La inteligencia artificial ya no pertenece al futuro: está aquí, en nuestras casas, en nuestros teléfonos y hasta en las conversaciones que tenemos cada día. Pero mucho antes de que existiera ChatGPT, Alexa o los coches autónomos, el cine y las series ya llevaban décadas imaginando lo que ocurriría si las máquinas empezaran a pensar, sentir o incluso rebelarse.
Esta lista nace precisamente de ahí: de la fascinación (y el miedo) que provoca vernos reflejados en nuestras propias creaciones. En JustWatch hemos reunido las 10 mejores películas y series sobre inteligencia artificial porque, más allá de los robots y los algoritmos, todas ellas hablan de lo mismo: de qué nos hace humanos.
Terminator (1984)
Terminator es una de esas películas que definen un género. James Cameron imaginó un futuro apocalíptico donde las máquinas, lideradas por Skynet, deciden exterminar a la humanidad. Arnold Schwarzenegger quedó inmortalizado como el cyborg asesino que viaja en el tiempo, en una mezcla perfecta de acción, terror y ciencia ficción.
Lo fascinante de Terminator es que, detrás de los disparos y las persecuciones, late una idea que sigue vigente: ¿qué pasa cuando lo que creamos se vuelve contra nosotros? Esta tensión recuerda a Alien, el octavo pasajero, donde la tecnología y la biología también son armas que escapan al control humano.
Por cierto, si eres fan del director de Terminator, te recomendamos darte una vuelta por nuestra guía con las mejores películas de James Cameron.
Matrix (1999)
Matrix no es solo una película, es un fenómeno cultural. Las hermanas Wachowski mezclaron filosofía, artes marciales, estética cyberpunk y efectos especiales revolucionarios para contar la historia de Neo, un hombre que descubre que vive en una simulación creada por máquinas.
Más allá de las coreografías y el “bullet time”, lo que hace grande a Matrix es cómo conecta con preguntas existenciales: ¿qué es real? ¿Quién controla nuestra vida? En eso, tiene mucho en común con Origen, de Christopher Nolan, aunque esta última se centra en los sueños y no en la IA.
Y justo sobre este último director tenemos una guía llamada Dónde ver todas las películas de Christopher Nolan en streaming, por si quieres hacer un maratón con su filmografía.
Yo, Robot (2004)
Inspirada en los relatos de Isaac Asimov, Yo, Robot nos presenta un futuro donde los androides forman parte de la vida diaria. Will Smith interpreta a un detective que desconfía de ellos, en una historia que mezcla investigación policial con dilemas éticos.
Aunque la película se toma muchas licencias frente a los textos de Asimov, lo potente es cómo pone en escena las famosas Tres Leyes de la Robótica. ¿Qué ocurre cuando un robot debe elegir entre obedecer o salvar vidas? En ese sentido, se parece a Minority Report, que también juega con la idea de tecnología que predice y condiciona el futuro humano.
Se trata de uno de los mejores papeles de la filmografía de Will Smith.
WALL·E (2008)
De la crudeza pasamos a la ternura: WALL·E es la demostración de que Pixar también sabe hablar de la inteligencia artificial con profundidad. El pequeño robot que limpia la Tierra deshabitada se convirtió en uno de los personajes más entrañables del cine.
Lo que hace especial a WALL·E es su tono: sin apenas diálogos, logra emocionarnos y reflexionar sobre el consumismo, la soledad y la relación con la tecnología. La considero prima hermana de E.T. el extraterrestre: ambas historias muestran que incluso lo no humano puede despertar lo más humano en nosotros.
En Justwatch tenemos una lista con el orden adecuado para ver todas las películas de Pixar, incluida WALL·E.
Her (2013)
Con Her, Spike Jonze nos plantea una de las preguntas más provocadoras: ¿se puede amar a una inteligencia artificial? Joaquin Phoenix interpreta a un hombre solitario que se enamora de Samantha, un sistema operativo con la voz de Scarlett Johansson.
La película es delicada, poética y dolorosamente real en sus reflexiones sobre el amor, la soledad y las conexiones digitales. Si Matrix hablaba de las máquinas como opresoras, Her las muestra como confidentes emocionales. En ese sentido, se parece más a Lost in Translation, otra obra que explora la intimidad en tiempos modernos.
Mientras Ex Machina disecciona la inteligencia artificial desde el control y la manipulación, Her lo hace desde la vulnerabilidad: donde una busca dominar a la máquina, la otra se deja transformar por ella.
Sobre Johansson, que aparece en Her y en Lost in Translation, tenemos una guía con sus mejores películas hasta la fecha.
Black Mirror (2011)
Más que una serie, Black Mirror es un espejo oscuro (literal) de nuestra sociedad. Cada episodio funciona como una película independiente que explora un aspecto distinto de la tecnología: desde inteligencias artificiales que replican la conciencia humana hasta sistemas de puntuación social.
Su fuerza está en lo cercano: todo lo que muestra parece a punto de hacerse realidad. Algunos capítulos, como Be Right Back o White Christmas, son auténticas mini-películas sobre la IA y el duelo. Es comparable a The Twilight Zone, pero actualizado para una era digital y con un filo mucho más cortante.
Y si te apasiona la temática de esta serie, lee nuestra guía con 15 series similares a Black Mirror, no te vas a arrepentir.
Ex Machina (2014)
Ex Machina es cine de ciencia ficción en su estado más puro: minimalista, inquietante y profundamente filosófico. Alex Garland nos lleva a una casa aislada donde un joven programador debe evaluar si un androide, interpretado por Alicia Vikander, tiene conciencia real.
La tensión psicológica es brutal, porque nunca sabemos quién manipula a quién: ¿el creador, el evaluador o la propia máquina? Es un duelo que recuerda a Misery o La huérfana, películas donde el aislamiento y la desconfianza lo son todo, aunque aquí el monstruo posible sea de silicio y no de carne.
Westworld (2016)
Westworld tomó como punto de partida la película de Michael Crichton de los 70 y la convirtió en una serie monumental sobre la conciencia artificial. El parque temático poblado por androides es solo la excusa para hablar de identidad, libre albedrío y control.
La primera temporada es un prodigio de intriga y revelaciones, con interpretaciones memorables de Evan Rachel Wood y Anthony Hopkins. Su complejidad recuerda a Game of Thrones: ambas series son rompecabezas donde nada es lo que parece y el poder se juega en múltiples capas.
A diferencia de Matrix, que plantea una rebelión abierta entre humanos y máquinas, Westworld apuesta por la ambigüedad moral: aquí las inteligencias artificiales no solo quieren liberarse, sino también entender qué significa estar vivas.
Justo en relación a la serie de Martin, en Justwatch publicamos hace un tiempo una guía con 10 series similares a Juego de Tronos.
Tau (2018)
Tau es una de esas películas de ciencia ficción que, sin necesidad de grandes presupuestos, logra atrapar al espectador con una premisa claustrofóbica. La historia sigue a Julia, una mujer secuestrada en una casa futurista que está controlada por una inteligencia artificial llamada Tau. Su supervivencia depende de cómo logre comunicarse y manipular a esa voz omnipresente, que a ratos se comporta como un carcelero y a ratos como un aprendiz curioso del mundo humano.
Lo interesante de Tau es que plantea la relación con la IA desde la intimidad: no se trata de batallas épicas ni de rebeliones globales, sino de la convivencia forzada entre un humano y una máquina. En ese sentido, recuerda más a Ex Machina, donde el cara a cara con la inteligencia artificial es el verdadero campo de batalla, aunque aquí con un pulso más cercano al thriller psicológico que a la filosofía pura.
M3GAN (2022)
M3GAN es la última en llegar y lo hace con un tono que mezcla terror, humor negro y crítica social. La muñeca androide que se convierte en protectora de una niña lleva al extremo la pregunta: ¿qué pasa cuando confiamos en la tecnología para cuidar lo más íntimo?
Lo que me gusta es cómo consigue ser inquietante y divertida a la vez, en la línea de Chucky o Annabelle, pero con un barniz contemporáneo sobre la dependencia tecnológica. Es ideal para quienes buscan una película de IA que no solo haga pensar, sino también reírse de los sustos.