Wicked 2, también conocida como Wicked: For Good, arrasa de nuevo en taquilla y tiene el apoyo de la crítica. En su caso, se sumó a la moda de rodar dos películas a la vez, con estrenos separados en el tiempo, como las recientes entregas de Avatar o las dos finales de Misión Imposible y Harry Potter, para hacer que la producción fuera más práctico.
Por eso quizá no puede considerarse una secuela al uso. El mérito técnico es el mismo que en Wicked, los guiones se escribieron a la vez y los actores trabajaron en el mismo momento. En el caso de Wicked 2, el propio libreto original del musical de Broadway obliga a que esta secuela sea más trágica aunque la selección de canciones no resulta tan épica como en la entrega inicial. Pero el desenlace de la historia es apoteósico y el resultado es el de un solvente y mastodóntico producto de entretenimiento lleno de alegorías, con guiños evidentes a La guerra de las galaxias y el propio Mago de Oz. Los tres protagonistas Cynthia Erivo, Ariana Grande y Jonathan Bailey están aún más brillantes en esta segunda parte.
En el teatro, no es muy común que se estrenen secuelas de sus grandes éxitos. Menos todavía cuando se trata de musicales. Pero el cine ha dado algunos de ellos, como Grease 2 y High School Musical. Ojalá uno de Hairspray. Si amas ojos musicales tanto en cine como en teatro, en esta lista te recomiendo títulos del género que acertaron a la hora de rodar una secuela.
Mamma Mia! Here We Go Again (2018)
Casi todos los musicales del cine son adaptaciones de exitosos musicales teatrales, así que ya cuentan con una historia que gusta al público como base sólida para construir su guion. En cambio, en las secuelas de este tipo de musicales, sus creadores tienen que empezar prácticamente desde cero. Y Mamma Mia! Here We Go Again es sin duda el que mejor parado sale de este trance. La película original logró construir personajes con los que el público se encariñó rápidamente. Y la secuela sabe aprovechar ese capital emocional, logrando que te apetezca saber qué ha sido de sus protagonistas.
Mamma Mia! Here We Go Again también acierta al ser una precuela-secuela, con parte de la trama explicando el origen de la historia. Y, lo que es más sorprendente, alguno de los números musicales a partir de las canciones de ABBA igualan o incluso superan a los de la primera parte. Quizá sea porque se crearon directamente para el cine en vez de haber sido pensados primero para teatro. Otro minipunto a favor de esta segunda película es que, a diferencia de la primera, tiene a Cher en el reparto.
Frozen II (2019)
La lista de secuelas de musicales de animación que ha estrenado Disney es inmensa, pero el que realmente justifica su existencia algo más que por seguir facturando millones de dólares es Frozen II. Incorpora algunas mejoras técnicas con respecto a la anterior (los entornos naturales están todavía más definidos y el trazo es menos infantil, teniendo en cuenta que el público que se enganchó años antes a la historia también ha crecido) y logra una selección de canciones igualmente pegadizas.
Además, como Mamma Mia! Here We Go Again, es continuista aunque no en exceso. Frozen II sabe ofrecer algo nuevo en cuanto a tramas y al mix de géneros de esta historia, que combina todavía más la animación y el musical con aventuras y humor. Para algunos espectadores, ese paso adelante es precisamente su punto débil porque les gustaba Frozen tal y como era.
Otro punto a favor: entre las voces protagonistas en la versión original se encuentra Idina Menzel, la Elphaba original en el Wicked de Broadway y la actriz que ayudó a que la saga se convirtiera en icónica.
Funny Lady (1975)
Quizá mucha gente no recuerde que Funny Girl tuvo una secuela. La historia tiene el mismo recorrido que el de Wicked. Un libro inspirado en otra historia (en este caso la biografía de la comediante Funny Brice), se adapta como musical al teatro y de ahí nace una película que a su vez tiene una secuela.
Funny Lady no es, ni mucho menos, tan icónica ni tan memorable como su predecesora, como le pasa a Frozen II. Pero resulta una película digna, gracias en parte al empuje de Barbra Streisand, que tiene muy bien integrado el personaje y que en este momento estaba en pleno florecer de su carrera cinematográfica. Su química con James Caan hace que la historia sea adictiva. Y el reflejo del Nueva York de la Gran Depresión resulta muy estimulante.
Dando la nota: Aún más alto (2015)
A Dando la nota: Aún más alto le pasa lo contrario que a Frozen II, no da un paso más allá y usa básicamente la misma fórmula que la primera parte. Esta saga a lo Glee va de un grupo femenino universitario de música a cappella, The Barden Bellas, que necesita superar a un grupo rival para alzarse con la victoria en la competición nacional.
Su humor recuerda al de American Pie, en especial por el personaje brutotes pero entrañables que interpretan Adam Devine y Rebel Wilson, aunque resulta algo más actualizado. Su punto fuerte, sin duda, es el reparto femenino, lleno de talentosas jóvenes actrices del momento. Anna Kendrick, Hailee Stansfield y Brittany Snow.
El amor nunca muere (2012)
Uno de esos musicales clásicos que sí tuvo una secuela en teatro fue El fantasma de la Ópera. Su historia real es un poco como la de Funny Lady. Se estrenó, fue un fracaso, hizo un parón para implementar mejoras y la cosa mejoró. No fue un gran éxito, salvo en Australia, pero dio pie a que se rodara una película sobre él. El amor nunca muere es una producción precisamente australiana y cuenta la historia del fantasma y su enamorada 10 años después.
No voy a negar que en cierto modo resulta anticlimática, al cambiar la ambientación de la ópera de París a la feria y ambiente circense de la neoyorquina Connie Island. Pero estoy seguro que a los amantes del musical de Andrew Lloyd Webber, que intervinó en la creación de esta secuela, les puede resultar un entretenimiento más que digno, porque guarda su esencia original.
Shock Treatment (1981)
Otra sorprendente secuela que no mucha gente recuerda es la de Rocky Horror Picture Show. El principal problema de Shock Treatment es precisamente que avance en la historia. El original era precisamente eso, urgencia juvenil y pura efervescencia. ¿Quién quiere ver a sus protagonistas casados y habiendo madurado? Por fortuna, como pasa en Bitelchús Bitelchús, el pasado vuelve para dar aire fresco a los personajes.
En Shock Treatment no aparece Tim Curry, lo que hace que todo el objetivo de la secuela pierda bastante sentido, por eso ocupa el último lugar de esta lista. A pesar de todo, incluyo el título entre la selección de secuelas musicales que debes ver porque es una curiosidad cinematográfica que merece que le eches un vistazo, algo que no ocurre, por ejemplo, con Grease 2.



























































































