La Navidad se supone que debe ser una época de paz, amor y generosidad, pero tiene su lado oscuro, y el cine de terror ha sabido explotarlo durante décadas con criaturas, asesinos varios disfrazados de Papá Noel y hasta apocalipsis satánicos bajo las luces de la calle.
Desde clásicos del slasher que crearon el subgénero hasta comedias negras de culto, el miedo ofrece una alternativa perfecta para quienes buscan lo contrario a las típicas películas edulcoradas de la temporada. Esta guía de JustWatch te ayudará a localizar los ocho mejores de horror y pascuas en las plataformas de streaming.
8. Noche de paz, noche de muerte (Silent Night, Deadly Night, 1984)
Charles E. Sellier Jr. dirigió una de las películas más controvertidas de los ochenta, prohibida en varios países por convertir a Santa Claus en un asesino en serie. Billy, un joven traumatizado tras presenciar el asesinato de sus padres a manos de un criminal disfrazado de Papá Noel, explota cuando se ve obligado a vestirse de Santa en su trabajo. Una matanza navideña que subvirtió la figura del alegre repartidor de regalos, generando protestas de grupos de padres pero consolidándose como clásico de culto del slasher.
Noche de paz, noche de muerte es mucho más brutal y transgresora que Navidades Negras, que jugaba más con el suspense, y la violencia directa hace una extraña mezcla con el trauma infantil al estilo de algunos Giallo italianos o películas como Mil gritos tiene la noche, con la que tiene no pocos elementos en común, con la peculiaridad de usar la Navidad como escenario, lo que amplifica su impacto perturbador. Sus múltiples secuelas convirtieron la franquicia en un fenómeno del terror navideño, aunque ninguna tenía especialmente nada que ver con esta, que ahora está conociendo un remake.
7. Un cuento de Navidad (A Christmas Carol, 1984)
Clive Donner dirigió esta adaptación televisiva del clásico de Charles Dickens, que siempre ha sido una historia de fantasmas. Como el resto, no es de terror puro, pero esta versión sorprendentemente espeluznante y contiene elementos suficientemente perturbadores para entrar en esta lista. Para empezar tenemos a un actor clásico dentro del género como George C. Scott interpretando a Ebenezer Scrooge, el avaro que recibe la visita de tres fantasmas en Nochebuena para mostrarle las consecuencias de su egoísmo. Y aquí es donde se diferencia de otras, ya que los espectros, especialmente el fantasma de las Navidades futuras, están retratados con una atmósfera sombría y macabra ineludible.
Un cuento de Navidad funciona como puerta de entrada ideal al terror navideño para quienes no estén acostumbrados a propuestas más explícitas como Navidades negras, manteniendo el espíritu del relato original, pero con un peso visual que hace de la redención de Scrooge un escape del horror existencial. No se diferencia mucho de las escalofriantes adaptaciones de M.R. James, por lo que, si disfrutas del horror británico con parábolas morales, esta versión es superior a adaptaciones más recientes, con ecos a piezas góticas victorianas y una cita ineludible para fans del Scott de El exorcista III y A final de la escalera.
6. Cuento de Navidad (2005) (Películas para no dormir)
Paco Plaza, años antes de revolucionar el terror español con REC, dirigió este episodio para la serie Películas para no dormir en el que una mujer disfrazada de Santa Claus comienza una furia homicida y solo un grupo de niños en los años ochenta pueden enfrentarse a ella. Sorprende que hayan pasado 20 años y estemos presenciando el final de Stranger Things, porque esta fue la peliculita que inició esa tendencia, seis años antes incluso que Super 8.
Esta, sin embargo, no tiene ningún elemento sobrenatural, lo que la hace especialmente parecida a una de las producciones a rebufo del éxito de Netflix, como Verano del 84. A diferencia del Cuento de Navidad de 1984, esta no tiene nada que ver con el clásico de Dickens, pero si se adelantó al éxito del terror español moderno que pegó fuerte con El orfanato, además, anticipando el estilo de nostalgia de otras eras, sin mirar a su parte cutre u oscura, que Plaza perfeccionaría en su filmografía posterior, incluyendo su episodio de Historias para no dormir y Verónica.
5. Pesadilla antes de Navidad (The Nightmare Before Christmas, 1993)
Henry Selick dirigió esta obra maestra de stop-motion producida por Tim Burton que fusiona Halloween y Navidad en una fantasía gótica musical en la que Jack Skeleton decide secuestrar a Santa Claus para organizar su propia versión macabra de las fiestas. Es una comedia, pero merece estar aquí por estar llenar de espantos con diseños de producción “creepy” memorables y canciones de Danny Elfman que definieron una estética y consiguió aumentar los fans del director de Bitelchús, creando la leyenda de que fue suya la autoría.
Pesadilla antes de Navidad es menos aterradora que Krampus: maldita Navidad pero comparte con ella esa capacidad de convertir la iconografía navideña en algo inquietante sin perder el sentido del humor, e incluso ser adecuada para los más pequeños. Eso no significa que los amantes de la animación oscura adultos la puedan disfrutar, ya que es casi un portal hacia el universo de Burton, tanto que este luego la quiso replicar con La novia cadáver, con lo que no hay pérdida si te gustan sus obras.
4. Krampus: maldita Navidad (2015)
Si Truco o trato era una celebración de Halloween, Krampus: maldita Navidad trajo a la gran pantalla la leyenda alpina del Krampus, la criatura demoníaca que castiga a los niños que han perdido el espíritu navideño. Ambas son de Michael Dougherty, maestro del terror en fiestas señaladas, que aquí muestra cómo una familia disfuncional se desmorona durante las fiestas. Los malos humos de la cena acaban invocando a la entidad y sus secuaces. Un equilibrio de terror, humor negro y crítica social contra el consumismo que funciona como cuento moral oscuro.
Comparte el mismo tono de Gremlins, además del uso de criaturas gamberras que echan risotadas, pero llega a un territorio mucho más turbio, en especial en su impactante final. Los efectos prácticos de los minions del Krampus son geniales, con cierto aroma a algunas Historias de la cripta, y un recado para los que aprecian el horror familiar con mordiente, similar a Poltergeist pero con la Nochebuena como telón de fondo.
3. Navidades negras (Black Christmas, 1974)
Bob Clark dirigió esta obra pionera absoluto del slasher, adelantándose cuatro años a Halloween al establecer muchos códigos del género, entre ellos, usar una fiesta nacional como marco temporal. Aquí son las vacaciones navideñas, y el espacio una una fraternidad de estudiantes femeninas que comienzan a recibir llamadas obscenas y amenazantes desde el interior de la casa. Clark construye una atmósfera de paranoia claustrofóbica usando la cámara subjetiva, creando una sensación de peligro desde el punto de vista del asesino que John Carpenter estudiaría para su clásico posterior.
Navidades negras es más sofisticada narrativamente que Noche de paz, noche de muerte, optando por la tensión y el gancho psicológico sobre la violencia explícita, aunque cuando llega es muy potente. Su influencia en el slasher es innegable, creando el tropo de las hermandades de chicas y dialogando directamente con Scream décadas después, con las llamadas telefónicas aterradoras y home invasion. Tiene dos remakes, y merece un puesto entre lo más alto como la película que demostró que la Navidad podía ser tan aterradora como Halloween, estableciendo un subgénero propio dentro del cine de asesinos.
2. Gremlins (1984)
Una producción de Steven Spielberg que se convirtió en uno de los mayores éxitos de los ochenta, fusionando terror, comedia y, de nuevo, una sátira amable del consumismo navideño. Joe Dante nos presentó al mogwai, sus tres reglas sagradas y las criaturas caóticas y violentas que surgen si no se cumplen, equilibrando el horror con el humor irreverente, creando unos bichos memorables que son cómicos y amenazantes al tiempo.
Gremlins es apta para los niños, pero más subversiva que Pesadilla antes de Navidad, encontrando ese punto medio perfecto entre el entretenimiento familiar y el terror. Las escenas en el bar y el cine son antológicas, con la magia del Spielberg arruinada por con la irreverencia punk de Dante, que también creó un subgénero ochentero al que siguieron Critters o Ghoulies, aunque su mayor terror es la historia que cuenta Phoebe Kates sobre la muerte de su padre y no los muñequitos de Chris Wallas. Digna medalla de plata.
1. El día de la Bestia (1995)
El apocalipsis navideño definitivo, la comedia negra de terror que se ha convertido en clásico absoluto del cine español. La Nochebuena de 1995 nos presentaba una Madrid caótica de neones, rebajas y fascistas, un mundo de horrores para el Padre Berriatúa, perdido en una búsqueda desesperada del Anticristo que mezcla humor negro, acción desenfrenada y mitología satánica. Álex de la Iglesia se consagró como una de las grandes voces del cine internacional, con espíritu transgresor, ocultismo duro post Hellraiser y el humor castizo de Airbag,
El día de la Bestia es la número uno gracias a secuencias como la de las torres Kio o el Letrero de Schweppes, a diferencia de Gremlins y su soterrado espíritu Capriano, De la Iglesia ataca directamente la España de mediados de los noventa, los futuros Iker Jiménez y el auge de la ultraderecha. Horror navideño con personalidad propia que muestra la capacidad única de su autor para el exceso, recomendable para los que vieran su Magna Opus, 30 Monedas, y quieran ver su “precuela” espiritual.



























































































