Hollywood lleva ya una década intentando revivir franquicias con resultados dispares, pero hay noticias que despiertan una ilusión diferente. Ahora, sabemos que Brendan Fraser y Rachel Weisz están en negociaciones para regresar a una tercera secuela deLa momia, con Radio Silence—los directores detrás de la exitosaScream (2022)—al mando, aunque bajo el paraguas de Paramount en lugar de Universal.
La noticia llega en un momento bastante prometedor: Fraser vive su mejor momento tras ganar el Óscar, Rachel Weisz sigue siendo una de las actrices más magnéticas de la industria, y una cantidad de fans oculta puede estar esperando la resurrección de las películas de aventuras que definieron el cambio de milenio. A través de JustWatch, exploramos por qué esta secuela tardía podría ser exactamente lo que necesitamos, a diferencia de otros intentos fallidos de revivir glorias pasadas.
El encanto imperecedero de una trilogía imperfecta
Las tres películas de La momia protagonizadas por Brendan Fraser—La momia (1999),El regreso de la momia (2001) yLa momia: La tumba del Emperador Dragón (2008)—, o al menos las dos primeras, tenían algo que muchas superproducciones actuales parecen haber olvidado: ofrecer diversión sin complejos ni pretensiones. Quizá el espíritu de los tiempos ha llevado a que muchas obras de evasión se pongan solemnes, incluso busquen ser obras maestras del cine de superhéroes a rebufo de Christopher Nolan y Zack Snyder, pero las de Stephen Sommers eran pura aventura pulp buscando recrear de verdad el espíritu de los seriales de los años 30 y 40, eso sí, con presupuesto millonario y efectos especiales de última generación para su época.
Más allá del tono, hay una magia en el cine que es imposible de conjurar con hechizos escritos, surge o no surge, y la química entre Fraser y Weisz es uno de esos valores que van más allá del presupuesto, creando una pareja protagonista inolvidable. También cuentan los detalles, Rick O'Connell no era un superhéroe invencible, sino un tipo con suerte, sentido del humor y cierta torpeza que le hacía infalible para los chavales. Evelyn Carnahan empezaba como bibliotecaria resabidilla, pero evoluciona en una heroína por derecho, y sin perder su esencia intelectual. El lado humano se combinaba con secuencias de acción espectaculares, villanos carismáticos, y el equilibrio justo entre la aventura, el romance y el terror ligero. Consecuencia: conectó con una generación entera.
La tercera entrega es otra cosa, la ausencia de Weisz y sus evidentes problemas de guión hacen que muchos no la consideren dentro del canon, pese a que mantuvo un espíritu juguetón parecido. Lo interesante es que estas películas han envejecido de forma paradójica, principalmente por sus efectos especiales, especialmente el infame Rey Escorpión de CGI en El regreso de la momia, que se ha convertido en meme y el ejemplo de cómo no hacer personajes digitales. Pese a ello, Dwayne "The Rock" Johnson debutó precisamente con ese personaje de aspecto cuestionable, y mira dónde está ahora, lo que hace de la franquicia un hito que ha definido muchas constantes del blockbuster, también sus estrellas mejor pagadas.
Cuando las secuelas legado fallan (y cuando triunfan)
El panorama de las secuelas tardías o "revivals" actuales, es un campo minado que se confunde con reboots, “recuelas” y otras fórmulas. Por cadaTop Gun: Maverick (2022)—un éxito masivo que resucitó la asistencia a salas postpandemia, y que para muchos logra superar a su predecesora—hay variosHalloween Ends (2022) que decepcionan hasta a los fans más devotos.The Matrix Resurrections (2021) dividió al público con su metacomentario, pero es en general bastante garrafal, oSé lo que hicisteis el último verano (2025) que pasó sin pena ni gloria, como muchos otros intentos que quedaron como notas al pie de página.
El problema suele ser triple: entre la nostalgia mal entendida que solo repite fórmulas, falta de comprensión de qué hacía especial el original, o el miedo a arriesgar con algo nuevo. Sin embargo, los éxitos recientes comoBitelchús, Bitelchús (2024) demuestran que es posible. ComoTwisters (2024), funcionó al actualizar la premisa con personajes frescos sin traicionar el tono del original, a pesar de haber pasado mucho tiempo entre entregas, y28 años después (2025) está siendo celebrada por expandir su universo con una relevancia temática contemporánea tras el Brexit.
¿Qué tienen en común todos estos éxitos? Que hay un respeto por el material original, directores con su visión clara, y la voluntad de hacer algo que justifique su existencia, más allá del reconocimiento de la marca, que, no nos engañemos, es la razón por la que se nota que se hacen estos viajes al pasado. Aquí es donde La momia tiene una oportunidad para brillar aplicando su propia inercia, continuar la historia que quedó en pausa tanto tiempo y entrar en un panorama de cine de género que empieza a ser más permeable a la combinación que propuso en su momento, comedia, acción y terror.
Por qué esta vez podría ser diferente
El momento no podría ser mejor para este regreso. Brendan Fraser ha vivido un renacimiento profesional y personal que culminó con su Óscar porLa ballena (2022), con la que el público descubrió su talento dramático. Ya no es "el payaso guapetón", sino un actor respetado que puede aportar matices a un Rick O'Connell más mayor, presumiblemente más cansado pero seguro igual de valiente. Rachel Weisz, por su parte, nunca ha dejado de brillar y en los años recientes—desdeLa favorita (2018) hastaViuda negra (2021)—ha logrado una madurez de oro. Su regreso como Evelyn es claramente uno de los mayores atractivos del proyecto.
Radio Silence, el dúo formado por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, demostraron con Scream (2022) yScream VI (2023) que saben cómo levantar de nuevo franquicias de los 90 con respeto y frescura. Su trabajo equilibra nostalgia con cierta subversión, sabiendo volver a tocar las notas del legado sin quedar atrapados en él, con lo que la diversión irreverente de las películas originales les encaja bastante bien, aunque su trabajo ha venido marcado por presupuestos modestos, habrá que ver cómo se desenvuelven en una superproducción, aunque los avances tecnológicos actuales en efectos especiales digitales son otro factor crucial.
Aquellos momentos que nos sacaban de la inmersión—como el ya mítico Rey Escorpión—ahora podrían realizarse con el nivel de detalle fotorrealista que vemos enDune (2021) o algunos recientes blockbusters que están poniendo más mimo en el acabado. Las secuencias de acción con Imhotep y otras nuevas criaturas de la mitología egipcia pueden ser renderizadas con la tecnología actual, manteniendo el diseño creativo que hizo memorables a los monstruos originales, con lo que ahí hay un valor añadido que promete.
A la tercera va la vencida
Esta nueva La momia también funciona como respuesta directa al intento fallido de 2017.La momia de Tom Cruise intentó lanzar el Dark Universe de Universal, un universo compartido de monstruos clásicos que murió antes de despegar. Aquella quería imitar la ligereza aventurera de la del 99 pero al mismo tiempo ser más seria, e incorporar un humor que no cuadraba y escenas marca de la casa de “imposible” Cruise. Brendan Fraser lo resumió perfectamente en 2022: "Es una película difícil de hacer. El ingrediente que teníamos a favor en nuestra Momia, y que no vi en la nueva, era la diversión. Eso es lo que faltaba en esa encarnación. Era demasiado una película de terror directa. La momia debería ser una montaña rusa, pero no algo aterrador o espeluznante".
Esas palabras no sólo criticaban el proyecto de Cruise, sino que servían como declaración de intenciones para un posible regreso. Fraser entendía—y entiende—que La momia vive en un espacio tonal específico: aventura con toques de terror, romance con acción, humor con peligro real. Es el equilibrio que hizo funcionar aEn busca del arca perdida (1981) oLa princesa prometida (1987), películas que nunca guiñan el ojo con cinismo pero tampoco piden ser tomadas como tratados filosóficos. Curiosamente, el cambio de distribuidora de Universal a Paramount tiene implicaciones interesantes.
Universal tiene programada otra película de momias dirigida por Lee Cronin y producida por Blumhouse, que recientemente cambió su título de The Mummy a The Resurrected. Ese proyecto parece dirigirse hacia el terror puro, más cercano a la visión de Cronin enPosesión infernal: El despertar (2023). El cambio de nombre probablemente responde a cuestiones de derechos—Por algún motivo, Paramount ahora controla esta continuación específica—pero también permite que ambas versiones coexistan en diferentes registros tonales. Una para devolver al mito a su origen en el terror gótico, otra para la forma de entenderlo para mucha gente que ha crecido junto a los films de Sommers.
Lo que hace prometedora esta secuela es que llega sin la presión de crear un universo expandido o establecer secuelas infinitas, al menos que sepamos, porque eso sí que sucedió con los spin offs de Dwayne Johnson. Puede permitirse ser simplemente una de aventuras protagonizada por personajes que queremos, interpretados por actores en un gran momento creativo, con gente que entiende el material detrás de la cámara. Puede que no aporte nada a un recuerdo que era bueno por sí mismo, pero quizá sí es el momento de volver a una sesión de arqueología, monstruos y leyendas ancestrales entre pirámides. Solo se echará de menos, eso sí, la mano de Sommers.

























































































