Hace unos días, la cabeza nos reventó con una noticia bomba: Billie Eilish anunciaba que Hit Me Hard and Soft: The Tour (Live in 3D) llegará a salas el 20 de marzo de 2026, y que será un proyecto codirigido junto a… James Cameron, el responsable de Titanic (1997) o de Avatar (2009). Pensarlo con frialdad le da todo el sentido: en definitiva, él es el gran artífice del 3D en el panorama internacional, y sabe cómo generar espectáculo.
Ahora, la suma entre la estrella pop y el icono cinéfilo puede dejarnos sorprendidos o directamente espatarrados. No hay que preocuparse, no ha sido ni la primera ni la última vez que, en el cine y en las series, dos artistas diferentes hasta la médula se han aliado para realizar un proyecto juntos.
Edgar Wright y Stephen King en ‘Perseguido’
La coincidencia entre Edgar Wright y Stephen King surgió casi como una broma: el director había mencionado en una entrevista que quería filmar “una persecución que durara toda una película”, y King, fan confeso de Baby, el aprendiz del crimen (2017), le envió una nota diciéndole: “Tengo justo la historia que necesitas”. Así nació este thriller que juega con el humor negro más digno del director de la trilogía Cornetto, mezclado ahora con obsesiones muy “kingianas”, un film que acabamos de ver en carteleras como Perseguido (2025).
Si te gustan los proyectos que se sienten como engranajes perfectos, esta película es una apuesta segura: un avance feroz, diálogos afilados y la carcajada incómoda tan característica de Wright. Oh, y un sentido del ritmo musical digno de la Annette de los Sparks y Leos Carax.
Chloe Zhao y Dolly Parton en ‘Buffy Cazavampiros’
Lo primero: no sé si estabas al caso de que Dolly Parton –sí, la cantante Dolly Parton, la mujer despampanante detrás de ‘Jolene’– fue productora de la histórica serie de Buffy, Vampirehunter (1997). Si no lo sabías, tómate un segundo para respirar. Por si no fuera suficiente la mano de molonería que la compositora imprimió sobre la cazavampiros (que arrancó con ella diciendo que quería hacer “algo relacionado con heroínas que sepan cantar y patear traseros”), Parton ha vuelto a sorprendernos.
También ahora detrás de las cámaras, ha sido una de las cabezas responsables de tirar adelante el reboot de la serie con (agárrate) Chloé Zhao de realizadora. Oscarizada por Nomadland (2020), Zhao venía de buscar un proyecto que la apasionara tras vender el alma al Diablo de Marvel, con Los Eternos (2021). Una reunión casual en un festival benéfico derivó en que se preguntaran mutuamente: “¿Y si revivimos Buffy?”. Y así será… Con la ceja tan levantada como la teníamos ante Lazarus, esperamos el reinicio de la serie a principios del año 2026.
Emma Stone y Yorgos Lanthimos en ‘La favorita’
Ahora ya casi nos parecen primos o hermanos, pero Emma Stone y Yorgos Lanthimos no podían partir de mundos más opuestos. Ella una cara instituida en el comercial estadounidense desde el indie y el mumblecore de Supersalidos (2007), él detrás de las películas de festival más frías y cerebrales del panorama griego, que en la época estrenaba Canino (2009).
Esta dupla nació del entusiasmo de Lanthimos al ver a Stone en Birdman; él buscaba a alguien capaz de virar de lo absurdo a lo trágico en un segundo, y ella quería explorar territorios incómodos y grotescos, como logró brevemente en la Anna de Will Butler. El encuentro fue inmediato y La favorita (2018) terminó siendo la primera de muchas liberaciones de Stone como actriz. La conocéis al dedillo: un juego de poder de época de carisma venenoso que deja a Bridgerton como juego de niños rosita.
Ana de Armas y Todd Philips en ‘Juego de armas’
Ídolo adolescente gracias a Física o química (2008), Ana de Armas venía de picar piedra en Hispania, la leyenda (2010), puro culebrón en España, por lo que cuando se marchó a Estados Unidos apenas tenía 300 euros en el banco y un inglés pésimo. Que Eli Roth la fichara como villana con otra joven italiana en Toc, toc (2015) tenía sentido dentro de una industria de terror barato y asustado de los acentos.
Lo que nadie se esperaba, especialmente después de las malas críticas iniciales a sus pequeños papeles secundarios, fue que el consagrado Todd Phillips la fichara en Juego de armas (2016). Phillips buscaba en De Armas alguien que pudiera “bajar a tierra” la deriva moral de sus protagonistas y ella no quiso faltar a la oportunidad de hacerse ver. La película también gasta un humor ácido y una lectura muy cínica de la ambición, en la línea de La favorita pero con Miles Teller y Jonah Hill sacando punta a su masculinidad aguda.
Shinichiro Watanabe y Bonobo en ‘Lazarus’
Antes de Lazarus (2025), Shinichiro Watanabe ya era reconocido como melómano empedernido en series como Cowboy Bebop (1998) o Samurai Champloo (2004), donde ya mezcla géneros cinematográficos y musicales sin ninguna jerarquía o vergüenza. El DJ Bonobo, por su parte, había venido construyendo una carrera en la electrónica ambiental, los paisajes sonoros entre lo pop y lo sofisticado (si no le conoces, sus bases resultan adictivas). Básicamente, uno es anime y el otro lo escuchan las modernas.
El encuentro entre ambos se dio en un festival de música y anime en Tokio: Watanabe vio que el británico hablaba de su música como de narraciones y le apeteció probar. Lo demás es historia. En Lazarus, una ahijada espiritual de Cowboy Bebop, seguimos una conspiración sci-fi entre punzadas y beats que no dejan de recordarnos la crema de nuestras madrugadas al vilo. ¡Canela!
Lucy Lawless y Sam Raimi en ‘El hombre araña’
Esta colaboración no es tan sorprendente, pero sí se me antoja bastante adorable. Lucy Lawless estaba empezando a perder popularidad tras haber sido consagrada como la protagonista indeleble de Xena, la princesa guerrera (1995), que produjo Sam Raimi después de reventar todas las taquillas en el mundo del terror.
Raimi y Lawless se reencontraron cuando el cineasta la invitó a protagonizar un cameo en El hombre araña (2002), donde aparece brevemente subida a un autobús descapotable, con una chuchería entre los labios, gafas de sol y una mirada socarrona cien por cien reconocible. La tradición de Raimi de incluir actores de confianza como cameos no termina con ella –los de Bruce Campbell son icónicos–, pero este me parece especialmente mono.
Los Sparks y Leos Carax en ‘Annette’
En realidad, el tándem tiene todo el sentido: los tres son unos perros verdes de lo suyo. Los hermanos Sparks llevan décadas de trayectoria en el pop experimental, y Leos Carax ya había dirigido una secuencia musical surrealista en Holy Motors. Vidas extrañas (2012). Como King y Wright, colaborar era cuestión de tiempo… (Y de hecho, con Edgar Wright los Sparks ya acababan de trabajar en Los hermanos Sparks).
La suerte vino, eso sí, después de que un conocido les presentara cuando el cineasta se encontraba preparando Annette (2021), su melodrama musical sobre la corrupción en el arte. “¿Empezamos?”, cantan en pantalla en la canción con la que Adam Driver y Marion Cotillard, una pareja fatal, nos dan la bienvenida. Carax abrazó la extravagancia de los Sparks, y viceversa. Annette es rara, intensa y grandilocuente como Megalópolis (2024).



























































































