¿Has preparado los pañuelos? Porque tenemos la historia de Romeo y de Julieta ya muy resabida, pero la tragedia de Hamnet seguramente nos pille con la guardia demasiado baja. Con la película basada en la novela de Maggie O'Farrell, Chloé Zhao busca contar la historia de cómo nació Hamlet y, de paso, derramar algunas lágrimas genuinas.
Y así viene consiguiéndolo desde su estreno en el Festival de Toronto. Hoy la incluimos muy alta en la guía de candidatas a los Oscars y tanto Jessie Buckley como Paul Mescal suenan fuerte para llevarse algún galardón en la noche de la Academia.
Así que, como en JustWatch creemos en el necesario equilibrio universal (llámalo Ying y Yang cinéfilo), hemos decidido escribir toda una lista de películas basadas en argumentos de Shakespeare, pero que fueran genuinamente divertidas. Algunas, te aseguro, no las esperas.
10 razones para odiarte (1999)
10 razones para odiarte (1999) es una adaptación moderna y libre de La fierecilla domada de William Shakespeare, sólo que el pique entre Catalina y Petruchio aquí sucede en un instituto californiano del cambio de siglo en la línea de Chicas malas (2004). Verás cómo el británico entendió perfectamente que la imagen y las reglas implícitas son absolutamente universales, y ya trascienden el orden del tiempo bien subidas a las ráfagas verbales ingeniosas de gente de buen ver.
Además, la figura de Kat dialoga con la complejidad de la heroína shakesperiana, pero desde una clave moderna, feminista. Tiene tanto desparpajo y fe en la comedia del error como Todas contra él, y representa todo lo opuesto que la gravísima Hamnet. La humanidad en sus extremos.
Planeta prohibido (1956)
¿A que no relacionabas la joya de la serie B Planeta prohibido (1956) con una obra de Shakespeare? Aquí hemos venido a sorprenderte, porque te encuentras delante de una versión muy libre de La tempestad. Claro que en lugar de una isla mágica, la historia tiene lugar en un planeta lejano y Dr. Morbius encarna una versión futurista de Próspero. Los elementos sobrenaturales de la obra original también se transforman aquí en avances científico-tecnológicos, pero por lo demás la estructura (y más importante: el carácter) se mantienen intocados.
En realidad, igual que con El rey león, puede que la auténtica gracia de localizar sus antecedentes isabelinos sea imaginar nuevas lecturas para una obra que creíamos archiconocida. Si no la has visto, la recomiendo mucho a fans de las locuras low-cost de Plan 9 del espacio exterior (1959).
Todas contra él (2006)
En la línea screwball rom-com de 10 razones para odiarte, o de Así es el amor, corre Todas contra él (2006). Aunque no supone una adaptación directa del Mucho ruido y pocas nueces original, retoma su espíritu de conspiración cómica, en el que un grupo de personajes se alía para exponer a un seductor manipulador. La cosa acaba en mascaradas escondidamente emotivas y en planes tan perfectos que sólo pueden salir extremadamente mal.
En el potaje, pues, humor adolescente, mucho enredo y un espíritu de los años 2000 que hoy día resulta tan nostálgico y congelado en el tiempo como las lechuguitas que Shakespeare y los suyos llevaban en el cuello. Ideal para refrescarnos antes del arrebato sentimental de Hamnet.
El rey león (1994)
Se ha escrito tanto sobre cómo El rey león (1994) es una copia de Kimba, el león blanco (1965) –y sí, lo es– que podemos haber pasado por alto la procedencia anterior del argumento original, el Hamlet de William Shakespeare. Probablemente pensarás que esta versión suaviza los elementos de aquella venganza matricida y trágica a matar, pero considera lo siguiente: mientras que Hamlet es un vengador vago, al que el espíritu de su padre tiene que perseguir para que imparta justicia, Simba alarga tanto la vida de Hakuna Matata porque se siente culpable. Y ahí las canciones y la luz y color toman otro cariz.
Quizás ahora la fórmula te parezca menos dicharachera que antes. No obstante, no puedes negarme que tanto la de Disney como la de Baz Luhrmann (a continuación) dan nuevo aire y textura musical a sus materiales de base. Absolutamente icónicas.
Mucho ruido y pocas nueces (2013)
Deberíamos situarla a las antípodas de Romeo + Julieta de William Shakespeare, pero no es tanto lo que la separa Mucho ruido y pocas nueces (2013). De hecho, la versión indie de Mucho ruido y pocas nueces, escrita y dirigida por Joss Whedon e interpretada por todo el tropel de actores que conocimos en sus series para Warner (Buffy, Angel), conserva mejor que ninguna lo que hizo de las mascaradas shakespearianas obras inacabables.
Beatrice y Benedick se atacan con una chispa inteligente, propia de gente guapa y talentosa, y toda la película, como la mejor de las rom-coms, se fundamenta en la expresividad del texto para existir. Encantará a quienes disfrutaran de 10 razones para odiarte y quieran más (y mejor). Además, una boda. ¿No es la receta perfecta?
Romeo + Julieta de William Shakespeare (1996)
De todas las relecturas de Romeo y Julieta, incluyendo las adaptaciones de West Side Story (la original, la mejor aún a día de hoy), la más despampanante sigue siendo la Romeo + Julieta de William Shakespeare de 1996. No sólo porque Leonardo DiCaprio y Claire Danes estaban jóvenes y guapos hasta el insulto.
Como su hermana menor Moulin Rouge (2001), Luhrmann nos zambulle en un aquí y ahora urbano dominado por la violencia callejera, los paparazzis y el pop. Para fans de la declamación shakespeariana: aquí encontraréis poesía a vuestros oídos, sin renunciar a una pizca de intensidad juvenil. Algo nuevo, algo viejo, algo prestado, y algo divertido. Sobra decir que la gracia de este clásico universal pasa por ser eternamente revisitable.
Así es el amor (2001)
Así es el amor (2001) es la versión mumblecore de Otello, y con Ella es el chico (2006), con la que comparte el espíritu desvergonzado de la época, nos reafirman en que Shakespeare escribía adolescentes patéticos como el que más. La High School Musical para interesados en la literatura, trasladamos el corazón trágico de la obra (los celos, la manipulación y la vulnerabilidad del macho protagonista) a un instituto, con su correspondiente y testosterónico equipo de básquet.
Ya vale la pena sólo por el reparto (Kirsten Dunst, Mila Kunis, Zoe Saldana, digo), digno de viaje en el tiempo. Además, un detalle anecdótico y divertido –que no como Hamnet–: matamos dos pájaros de un tiro, pues en el instituto se está preparando una versión musical de El sueño de la noche de verano, dirigida por… Martin Short.


























































































