Se dice mucho que las series se han convertido en un sustituto de la vida sexual en las parejas que llevan ya unos cuantos años, sino décadas, formadas. Pero tampoco faltan series lo suficientemente libidinosas como para reactivar la llama si se miran en pareja, y con los niños bien acostaditos. Hacemos un repaso de las series más calentitas del momento y dónde verlas.
Sólo para adultos!
Los Bridgerton (2020)
¿Quién dijo que la era pre-victoriana era rígida y estirada? Shonda Rhimes, productora, Chris Van Dusen, creador, y Julia Quinn, autora de las novelas originales, se han empeñado en demostrar que Jane Austen se perdió muchas cosas. La primera temporada llegó con doce escenas de altísimo voltaje sexual. Quizás pensaron que se habían pasado, porque la segunda fue bastante más comedida, aunque con una comentada escena en la que Anthony (Jonathan Bailey) besa apasionadamente los labios más inferiores de Kate (Simone Ashley). La tercera entrega dejó ese cunnilingus en paños menores con una escena sexual en tiempo real.
Valeria (2020)
Con las oleadas de calor corporal desplegadas por Élite, la división española de Netflix no tardó en lanzar otra serie para seguir manteniendo el listón alto en cuestión de erotismo catódico. La serie de cuatro temporadas basada en otras tantas novelas de Elisabet Benavent ha sido considerada como la respuesta latina a Sexo en Nueva York, aunque está claro que va más lejos en el aspecto horizontal ya que la protagonista (Diana Gómez) es una escritora que se pasa al erotismo, materia para la que se ha documentado en abundancia. No falta sexo en la ducha, ni encima de electrodomésticos.
The White Lotus (2021)
Alexandra Daddario y Simona Tabasco fueron lo más explosivo de la primera y segunda temporada, pero la tercera no se queda atrás con escenas muy fuertecitas como la protagonizada por un triángulo incestuoso que ha pasado a la historia, puede que para disgusto del padre de Patrick Schwarzenegger. Y es que no hay mejor momento que unas vacaciones a todo lujo, en exóticas localizaciones, para materializar fantasías sexuales de todo tipo. Lo que pasa en los hoteles White Lotus, se queda en los hoteles White Lotus, sobre todo si tienes la mala suerte de ser el cadáver de la temporada.
La vida sexual de las universitarias (2021)
La serie creada por Mindy Kaling y Justin Noble para Max es un festival de hormonas y buen humor protagonizado por cuatro Spice Girls que quieren probarlo todo. Pauline Chalamet –sí, la hermana mayor de Timothée– es una de las que comparten habitación en una ficticia universidad de Vermont, y ya tiene un gif con sus mejores momentos sexuales paseándose por Internet. La nueva Girls ha llegado sin embargo a su fin con la salida de Renée Rap, que quiere dedicarse a sus carreras musical y cinematográfica. Una lástima, porque eran bien majas.
Obsesión (2023)
Aunque Sexo /Vida se canceló después de su segunda temporada, Netflix ha seguido apostando por las series subidas de tono como esta adaptación en cuatro episodios de la novela de Josephine Hart. Una premisa al estilo de Herida, de Louis Malle –un cirujano (Richard Armitage) obsesionado con la novia (Charlie Murphy) de su hijo– da para una buena serie de escenas de sexo explícitas (incluidos momentos de bondage) no aptas para menores de 18 años que le dieron muchísimo trabajito a la coordinador de la intimidad Adelaide Waldrop, que las diseñó como auténticas coreografías eróticas.
La pareja de al lado (2023)
Sam Heughan, fantasía de las damas en la atemporal Outlander, volvió a ser objeto de deseo en este thriller suburbano sobre intercambio de parejas. Aquí tiene una relación muy abierta con Jessica de Gouw, tan abierta que acogen con brazos y piernas ídem a la nueva pareja recién llegada (Eleanor Tomlisson y Alfred Enoch), que todavía cree en la monogamia. Aunque la serie, basada en una producción holandesa, promete más de lo que muestra, no deja de ser una sensual reflexión sobre los peligros de salirse del dique seco de la rutina amorosa.
Perfil falso (2023)
La serie colombiana de Netflix creada por el chileno Pablo Illanes inyecta litros y litros de sangre latina al mundo más bien gélido de las aplicaciones de citas, que es cómo se conocen el venezolano Rodolfo Salas y la mexicana Carolina Miranda. Un auténtico culebrón, de los de toda la vida, pero con tres o cuatro escenas sexualmente explícitas, filmadas a modo de soft porn, por cada episodio. En Perfil falso “nadie dice que no al deseo” reza la tagline de la serie, y es cierto, parece que no piensen en otra cosa. Estos latinos, cómo son.
Mary & George (2024)
Otra serie que muestra una Historia distinta a la que nos contaron en el colegio. Nicholas Galitzine es George Villiers, primer Duque de Buckingham y favorito en todos los sentidos del Rey Jaime I de Inglaterra, interpretado por Tony Curran. El primero se ha hecho un Master (of Sex), y ha llegado a rodar cuatro escenas subidas de tono en un solo día, con distintos partenaires. El coordinador de intimidad acabó agotado, pero al actor le pareció una experiencia empoderadora. Julianne Moore es Mary, su madre, la que convirtió a su propio hijo en el Rey de la Alcoba.
Supersex (2024)
Una serie sobre Rocco Siffredi, el actor porno más famoso del mundo, aquí interpretado por Alessandro Borghi. Las escenas de sexo explícito de esta producción italiana provocaron no poco escándalo, ya sólo con el anuncio de la serie en Netflix, que se retiró rápidamente en vistas de la polémica. Otra cosa es ya una vez dentro de la serie: ¿tiene sentido quejarse de escenas sexuales rodadas sin miramientos en el biopic de una personalidad que precisamente se abrió camino gracias a sus dotes amatorias? El acalorado debate está servido.
Paradise (2025)
El thriller político estrenado en Disney+ ha sorprendido, ya en su tercer episodio, con una escena de ducha que ha dejado secos a los fans de Sarah Shahi y Sterling K. Brown, los dos protagonistas de esta serie creada por Dan Fogelman. En un mundo supervigilado, una ducha compartida es el mejor lugar para susurrar una frase como “tengo un mensaje del presidente”. La intimidad que brinda el chorro de agua caliente da una cobertura perfecta a esta clase de intercambios, aunque, quién sabe, a lo mejor hay un micrófono en la ducha teléfono. Incluso una micro cámara.
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