El Festival de Sitges sirve cada año para descubrir, en bandeja de plata, películas fantásticas de factoría indie a las que no podrías llegar que de ninguna otra manera. Más allá de los éxitos consagrados, que en 2025 aplaudieron al Scott Derrickson de Teléfono negro 2 y a Guillermo del Toro por Frankenstein, el festival es una madriguera gustosa a los nombres más desconocidos de cualquier género fantástico, las bien-llamadas películas de culto.
Los cinéfilos hardcore acudimos religiosamente, aun con el cansancio físico que eso supone; al final, Sitges es entrar en una muy bien provista tienda de chuches. Pero gracias a las puertas que nos abren las plataformas de streaming, estas perlas pronto estarán accesibles y que, por lo tanto, vale la pena recomendar al gran público. Porque no, no creo que conozcas la gran mayoría de las películas de terror indie que te recomiendo a continuación…
Buffet Infinity (2025)
Ha sido el bombazo absoluto de las sección Noves Visions, dedicada a nuevos directores. Podemos leerla como heredera espiritual de El último late night (2024), otro éxito indie donde presenciábamos la llegada del Anticristo a través de un programa en directo en televisión, pero Buffet Infinity sube las apuestas y nos propone contar cómo los extraterrestres gentrifican (y luego invaden y destruyen) un pacífico pueblo dormitorio de Estados Unidos a través exclusivamente de los anuncios que se pasan en televisión.
Y ya sabéis que la publicidad estadounidense puede ser tan imaginativa como trash como las mejores películas de serie Z. Divertidísima caída en espiral hasta el fondo del subconsciente de Ronald McDonald, fatal/ideal para los amantes del “come hasta reventar”.
Transcending Dimensions (2025)
Si pudiera volver virgen a una sola sesión de cine, sería la de Transcending Dimensions. Toshiaki Toyoda mezcla en su película la negritud existencial y metafísica absoluta de los confines del universo de 2001: una odisea del espacio (1968) con los estallidos de violencia del noir japonés de Kiyoshi Kurosawa, Cure (1997) al frente, y los violentos dioses del sintoísmo. Luego, lo riega todo de la absurdidad divertidísima del cine de ninjas, abrazando el espíritu del mejor Hitoshi Matsumoto (Big Man Japan).
No quiero que entiendas el aluvión de referencias que acabo de desplegar, como Toyoda no quiere que veas un sentido a su película. Sólo date cuenta de que Transcending Dimensions llega para zarandearte entre volantazos de guion, personajes icónicos y situaciones realmente memorables. Igual que Buffet Infinity, esta es una película que no olvidarás en mucho tiempo.
Bokshi (2025)
En Bokshi tenemos a un grupo de mujeres algo brujas, todas con sus mochilas bien cargadas de trauma, que desafían los espíritus de un bosque profundo mientras tantean los límites de lo que es empoderamiento femenino o directamente posesión infernal. Pero si llegas a la versión de El ritual (2017) del cineasta indio Bhargav Saikia esperando terror del duro, puede que te decepciones.
El gran atractivo de Bokshi justamente pasa por mezclar una pizca de terror folk, con dos cucharadas de melodrama queer adolescente y agitar el cóctel para llegar a una Carrie: un extraño presentimiento (1976) pero de culebrón televisivo. Hecha con presupuesto cero y sin miedo alguno a pisar una boñiga estridente, se convierte en el trenecillo de la bruja más extremo y divertido que puedas imaginar, sólo comparable en esta guía con las barbaridades de La hermanastra fea.
Decorado (2025)
Puede resultar ofensivo llamar “desconocida” a la nueva película de Alberto Vázquez, autor de la película de animación española más viral de la historia en TikTok, Unicorn Wars (2022)... Pero tengo la triste certeza de que en la calle nadie esperará la fantástica Decorado (2025), una nueva caída a los infiernos de un animalillo perdido por un mundo cruel.
Una fábula que se emparenta con los thrillers mind-fuck de los años noventa (El club de la lucha), Decorado quizás sea la mejor película de Vázquez porque da a su ratoncillo protagonista una pareja cariñosa, un proyecto vital y esperanzas de mejora, antes de ir arrebatándoselo todo a cuchilladas de paranoia y a golpes de realidad. Tan espectacular en lo visual como las anteriores, entre criaturas nocturnas que ni las de Noche de Urkijo, vale la pena verla en el cine. Aunque te advierto: saldrás de la sala con el estómago revuelto.
Exit 8 (2025)
Imagina ver una película como si jugaras a descubrir las ocho diferencias en un periódico. En Exit 8 (2025), Genki Kawamura se propone absorber toda tu atención durante una hora y media con una premisa cruel: un tipo cualquiera queda atrapado en un transbordo de metro y tiene que identificar las diferencias en un anodino tramo de baldosas para lograr avanzar y quizás encontrar una salida. Un videojuego al que tú participas, espectador, al lado del personaje protagonista (en cómo trata de construir una experiencia, se acerca a la genial Good Boy).
La película es, antes que terrorífica, del todo inquietante: al fin y al cabo, de jumpscares hay un puñadito pero todo el mundo conoce en sus carnes la angustia que levantan los fluorescentes y los pasillos subterráneos. Y antes que nada, resulta divertida a más no poder.
La hermanastra fea (2025)
La hermanastra fea (2025) de Emilie Blichfeldt ha ganado el premio a Mejor Película del festival pero hace largos días que llevamos reivindicándola. Primero, como la versión realmente desagradable de La sustancia (2024): porque, si bien la de Fargeat echaba chorros de sangre, la relectura de esta debutante noruega sobre el cuento de la Cenicienta acerca el horror corporal (ella lo llama beauty horror) a los abusos que diariamente infligimos sobre nuestro cuerpo para presumir.
Y es que Blichfeldt ha recopilado todas las operaciones estéticas reales del siglo XVIII (incluyen narices rotas, dedos amputados y una tenia que ni el mejor Ozempic) para escribir un cuento simpático sobre cómo una chica cualquiera puede acabar convirtiéndose en un monstruo espeluznante y horroroso en nombre del amor (en eso, se parece a la igualmente recomendable –aunque mucho más seria– La virgen de la tosquera). Muy divertida, muy escatológica.
Noche (2025)
Paul Urkijo demostró en Errementari: el herrero y el diablo (2018) que en los humedales más oscuros de la montaña pueden arraigar aún nuestras pesadillas. Igual que Robert Eggers en La bruja (2015), Urkijo plantea para su regreso a los aquelarres de la Euskadi antigua en Noche (2025) una pieza atmosférica, que más que asustar pretende despertar a los demonios del medievo fantástico que aún habitan dentro de nuestro inconsciente colectivo.
Estructurada como cuento de crecimiento con elementos de rape and revenge, Noche recuerda a Bokshi porque te asegura que no volverás a caminar tranquilamente a solas por el bosque, pero al mismo tiempo celebra que la sombra siga siendo cómplice para un feminismo atávico.
Shelby Oaks (2025)
No te esperes para la primera película del crítico Chris Stuckmann un nuevo Lago Mungo (2009), es decir, un found footage de puro mal rollo. Sólo los primeros quince minutos de Shelby Oaks (2025) son de metraje encontrado: el resto sigue a una mujer normal y corriente mientras se interna en el corazón de una Ohio ultrarreligiosa, que apesta a madera podrida, en busca de su hermana desaparecida. Y de veras, cuánto se agradece la falta de famoseo en una cinta de terror.
Yo la catalogaría de comfy horror: Stuckmann nunca pretende subvertir las fórmulas de cada subgénero que toca (viejas locas, manicomios de noche, posesiones demoníacas…), sino sacar lo mejor de cada uno de ellos. Así que Shelby Oaks, como Good Boy, acaba siendo una película con mucha alma; un caramelito para quien ame el fantástico y quiera más, y más sangriento. ¿Sabías que Neon la compró e invirtió sólo para que pudieran rodar todas las escenas gore que el presupuesto inicial de Kickstarter no podría pagar?
La virgen de la tosquera (2025)
La primera adaptación de Mariana Enríquez en veinte años (adapta El carrito y el cuento homónimo) es, además, una fantástica película. En clave del realismo claustrofóbico de Lucrecia Martel (La ciénaga), La virgen de la tosquera (2025) sigue las andadas de una Carrie del conurbano que ve cómo el chico del que anda enamorada se le escapa de las manos.
Así que recurre a la magia negra. Total, no faltan entrañas y maldiciones en el universo que la directora Laura Casabé exprime sobre la Argentina real y violenta de antes de la crisis de 2001. Así que, de manera parecida a los aquelarres de Noche, La virgen de la tosquera acaba siendo tanto una alegoría sobre el malestar real de un país, como una historia de brujas enfurecidas… Con razón. Para sentirte las manos sucias y la mente liberada.
Good Boy: Confía En Tu Instinto (2025)
Y vaya fenómeno, el de Good Boy: Confía En Tu Instinto (2025)... En 75 minutos, el director Ben Leonberg y su pareja (y productora de la película) Kari Fischer cuentan una fantástica historia de posesiones, genuinamente terrorífica, pero desde un punto de vista interesante de verdad. Como veréis en nuestra guía de películas narradas desde la perspectiva de un animal, Indy (el golden retriever de Fischer y Leonberg) resulta un actor más que solvente.
Además, Good Boy no cae en la claustrofobia o la inverosimilitud que el punto de vista de un perro anticipa, sino más bien al contrario: es el instinto de Indy el perro el que lo convierte en una aventajada final girl, que huye cuando toca y, eso sí, trata de salvar a su mejor amigo humano. Podría verse en un programa doble con Shelby Oaks, o con la mucho más reconocible V/H/S Halloween (2025), con las que comparte un amor incondicional por el género.




























































































