Ya es Navidad en nuestros supermercados y plataformas de streaming, y en nuestras ansias de vacaciones. Así que toca recuperar las tradicionales listas de películas navideñas y empezar a buscar aquella perlita estacional que aún desconoces o que no has visto.
Y una película que te sorprenderá es Código Traje Rojo (2024), también considerada la producción navideña más cara de la historia… Y un fracaso monumental en términos monetarios, técnicamente, aunque también sea el original de Amazon MGM que acumula más reproducciones en el primer fin de semana de toda la historia de la plataforma de Prime Video. 50 millones de visualizaciones en cuatro días.
Por qué es tan cara ‘Código Traje Rojo’
Desarrollemos esto. De entrada, sepamos que esta es una aventura palomitera sin complejos sobre cómo el Jefe de Seguridad del Polo Norte (Dwayne Johnson) y el cazarrecompensas más infame del mundo (Chris Evans) forman equipo para salvar a Traje Rojo o Santa Claus, tras su secuestro. La idea de Red One fue concebida por el productor Hiram Garcia, con un guion escrito por Chris Morgan. Con un rodaje bastante largo una mano ancha para el presupuesto, finalmente la producción costó en total unos 200 millones de dólares, sin contar gastos de PA (marketing y distribución).
Sin embargo, se sabe que hubo problemas en el set relacionados con Johnson, lo que terminó elevando aún más el coste del rodaje; de los 200 millones de dólares a los 250. Según un reportaje de The Wrap, Johnson llegaba, de media, entre siete y ocho horas tarde cada día, y hubo jornadas en las que directamente no se presentaba. Eso es porque el actor de Alerta roja (2021), también productor, tiene por base no trabajar más de cinco horas al día: que luego digan de la Gen Z…
Muy vista, pero sólo gratis en plataforma: el cuestionado éxito de ‘Código Traje Rojo’
¿Es un desastre económico para Amazon MGM, el estudio detrás de la película? A toda costa parecería que sí. Pero la aprobación de una secuela, Red One Two (para la Navidad que viene, suponemos), y la directiva de la empresa aseguran que no. Te explico. En los grandes estrenos de los estudios tradicionales, la regla general es que una película debe generar unas 2,5 veces su presupuesto para alcanzar el punto de equilibrio en taquilla, ya que los cines se quedan aproximadamente con la mitad de los ingresos. Amazon, en cambio, considera que ha ganado si recupera los costes de PA, que en este tipo de producciones pueden situarse en torno a los 100 millones de dólares.
Eso son unos 350 millones de dólares, de los que Código Traje Rojo sólo recaudó 34 estando en carteleras. Desde el estudio, no se preocuparon mucho: argumentan que el estreno en salas les sirvió de maravillosa campaña de publicidad para dirigir público a la plataforma (que luego vería el film, además de otro tipo de contenido), que también ayudó a vender merchandising y que, en definitiva, volverían a hacerlo. Los exhibidores están de acuerdo, alegando que las salas necesitan de películas tan rematadamente comerciales como atracción y signo de vitalidad, aunque pinchen en taquilla. Variety, al comentar el caso, lo pone en duda. ¿De veras, dicen, necesita el público los despilfarros económicos de Dwayne Johnson para acceder al contenido que ahora hay en línea? En 2021, cuando no había la oferta de deportes y realities actual, esta retorcida estrategia de marketing quizás hubiera tenido sentido. ¿Pero ahora…?
El gran derrochador de la Navidad es Robert Zemeckis
El gran responsable de los vaciados de bolsillos navideño es Robert Zemeckis, y la razón es sencilla: en las últimas dos décadas, Zemeckis se ha definido por la experimentación tecnológica. Cinco años antes de que James Cameron estrenara Avatar (2009), este cineasta ya estaba explorando la tecnología de captura de movimiento para su aventura navideña Polar Express (2004), aquella virguería en 3D generado por ordenador que hoy nos resulta algo viejuna pero que definitivamente tuvo encanto. Ojo, porque la cinta en su momento fue ya la película de animación más cara jamás realizada, con un presupuesto descomunal de 170 millones de dólares.
Primer film realizado íntegramente con captura digital, cuando aún no habíamos superado el espanto de El gato (2003), Polar Express fue un estreno largo decepcionante en taquilla y con el tiempo ha caído en el valle inquietante (aunque decíamos, con el carisma de las trasnochadas festividades de la época). Lo sorprendente fue que Zemeckis repitiera la jugada: cinco años después, produjo otra película navideña de animación con tecnología de captura de movimiento… Y esta vez gastó aún más dinero.
La adaptación en motion capture que Zemeckis hizo del Cuento de Navidad (2009) le costó a Disney la barrabasada de 200 millones de dólares, sin la red de seguridad que Prime Video tenía para Código Traje Rojo. Todo el siglo pasado hemos ido acumulando películas basadas en el clásico de Charles Dickens, desde Cuento de Navidad (1951) o la más recordada Un cuento de navidad (1984), hasta la serie en clave de terror del mismo nombre, Cuento de Navidad (2019). Pero ninguna se ha visto como esta interpretación expresionista en 3D de Zemeckis, con Jim Carrey al frente.
Otra película con Jim Carrey ocupa nuestro ranking de películas navideñas más caras de la historia. Resulta natural, ya que a principios de los dos mil se invirtió sin miramientos y por el momento él era una de las mayores estrellas de cine en todo el mundo. Hablo de El Grinch (2000), pero no la cucada de 2018 sino la versión de imagen real. La película de Ron Howard fue la primera adaptación cinematográfica en formato largo de un libro del Dr. Seuss y la primera adaptación en imagen real. Y, basándose en lo que costó dar vida a la visión de Seuss, 123 millones de dólares, es comprensible que no más estudios se atrevieran a intentarlo, por lo menos hasta que el desastre hubo alcanzado la mayoría de edad.
En fin, hay lecciones de austeridad que vale la pena seguir. Quizás en un tiempo Amazon MGM reconozca que el agua en la piscina de Código Traje Rojo no estaba tan clara, pero… Por el momento y a pocos días del estreno de Avatar: Fuego y ceniza (2025), parece algo tabú hablar de dinero en la mesa. En su lugar, comed turrones.




























































































