Si hay algo que me pasa con las películas de perros es que siempre temo lo peor. Todos conocemos esa sensación: una historia que empieza con ternura (te miro a ti, Una pareja de tres) y termina dejándonos llorando desconsolados en el sofá. Y aunque el cine sigue explorando versiones cada vez más raras del vínculo humano-animal como el inquietante thriller noruego Good Boy, por suerte a veces el cine también nos da un respiro.
Existen películas donde los perros no mueren, ni desaparecen y no nos rompen el corazón, sino que se convierten en máquinas de aventuras, babas y felicidad instantánea. Así que, para evitar búsquedas desesperadas del tipo “¿muere el perro al final?”, reuní las mejores películas perrunas que puedes ver sin miedo ni pañuelos, ordenadas de menos a más adorables.
La llamada de lo salvaje (2020)
Comenzamos la lista con una adaptación de la novela de Jack London, interpretada por Harrison Ford y un perro digitalizado sorprendentemente expresivo. Es importante destacar que en esta historia entre el hombre y su compañero canino, se roza la tragedia pero Buck finalmente sobrevive y encuentra su lugar en la naturaleza. La dejo en último lugar porque aunque me pareció entretenida y combina bien la aventura clásica con una sensibilidad moderna, el excesivo uso de efectos digitales y el tono más nostálgico en mi opinión le resta puntos. La llamada de lo salvaje si es apropiada para quienes buscan un relato de supervivencia sin sufrimiento, con un toque de nostalgia de los grandes relatos de aventuras familiares.
Dog (2022)
Esta road movie, dirigida y protagonizada por Channing Tatum, sigue a un ex soldado que debe llevar a Lulu, la perra de un camarada caído, hasta el funeral de su dueño. La premisa suena a drama pesado, pero Dog sorprende por su tono cálido y su humor seco: una historia sobre la empatía, la culpa y la posibilidad de sanar sin caer en sentimentalismos fáciles. Es una película sencilla, honesta y, sobre todo, sorprendentemente humana, donde a la perra no le pasa nada grave y el vínculo entre ambos crece con naturalidad, a base de silencios, carretera y segundas oportunidades al estilo Green Book pero con orejitas peludas.
La vida secreta de las mascotas (2016)
Es muy difícil no incluir en esta lista películas animadas, porque aunque en ellas hay momentos de peligro, nadie muere, ni siquiera los villanos. El concepto de La vida secreta de las mascotas siempre me ha parecido fascinante: ¿qué hacen los animales cuando sus dueños no están? En esta historia Max y Duke son los perros protagonistas y juntos emprenden una aventura que combina la locura de Toy Story con el caos de Zootrópolis, pero con perros de todos los tamaños y colores. Ideal para familias y amantes de los perros parlanchines que solo quieren pasar un buen rato sin sufrir por su bienestar.
Hotel para perros (2009)
Esta es una de esas películas que, para mi, han pasado más desapercibidas de lo que merecían. En Hotel para perros, dos hermanos huérfanos convierten un edificio abandonado en refugio para perros callejeros, creando así una comedia que celebra la imaginación infantil. El encanto no solo está en sus momentos de risa, sino que aquí nadie sufre y todos encuentran un hogar, incluso los adultos. Tiene algo de Matilda y de Los Goonies, aunque menos potencial de clásico y más ladridos. ¡Muy tierna y divertida!
Bolt (2008)
Otra de mis animadas favoritas, una película que combina acción, ternura y cero tragedias.
Si aún no la has visto (tranquilo, aquí no juzgamos), te cuento: Bolt es un perro que cree ser un superhéroe por culpa del rodaje de una serie de televisión, hasta que la realidad le demuestra que no hacen falta poderes para ser valiente. Podría decirse que es la versión infantil de The Truman Show, no solo por la premisa, sino por esa sensación final de liberación y alegría por aceptar lo que uno es. Un clásico moderno de Disney apto para todas las edades, que nunca falla en levantarte el ánimo.
Arthur (2024)
No voy a mentir, no sabía nada de esta película y me mantuvo al borde del asiento hasta el final. Arthur está basada en una historia real y sigue a un corredor de aventuras extremas que encuentra a un perro callejero en medio de una carrera por la selva. Todo comienza como una simple coincidencia se convierte en una historia de lealtad y esperanza en estado puro. Me gusta porque es inspiradora, y un fiel recordatorio de que el vínculo entre humanos y animales puede surgir incluso en los entornos más inhóspitos. Si tengo que compararla, es una versión realista y menos melodramática de Max. Si necesitas una dosis de fe en la bondad, Arthur es perfecta para ti.
Socios y sabuesos (1989)
¿Qué mejor que un joven Tom Hanks junto a un mastín babeante resolviendo crímenes? Socios y sabuesos es una comedia policial que, contra todo pronóstico, no sacrifica al perro por el golpe emocional fácil. Imposible no amar esta película, es la versión más popular, desaliñada y adorable de Superagente K-9. Aquí Turner y Hooch forman una de las duplas más recordadas del cine de los 80, y con razón. Hay acción, humor y un toque de ternura que equilibra perfectamente el caos. Para ver una y otra vez, especialmente los domingos de lluvia.
De amor y monstruos (2020)
Esta película me sorprendió gratamente y se convirtió a mis ojos en una joya moderna del cine de aventuras. De amor y monstruos tiene el espíritu de Wall-E y la frescura de Bienvenidos a Zombieland. Es una aventura postapocalíptica con bichos gigantes y un perro más leal que muchos humanos. Me gusta porque mezcla acción, humor y una dosis justa de emoción, con un mensaje claro: la supervivencia también puede ser dulce si tienes compañía. Y cómo olvidarse del verdadero héroe: Boy, ese perro inteligente, valiente y muy cuqui.
101 Dálmatas: más vivos que nunca (1996)
Otro clásico de Disney, pero esta vez con Glenn Close devorando la pantalla como una Cruella de Vil tan exagerada como irresistible, y con 101 cachorros que, efectivamente, sobreviven todos. La magia de esta versión de 101 Dálmatas: más vivos que nunca está en que logra mantener el encanto del original animado, pero sin la crueldad emocional del cuento.
Es una comedia familiar llena de ritmo, colores y perros de verdad correteando por toda la mansión. Para mi es de las mejores películas reconfortantes, ideal para ver con niños o para revivir la infancia. Sigue siendo una de mis favoritas de esta lista, y una de esas cintas que puedes ver una y otra vez sin cansarte.
Beethoven: uno más de la familia (1992)
Si hablamos de películas clásicas atemporales con un perro como protagonista ,es imposible no pensar en Beethoven: uno más de la familia. En esta historia no hay lágrimas, solo risas y nostalgia. La película mezcla comedia física, con caos doméstico y un San Bernardo con más carisma que muchos protagonistas humanos. Beethoven no solo sobrevive: triunfa, desordena, babea y une a una familia entera. Infaltable en cualquier maratón perruna, y si al terminar te quedas con ganas de más, siempre puedes seguir con el spin-off navideño Beethoven: Aventura de navidad.



























































































