Bugonia, como no podía ser de otra forma tratándose de una película de Yorgos Lanthimos, es bizarra. Y también divertida. Esta vez, el cineasta se atreve con un remake. Pero no ha tenido que esforzarse mucho en enrarecer la historia, porque la original es una película de ciencia ficción surcoreana.
Diría que la apuesta de Yorgos Lanthimos es todavía más extrema que la asiática, titulada Salvar el Planeta Tierra. Y también me resulta más incómoda. La trama es literalmente una marcianada. Dos jóvenes conspiranoicos secuestran a la poderosa presidenta de una gran corporación, convencidos de que se trata en realidad de una extraterrestre.
Si eres fan de que Yorgos Lanthimos cuele humor en muchas de sus películas, como lo hace en Bugonia, te recomiendo que veas estas comedias de ciencia ficción.
Mickey 17 (2025)
Pues la primera comedia de ciencia ficción marciana de esta lista está dirigida precisamente por un surcoreano, Bong Joon-ho. El director de Parásitos rueda en Estados Unidos y pone a Robert Pattinson a interpretar a un trabajador clonado en cadena que se niega a que su próximo clon le sustituya.
Mickey 17 es ácida, con un discurso no muy complejo, que critica la precariedad laboral. Su principal pega es que es bastante enrevesada en su trama y subtramas. Tiene mérito que Robert Pattinson haga uno de los mejores papeles de su carrera, porque desde que terminó la saga Crepúsculo ha trabajado con los mejores directores de cine independiente.
Under the Skin (2013)
En Under the Skin se nota especialmente que Jonathan Glazer es un consumado director de vídeos musicales de artistas tan disruptivos como Massive Attack, Radiohead y Nick Cave. En esta película, Scarlett Johanson es una misteriosa mujer que deambula por las calles seduciendo a hombres a los que arrastra a un sombrío destino.
Al tener tan poco diálogo y ser algo críptica, permite al espectador sacar sus propias reflexiones en una historia que admite más de un visionado. Muchas películas de Jonathan Glazer hablan de una sociedad individualista, alienante y solitaria, como Birth y La zona de interés, pero Under the Skin es la más evidente al respecto.
La sustancia (2024)
Que La sustancia es una completa sátira queda claro en la hora final de la película, cuando la trama empieza a girar sobre sí misma buscando ser todavía más extrema. El body horror se convierte en delirio y parece que has acudido a una sesión doble. Porque el planteamiento de la historia, sobre una mujer madura que busca la fuente de la eterna juventud hasta las últimas consecuencias, tiene un tono completamente distinto en su primera mitad, uno muy medido, sobrio, inquietante, también grotesco como su segunda mitad, pero mucho más estándar, que se acerca al discurso de Bugonia. Otros títulos a los que recuerda son Titane, con la que comparte discurso feminista, La mosca de David Cronenberg y Plan diabólico, referente al que tanto se mira.
Soy un Cyborg (2006)
De nuevo cine surcoreano en esta lista. Han pasado casi 20 años y todavía sigo maravillado con Soy un Cyborg, que en su día viajó por los festivales de cine de todo el mundo. No es en sí una película de ciencia ficción, pero recurre a su lenguaje visual para apoyar la historia de una joven que ingresa en un centro psiquiátrico porque cree ser un ciborg (como Bugonia, pero al revés).
Sí que tiene mucho de comedia romántica y en definitiva resulta encantadora. No es tan profunda como otras películas de su director, Park Chan-wook, Old Boy o La doncella, pero ya digo que se te queda en la memoria por mucho tiempo.
La ciencia del sueño (2006)
Otro gran director de vídeos musicales es Michel Gondry y, junto a Wes Anderson, uno de los que ha construido una iconografía visual más reconocible en el cine del siglo XXI. La ciencia del sueño es un ejemplo perfecto de ello. La trama le da pie a construir todos los surrealismos oníricos de aire retro que desee. El carisma de Gael García Bernal ayuda mucho al tono naif, casi pueril, que busca esta historia de un joven que no es capaz de distinguir sus sueños de la realidad en un París bastante grisáceo. Es como Mickey 17, pero no hay clones. O quizá sí.
Mars Attacks! (1996)
En Mars Attacks!, Tim Burton parodia el cine de ciencia ficción, así que hace check en todas las casillas necesarias para estar en esta lista. Además, es una película que no desentona con la que era la época dorada del director. Usa su tono delirante, como lo hace la primera parte de La sustancia, en favor de su ironía y su discurso crítico. Es visualmente explosiva, llena de color y que desea resultar una vieja película de bajo presupuesto de las que se burla con mucho respeto, como hace Scream con el género del slasher.
No mires arriba (2021)
En No mires arriba hay un desfile de estrellas casi tan portentoso como el de Mars Attacks. Tiene más mérito en el caso de Tim Burton porque no estaba Netflix de por medio con la chequera. En ambas también hay una amenaza procedente del espacio exterior y ambas, especialmente No mires arriba, aprovechan ese pretexto para ensañarse con la clase política estadounidense (y del resto del mundo) con una rabia que solo se había visto en clásicos como Teléfono Rojo, volamos hacia Moscú de Stanley Kubrick, un claro referente de estos dos títulos. Aunque no es tan redonda como la de Kubrick o la de Burton. Es prácticamente una consecución de sketches del Saturday Night Live con invitados de lujo.



























































































