y sin campañas de reputación como las de los Oscars de por medio, el debate estaba servido.

    Los diez años de Netflix. Adolescencia y K-Pop

    Netflix piensa cerrar el año con el final de Stranger Things, la perpetua joya de su corona, pero aunque no lo hiciera ya podría considerarse la plataforma reina de 2025. En el cine, han logrado que uno de sus tres estrenos más bombásticos de la temporada de otoño, Frankenstein de Guillermo del Toro, llegue a salas con la máxima expectación (con los tiempos que corren, esto resulta excepcional).

    Pero vienen de sorprendernos con Las Guerreras K-Pop (2025), la película más vista de toda la historia de su catálogo, y con el éxito aún latente de Adolescencia (2025), una serie sin nombres famosos de veras (Stephen Graham lo es, pero sólo para el nicho seriéfilo) que copó durante meses las recomendaciones de todo mi vecindario. En la línea del éxito de Sirat, eso demuestra que no siempre la fórmula conocida es garantía en el mundo de las series, donde ahora triunfan las ideas potentes.

    De ‘Jujutsu Kaisen’ a ‘Downtown Abbey’, las series van al cine

    Lo más curioso es que las series este año se han trasladado todas a las pantallas de cine como ventana privilegiada para anunciarse. Animes como Jujutsu Kaisen (2020) retomarán sus temporadas bien pronto, con JUJUTSU KAISEN: Ejecución (2025), pero antes han pasado momentáneamente por salas como forma de anuncio, con el recap de JUJUTSU KAISEN: Hidden Inventory / Premature Death - The Movie (2025). Lo mismo con Dan Da Dan: First Encounter (2024), que estrenó su segunda temporada como evento cinematográfico limitado.

    Incluso Las guerreras K-Pop, estrenadas primero en Netflix, recuperarán la sala de cine como forma de dar nueva vida a la marca antes de la temporada de Halloween. El cine no ha muerto, simplemente se ha convertido en una cartelera para las plataformas. ¿Qué depara 2026?

  • Colin Farrell, la ‘Maldita suerte’ y otras películas para redimir a sus actores

    Colin Farrell, la ‘Maldita suerte’ y otras películas para redimir a sus actores

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    La Maldita suerte (2025) del oscarizado Edward Berger es en gran parte una farsa muy negra sobre los extremos más alucinantes a los que puede llevar la noche tardocapitalista, un cuento de hadas metidas en sustancias psicotrópicas. Pero también es una película que cae muy cerca de la historia real de su actor protagonista, Colin Farrell, y resulta muy fácil interpretarla como un comentario acerca de los tortuosos orígenes del actor irlandés al cargo de El Pingüino (2024) o Almas en pena de Inisherin (2022).

    Y es que Colin Farrell tuvo unos inicios complicados. Tras una década de trabajos como modelo, bailarín de country y encadenando castings fallidos para boy bands, el joven Farrell finalmente fue fichado como nuevo sex symbol juvenil de Hollywood en Camino de guerra (2000), de Joel Schumacher, pero encadenó una serie de catástrofes en la taquilla del nivel del Alejandro magno de Oliver Stone en 2004 o El Nuevo Mundo de Terrence Malick en 2005.

    La tumultuosa llegada a la fama de Farrell se enrocó aún más con la comidilla que daba su alcoholismo y drogadicción a la prensa amarilla, bien escandalizada ya por los romances y destapes de la nueva “cara guapa” del cine. El irlandés admite no tener recuerdos del rodaje de Corrupción en Miami, la versión de Michael Mann de 2006 junto a Jamie Foxx, y entró a rehabilitación justo al terminar el rodaje de aquella película.

    Es imposible no pensar en la vida real de Colin Farrell al verle en Maldita suerte, absolutamente perdido entre casinos, alcoholizado y abandonado a la ludopatía. Queda por ver si ha escogido el papel para comentar irónicamente sobre el historial que le sabemos a las espaldas, o como una suerte de redención… Aunque el efecto autobiográfico es el mismo. Podríamos incluso aludir que Maldita suerte está basada en hechos reales.

    En fin, Farrell no ha sido el único actor que ha tomado su propia persona como material para construir un personaje de ficción, un doble de sí mismo como suerte de pizarra para re-escribirse. En JustWatch queremos repasar otros cinco casos recientes de personalidades del cine que (se) montaron una película para tener una última palabra sobre su imagen pública o sus propias desgracias.

    Arnold Schwarzenegger en ‘El último gran héroe’ (1993)

    Jack Slater es Arnold Schwarzenegger y Arnold Schwarzenegger es Jack Slater en El último gran héroe (1993). Cuando el exgobernador de California había alcanzado la fama absoluta tras Conan el Bárbaro (1982) o la saga de Terminator (1984), y estaba ya completamente estereotipado como un culturista bien-humorado, el actor decidió vestirse las botas de un héroe de acción totalmente plano que, un día, salta al mundo real como si de La rosa púrpura del Cairo se tratara.

    La película, una muy disfrutable pieza de acción y de humor, anticiparía toda una ristra de films donde los actores se autoparodian o comentan con ironía sobre la imagen que el público hemos arrojado sobre ellos. Siguiendo este legado autoparódico, Nicolas Cage es el gran experto de la autorreferencia: se ha metido en nuestros subconscientes en El hombre de los sueños (2023) y se ha “deconstruido” junto a Pedro Pascal en El insoportable peso de un talento descomunal (2022).

    Takeshi Kitano en ‘Glory to the Filmmaker!’ (2007)

    Arnold Schwarzenegger es el personaje que encarna en El último gran héroe, pero la película podría pasar por una ficción sin componente meta. Ahora, ha habido autobiografías que se han mojado más y actores que se han implicado desde la silla del director o del productor. Es el caso de Takeshi Kitano, que lleva desde el cambio de milenio haciendo autobiografías satíricas como quien vierte un sueños infantiles y muy divertidos sobre la pantalla: de Takeshi’s (2005) a Broken Rage (2024), una parodia sin complejos de toda la saga de Outrage.

    Pero para mí, la mejor de todas es Glory to the Filmmaker! (2007), una comedia sobre un director que no consigue inspirarse para su última gran obra maestra y que, distraída como su protagonista, va pasando por todos los géneros… Como quien va ojeando las páginas de su propia biografía. Porque eso es exactamente lo que ha marcado la carrera del genio de Kitano, del noir ácido en Violent Cop (1989), a los samuráis musicales de Zatoichi (2003) o al melodrama arrebatado de Dolls (2002).

    Adam Sandler en ‘Hazme reír’ (2009)

    La autoparodia de Takeshi Kitano no es la única forma de redención posible para los actores. Hay un buen plantel de caras que se han atrevido a meterse en la piel de personajes muy cercanos a su imagen pública, pero desde el drama sosegado. Por ejemplo, Juliette Binoche aprovechó Viaje a Sils Maria (2014) para comentar sobre los gajes de la preparación de un papel, o George Clooney se atrevió a desnudar su propia vanagloria en Jay Kelly (2025).

    Justo acompañando a Jay Kelly se encuentra Adam Sandler, que lleva prácticamente dos décadas construyendo roles por encima de la imagen de “niño tonto” al que lo relegó la comedia de los años dos mil. Y aunque Los Meyerowitz: La familia no se elige (2017) mira muy de frente a la fama cosechada por el actor, yo marcaría la fantástica Hazme reír (2009) como la primera vez en que el actor se enfrentó a la superficialidad a la que lo había relegado el marketing y su filmografía. Allí hacía las de un famoso cómico que descubre que le queda poco tiempo de vida, y decide dar un vuelco a su carrera. Prepara los pañuelos.

    El reparto real de ‘15:17 Tren a París’ (2018)

    Para auto-interpretarte no necesariamente has de tener el estatus de una estrella. De hecho, 15:17 Tren a París (2018) es el ejemplo perfecto de lo contrario: dirigida por Clint Eastwood, la película narra el ataque terrorista real ocurrido el 21 de agosto de 2015, en que tres amigos estadounidenses (Spencer Stone, Alek Skarlatos y Anthony Sadler) lograron reducir a un terrorista armado a bordo de un tren y evitaron una masacre.

    Lo más singular del proyecto es que Eastwood renunció a actores profesionales y decidió que los propios héroes reales interpretaran sus papeles. Con esta elección, el director buscaba la máxima autenticidad y dar un giro autoficcional pocas veces visto en el cine comercial, aunque continúa la línea de Eastwood sobre el heroísmo cotidiano, como en Sully: Hazaña en el Hudson (2016). Es digna de observar como experimento, pero no esperes altísimas cotas interpretativas, claro.

    Angelina Jolie en ‘Couture’ (2026)

    Por último, están las películas en las que los actores no comentan acerca su imagen pública, sino que con sus papeles escriben directamente sobre sus vidas personales; como Colin Farrell en Maldita suerte, o como Angelina Jolie en Couture (2026), un proyecto profundamente personal para quien acababa de ser la Divina en Maria Callas de Pablo Larraín (2024). En ella interpreta a una cineasta de terror estadounidense que recibe un diagnóstico de cáncer de mama en París, como la diva de Cleo de 5 a 7 (1962).

    El papel conecta íntimamente con la historia real de Jolie, quien en 2013 se sometió a una doble mastectomía preventiva tras descubrir que portaba la misma mutación genética que causó la muerte de su madre y su abuela. Gran parte del discurso de la actriz durante la campaña de la película ha orbitado en torno a la fragilidad que sintió durante el rodaje y la fortaleza que le otorgaba llevar consigo un collar de su madre… La línea entre la redención y el marketing, vemos, es bastante fina.

  • Todas las películas y series de Stephen King ambientadas en Derry

    Todas las películas y series de Stephen King ambientadas en Derry

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Jorge Casanueva (Jorge Loser)

    Editor de JustWatch

    Derry, Maine, es probablemente la localización más icónica y terrorífica del universo de Stephen King, un pueblo aparentemente tranquilo donde una maldad ancestral se manifiesta cada 27 años aproximadamente. Desde la llegada de Pennywise en las adaptaciones de It hasta las conexiones más sutiles en otras historias, Derry funciona como un nexo que conecta múltiples narrativas del maestro del terror.

    Ahora que de IT: Bienvenidos a Derry está batiendo récords en HBO Max, quizá te apetezca adentrarte más en el pueblo maldito del payaso asesino desde otras perspectivas, por ello, esta guía de JustWatch te ayudará a localizar todas las películas y series ambientadas en Derry disponibles en las plataformas de streaming, explorando cómo cada adaptación ha construido la mitología de este lugar donde las pesadillas viven en sus alcantarillas y el mal nunca duerme del todo.

    7. La maldición de Dark Lake (2011)

    Esta miniserie de dos episodios adapta la novela Un Saco de Huesos de King sobre Mike Noonan, un escritor de best-sellers, en duelo tras la muerte repentina de su esposa, que viaja a su casa de verano, muy cerca de Derry, para descubrir secretos relacionados con apariciones fantasmales y una conspiración que involucra a la élite local. La maldición de Dark Lake no es tanto una historia de terror como un drama gótico con elementos sobrenaturales, pero a pesar de contar con un siempre elegante Pierce Brosnan, se queda algo corta intentado capturar la atmósfera opresiva de King convirtiéndose en un telefilm convencional más del limitado Mick Garris.

    A diferencia de It (1990), que coloca el terror supernatural en el centro de Derry, Un saco de huesos tan solo utiliza la proximidad geográfica al pueblo como parte del tejido conectivo del universo King, sugiriendo que esa indolencia presente en Derry contamina toda la región. Solo para completistas del autor que buscan conexiones entre sus obras más que para quienes esperan terror intenso, comparable en tono a adaptaciones televisivas fieles y correctas como el remake de El resplandor de 1997, pero sin el arrojo y ritmo de las versiones para la gran pantalla, aunque los fans de thrillers paranormales de duelo con misterios como Al final de la escalera pueden encontrar aquí un entretenimiento digno aunque olvidable.

    6. El cazador de sueños (2003)

    Lawrence Kasdan dirige esta adaptación de una de las novelas que más divide tre los fans de King, donde cuatro amigos de la infancia (ejem) se reúnen de adultos para su viaje anual de caza en los bosques de Maine, solo para encontrarse en medio de una invasión alienígena.El cazador de sueños conecta con Derry a través de flashbacks que muestran la infancia de los protagonistas en el pueblo junto a Duddits, un chico con limitaciones cognitivas pero que tiene habilidades telepáticas.

    Aunque es un tanto deslavazada, es una película mejor de lo que la pintan, con un reparto de aúpa, en el que destacan Morgan Freeman, Thomas Jane, Jason Lee o Damian Lewis, pero que iba a por todas en el body horror y la ciencia ficción de monstruitos viscosos, dentro de un corazón de amistad masculina noble que parece la secuela que nunca se vio deCuenta conmigo. A diferencia deIt Capítulo dos o, que explora cómo el trauma infantil en Derry persigue a los adultos, El cazador de sueños utiliza la experiencia de Derry como algo positivo que puede salvar al mundo, invirtiendo la dinámica habitual donde el pueblo es fuente de miedos. Tiene detalles que los fans de King conectarán, como esa biblioteca “psicológica” digna de las trampas de Doctor Sueño, y no deja de ser su visión de clásicos de los 50 como La invasión de los ladrones de cuerpos.

    5. 11/22/63 (2016)

    El sello de J.J. Abrams se nota al adaptar la ambiciosa novela de King sobre un portal temporal que lleva a 1960 para evitar el asesinato de JFK, pero el pasado no quiere ser cambiado donde el autor se deleita con los viajes en el tiempo con consecuencias emocionales como Predestination aunque también tiene su puntito para fans de nuestra El ministerio del tiempo.11/22/63 conecta con Derry de manera crucial en sus primeros episodios, cuando el protagonista viaja al pueblo en 1960 para investigar el pasado de un conserje cuyo padre mató a toda su familia, en la época en la que el Club de los Perdedores se enfrentaba por primera vez a Pennywise.

    James Franco es nuestro guía entre paradojas temporales y, a diferencia de It: Bienvenidos a Derry, que explora los orígenes del mal en el pueblo, 11/22/63 lo muestra como un punto de intersección de diferentes sucesos que coexisten, enriqueciendo su mitología sin centrarse exclusivamente en el payaso, aunque en la serie de este también iremos moviéndonos en el tiempo.

    4. It: Capítulo dos (2019)

    Andy Muschietti completaba su díptico adaptando la mitad adulta de la novela, donde el Club de los Perdedores regresa a Derry 27 años después, en It: Capítulo dos que contaba con un reparto potente con Jessica Chastain, James McAvoy o Bill Hader. Más alocada y menos atmosférica que la primera, es casi un desfile de escenas de terror inagotable, algunas muy creativas y retorcidas, que enlaza más con los elementos de horror cósmico de la novela. Los traumas personales y el horror de la infancia moldea la vida adulta complementando el significado de ambos films de forma inseparable.

    Puede gustar más o menos, pero hace justicia a esa difícil “segunda parte” de la novela que la miniserie It de 1990 no era capaz de reflejar por condensar toda la historia en tres horas. Aquí el presupuesto permite ver al menos una versión del ritual de Chüd, la llegada de “eso” a la tierra y una guarida más alucinante. Los fans del terror geriátrico y escenas como las de Marianne encontrarán en la escena de Mrs Kersh una de las mejores secuencias de ancianos malrolleros de la tendencia de los últimos años.

    3. It (2017)

    La adaptación cinematográfica que se convirtió en la película de terror más taquillera de la historia jugaba con ventaja al centrarse exclusivamente en el verano del pasado, aquí el de 1989, cuando el Club de los Perdedores se conoce.It reconstruye Derry como un personaje propio, un pueblo donde la violencia, el abuso y la indiferencia adulta crean el caldo de cultivo perfecto para que el monstruo prospere. Bill Skarsgård creó a un Pennywise muy diferente al de Tim Curry, convirtiéndose en el contrapunto de la amistad infantil pura como única defensa contra el mal.

    A diferencia de La maldición de Dark Lake, donde Derry es solo una influencia lejana, aquí su historia de violencia y desapariciones normalizadas daban pinceladas de un verdadero pueblo embrujado. Su impacto cultural fue comparable al de Stranger Things, la serie de Netflix que surgió tras el rechazo del proyecto de los Duffer de adaptar la novela de King. Curiosamente, conectaron por su capacidad para mezclar nostalgia de los 80 muy afín a la que presentaba Super 8, pero con más énfasis en el coming-of-age estival y oscuro de Cuenta conmigo.

    2. IT: Bienvenidos a Derry (2025)

    La precuela de HBO Max que promete explorar los orígenes de Pennywise y la fundación de Derry, retrocediendo en el tiempo cada temporada para mostrar cómo la maldad se arraigó en el pueblo mucho antes de los eventos de las películas. IT: Bienvenidos a Derry amplía el universo cinematográfico de Muschietti siguiendo el mismo estilo, pero con algunos momentos con extra de intensidad y gore, todo lo que no se permite ver en una limitación de calificación por edades para salas.

    Es la exploración definitiva de la mitología de Derry, y en cierta forma una adaptación más pura de la novela que It (2017), ya que el periodo de los 60 que presenta es más acorde con los finales de los 50 del original. El pueblo y su historia maldita son el centro absoluto, explorando cómo la comunidad ha normalizado siglos de desapariciones y calamidades. Es la propuesta más ambiciosa para los fans que han seguido toda la saga y quieren profundizar en la mitología, un poco lo mismo que hace Dune: La profecía por Dune, manteniendo, como es habitual en HBO, un estándar de calidad afín que complementa las dos obras.

    1. It (1990)

    La mítica miniserie que introdujo a Pennywise en la cultura popular puede ser un producto muy de su época, con las limitaciones presupuestarias y narrativas de la televisión de los 90, pero sigue teniendo algo que las demás no han conseguido. It de Tommy Lee Wallace captaba las tonalidades más pochas de la novela, y Tim Curry creó una interpretación del payaso aterradora, que metió el miedo en el cuerpo a toda una generación, compensando con carisma diabólico lo que la producción no se podía permitir en efectos especiales o violencia gráfica debido a las restricciones de la época, justo al contrario que lo que puede permitirse It: Bienvenidos a Derry, que tiene plena libertad para set pieces grotescas.

     Esta versión debe sugerir revela sus limitaciones en la parte final, aunque la araña stop motion tiene su encanto. Con todo, la escena inicial de Georgie es insuperable, la visita a Mrs Kersh también es espeluznante y la primera forma de acabar con Pennywise, con el tirachinas, es la única admisible. Hay otras miniseries de King de aquella época que también priorizaban la atmósfera sobre el espectáculo y la filosofía del menos es más, pero si alguien adora La maldición de Hill House de Netflix, debe echar un ojo a esta, ya que ese alternar entre personajes adultos y su infancia traumática en una casa encantada no es nada casual, ya que Mike Flanagan es uno de los mayores expertos en King.

  • Cómo ver todas las series de la franquicia NCIS en orden

    Cómo ver todas las series de la franquicia NCIS en orden

    Raquel Morales

    Raquel Morales

    Editor de JustWatch

    Si pensabas que el universo de NCIS era solo sobre casos navales y agentes con trajes oscuros, te vas a sorprender. Esta franquicia se ha convertido en una especie de legado. Lo mejor es que cada spin-off tiene su propio estilo, pero todas están unidas por ese toque de familia y camaradería que hace que no puedas ver solo un episodio. 

    Al final, terminas encariñándote con todos los personajes sin remedio. Por eso cuando termina una temporada, necesitas ver más. Mucho más. Así que si echas de menos a Tony & Ziva y sus aventuras en NCIS: Europe (2025), nuestra guía te ayudará a saber cómo ver todas las series de la franquicia NCIS en orden, lo que la hace perfecta para entretenerte mientras esperamos nuevas aventuras de Tiva. 

    JAG: Alerta Roja (1995–2005)

    Antes de Gibbs, existió JAG: Alerta Roja (1995-2005). Y sí, sabemos que técnicamente no pertenece a la saga NCIS, pero es el origen de todo. Lo que me encanta de esta serie es que tiene ese espíritu de drama legal militar pero es algo más que eso. Es una aventura. Harm y Mac eran una dupla que mezclaba lo profesional con lo personal a la perfección. Aunque NCIS evolucionó hacia un procedimental al uso, esta serie tenía más de esos dilemas morales que te dejan pensando después del episodio. Si te gustan series como Boston Legal (2004-2008), este es tu punto de partida. Y si lo comparas con NCIS: Origins (2024), notarás cómo ambos exploran el deber y la lealtad de maneras completamente distintas.

    Navy: Investigación Criminal (2003-)

    Navy: Investigación Criminal (2003-) lo inició todo. La joya de la corona. Esta serie se convirtió en una de mis favoritas por su mezcla de misterio, humor y esa chispa de algo que te mantiene atrapada, esa conexión en los personajes. Simplemente encajan. Y crean magia juntos. De hecho, lo que más me gusta es cómo todo el equipo se siente como una familia. No todo es acción, hay una calidez y una forma de hacer crecer a los personajes a través de los casos que pocas series logran. Me recuerda a Castle (2009-2016). Y, desde luego, si te enamoras de la dinámica de equipo aquí, te va a gustar NCIS: Los Ángeles (2009-2023), porque esa serie lo eleva al cubo. Este es el lugar donde todo encaja.

    NCIS: Los Ángeles (2009–2023)

    En la costa oeste, NCIS: Los Ángeles (2009-2023) se focaliza en un equipo de operaciones encubiertas. Y si Navy: Investigación Criminal (2003-) es sobre familia, Los Ángeles es sobre acción. Y me encanta eso. Callen y Sam son de esos dúos que te hacen querer ser parte de su equipo—aunque probablemente acabarías en una persecución por la autopista). Lo mejor es cómo la serie combina espionaje y algunos momentos que hacen crecer a los personajes sin volverse pesada, ñoña o demasiado centrada en la acción. Tiene un ritmo más rápido, parecido a Hawaii 5.0 (2010-2020). Y si lo comparas con NCIS: Hawai’i (2021-2024), notarás cómo ambos comparten ese toque más ligero, con equipos que funcionan más por confianza que por jerarquía. Es puro entretenimiento y eso siempre se agradece.

    NCIS: Nueva Orleans (2014–2021)

    La música, la cultura y la investigación criminal se entremezclan en NCIS: Nueva Orleans (2014-2021). Y esta serie tiene alma. Respira música, cultura y una vibra que no se puede copiar. La ciudad de Nueva Orleans está impregnada en todo y es la seña de identidad de la serie. Pride, el líder del equipo, tiene una forma distinta de hacer las cosas y te atrapa desde el primer minuto. Lo que más me gusta es cómo la ciudad se vuelve un personaje más, con su mezcla de misterio, jazz y tragedia. A veces se siente con más peso y más emotiva que las demás, como si las historias fueran más grises, más humanas. Si disfrutaste True Detective: noche polar (2014-), seguro que conectas con esta atmósfera. En espíritu, se parece más a NCIS: Sidney (2023-) donde el entorno lo define todo y marca la diferencia.

    NCIS: Hawai’i (2021–2024)

    NCIS: Hawai’i (2021-2024) marcó un antes y un después dentro del universo al incluir a una mujer liderando el equipo. Jane Tennant (Vanessa Lachey) es dura, leal y valiente. Es un soplo de aire fresco para la saga NCIS. Me encanta que en esta serie las relaciones del equipo importan tanto como los casos, algo que me recuerda a Bones (2005-2017) en su mejor época. La serie tiene una ligereza que la hace perfecta para maratonear, con ese equilibrio entre acción, drama y un toque de humor relajado. Comparada con NCIS: Los Ángeles (2009-2023), es menos intensa pero más emotiva. ¡Y con un ship principal que te va a encantar!. Y eso es justo lo que la hace especial. 

    NCIS: Sydney (2023–)

    NCIS: Sydney (2023-) es la primera serie de la franquicia en un contexto internacional. Fue un salto inesperado, pero vaya si funcionó. Sidney combina lo mejor del ADN de todo NCIS con una perspectiva más fresca y diferente. Mezcla un equipo de estadounidenses y australianos, eso es sinónimo de caos. Pero del mejor tipo. Me encanta cómo muestra otro tipo de conflictos —más geopolíticos, más culturales— sin perder el humor. Los personajes son distintos, más jóvenes, pero igual de comprometidos. Tiene algo de Jack Ryan de Tom Clancy (2018-2023), pero sin tomarse tan en serio. Lo más interesante es cómo recuerda a NCIS: Nueva Orleans (2014-2021): ambas series aprovechan su entorno al máximo. Sidney es la prueba de que NCIS aún puede reinventarse sin perder su esencia.

    NCIS: Origins (2024–)

    NCIS: Origins (2024-) actúa como precuela de Navy: Investigación Criminal (2003-) y nos transporta a los años 90, cuando un joven Leroy Jethro Gibbs comienza su carrera como agente especial tras dejar los marines. Y ver a un joven Gibbs en sus primeros años dentro del NCIS es casi terapéutico. No se trata sólo de nostalgia, se trata de una mirada al por qué de todo. Esta serie te hace entender a Gibbs de una forma impensable si Origins no existiera. Me encanta cómo muestra su evolución, su dureza y humanidad antes de ser el líder que conocimos. Se siente un poco como Better Call Saul (2015-2022): una precuela que no vive a la sombra, sino que amplía el universo. Si disfrutaste el tono introspectivo de JAG: Alerta Roja (1995-2005), vas a notar ese mismo enfoque aquí. 

    NCIS: Europe

    NCIS: Europe (2025) es lo que los fans llevamos esperando por años. Tony y Ziva, juntos otra vez. No como cameo, no como recuerdo, sino en su propia historia. Lo que más me emociona es que esta serie se centra en su relación, en su familia. En una familia que ha pasado por tantas cosas…pero que siguen ahí, en pie. Una familia que se ha reencontrado y han podido reconstruir la confianza y ese amor imposible que marcó toda una era en NCIS. Si alguna vez soñaste con ver cómo serían sus vidas después del caos, este es el premio. Me recuerda a The Blacklist: Redemption (2017) por ese enfoque más íntimo dentro de un mundo de acción. Y, al igual que NCIS: Hawai’i (2021-2024), lo que más pesa aquí no son las balas, sino los sentimientos.

  • ¿Es ‘Chainsaw Man’ el mejor anime del año? Estas son otras 5 películas espectaculares de anime que debes ver

    ¿Es ‘Chainsaw Man’ el mejor anime del año? Estas son otras 5 películas espectaculares de anime que debes ver

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Nunca las películas dentro de franquicias de anime fueron comparadas con las series a las que acompañaban, y yo siempre las he visto como un extra para muy cafeteros. Pero la calidad de estrenos como Guardianes de la noche: Kimetsu no Yaiba La fortaleza infinita (2025) o JUJUTSU KAISEN: Hidden Inventory / Premature Death - The Movie (2025), ambas animadas con delicia y montadas con más presteza que las interminables convenciones del episodio de anime tradicional, están empezando a convencerme de que nunca debería haber relegado a una segunda categoría a las películas de anime.

    En fin, si sales de ver Chainsaw Man - La película: El arco de Reze (2025) y estás pletórico, esta lista es para ti. Porque no, no vas a tener más episodios de Chainsaw Man (2022) durante una temporada y sí, sí sabemos que el mono tras el subidón de adrenalina no se pasa tan fácil. Y menos tras el empache de acción espectacular y pirotécnica que abraza la historia de amor entre la yandere Reeze y el bobalicón Denji. Aquello supera de lejos nada que el anime en formato serie pueda habernos entregado y, por ello, hoy te recomiendo cinco otras películas de anime que también se sienten como una tremenda montaña rusa audiovisual. Dale un gusto a tus ojos, anda.

    Mind Game (2004)

    El debut de Masaaki Yuasa como director es puro delirio tremens audiovisual. Mind Game (2004) narra cómo un auténtico perdedor, Nishi, vuelve a la Tierra para vengar su patética muerte en manos de la yakuza y recuperar al amor de su vida, sólo para quedar ambos encerrados en el vientre de una enorme ballena, junto a un viejo visionario ocioso. Si esto te parecen ya varias tramas remachadas en una, espera a ver el repertorio de estilos de animación que Studio 4ºC convoca para explicarlas: desde el stop motion hasta la infografía poligonal, la distorsión abstracta de las figuras en 2D y el uso de fotos reales recortadas. 

    Todo, para que este “juego mental” se vea trepidante, lisérgico y colorido a más no poder, comparable en esta guía sólo a los momentos más radicales de TekkonKinkreet. Si conocéis Inu-Oh (2022), del mismo realizador y estudio, sabéis que las odas psicodélicas son su gran especialidad… Pero en este debut Yuasa andaba tan desatado como Tatsuya Yoshihara dirigiendo la película de Chainsaw Man.

    Metrópolis (2001)

    Coge las bases argumentales de la Metrópolis de Fritz Lang (1927), eso es, una revolución proletaria encabezada por un robot ajado, pero súbele todas las apuestas con el músculo de que disponía la animación japonesa del cambio de siglo. Si de aquellos años solo viste Ghost in the Shell (1995), te queda mucho por descubrir.

    A partir del manga homónimo de Osamu Tezuka y gracias a la mano desatada de Rintaro en la dirección, la ciudad de Metrópolis (2001) se despliega como un laberinto de luces, niveles y contrastes, un universo vibrante que bebe del universo ciberpunk de Blade Runner (1982), dialoga con grandes equivalentes en paisajística futurista del momento, como la también infraconocida Memories (1995), y sienta las bases para que años después Promare brille.

    TekkonKinkreet (2006)

    Si el manga de Chainsaw Man te entusiasma por la suciedad del trazo de Tatsuki Fujimoto, y viste tan a gusto Dorohedoro (2020), una sinfonía urbana con olor a cloaca y manchas de sangre y grasa, TekkonKinkreet (2006) es la película para ti. Incluso menos conocida que el resto de obras de esta guía aun basada en un manga de Taiyo Matsumoto, cuenta cómo Kuro y Shiro, dos huérfanos buscavidas, han de enfrentarse a la yakuza y a los alienígenas asesinos que amenazan Treasure Town y su propia fraternidad.

    Urdiendo esta trama sencillísima, el director Michael Arias lo apuesta todo para que cada imagen sature el cuadro con personalidad propia: desde los ángulos de cámara extremos, que deforman toda la acción, hasta las persecuciones que –de pura velocidad– vuelven los cuerpos en manchas de color expresionistas. Otra recomendación si ya la controláis, también de anime francés: MFKZ (2018), “mutafukaz”, ahora con una bola negra que reparte pizzas por protagonista.

    Batman Ninja (2018)

    Una apuesta diferente a todas las de la lista, aunque con escenas de acción tan memorables como las de Chainsaw Man y Promare. Batman Ninja (2018) es la versión del Caballero Oscuro que seguramente no conocías y no sabías que necesitabas. Yo la descubrí de casualidad navegando por los fondos de catálogo y aún doy gracias por el espectáculo, con guión de Kazuki Nakashima (Kill La Kill) y diseño de personajes de Takashi Okazaki (Afro Samurai).

    Sobre la historia de La broma asesina, es decir Batman contra Jóker, Junpei Mizusaki viste una carcasa hecha a base de lo mejor que el cine japonés ha regalado: la mitología del cine de samuráis, los mechas y un universo visual espectacular, digno de los openings clásicos de JoJo's Bizarre Adventure (2012). Con el estreno de la secuela Batman Ninja vs. Yakuza League (2025), además, puedes montarte un tremendo programa doble.

    Promare (2019)

    Al estudio Trigger les conocerás por Cyberpunk: Edgerunners (2022), pero quizás tuviste la suerte de descubrir Promare (2019) cuando pasó por carteleras españolas. Un festín para los sentidos, esta historia de mechas es una explosión de color, energía y dinamismo que redefinía lo que la acción puede en territorio del anime comercial. Aquí cada escena es un estallido de formas geométricas, luces de neón y composiciones imposibles que convierten el caos en un auténtico espectáculo visual, digno de subidones lisérgicos como el de Evangelion: 3.0+1.01 Thrice Upon a Time (2021).

    Es lo habitual en la casa de Trigger, marcada por las líneas angulosas, las paletas saturadas y la animación vertiginosa, pero en pocas ocasiones han tenido el tiempo y el marco para explotar, de veras, su músculo visual. Eso es lo que hace el cine.

  • ‘Culpa Mía’ y otros 10 dramas románticos basados en historias de Wattpad

    ‘Culpa Mía’ y otros 10 dramas románticos basados en historias de Wattpad

    Raquel Morales

    Raquel Morales

    Editor de JustWatch

    Si te gusta Culpa mía (2023) y el tipo de historias donde el amor es complicado y a veces un poco peligroso, ¡este es tu sitio!. Wattpad se ha convertido en la fábrica de los nuevos romances con mucho drama, triángulos imposibles, segundas oportunidades y muchas ganas de gritarle a la pantalla “¡que se besen ya!”. Y aunque a veces sean un poco caóticos, todos tienen algo que engancha. Ahora, con el estreno de Culpa Nuestra (2025), es el momento perfecto para adentrarse en nuestra lista de otros 10 dramas románticos basados en historias de Wattpad.

    A través de mi ventana (2022)

    A través de mi ventana (2022) es fuego puro. Raquel y Ares tienen una conexión que pasa de cero a cien en segundos, y eso es parte del encanto. Lo que más me gusta es que, detrás de toda esa tensión sexual, hay una evolución real: ella aprende a poner límites, y él a abrirse de verdad, a confiar. No es solo deseo, el amor entre ellos crece poco a poco, y eso hace que funcione. Me recuerda a Culpa mía (2023) por esa mezcla de pasión mezclada con el crecimiento de los personajes. Si te gustan los romances así, con una química tan explosiva como una bomba de tiempo, estamos seguros de que Mi primer beso (2018) te encantará. 

    Saga After (2019–2023)

    Puedes amarla u odiarla, pero la saga After (2019-2023) marcó una era. Tessa y Hardin son la definición de “somos tóxicos, pero nos queremos igual”, y aunque a veces te dan ganas de sacudirlos para que comiencen a actuar como adultos, también entiendes por qué no pueden dejarse ir. Lo que me encanta es cómo, entre idas y vueltas, terminan creciendo. No es el tipo de amor sano que recomendarías, pero sí el que muchos viven a esa edad. Tiene esa intensidad de A través de mi ventana (2022) pero con una historia algo más turbulenta. Si te gusta este tipo de drama que te hace suspirar, échale un ojo a El verano que me enamoré (2022).

    Adicción Perfecta (2023)

    Adicción Perfecta (2023) es el tipo de historia que te deja con el corazón acelerado. Lo que más me gusta es que, detrás del ring, hay una historia de autodescubrimiento brutal. Sienna no solo busca venganza, sino también reencontrarse a sí misma, y eso le da fuerza. La relación que se desarrolla entre ella y Kayden es más que química y tensión sexual no resuelta, se trata de respeto, y eso marca diferencia. Es tan intensa como After (2019-2023), aunque con un toque más maduro. Si te gustan las historias donde el amor y la rabia caminan juntos, te encantará Rompiendo las reglas (2008).

    Boot Camp (2024)

    Lo que más me gusta de Boot Camp (2024) es cómo los personajes se enfrentan a sí mismos y a los demás, y cómo esas dinámicas forjan su relación. Hay tensión, química y momentos en los que sientes que cualquier cosa puede pasar entre ellos, y eso lo hace adictivo. Me encanta cómo la película hace crecer a Whitney hasta que ella encuentra la fuerza para ser ella misma y cómo hace que Axel la vea incluso cuando ella no se ve a sí misma. Me recuerda un poco a Amor fuera de tiempo (2024), donde la presión también pone a prueba la relación. Si te enganchan los romances en los que el crecimiento personal es uno de los pilares, te gustará mucho La cita perfecta (2019). 

    Mala influencia (2025)

    Lo que me engancha de Mala influencia (2025) es cómo el amor tóxico y las segundas oportunidades se mezclan sin filtros, y eso me parece lo más interesante de Eros. Él no es solo el “chico malo”, sino alguien con grietas. Por eso me encanta cómo la película no se limita a presentar el romance: lo complica, lo cuestiona. Me recuerda a After: amor infinito (2022) porque ambos muestran que enamorarse no siempre basta; hay heridas, decisiones y crecimiento. Si te interesa un drama romántico donde el amor duele y al mismo tiempo cura, dale una oportunidad, y luego por ejemplo prueba Adicción Perfecta (2023).

    Ligera como una pluma (2018–2019)

    Aunque Ligera como una pluma (2018-2019) se apoya más en el suspense, su base romántica es innegable. Lo que me gusta es cómo los sentimientos de los personajes se vuelven parte del misterio. No es solo quién muere o quién miente; también quién ama de verdad y quién no sabe cómo hacerlo. La relación central tiene una tensión preciosa, y ese “no puedo, pero quiero” que nos mata. Me recuerda a Mala influencia (2025), por esa mezcla de destino y deseo. Si te gustan las series con un romance algo oscuro, como esta, te encantará Crónicas vampíricas (2009-2017).

    Mi primer beso (2018)

    A veces lo más simple también engancha. Lo que más me gusta de Mi primer beso (2018) es que no pretende reinventar la rueda. La película es pura diversión y emoción. Elle y Noah te hacen sonreír y desesperar al mismo tiempo, como cualquier pareja adolescente. Hay ternura, torpeza, y muchos errores, pero eso la hace real. Me recuerda a Boot Camp (2023), aunque con un toque más ligero. Si te gustó esta película, te encantará 10 razones para odiarte (1999). 

    Amor fuera de tiempo (2024)

    Lo que realmente me atrapa de Amor fuera de tiempo (2024) es esa mezcla de ambición y vulnerabilidad que tienen los protagonistas: ella con sueños grandes, él con presiones enormes… y entre medio, el amor que aparece cuando menos lo esperas. Lo que más me gusta es que ninguno de los dos empieza la historia siendo “perfecto” ni “libre”, sino con cargas, y por eso sus pasos atrás y adelante se sienten reales. Me recuerda mucho a A través de mi ventana (2022) porque la tensión lleva al amor de una forma intensa, loca e irrompible, aunque en esta el entorno de deporte le da un giro distinto. Si te gustan este tipo de historias te encantará Culpa mía: Londres (2025). 

    Mi vida con los chicos Walter (2023- )

    En Mi vida con los chicos Walter (2023-), lo que más me engancha es el “y ahora qué” del romance. No se trata sólo de enamorarse, si no de adaptarse, cambiar de vida, encontrar tu sitio… y ese proceso lo veo reflejado en los personajes con una sinceridad que pocas veces tienen este tipo de adaptaciones. Por eso la recomiendo tanto. Tiene algo que me recuerda a Mi primer beso (2018) en ese “chica nueva, chicos conocidos” pero con más capas. Si te van los triángulos amorosos, los segundos inicios y los entornos complicados, prueba también a ver Heartstopper (2022).

    Culpa tuya (2024)

    Lo que más me gusta de Culpa tuya (2024) es cómo muestra lo que pasa después del primer amor: cuando la pasión ya no basta y los personajes tienen que enfrentarse a lo que realmente significa confiar. Nick y Noah siguen teniendo esa química brutal que conocimos en Culpa mía (2023), pero ahora también cargan con celos, inseguridades y errores que los hacen más humanos. Es ese tipo de historia que te frustra y te atrapa al mismo tiempo. Me recuerda a Adicción Perfecta (2024), porque ambas exploran qué ocurre cuando el amor se vuelve más real. Si te gustan las secuelas que maduran con sus personajes, te va a encantar también After: en mil pedazos (2020).

  • 10 películas con momentos musicales inolvidables

    10 películas con momentos musicales inolvidables

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Y ahora, hablemos de vampiros. Estrenada el 16 de abril, y desde julio en Apple TV+, Pecadores (2025) ha vuelto a liderar las parrillas de streaming en un regreso que sólo puede explicarse de una forma: más allá de los tiempos del marketing, la película ha calado fuerte. Preguntad a vuestro alrededor y veréis que una palabra sale a relucir una y otra vez. La música, amigas. La banda sonora a base de clásicos de blues que, reinterpretados, ponen la piel de gallina al más blanco de los payos. Y de entre todos los momentos musicales brillantes, “esa escena”, señala con pasión mi vecina. Volvería a verla sólo por ella.

    Pues bien, en JustWatch comprendemos el placer indiscutible de un volantazo musical a tiempo. Aquí van 10 otras películas que puedes revisitar para vibrar de nuevo al son de grandes canciones. No sufráis, hemos escogido clásicos muy obvios y alguna película algo mejor escondida.

    Rocky 3 (1982)

    Si la oyes en cada gimnasio o fiesta aleatoria, será por algo: el momento en que suena ‘Eye of the Tiger’ es pura adrenalina ochentera. Un grito de guerra que supera incluso el tema de la franquicia, el ‘Gonna Fly Now’ de Bill Conti. En Rocky 3 (1982), Rocky pasa de estar hundido por la muerte de Mickey a renacer con fuerza, con ritmo, con furia.

    El tema se convirtió en un himno para coger la vida con ganas y pronto veríamos que la mezcla de músculo, sudor y sintetizadores encapsula toda una década marcada por la cultura y la estética del esfuerzo del esfuerzo. ‘Eye of the Tiger’ supone el mejor momento musical de esta lista porque marcaba un antes y un después en la narrativa y en la cultura popular. Imprescindible.

    Bitelchús (1988)

    “Oh, yo prefiero hablar de mi d–”, espeta la nerviosa Delia ante la llegada de unos colegas snobs. Necesita quedar bien, ahora que vive en los suburbios. Pero el “día” se convierte en la canción ‘Day-O (The Banana Boat Song)’, de Harry Belafonte, la peor pesadilla para una moderna. Absurdidad hilarante con final terrorífico, en Bitelchús (1988) asistimos a una cena de comensales poseídos bailando sin control que convierte lo grotesco en celebración.

    Este temazo, alegre y caribeño, contrasta con el reverso macabro de la mansión encantada y deja claro que la muerte también puede ser un fiestón. Eso sí, sólo si te la tomas con naturalidad. Por eso, y al contrario que los temas más explosivos de la lista (como el de Shrek), ‘Day-O’ es ideal para andar despacio y con aire.

    Perdidos en Tokio (2003)

    Todo lo que no sabemos que Bob (Bill Murray) ha dicho a Charlotte (Scarlett Johansson) lo volcamos en los versos desangelados de ‘Just Like Honey’ de The Jesus and Mary Chain. Una escena que cierra Perdidos en Tokio (2003) por entre edificios callados (¿indiferentes?) y ante una melancolía que te estruja el pecho.

    Y un misterio: ¿Es el primer tema del primer álbum de la banda de los noventa la mejor canción de amor sobre la cocaína jamás hecha? ¿Es una desordenada fantasía de sumisión por un amor complejo, correspondido o no? ¿Va sobre echar de menos el contacto humano, ni que sea con un polvo? Lo único que tengo claro es que como la canción de Millennium Mambo, esta canción no deja de repetirse en mis auriculares.

    Shrek (2001)

    No, no es sólo por el meme. Es que la canción de Smash Mouth explica exactamente qué va bien y mal en la vida del ogro verde. El tema de Shrek (2001) versa sobre este gallito bravucón que cree que no necesita a nadie para brillar y piensa que todo el mundo vive igual que él… Pero la escena musical se ha convertido en tan rotundamente icónica que trasciende su lectura directa: Shrek se cepilla todos los clichés del cuento de hadas, y lo hace al ritmo de una canción que destila sarcasmo y frescura.

    Es el anti-príncipe, y su historia, contada con humor y una pizca de rock noventero, dio un giro radical a la animación infantil. La ‘All Star’ de Smash Mouth resulta casi tan icónica como la urbana y soleada ‘Pump It’ de Pulp Fiction.

    Pulp Fiction: Tiempos violentos (1994)

    Esta la añado como regalo a todos los padrazos fans de Pulp Fiction: Tiempos violentos (1994). Desde los primeros compases de ‘Misirlou’ de Dick Dale sabes que Quentin Tarantino va a por todas –y sí, a ti también te cuesta recordar el título de la canción, pero no has olvidado el baile que la acompaña–. En la antología encocada del gourmet cinéfilo y musical, cada escena tiene su propio tema memorable, pero Misirlou resulta tan rápida, sucia y sexy que incluso ha sobrevivido al ‘Pump It’ de los Black Eyed Peas.

    Y en fin, Tarantino sentó las bases sobre las que crecería Pecadores, enseñándonos que el revival, bien usado, puede ser puro estilo. Y que el estilo (aunque esto quizás lo perfeccione Clueless) es también una forma de vida: por mucho que te sorprenda y aunque citemos la película de Tarantino antes del clásico del mumblecore, ambas van de la mano.

    Cleo de 5 a 7 (1962)

    ¿Cómo representar el vértigo absoluto que siente una joven cuando se convence de que está enferma y que la vida ya no le queda por delante? La escena en que Corinne Marchand canta ‘Sans Toi’ es un giro íntimo y devastador. Hasta entonces, la Cléo de Cleo de 5 a 7 (1962) ha sido toda superficie, bella, coqueta y algo ansiosa. Pero entonces se enfrenta al espejo, cantando sola y la máscara se resquebraja.

    También Agnès Varda transforma la canción en un espejo del alma: a pesar de romper la cuarta pared, en sus palabras no hay artificio, sólo vulnerabilidad. Es mi momento favorito de la lista, y al contrario de éxitos resabidísimos como el de Pretty Woman, aún es demasiado poco conocido.

    Clueless (Fuera de onda) (1995)

    Volvamos a la comedia. Cher creó tendencia (la cantante más, pero aquí hablamos del personaje de la película de Amy Heckerling, la joven Alicia Silverstone) y cinceló en nuestra memoria un tema inolvidable para una época orgullosa e irónica.

    ‘Kids in America’ de Kim Wilde abre los créditos (mega-noventeros) e introduce la nata este desfile de estilismos, frases ingeniosas y cultura mumblecore que no piensa pedirte permiso para existir. Clueless (Fuera de onda) (1995) fue pionera en retratar a las adolescentes no como tontas, sino como reinas de sus propias esferas. Esa canción, pegadiza y vibrante, hace de bandera de este histórico manifiesto fashionista, decíamos, igual que el ‘Misirlou’ es el tótem de la cinefilia del cambio de siglo.

    Pretty Woman (1990)

    La simbiosis absoluta. Porque si yo te digo Pretty Woman (1990), tú piensas en Julia Roberts, pero su película –esta versión moderna de la Cenicienta– acabó tomando prestado el nombre de una de sus canciones más icónicas, el ‘Oh, Pretty Woman’ de Roy Orbison. Lo más buenrollista, desenfadado y clasicón que en el corazón de un yuppie podía esconderse. En fin, la canción da alma a un cuento aspiracional: en los noventa, esta historia de amor improbable marcó a toda una generación que soñaba con finales felices, aunque la realidad fuese otra. En este montaje musical, Vivan (Roberts) abraza su cambio radical con la mejor banda sonora posible.

    Millenium Mambo (2001)

    He convencido a tanta gente para que vean la (mejor) película de Hou Hsiao-hsien sólo con sus primeros tres minutos. Vicky camina por un callejón roñoso al ritmo de ‘A Pure Person’ de Lim Giong, mientras se jura (ella, o su yo del futuro) que nunca volverá con su novio. Flota más que camina, como si el tiempo se diluyera entre luces de neón y beats electrónicos. El cineasta, ya entrado en canas, entendió perfectamente que no podía explicar a la juventud sin música, y qué música. El desencanto del cambio de milenio con una sensibilidad casi líquida. Como Cleo de 5 a 7 no teme a mojarse en melodrama, Millenium mambo (2001) no duda al alcanzar el puro trance.

    Los muchachos no lloran (1999)

    En una de las escenas más íntimas de Los muchachos no lloran (1999), Lana (Chloë Sevigny) canta ‘The Bluest Eyes in Texas’ a Brandon (Hilary Swank) mientras están tumbados en la cama, aislados del mundo. Es un momento de ternura suspendida, donde por un instante el amor parece posible, pese a todo.

    El equivalente más directo a la emoción de ‘Sans Toi’, ‘The Bluest Eyes in Texas’ supone un atentado al lacrimal. Preparad los pañuelos si no la habéis visto: en medio de un entorno hostil, muy violento, la cineasta Kimberly Peirce diseñó un oasis fugaz de conexión real, en la que este amor clama por ser, si no posible, por lo menos verdadero. Es de las escenas que ponen la piel de gallina a cualquiera.

  • Las 10 mejores películas de Pedro Almodóvar, ordenadas

    Las 10 mejores películas de Pedro Almodóvar, ordenadas

    Juan José Mateo

    Juan José Mateo

    Editor de JustWatch

    Si un director ha sabido retratar con tanta pasión y contradicción la esencia humana, ese es Pedro Almodóvar. Desde sus inicios irreverentes en la Movida madrileña hasta su consagración en Hollywood, el cineasta manchego ha construido un universo propio donde el deseo, la maternidad, la identidad y la culpa se entrelazan con humor, color y emoción.

    Sus películas no solo han marcado la historia del cine español, sino que también han fundado un estilo: el almodrama, una mezcla perfecta entre lo popular y lo poético. Si eres fan del director, en esta guía de JustWatch repasamos las 10 mejores películas de Pedro Almodóvar, ordenadas por año de estreno, para descubrir cómo evolucionó su mirada y dónde puedes encontrarlas online hoy.

    ¿Qué he hecho yo para merecer esto! (1984)

    Con ¿Qué he hecho yo para merecer esto! Almodóvar deja atrás el caos punk de sus primeras películas para ofrecer su primer gran retrato social. Carmen Maura interpreta a Gloria, una ama de casa agotada que sobrevive en un piso gris del extrarradio de Madrid, rodeada de miseria doméstica, machismo y soledad.

    Bajo la apariencia de una comedia negra, el director muestra la realidad de muchas mujeres olvidadas por la modernidad. Humor ácido, ternura y crítica social conviven en esta historia que inaugura una de las constantes de su cine: la empatía hacia los personajes femeninos.

    El film, que combina el costumbrismo madrileño con el neorrealismo más áspero, anticipa temas que Almodóvar seguiría explorando durante décadas en otras películas: la frustración femenina, la violencia estructural y la necesidad de romper con lo establecido.

    A día de hoy sigue siendo uno de sus títulos más sinceros y relevantes: el inicio de su madurez creativa.

    En tono y espíritu, puede verse como la versión castiza de Una mujer bajo la influencia de John Cassavetes o incluso del Amarcord de Fellini: retratos del caos cotidiano donde lo grotesco y lo tierno se funden. Dentro de su propia filmografía, es el reverso social de Volver: la mujer oprimida antes de convertirse en heroína.

    Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)

    La película que lo cambió todo. Mujeres al borde de un ataque de nervios convirtió a Pedro Almodóvar en un fenómeno internacional y definió el tono, el color y el humor de su universo cinematográfico.

    Carmen Maura vuelve a liderar un reparto coral que incluye a Rossy de Palma, Julieta Serrano, María Barranco y un joven Antonio Banderas. Entre gazpachos adulterados, llamadas telefónicas y maletas llenas de mentiras, el caos sentimental se convierte en arte.

    Con una puesta en escena vibrante, diálogos vertiginosos y un dominio absoluto del ritmo, el film transforma la histeria amorosa en una sátira sobre la dependencia emocional y la soledad contemporánea.

    Ganó el Goya a Mejor Película y fue nominada al Óscar, pero más allá de los premios, supuso la confirmación de que el cine español podía ser moderno, brillante y universal sin perder su identidad local.

    Comparada con Todo sobre mi madre, es la cara más luminosa y farsesca del universo femenino del director. Y frente a la sofisticación de Woody Allen en Hannah y sus hermanas, Almodóvar aporta una energía mediterránea y teatral que convierte el desamor en carnaval.

    Todo sobre mi madre (1999)

    Una de las películas más emblemáticas del cine español y la que consolidó a Almodóvar como autor universal. Todo sobre mi madre es un canto a la maternidad, la pérdida y la resiliencia.

    Cecilia Roth interpreta a Manuela, una enfermera que, tras la muerte de su hijo, emprende un viaje para reencontrarse con su pasado y con el padre del chico, una mujer trans.

    A su alrededor orbitan personajes heridos, interpretados por Penélope Cruz, Marisa Paredes y Antonia San Juan, que aportan luz a una historia muy humana.

    Ganadora del Óscar a Mejor Película Internacional, fue también premiada en Cannes y los BAFTA, confirmando a Almodóvar como uno de los grandes narradores del melodrama contemporáneo.

    Más que una película sobre madres, es una reflexión sobre la identidad y el consuelo que ofrecen las redes afectivas entre mujeres. Un punto de inflexión en su carrera.

    Frente a la crudeza de ¿Qué he hecho yo para merecer esto!, aquí la maternidad se ilumina con compasión y estética refinada. Su lirismo y estructura coral evocan a Douglas Sirk (Imitación a la vida) y a Fassbinder (Las amargas lágrimas de Petra von Kant), maestros que también elevaron el melodrama a arte mayor.

    Hable con ella (2002)

    Ganadora del Óscar a Mejor Guión Original, Hable con ella es una de las obras maestras indiscutibles de Pedro Almodóvar.

    La historia gira en torno a la amistad entre dos hombres que cuidan a las mujeres que aman, ambas en coma. Lo que en manos de otro podría parecer imposible, aquí se transforma en poesía sobre la soledad, el deseo y la comunicación.

    Javier Cámara y Darío Grandinetti ofrecen interpretaciones contenidas y conmovedoras, mientras el director combina ballet, circo y cine mudo para hablar del amor como un acto de fe, incluso en su forma más irracional.

    La película se adentra en la frontera entre la ternura y la obsesión, sin ofrecer respuestas fáciles, y plantea una pregunta incómoda: ¿hasta dónde puede llegar la empatía antes de convertirse en invasión?

    Su fuerza radica en su ambigüedad moral y su belleza formal: un Almodóvar más filosófico, más universal y más arriesgado.

    Puede leerse como la contracara de La mala educación: si allí el silencio es castigo, aquí es puente. En tono y pureza visual, conecta con El espíritu de la colmena de Víctor Erice o incluso con el minimalismo emocional de Wong Kar-Wai en In the Mood for Love.

    La mala educación (2004)

    Oscura, compleja y muy profunda a nivel personal, La mala educación es el regreso de Almodóvar al pasado para enfrentarse a los fantasmas de la infancia, el deseo y la culpa.

    Gael García Bernal interpreta con maestría a varios personajes dentro de un relato sobre los abusos sexuales en colegios religiosos y la manipulación entre el amor y el poder.

    El film mezcla cine negro, metacine y memoria, con una estructura en capas que se desdobla entre lo real y lo ficticio. Es, al mismo tiempo, una confesión y una denuncia.

    Aquí el autor da un paso más en la exploración de su biografía emocional: la fe, la identidad sexual, el peso de la educación católica. Su valentía para tratar un tema tabú con elegancia formal lo convierten en uno de sus trabajos más audaces.

    A nivel visual es impecable, y a nivel visual, tensa: La mala educación es la cara más sombría de su universo, pero también una de las más necesarias.

    Comparada con Hable con ella, que explora la empatía, esta película investiga la herida. Es el reverso oscuro del autor, más cercano a Fanny y Alexander de Bergman o La infancia de Iván de Tarkovski, donde el pasado es trauma y no refugio.

    Volver (2006)

    Con Volver, Almodóvar regresa a su tierra natal y a los temas que más lo definen: la maternidad, la muerte y la reconciliación.

    Penélope Cruz brilla en su papel más carismático, interpretando a Raimunda, una mujer fuerte que enfrenta el pasado familiar mientras protege a su hija.

    El regreso de Carmen Maura, tras años sin trabajar con el director, convierte el reencuentro en un símbolo dentro y fuera de la pantalla.

    Ganadora del premio al mejor reparto femenino en Cannes, Volver combina realismo, comedia y fantasía con una sensibilidad que la hace inolvidable.

    Además, marca el equilibrio perfecto entre el folclore de su cine de los 80 y la madurez emocional de sus obras más recientes. Una historia sobre mujeres que resucitan, a nivel literal y emocional, para hacer las paces con su historia.

    En su tono y composición, Volver dialoga con Todo sobre mi madre, pero donde aquella lloraba, esta celebra. Puede compararse con Los amantes del Pont-Neuf de Carax por su exaltación del amor y la supervivencia, o con Magnolia de Paul Thomas Anderson por su coralidad emocional.

    La piel que habito (2011)

    En La piel que habito, Almodóvar se adentra en el thriller psicológico y el terror. Antonio Banderas interpreta a un cirujano obsesionado con crear una piel perfecta, mientras Elena Anaya encarna a la víctima que se convierte en su proyecto.

    La película, inspirada en la novela Tarántula de Thierry Jonquet, aborda los límites del cuerpo, la identidad y la venganza con una frialdad estética que contrasta con la intensidad de su historia.

    En ella, el director desmonta los códigos del melodrama para mezclarlos con la ciencia ficción y el horror, explorando el cuerpo como cárcel y como lienzo.

    El resultado es una obra inquietante, perturbadora y muy original, donde la monstruosidad surge del dolor y la belleza de la transformación.

    Es la prueba de que el universo de Almodóvar puede mutar sin perder su alma.

    Comparada con La mala educación, sustituye la culpa religiosa por la culpa científica. Su atmósfera recuerda a Eyes Without a Face de Georges Franju y a El coleccionista de Wyler, pero filtradas por la estética de Kubrick en una de sus mejores películas: Eyes Wide Shut, llena de erotismo, obsesión y control.

    Dolor y gloria (2019)

    El autor frente a su reflejo. Dolor y gloria es la película más íntima y melancólica de Almodóvar, donde Antonio Banderas interpreta a Salvador Mallo, un director en crisis que revive su vida entre el recuerdo y la creación.

    A través de la memoria, la enfermedad y la soledad, el cineasta construye su propio autorretrato: un viaje hacia la reconciliación con el pasado y con el arte.

    Penélope Cruz, Julieta Serrano y Asier Etxeandia completan un reparto perfecto. Ganó el premio a Mejor Actor en Cannes y fue nominada al Óscar.

    Más que una autobiografía, es una reflexión sobre cómo el arte salva, sana y da sentido a la vida.

    Con Dolor y gloria, Almodóvar no mira atrás con nostalgia, sino con gratitud: su película más luminosa sobre el acto de crear.

    Puede considerarse su 8½, como Fellini frente a su espejo, o su All That Jazz por su tono de despedida. Frente al cinismo de La mala educación, aquí hay redención. Es la conclusión emocional de su propio relato cinematográfico.

    Madres paralelas (2021)

    El Almodóvar más político y actual. En Madres paralelas, dos mujeres (Penélope Cruz y Milena Smit) dan a luz el mismo día y ven cómo sus destinos se entrelazan.

    El film combina melodrama íntimo con memoria histórica, abordando la maternidad desde la verdad, el duelo y la reparación.

    Penélope Cruz ganó la Copa Volpi en Venecia y fue nominada al Óscar por su interpretación, una de las más complejas y emotivas de su carrera.

    Aquí, la maternidad ya no es símbolo de pureza, sino de lucha. Almodóvar se atreve a unir lo personal con lo político, lo biográfico con lo colectivo, y ofrece una mirada madura sobre cómo el pasado sigue respirando bajo la piel del presente.

    Una obra valiente que amplía su universo sin perder su esencia.

    Comparada con Todo sobre mi madre, muestra la evolución del director: de la maternidad simbólica a la maternidad consciente y combativa. A nivel temático, recuerda a Roma de Alfonso Cuarón o La flor de mi secreto de su propia filmografía, donde lo íntimo se funde con la Historia.

    La habitación de al lado (2024)

    Su película más reciente y una de las más sobrias de su carrera. La habitación de al lado marca el debut de Almodóvar en inglés, con Tilda Swinton y Julianne Moore al frente.

    La historia narra el reencuentro de dos amigas unidas por la enfermedad, la memoria y la muerte. Es un film contenido y profundo en lo emocional, donde el autor vuelve a hablar del adiós con serenidad y calidez.

    Rodada en Madrid y Nueva York, muestra a un Almodóvar maduro que escribe con menos artificio y más verdad.

    Es, también, una síntesis de todo su recorrido: la compasión de Todo sobre mi madre, la honestidad de Dolor y gloria y la serenidad de quien ya no busca demostrar nada.

    Con La habitación de al lado, el director firma una despedida en vida: una obra sobre cómo decir adiós amando.

    En su tono elegíaco, puede compararse con Amour de Michael Haneke o The Hours de Stephen Daldry: películas sobre el paso del tiempo que prefieren la calma a la tragedia. Es el cierre natural de su propio círculo emocional.

  • Las películas de anime más retorcidas que no dejarías ver nunca a tus hijos

    Las películas de anime más retorcidas que no dejarías ver nunca a tus hijos

    Mariona Borrull

    Mariona Borrull

    Editor de JustWatch

    Que sean dibujos animados no significa que los pueda ver tu sobrino de siete años. ¿Acaso le recomendarías Akira (1988) a un menor por la simple razón de que los actores de la película no están hechos de carne y de hueso? La misma lógica aplica aquí. En esta lista quiero recomendarte perlas del anime asiático que como adulto quizás no conozcas y que te gustará descubrir por Halloween.

    Porque los extremos a los que puede llegar una película animada son mucho más retorcidos que los confines de la media de las producciones con actores reales, con plena potestad sobre su imagen y su cuerpo. Las barbaridades a las que puede llegar el terror dibujado resultarían increíbles, si no las hubiéramos visto superadas película a película.

    Eso sí, en esta lista he incorporado sólo películas verdaderamente retorcidas, de las que te dejan con el sistema digestivo algo patas arriba. Por ejemplo, no te recomiendo otra antología fundamental del fantástico japonés, Memories de Katsuhiro Otomo, Tensai Okamura y Koji Morimoto (1995), porque aunque tiene fragmentos de un vértigo oscurísimo, nunca va a meter el dedo en la llaga, a marear. Y me he propuesto impresionarte con la selección.

    Belladonna of Sadness (1973)

    Eiichi Yamamoto resucitaba el mito de Juana de Arco para convertirla en una rape and revenge que se anticipó décadas a la reivindicación satánico-feminista de La bruja (2015) de Robert Eggers. Belladonna of Sadness (1973) es, antes que todo, una película desagradablísima, donde la violación de una campesina a manos de un señor feudal y el posterior abandono de su pueblo acaba en la aparición de un demonio fálico y sin ningún pudor por el alma humana. En excesos, puede equipararse al folk horror más extremo que en los años setenta se producía en Reino Unido, como La garra de Satán (1971).

    Pero las comparativas acaban aquí, porque Belladonna of Sadness sigue los designios de Neon Genesis Evangelion: The End of Evangelion en traducir a la forma visual las transgresiones que propone en el argumento. Más parecido a un retablo modernista encargado por el Diablo que a una película al uso, los bellísimos cuatro trazos de las acuarelas de Yamamoto demarcan cómo todo lo que vivimos pasa por los ojos y la sensibilidad de ella, la bruja maldita. Un espectáculo retorcido pero inolvidable.

    Vampire Hunter D: Bloodlust (2000)

    Los años noventa acarrearon una buenísima cosecha para el anime adulto, en la pequeña y la gran pantalla. Vampire Hunter D: Bloodlust (2000) es de sus hijos pródigos menos prodigados. Como si volviéramos a los palacios góticos del Drácula de Bram Stoker (1992) a través de la brutalidad apocalíptica de Mad Max: Furia en la carretera (2015), Toyoo Ashida imagina a un demi-vampiro desalmado que se arroja a salvar a una damisela que no quiere su ayuda. Esta es la ligera excusa que se nos propone para construir una ópera de vísceras y terciopelo, donde la muerte acecha veloz detrás de cada encuentro. Diremos que todo el anime que la ha seguido, desde Hellsing (2001) a Castlevania (2017), ha tratado de replicar sus endemoniados pasos.

    Y si buscas una alternativa cyberpunk a la misma apuesta rotunda por el anime adulto, yo te recomiendo de corazón Wicked City (1987). Es la predecesora estética y espiritual de la Akira de Otomo, contiene secuencias de luchas con demonios en la Tokio metropolitana que ya le gustaría a Jujutsu Kaisen (2021) y apostó por una cámara de virtuosidad gimnástica, muy poco habitual incluso hoy día.

    Perfect Blue (1998)

    Perfect Blue (1998) es un hito del noir, aunque nunca gozó de tanta popularidad fuera de la cinefilia anime estricta. Lo cual resulta injusto, atendiendo a lo fundacional de la película más retorcida de Satoshi Kon (el director de Paprika, la Origen lisérgica que tampoco es para criaturas): gracias a Perfect Blue hoy existen Audition (2000) o Cisne negro (2010). Y es que, tras los flirteos del brilli-brilli con el giallo, el thriller de Kon devolvía toda la gravedad a las alucinaciones bajo las que se ve castigada una idol japonesa bajo el peso de la fama. La oscuridad acecha, y llama a tu puerta.

    Como en Seoul Station, la losa que nos arrastra al fondo de la paranoia es la pura realidad: que nos reconocemos en la imagen monstruosa de un acosador que vuelve su admiración parasocial en un delirio asesino, al mismo tiempo que respiramos el miedo de ella mientras cae en espiral. Ni una gota de sangre (vertida en vano), pero Perfect Blue no se borra tan fácilmente.

    Seoul Station (2016)

    Al nivel de Satoshi Kon (Perfect Blue), debemos contar al coreano Yeon Sang-ho dentro de la vanguardia más cínica y sanguinaria de la animación asiática. El cineasta lleva toda su carrera destripando la podredumbre e hipocresía de la sociedad con unos “dibujitos animados” que nos llevan siempre al borde del asiento y del ataque de nervios (por ejemplo, en clave de thriller descarnado, nadie ha subido las apuestas desquiciadas de Park Chan-wook como The King of Pigs, de 2011).

    Sin embargo, para Halloween yo recomiendo descubrir Seoul Station (2016), la precuela de animación que dirigió después de Train to Busan, y que ilustraba la rapidísima expansión de la plaga zombi en la estación de la capital coreana. No es sólo que Yeon Sang-ho no deje títere con cabeza para este atentado sin tapujos a cualquier fe en la bondad: la animación aquí sirve para extremar el horror visual. Los ojos ensangrentados, las heridas supurantes y ennegrecidas, la piel grisácea. Estos zombis, junto con los de Happiness (2021), dan verdadero pavor.

    Neon Genesis Evangelion: The End of Evangelion (1997)

    No necesitas haber visto Neon Genesis Evangelion (1995), la serie emblema de Hideaki Anno para comprender, con apenas unos minutos de película, qué tan jodido está el mundo que nuestros heroicos protagonistas deberían salvar. Neon Genesis Evangelion: The End of Evangelion (1997) recoge los fundamentos narrativos del mundo mecha (los niños elegidos, una invasión alienígena, las entrañables mascotas) y los descarta uno a uno, hasta que no nos quedan amarres que nos aseguren que al final del día todo saldrá bien. Es más: si algo sabemos en The End of Evangelion es que todo está saliendo horrible, catastróficamente mal.

    El resto, lo dejamos a la iconografía cristiana extrema, sanguinaria, que convierte el Mar de Japón en un océano de líquido amniótico repleto de los cadáveres gigantes de tus colegas, y a tus padres en tus peores verdugos. Anno imaginó un auténtico corolario de la depresión en su mejor obra y, como Yamamoto en Belladonna of Sadness, convirtió la angustia en cumbre

  • De ‘Platónico’ a ‘Sin medida’: series románticas de tono autobiográfico

    De ‘Platónico’ a ‘Sin medida’: series románticas de tono autobiográfico

    Héctor Llanos Martínez

    Héctor Llanos Martínez

    Editor de JustWatch

    Si Platónico, que ha regresado a Apple TV con una segunda temporada, es tan realista es porque su creador, Nicholas Stoller, estuvo observando de forma consciente a su entorno y a sus grupos de amigos a la hora de escribir los personajes y situaciones de la serie. 

    Después de un largo paréntesis en su amistad, unos viejos amigos con una conexión platónica vuelven a encontrarse en la mediana edad. Su relación se vuelve más obsesiva y desestabiliza sus vidas, en este relato de 10 capítulos por temporada de tono bastante cómico y que se basa en la vida cotidiana más que en el romance o la épica sentimental. Seth Rogen y Rose Byrne muestran su química en pantalla a la hora de interpretar a la pareja protagonista. Si disfrutas de los romances con tonos autobiográficos, estos son otros títulos de series románticas con tono todavía más autobiográfico que el de Platónico.

    Starstruck (2021)

    La neozelandesa Rose Matafeo recurre en Starstruck a una trama decididamente de anti-comedia romántica, que ella misma protagoniza. La serie británica retuerce muy bien los clichés, haciendo que el chico sea el sensible y la chica la despreocupada. La historia de amor comienza con una chica millenial que vive en Londres y sale adelante gracias al pluriempleo. Un día, descubre que el chico con el que se ha acostado esa misma noche es una estrella de cine. Pero su relación no se limita a un encuentro de una sola noche. Matafeo convierte a este personaje en alguien con los pies muy en el suelo. Él, interpretado por el encantador Nikesh Patel, completa el dúo protagonista durante tres temporadas. Atención al guiño a El graduado en el final de la primera temporada, porque resume muy bien los principios esenciales de la serie en sus siguientes capítulos.Tiene momentos memorables desde el primer capítulo. La más divertida de la lista.

    Sin medida (2025)

    Aunque Sin medida no es la primera serie de Lena Dunham tras el éxito de Girls (ya estrenó en Max en 2018 una llamada Camping de la que nadie recuerda), es la que más expectación ha generado. Principalmente, porque esta miniserie está inspirada muy ligeramente en su propia vida personal. Esta vez, la neoyorquina ha sabido volver a dar en la diana, contando asuntos fuera de lo común que a su vez logra que el espectador sienta como propios. Lo bien que está elegida Megan Stalter, la gran secundaria de Hacks, como su alter ego y que la propia Dunham aparezca como otro personaje, cediendo el protagonismo esta vez, son sus dos grandes aciertos. El protagonista que hace de alter ego de su marido, Will Sharpe, también lo clava a la hora de construir ese difícil equilibrio entre bicho raro y héroe romántico. Comparte algunas de sus reflexiones con El fin del amor. El relato más agridulce de todos los de este listado.

    El fin del amor (2022)

    Una serie que se ha comparado a menudo con el estilo del Girls de Lena Dunham y que tiene una enorme personalidad propia es la argentina El fin del amor, que es un original de Prime Video. Está inspirada en un ensayo de la filósofa de la cultura pop Tamara Tenenbaum, que analiza precisamente la diplomacia de los afectos en el siglo XXI y que a su vez está inspirado en su vida. Tamara, que en pantalla es la famosa cantante y actriz Lali Espósito, huyó en su día de su crianza judía ortodoxa en Buenos Aires. Ahora, deja a su novio para buscar otras formas de romance menos tradicionales. Ese es el comienzo de al menos tres temporadas. Se trata de un Sexo en Nueva York bonarense en el mejor sentido del término, porque la ciudad, a pesar de la crisis en la que está inmersa como capital del país, está representada de un modo muy atractivo y original. Tiene una mirada tan sarcástica del amor como la de Starstruck. Es la serie más salvaje de todas.

    The Four Seasons (2025)

    Netflix también ha estrenado la esperada serie de otro icono femenino de la ficción televisiva, Tina Fey. Esta vez, la autora de 30 Rock deja de lado el humor absurdo y ácido para dar paso a cierto dramatismo generacional al que los espectadores tenemos que acostumbrarnos unos capítulos. Es entendible que parte de sus fans se sientan decepcionados. En su caso, se centra en un grupo de amigos que rondan los 50 años. The Four Seasons, inspirada en una película, muestra a tres parejas que ven cómo su amistad del grupo se pone a prueba cuando una de ellas se divorcia. A su favor, que Steve Carell y Colman Domingo están en el reparto. Y que sabe combinar muy bien lo dulce y lo amargo. En total dura unas cuatro horas. Es la más madura de todas las series de esta lista. Algunos de sus personajes están tan heridos como los de Sin medida.

    Smiley (2022)

    Una comedia romántica española atípica. En este caso, porque los dos enamorados son dos hombres treintañeros. La miniserie está inspirada en la obra de teatro homónima del dramaturgo y escritor Guillem Clua, quien considera el texto su propia vida, en la que lo que se cuenta es todo real. Sus dos protagonistas se enamoran a pesar de tener vidas y personalidades completamente opuestas. Uno es un despreocupado camarero musculoso de un bar y el otro un oficinista algo neurótico, Los personajes están bien perfilados, no se apoyan solo en clichés y el guion explica bien su naturaleza y motivaciones. Así que, a pesar de saber cómo acaba por el género al que pertenece, merece la pena el viaje y se puede ver en dos tardes. Logra huir de muchos clichés, pero no deja de ser la más romanticona de toda la lista y es el contrapunto a El fin del amor.

    Nadie quiere esto (2025)

    Dos actores ídolos de la generación millenial se unen en Nadie quiere esto. Él es Adam Brody, para siempre ligado a The O.C. Ella es Kristen Bell, la inolvidable Verónica Mars. En esta serie son una agnóstica con un podcast sobre sexo y un rabino sensible y recién separado que se enamoran. Como en otras de las series de esta lista, la inspiración le llegó a su creadora, Erin Foster, de su propia vida. Ella misma se convirtió al judaísmo cuando encontró al amor de su vida. Y quizá por eso resulta más madura que sensiblera, más real que ficticia. La premisa tiene muchos puntos en común con la argentina El fin del amor, pero el tono está más cerca del de la británica Starstruck sin llegar a ser tan divertida. Lo que sí consigue es generar ese calor de hogar de las series más antiguas, como Las chicas Gilmore. Es una de esas series que te pones en una tarde lluviosa de fin de semana sin importarte lo que pasa en el mundo. La propuesta más amable de la lista.

    Feel Good (2020)

    Hay que ser muy respetuoso para mostrar las circunstancias en la que se encuentran los personajes de Feel Good y a su vez resultar divertido sin herir sensibilidades. Y esta serie lo ogra. Mae Martin es una cómica canadiense de género no binario que es creadora y protagonista de esta ficción basada, tanto la parte de comedia como la de drama, en sus vivencias. Una mujer llamada George e interpretada por Charlotte Ritchie se enamora de Mae y comienzan una relación. Pero Mae tiene que vigilar su salud mental, para no caer de nuevo en las drogas. La adicción, vivir encerrado en un armario, el miedo a ser dañado son temas resbaladizos que Mae Martin trata con agudeza y valentía. Transita el camino de Todo va a ir bien, la serie del australiano Josh Thomas, pero Feel Good es más compleja y algo más de nicho, en la línea de Sin medida. La más arriesgada de la lista.

    Everything I Know About Love (2022)

    Esta serie de televisión británica es una comedia dramática basada en las memorias ficcionadas homónimas de la autora Dolly Alderton en su época de veinteañera. El resultado en pantalla es como un Diario de Bridget Jones con unos protagonistas una década más jóvenes. Y no tiene miedo a resultar doloroso para los espectadores, en especial para las espectadoras de su generación. Porque Everything I Know About Love cuenta las verdades del barquero. Es el año 2012 y Maggie (el avatar de la autora, interpretada por Emma Appleton) tiene 24 años cuando acaba de llegar a Londres. Sale de fiesta todo el tiempo y eso hace que tanto ella como su grupo de amigos sean proclives a vivir todo tipo de situaciones que dan pie a esta sucesión de interesantes historias y moralejas bastante interesantes y oportunas para el mundo en que vivimos. En este aspecto, se asemeja mucho a Sin medida. Y también trata con gran sensibilidad otra forma de amor que da mucho juego a la ficción (y a la vida real): la amistad. La más juvenil de todas.

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